Jaime Recasens Garrido

Jaime Recasens Garrido
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NombreJaime Recasens Garrido
Nacimiento1877
Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento10 de octubre de 1898

Jaime Recasens Garrido. Odontólogo cubano que participó en las guerras por la independencia en Cuba, alcanzó los grados de capitán.

Síntesis biográfica

Nació en Matanzas, en 1877. Se graduó de Doctor en Cirugía Dental el 4 de octubre de 1893.

Se incorporó a las filas del Ejército Libertador en 1896, bajo las órdenes del general Eduardo García. Fue nombrado teniente de sanidad debido a su título universitario y a la escasez de médicos. Luego pasó a las órdenes de Dantén, Clemente Gómez y por último con el coronel Pepe Roque, por lo que asistió a todos los combates efectuados por aquellas fuerzas, no como sanitario, sino en la línea de fuego. El 19 de julio fue ascendido a capitán por sus méritos de guerra.

Por orden del coronel Manuel Alfonso se hizo cargo del hospital "Los Cocos", donde demostró inteligencia y actividad. Prestó también sus servicios en el Hospital Manjuarí.

Enfermo de paludismo y la tuberculosis

Jaime enfermó de paludismo y luego padeció una grave afección del maxilar inferior; todo ello fue depauperando al valeroso soldado de la patria, que acosado por el hambre, sin medicinas para curar sus enfermedades, casi descalzo y plagado su cuerpo de úlceras, le fue concedido pase a Las Villas, por el general Alfonso, en mayo de 1897.

Una serie interminable de vicisitudes comenzaron entonces para Recasens y cerca de Trinidad se vio abandonado por sus compañeros de comisión, para quienes constituía un peligro constante, dado que su gravísimo estado no le permitía hacer marchas largas; su bronquitis, que agravada por las inclemencias de las lluvias empezaba a convertirse en tuberculosis, hizo más triste su situación, pues fue materialmente votado de dos prefecturas, donde constituía un motivo de contagio. Llegó por fin el 24 de diciembre de este mismo año al cuartel general de Máximo Gómez, quien al ver su deplorable estado le ordenó fuera a curarse a Sancti Spíritus.

La respuesta que dio Recasens y que le valió calurosas felicitaciones y la protección del Generalísimo.

"Prefiero morir entre cubanos a vivir entre enemigos..."

Continuación del viaje

Repuesto un tanto por los cuidados y atenciones de que fue objeto en la prefectura del Cuartel General emprendió viaje hacia Puerto Príncipe atravesando la Trocha de Júcaro a Morón y siempre en grave estado; pero valeroso llegó por los meses de junio a julio de 1898 a Camagüey.

Su extrema gravedad le imposibilitó emprender esta nueva y tenebrosa peregrinación, pero la esperanza de recobrar la salud por una parte y el deseo de no ser una impedimenta, animaron al valeroso capitán, y el 16 de julio de 1898 salieron de la costa de La Guanaja, haciendo paradas en Cayo Romano y Aguada Inglesa, Cayo Guanay, hasta llegar a las 3 de la madrugada del 17 a Cayo Confite, siendo práctico Alfonso Manresa.

Trasbordaron a un bote bastante malo, pero de mayores dimensiones que el utilizado hasta entonces, con objeto de dirigirse a Nassau, siendo compañeros de viaje los señores Pedro Brisuela, Paco Machado, Salvador Alemán, el teniente Jorge Lovio y el doctor Bennet. Hicieron parada en Andrés Island y emprendieron viaje el día 20 hacia Nassau, donde llegaron a las 12 de la noche.

Detenidos por violar la ley de cuarentenas, salieron hacia Cayo Hueso el 5 de agosto; el 14 se dirigieron a Tampa y el 23 a Jacksonville.

Opiniones del coronel Fernando Figueredo

Refiriéndose a Jaime Recasens, el coronel Fernando Figueredo, en una carta fechada el 7 de septiembre, expresó lo siguiente:

"Yo hice cuanto pude por que se quedara a mi lado, hasta que se abriera el puerto de La Habana para embarcarlo, lo que vio con repugnancia, por no querer entrar en el Morro, siendo un oficial cubano. Pretendía levantarse y volver al campo".

El doctor Jaime Recasens, padre del capitán, autorizado por Tomás Estrada Palma, fue a buscarle en el mes de septiembre a Jacksonville y por cable le fue ordenado su regreso a Cuba.

Muerte

El 10 de octubre de 1898, a los 18 días de estar entre sus familiares, murió sin haber visto tremolar la bandera cubana en el Morro, como era su constante anhelo.

Fuentes

  • Contribución a la historia de la estomatología cubana. Dentistas en las luchas revolucionarias. Cap 11. Colectivo de autores.