Joaquín Ibarra y Marín

Joaquín Ibarra y Marín
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Afamado impresor
NombreJoaquín Ibarra y Marín
Nacimiento1725
Zaragoza
Fallecimiento1785
Madrid

Joaquín Ibarra y Marín (Zaragoza , 1725 - Madrid, 1785). Afamado impresor . Nacido en la calleja del Salvaje, hoy de los Estudios, aprendió el oficio junto a su hermano Manuel, quien se trasladó desde la capital de España a Cervera (Lérida) a dirigir la imprenta de la Universidad, llamado por el cancelario Dr. Miguel Goncer. Ibarra simultaneaba el aprendizaje de tipógrafo con los estudios en aquella Universidad, bautizada con el nombre de la «Atenas de occidente», llegando a dominar las lenguas griega y latina como la suya propia (en latín escribió sendos prólogos para algunas obras que salieron de sus manos). En 1753 se estableció en Madrid, en la calle de las Urosas (hoy Vélez de Guevara), trasladándose posteriormente a la de la Gorguera (hoy Núñez de Arce).

Breve Biografía

Joaquín Ibarra y Marín (Zaragoza , 1725 - Madrid, 1785). Afamado impresor . Nacido en la calleja del Salvaje, hoy de los Estudios, aprendió el oficio junto a su hermano Manuel, quien se trasladó desde la capital de España a Cervera (Lérida) a dirigir la imprenta de la Universidad, llamado por el cancelario Dr. Miguel Goncer. Ibarra simultaneaba el aprendizaje de tipógrafo con los estudios en aquella Universidad, bautizada con el nombre de la «Atenas de occidente», llegando a dominar las lenguas griega y latina como la suya propia (en latín escribió sendos prólogos para algunas obras que salieron de sus manos). En 1753 se estableció en Madrid, en la calle de las Urosas (hoy Vélez de Guevara), trasladándose posteriormente a la de la Gorguera (hoy Núñez de Arce).

Fue el mejor artífice del siglo XVIII, y así lo reconoció el mundo entero, prodigándole los más encendidos elogios. Incluso los grandes impresores de su tiempo cantaron sus excelencias, tales como el francés Francisco Ambrosio Didot en los prolegómenos a su edición del poema Dafnis y Cloe, y el italiano Juan Bautista Bodoni en su libro Comentarii al Anacreonte. El poeta Víctor Alfieri calificó la imprenta de Ibarra como «la più insigne stamperie d’Europa». El monarca Carlos III , gran apasionado por el arte impresorio, hasta el extremo de instalar en su palacio un pequeño taller, visitaba con frecuencia el de nuestro paisano, descubriéndose al entrar, como testimonio de admiración y cortesía.

A Joaquín Ibarra se deben inventos e innovaciones encaminados al perfeccionamiento de las impresiones; en cuanto a las tintas empleadas, eran de una calidad y brillantez excepcionales. El libro La conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta de Cayo Salustio Crispo, estampado en 1772, fue reputado como el más primoroso de cuantos hicieron su aparición en Europa en esta centuria. Su edición de El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha, que por encargo especial de la Real Academia Española dio a la luz en 1780, en cuatro tomos, resultó un dechado de hermosura, tanto por la perfección de los tipos, fabricados expresamente, como por la excelencia de las láminas grabadas en acero, encargadas a Manuel Salvador Carmona, Gerónimo Gil, Joaquín Ballester y Francisco Montaner. La realización de los dibujos corrió a cargo de Fernando Selma. Su aparición provocó gran admiración, a juzgar por los comentarios que suscitó entre cervantistas y bibliófilos de todo el mundo.

El taller de Ibarra llegó a ser el más importante del siglo, ya que cuando se trasladó a la calle de la Gorguera contaba con dieciséis prensas y más de cien operarios. Fue impresor de Su Majestad, del Supremo Consejo de Indias, del arzobispo primado, de la Real Academia Española, y del Excmo. Ayuntamiento. Su muerte causó profunda consternación: entidades, corporaciones, bibliófilos, libreros y todos cuantos de una u otra manera estaban vinculados al libro expresaron su condolencia. Aparecieron en los diarios elegías, sonetos y artículos laudatorios valorando su arte y su persona (Mercurio Histórico y Político, Gaceta de Madrid y Mercurio de España).

Corría el tiempo sin esfumarse el recuerdo de artista tan excelso, cuando el Ayuntamiento de Madrid celebró solemnes actos en su memoria, en 1923, culminándolos con la colocación de una lápida de azulejos blancos y azules de Talavera con la inscripción: «Aquí estuvo la Casa de Ibarra. Gloria de la Imprenta Española. 1725-1785». En 1943 fue sustituida por otra mucho menos artística. En 1927, Zaragoza rindióle su homenaje, en el que colaboraron el Museo Provincial y la Real Academia de Bellas Artes de San Luis . El recuerdo del zaragozano Joaquín Ibarra no se extinguirá jamás: vive en sus libros.

Fuentes

Artículo:Joaquín Ibarra y Marín Disponible en: Enciclopedia Aragonesa. Consultado el : 18 de agosto del 2012.