Irène Némirovsky

Irène
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NombreIrène Némirovsky
Nacimiento11 de febrero de 1903
Ucrania Bandera de Ucrania Ucrania
Fallecimiento17 de agosto de 1942
Auschwitz Bandera de Polonia Polonia
OcupaciónEscritora

Irène Némirovsky. Fue una escritora ucraniana. Hasta el final de su vida publicó una decena de novelas y una biografía novelada sobre la vida de Antón Chéjov.

Síntesis biográfica

Nacida el 11 de febrero de 1903 en Kiev. Vivió durante parte de su vida en Francia y sus obras se escribieron en francés. Su vida estuvo marcada por un destino trágico. Hija de un banquero moscovita, huyó de Rusia junto con su familia apenas ocurrida la Revolución.

Tras varias peripecias en Finlandia y en Suecia, los Némirovsky se instalaron en París. En 1942 fue detenida en Saône-et-Loire adonde se había refugiado y deportada al campo de concentración de Auschwitz donde murió poco después. En español apenas hay traducidos cuatro o cinco de sus títulos.

Inicios

En 1929 Irène Némirovsky envió al editor Bernard Grasset el manuscrito de su primera novela David Golder. Estaba escrita en francés. El texto entusiasmó al editor, quien la publicó de inmediato.

Fue saludada por una crítica sorprendida por la juventud de la autora y el crítico Paul Reboux quien fuera uno de los primeros en llamar la atención sobre la joven Colette en su momento, auspició grandes éxitos a Némirovsky.

La crítica francesa, tan acartonada a su Academia, nunca se adaptó a la precocidad de sus autores y siempre los miraron como a bichos raros. Encima, no son escasos en autores jóvenes y brillantes: desde Rimbaud, pasando por Alain Fournier, a Colette y Françoise Sagan.

David Golder narra la historia de un banquero ruso-judío que vive en París. Está continuamente sometido a los caprichos de su esposa y de su hija, a quien adora, y por ellas pierde la cabeza y la fortuna. A comienzos de la novela, David Golder se desmaya y le es diagnosticada una angina de pecho. Debe descansar, pero le resulta imposible: tiene que seguir haciendo negocios. Viaja por barco a Rusia, se reencuentra con su paupérrimo pueblo natal y durante el viaje de regreso muere.

Escrita con un estilo preciso y detenido, la obra no es sino una versión adecuada a las primeras décadas del siglo de La muerte de Iván Illich de León Tolstoi. La enfermedad y la muerte están aliadas frente a la negligencia del protagonista: aunque se niegue a verlo, su fin está cerca. Tolstoi escribió su obra como una fábula sobre las vanidades de la vida.

Tanto allí como en la mayoría de los autores eslavos aparece una sola verdad: "siento dolor, gracias a eso sé que estoy vivo" y "mi dolor es lo único que tengo." Turguenev hablará del dolor espiritual: el amor no correspondido, o la búsqueda de una vida con sentido como en Rudin, el héroe ruso que marcha a luchar a las barricadas francesas en 1789.

En Pushkin este dolor es el del honor perdido, en Gógol y también a veces en Dostoyevski, la miseria. Tal vez en los emigrados este dolor de vivir fue reemplazado por la nostalgia, por eso tantos personajes de Nabokov (Pnin, por ejemplo) sienten que viven como si estuvieran muertos. Némirovsky también sigue la tradición rusa: el dolor existe para recordarnos que vivimos y que lo estamos haciendo mal. Las vanidades pertenecen al mundo de las apariencias; en el mundo real sufrimos y nos estamos muriendo.

Trayectoria

En su autobiografía Habla, memoria, Vladimir Nabokov relata que había entre los emigrados un gran número de buenos lectores, lo cual garantizaba el éxito de una publicación "a una escala relativamente grande; pero como ninguno de estos escritos podía circular por la Unión Soviética, toda esa actividad adquiría cierto aire de frágil irrealidad".

Las editoriales se llamaban Orión, Cosmos y Logos, entre otras: eran la metáfora de un universo. En la vida del emigrado eran características las tertulias en las que se leía el material literario, un poco como en los salones del siglo XVIII. Esto garantizaba la supervivencia intelectual de este grupo humano, así como conservar la lengua materna, el ruso, como lengua de escritura.

Sin embargo, a lo largo de los años muchos autores rusos se adaptaron a escribir en otras lenguas, y hubo quien desde el comienzo lo hizo en otro idioma. Nabokov es famoso por su polilingüismo. E Irène Némirovsky, por ejemplo, escribió desde los comienzos en francés. La aprendió en su infancia y la consideraba su segunda lengua.

Escribir en una lengua diferente de la natal parece una característica propia de los autores de Europa del Este, aun en la actualidad: Milán Kundera dejó el checo por el francés y Stephen Vizinczey el húngaro por el inglés. Tal como dice un polaco en un cuento de Katherine Ann Porter: "Yo tengo que aprender todos los malditos idiomas, pues nadie habla polaco excepto los polacos".

La literatura de los emigrados está marcada por el signo de la nostalgia. Si bien uno podría decir que en toda literatura del exilio aparece la nostalgia como elemento literario, en el caso de los rusos este elemento se refleja en el recuerdo del paisaje, los bosques, las estepas y la nieve, las posesiones perdidas, como la dacha y la servidumbre.

En sentido lato, hacen referencia al paraíso perdido: la vieja Rusia y la infancia. No obstante, en la literatura de Irène Némirovsky estos elementos están velados y el que anhela Rusia nunca es el narrador sino alguno de los protagonistas.

Publicaciones

Un año después, Irène Némirovsky publicó El baile, novela muy breve en que vuelve sobre el universo de los ricos: el millonario débil, la esposa insaciable, la hija sensible e insastifecha. Este texto acentuó su comparación con novelas de Colette como Sido o La gata. Fundamentalmente el paralelo se debe a la época y la lengua en que fueron escritos, ambas suelen tener protagonistas femeninas inconformes, introspectivas y muchas veces perversas, y en la búsqueda de imágenes inusuales sobre la naturaleza y los sentimientos.


Su universo literario eran los ricos, un poco como sucedía con Scott Fitzgerald, y volverá a ellos en Los perros y los lobos. Ada es judía y millonaria y se asombra de la esclavitud de los ghettos. Ella imagina que nunca acabará allí: "a mí, unas cosas parecidas nunca me pasarán". Sin embargo, está en su destino. Si entendemos el destino como aquello de lo que no se puede escapar y a lo que uno está unido por lazos sanguíneos y geográficos y que constituyen a lo largo de la historia una cadena de eslabones vinculantes.

Es el mismo destino del que Némirovsky no logrará escapar. Estaba redactando Suite française cuando es detenida y enviada al campo de concentración de Auschwitz donde morirá. Su marido fallecerá tres meses después.

El maestro Chéjov

Entre las obras póstumas de Irène Némirovsky se cuentan La vida de Chéjov (1946), Les biens de ce monde (1947) y Les feux de l'automne (1948).

La biografía de Chéjov es un texto espléndido. Trabajado desde la tercera persona, hace hincapié en sus orígenes (el abuelo era un siervo que compró su rescate y el de sus hijos), la infancia y la vida familiar del autor: la violencia de su padre, un tendero de Taganrog; sus seis hermanos, la austeridad, la carrera de medicina, la disipación de los hermanos.

Hasta la muerte de su padre, Antón Chéjov se constituyó en el sostén económico de su familia. De allí la escritura febril de cuentos que rápidamente podía vender en periódicos y revistas. Cuando le pedían que descansara, que no escribiera tanto, que retuviera el impulso en pos de la calidad, él sólo respondía: "Mamá y papá tienen que comer".

A su vez, el libro es un compendio de consejos para escribir. Escribe Némirovsky: "El cuento, para ser logrado, exige las cualidades que Chéjov poseía de nacimiento. El sentido del humor: una novela larga y trágica da una impresión de fatalidad grandiosa; un relato corto en el que la tristeza es demasiado pesada y tétrica abruma y repele.

El pudor: un novelista puede (y a veces debe) hablar de sí mismo; para un cuentista, eso es imposible: tiene el tiempo contado; el que escribe no puede entonces mostrarse en su complejidad, en su riqueza; lo más prudente para él es mantenerse al margen".

Némirovsky, además, escribe una breve lección de literatura rusa, comparando la producción de Chéjov con la de Tolstoi, amigos y contemporáneos. Sus diferencias de filosofía y la tragicidad con que encaraban sus textos estaba dada por la clase social y el lugar de que venían.

Tolstoi, el gran señor, idealizaba a los humildes; Chejov, el plebeyo, había sufrido demasiado la brutalidad de los humildes como para sentir por ellos algo más que compasión. Tolstoi despreciaba la elegancia, el lujo, la ciencia, el arte. Chéjov amaba todo eso de lo que él había carecido de pequeño.

Tolstoi odiaba a las mujeres y el amor carnal y la sensualidad, ya que eran las debilidades de su propia naturaleza apasionada. Chejov, delicado, enfermo, no comprendía la naturaleza de este pecado, que en él nunca se había manifestado de una manera arrolladora. Había entre ellos un abismo insalvable.

La biógrafa termina el texto con el recuerdo de Máximo Gorki sobre el funeral de Chéjov. Introducir este texto parece un simple detalle, sin embargo, está escrito en clave chejoviana.

Los frutos

Irène Némirovsky dejó una docena de libros escritos en su corta vida. Cada uno de ellos brilla como una obra maestra. Su amor por la literatura es evidente: miraba el mundo casi como un mero material literario. En 1937 nació su hija Elizabeth Gille, que sobrevivió al Holocausto.

La hija también fue escritora, y en sus libros se rastrean los elementos literarios que interesaban a la madre. Tal vez haya sido una pura coincidencia que una madre escritora haya generado una hija escritora, pero esto es difícil de creer. Algunos estudios dicen que en los genes vienen la inclinación a la creación literaria. Esto también es difícil de creer. Solamente el amor es hereditario.

Ediciones en español

  • (2006). El baile. Publicaciones y Ediciones Salamandra.
  • (2006). David Golder. RBA LIBROS.
  • (1988). Fogatas. El Aleph Editores.
  • (1987). Las moscas del otoño o La mujer de otrora. El Aleph Editores.
  • (1997). Los perros y los lobos. Noguer Ediciones.
  • (2007). Suite francesa. RBA LIBROS.
  • (1991). La vida de Chejov. Noguer Ediciones.
  • (2007). El ardor de la sangre. Salamandra Ediciones.
  • (2009). El maestro de almas. Ediciones Salamandra.
  • (2009). Un niño prodigio. Alfaguara.
  • (2010). El caso Kurílov. Salamandra.
  • (2010). Nieve en Otoño. Salamandra.


Muerte

Fallecida el 17 de agosto de 1942 en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, en Polonia

Fuentes

Enlaces Externos

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