Jerónimo de Nosti y Valdés

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Jerónimo Valdés
Información sobre la plantilla
Obispo de la Iglesia católica
ObispoValde.jpg
Proclamación cardenalicia1705
PredecesorDiego Evelino de Compostela
Información personal
Nombre secularJerónimo de Nosti y de Valdés
Nacimientodesconocido
Bandera de España España
Fallecimiento29 de marzo de 1729.
La Habana, Bandera de Cuba Cuba

Jerónimo de Nosti y Valdés. Vigésimo sexto obispo de Cuba, de origen español. Se dedicó a la construcción de iglesias y de varias instituciones benéficas como lo que es hoy en la actualidad la Casa de Maternidad y Beneficencia de La Habana.

Síntesis biográfica

Su labor se extendió entre 1705 y 1729. Hombre de carácter recio y poco tolerante, dejó su nombre asociado a la institución de la Casa Cuna, inaugurada por iniciativa suya en 1711 y en la que los niños acogidos, si no llevaban escrito el apellido de su progenitor, se les bautizaba con el apellido Valdés. También durante su episcopado surgió la Universidad habanera en el Convento de San Juan de Letrán en 1728.

Labor eclesiástica

Digno sucesor de Diego Evelino de Compostela fue el maestro fray Jerónimo Valdés, español de la Orden de San Basilio, designado en 1705. Este Obispo impulsó la construcción o restauración de varias iglesias en toda la Isla entre las cuales hay que mencionar la reconstrucción de la iglesia de Guanajay.

Favoreció el ingreso en la Isla de otras Órdenes religiosas y la reorganización del Seminario San Basilio Magno, en 1722. Primero sólo para estudios eclesiásticos y después abre sus puertas a estudiantes seglares.

Del Obispo Jerónimo Valdés fue también la idea de fundar en La Habana un centro para estudios superiores que, más tarde, en 1728 fructificará con la fundación de la «Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana».

Jerónimo Valdés intervino prudentemente también a favor de los vegueros para mitigar las consecuencias de la represión desatada por el Gobernador Gregorio Guazo Calderón. Fue hombre muy pródigo con los pobres, tanto en vida cuanto en sus disposiciones testamentarias previas a su muerte el 29 de marzo de 1729.

Muerte

Cuando el prelado fallece el 29 de marzo de 1729 es inhumado en la parroquia del Espíritu Santo, cuyo templo él había hecho reedificar. Como era usual en la época, fue enterrado en el suelo, cerca del presbiterio, sin que se levantara un monumento funerario visible, de ahí que más de dos siglos después y habiendo sufrido el lugar ciertas transformaciones, nadie recordara la presencia de esa sepultura allí.

El sepulcro

En 1936, durante la celebración de un bautizo en la Iglesia del Espíritu Santo, una parte de la concurrencia se agolpó sobre aquel lugar y el piso cedió y para asombro de todos, apareció el esqueleto del prelado, ataviado con los paramentos episcopales. Se decidió entonces colocar un cristal sobre el sepulcro, con lo que era posible satisfacer la curiosidad de todos lo que concurrían a presenciar el macabro hallazgo.

Sepulcro de Jerónimo Valdés esculpido por Alfredo Lozano

A mediados de los años ´50 fue nombrado párroco del Espíritu Santo el presbítero Ángel Gaztelu, poeta muy vinculado con los escritores y artistas del Grupo Orígenes y conocedor de arte religioso.

A partir de 1958 él introdujo diversas reformas en el templo para eliminar adiciones anacrónicas y devolver al sitio la belleza de su arquitectura colonial. Pareció a Gaztelu indecorosa la exhibición de los restos de Valdés y pidió al escultor Alfredo Lozano Peiruga que creara un sepulcro adecuado para este.

Lozano diseñó un austero sepulcro de piedra de capellanía, con una escultura yacente en la tapa, del mismo material, que representa una imagen estilizada del Obispo, obra en la que se mezclan elementos de la tradición escultórica medieval y rasgos modernos, que lo constituyen en uno de los monumentos funerarios más notables, creados totalmente en Cuba en el Siglo XX.

La obra pudo ser concluida y solemnemente inaugurada en 1961. De este modo, el descubrimiento del sepulcro de un obispo contribuiría al surgimiento de una obra de arte del Siglo XX y a la vez a la génesis de un breve poema. La pieza de Lozano sigue allí, en la acogedora penumbra del Espíritu Santo, asombrando a los visitantes.

Fuentes