Joaquín Campana

Joaquín Campana
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Nacimiento24 de mayo de 1773[1]
ciudad de San Carlos,[1]
Banda Oriental
(actual Uruguay),
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento12 de septiembre de 1847 (74 años) 
ciudad de Buenos Aires,
Argentina Bandera de Argentina
NacionalidadUruguayo
EducaciónUniversitario
OcupaciónAbogado
TítuloLicenciado en Derecho
PadresAndrew Campbell (Andrés Campana) y Bárbara Espínola
FamiliaresCayetano Campana (hermano).

Joaquín Campana (San Carlos, 24 de mayo de 1773 - Montevideo, 12 de septiembre de 1847) fue un abogado y político rioplatense nacido en la Banda Oriental (actual Uruguay) y radicado en la provincia de Buenos Aires. En 1811 dirigió la Junta Grande de gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata.[1]

El verbo encendido de Joaquín Campana fue el que arrastró a los «orilleros» a salir de los arrabales para realizar el primer acto popular de que se tenga memoria en ambas márgenes del Río de la Plata (tanto en Buenos Aires como en Montevideo).

Síntesis biográfica

Sus padres fueron Andrew Campbell ―irlandés, que adoptó el nombre de Andrés Campana― y Bárbara Espínola, portuguesa afincada desde tiempo atrás en la ciudad. Sus progenitores fueron personas de posición social destacada y de fortuna.

Estudios

Nació en el pueblo de San Carlos, a 20 km al norte de la actual Punta del Este, en la costa del Río de la Plata. Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires, trasladándose luego a la ciudad de Córdoba (en el centro de Argentina, a 700 km de Buenos Aires) donde siguió Humanidades y Jurisprudencia, doctorándose en leyes en los tradicionales claustros de la casa fundada por el obispo Trejo. Para entonces, los Campbell habían castellanizado su apellido, pasando a ser conocidos como Campana.

En Tomas de razón se ha consignado que el 4 de junio de 1803, Joaquín Campana fue habilitado como agente fiscal de la Real Hacienda por tiempo indeterminado.

Trayectoria

En 1806 y 1807 sucedieron dos invasiones británicas contra Buenos Aires. Al organizarse las milicias urbanas, Campana se incorporó como oficial al Cuerpo de Patricios. Así lo certificó con su firma el coronel Cornelio Saavedra en un documento fechado el 18 de noviembre de 1806. El 14 de agosto de 1806, Joaquín Campana rubricó el Acta del Congreso General «para afirmar la reconquista, junto a la de los funcionarios más importantes de la Real Fortaleza».

Tres años después, en los prolegómenos del Pronunciamiento de Mayo de 1810 ―que llevó a que Argentina se independizara del Reino de España―, Campana (de 27 años) actuó en el grupo patriota que buscaba un cambio, en la estructura política y social del Virreinato, desempeñándose como secretario de Saavedra, que lo honraba con su amistad y confianza. Figuró en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, votando en contra del virrey Cisneros y en apoyo de la fórmula liderada por Cornelio Saavedra.

En los acontecimientos producidos en la capital los días 5 y 6 de abril de 1811 ―recordados con desdén como la «revolución de la gente de medio pelo»―[2] Joaquín Campana (27) tuvo una destacada actuación, siendo el verdadero inspirador de la sedición e intérprete de la voluntad popular. Fue el vocero de los revolucionarios y el autor de los diecisiete puntos que se exigieron al gobierno pusiese en marcha, para poner punto final al conflicto. Como consecuencia de los cambios producidos por el Cabildo y la Junta Grande, entró a formar parte de esta última reemplazando a Hipólito Vieytes en el importante cargo de secretario de Gobierno y Guerra.[3]

Para entonces los británicos, a quienes no convenía la guerra en América, tramitaban una mediación entre España y sus antiguas colonias. Tarea difícil y por demás complicada, que encontró obstáculos insalvables. Por supuesto que la designación de Campana como secretario de Gobierno y Guerra, no fue del agrado de Lord Strangford, encargado de llevar a buen término la negociación, pues se lo sabía demasiado independiente y poco inclinado a entrar en ningún tipo de componendas. Los funcionarios británicos ―desde la ausencia del revolucionario Mariano Moreno, a quien habían mandado asesinar en alta mar― se habían acostumbrado a tratar con traidores que se dejaban conducir fácilmente. Joaquín Campana no era de esos y los británicos lo sabían.

Durante su gobierno se aplacaron las políticas de izquierda del grupo de Mariano Moreno y se mantuvo una posición «moderada» y socialmente conservadora. Su influencia duró hasta septiembre, en que comenzó a gravitar la Logia Lautaro, que logró la disolución de la Junta Grande y la formación del Primer Triunvirato. Desde entonces, los porteños comenzaron a derribar y cambiar los Gobiernos sin consultar a las provincias; así comenzaba a formarse el Partido Unitario (un partido centralista que daba todo el poder a Buenos Aires, contrario al Partido Federal descentralizado de las provincias argentinas).

Estas provincias exigen manejarse por sí mismas y sin riesgo de aventurar sus caudales a la rapacidad de manos infieles. Para que el Gobierno inglés pudiese hacer los efectos de un mediador imparcial es preciso que reconociese la independencia recíproca de América y de la península, pues ni la península tiene el derecho al gobierno de América ni América al de la península.
Joaquín Campana, carta a Lord Strangford, 18 de mayo de 1811

Secuestrado y encarcelado

Fue esta la primera vez que de manera oficial se habló tan concretamente de independencia, lo cual indignó a Strangford, quien envió de inmediato a Sarratea a Buenos Aires, para que pusiese coto a las «locuras de la chusma de medio pelo» que dominaba al gobierno. Posteriormente Campana fue expulsado de la Junta Grande, por disposición del Comité Patriótico Morenista, que a pesar de que muchos de sus miembros sufrían detención o exilio, continuaba siendo un factor preponderante en todas las resoluciones que se adoptaban. Según una versión familiar, en la noche del 17 de septiembre de 1811 el doctor Campana (28) fue secuestrado de su domicilio y llevado detenido a San Antonio de Areco (a 50 km al noroeste de la ciudad de Buenos Aires), donde se lo instaló en la cárcel.

Al reunirse la Asamblea General Constituyente en 1813 para tratar la organización y gobierno que se daría al país, sancionó una ley que favoreció a todos los incursos en delitos políticos y militares con las únicas exclusiones de Cornelio Saavedra y Joaquín Campana. El presidente, tras muchas vicisitudes, consiguió volver a Buenos Aires y que se lo reivindicara moral y materialmente. Campana no tuvo esa dicha. Durante mucho tiempo permaneció recluido en Areco, instalándose después en Chascomús, teniéndosele prohibido entrar en la capital. En 1829, se embarcó en la goleta Rosa hacia la ciudad de Montevideo (, con el propósito de radicarse definitivamente en su ciudad natal para ejercer su profesión de abogado.

Campana fue confinado al pueblo de San Antonio de Areco, donde vivió algunos años. La Asamblea del Año XIII decretó una amnistía general, de la que sólo fueron excluidos Saavedra y Campana. Recuperó la libertad tras la caída del dictador unitario Carlos María de Alvear, en 1815. Poco antes había publicado un Manual del Agricultor, posiblemente escrito por su amigo Grigera. En 1829 se mudó al nuevo Estado Oriental del Uruguay, donde fue elegido senador por varios años, y luego miembro del Superior Tribunal de Justicia.

Senador en la Banda Oriental

Pero se habían producido muchos acontecimientos que cambiaron el escenario político rioplatense y dieron oportunidad al doctor Campana para poner de manifiesto sus brillantes aptitudes. La Banda Oriental se había independizado y el sufragio de sus conciudadanos lo llevó a formar parte en calidad de senador, de la primera legislatura con que contó la nueva república, siendo posteriormente reelegido varias veces, llegando a desempeñar la vicepresidencia del cuerpo por un largo período.

Cuando ejercía su mandato de legislador, la Asamblea General en mérito a su prestigio intelectual, lo designó miembro del Superior Tribunal de Justicia. En esa importante función cumplió una delicada tarea ante el gobierno argentino, relacionada con los pasos para embarcaciones en el estuario del Río de la Plata. Su gestión en ese espinoso asunto fue tan eficaz que conformó a los dos gobiernos y dio bases jurídicas para futuros acuerdos.

Durante la presidencia de Manuel Oribe se dedica a promover la cultura y la educación. Desempeñó sucesivamente los cargos de inspector general de Instrucción Pública. También ocupa la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Montevideo. En 1839 presidió la apertura de la Academia Teórico Práctica de Jurisprudencia en Montevideo, pero debido al cambio de gobierno de fines de 1838, a fines de 1839 se ve obligado a mudarse otra vez a Buenos Aires.

Muerte

Falleció el 12 de septiembre de 1847, en Buenos Aires, rodeado de la estima y la consideración de todos sus compatriotas.

Su hermano, el doctor Cayetano Campana ―que como él se formara en el Real Colegio de San Carlos y obtuviera su doctorado en leyes en la Universidad de Córdoba―, pudiera continuar siendo útil a la causa de la comunidad de los pueblos rioplatenses. No obstante, Cayetano también supo del exilio por su adhesión a la política nacionalista de Juan Manuel de Rosas (contra Sarmiento y Urquiza). Fue uno de los firmantes de la ley que otorgó a Rosas «facultades extraordinarias».

Fuentes

  • «Joaquín Campana», artículo publicado en el sitio web Wikipedia.
  • «Joaquín Campana», artículo publicado en el sitio web La Gazeta (Buenos Aires).
  • Serrano, Mario Arturo (1972): Cómo fue la revolución de los orilleros porteños. Buenos Aires, 1972.
  • Campana, Marcelo (1983): «Joaquín Campana, jefe de los orilleros», artículo publicado en la revista Todo es Historia, n.º 189, págs. 75-87. Buenos Aires, febrero de 1983.