Jorge Eliécer Gaitán

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Jorge Eliécer Gaitán
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Fotografía de la época
NombreJorge Eliécer Gaitán Ayala
Nacimiento23 de enero de 1898
ciudad de Bogotá,
Colombia Bandera de Colombia
Fallecimiento9 de abril de 1948 (50 años).
ciudad de Bogotá,
Colombia Bandera de Colombia
Causa de la muerteasesinato
ResidenciaBogotá
Nacionalidadcolombiana
Conocido porCapitán y mártir de multitudes
Partido políticoPartido Liberal de Colombia
HijosGloria Gaitán
PadresEliécer Gaitán
Manuela Ayala

Jorge Eliécer Gaitán (Bogotá, 23 de enero de 1898 - Bogotá, 9 de abril de 1948) fue un político y revolucionario colombiano, conocido como Capitán y Mártir de Multitudes.

Síntesis biográfica

El primogénito de Eliécer Gaitán y Manuela Ayala nació el 23 de enero de 1898. La familia vivía en el humilde barrio Las Cruces, de Bogotá.

Sobre su nacimiento existe controversia. Hay quienes dicen que ocurrió a las 13h del 23 de enero de 1903 en Cucunubá (a 90 kms. de Bogotá) y bautizado en Bogotá. El campesino Neptalí Medina lo describe de manera sencilla: «Era bajito y morenito como los indios de Cucunubá».

El abogado venezolano William Briceño, en su libro Gaitán después del medio siglo, transcribe su partida de nacimiento, en la cual el párroco de la Catedral de Bogotá da fe de haber bautizado el 12 de marzo de 1898 «al niño Jorge Eliécer, nacido el 23 de enero último».

El triunfo de Gaitán se lo debe a su madre, quien se desempeñaba como profesora. Del padre se sabe que vendía libros y pertenecía al Partido Liberal. Fundó los periódicos El Pregonero y El Demócrata.

Mi papá dudó mucho entre si ser abogado y escultor cuando se fue a Europa. Se graduó como abogado y obtuvo el premio más alto que cualquier estudiante extranjero hubiera podido alcanzar en Italia. Se graduó con honores»
Gloria, hija única de Gaitán.

Su infancia transcurrió en una profunda pobreza. A los 15 años, luego de unos estudios sobre contabilidad, realizados por sugerencia de su padre, entró al Colegio Simón Araújo. Allí inició sus primeras tesis influenciado por la filosofía francesa de principios del siglo. Se interesó además por la pintura y leyó los clásicos de la literatura.

Comienzo de su historia

La Navidad de 1928 tuvo un sabor amargo para Colombia. Hubo luto tras la matanza de la bananera. Muchos niños fueron masacrados y nadie en el país se atrevía a hablar. «Jorge Gaitán sí lo hizo ―recuerda en Bogotá el profesor universitario Eduardo Umaña―. La voz de Gaitán se levantó y el Gaitán bajito fue creciendo y pisando los terrenos de la oligarquía».

Sus primeros años como abogado resultaron difíciles, pero su capacidad profesional le permitió demostrar su brillantez jurídica. El periodista Elmer Niño escribió: «La primera batalla penal la libró contra las compañías transnacionales, conocidas como United Fruit Company. Soldados colombianos cumplieron la orden de desalojar a los empleados y obreros que ocuparon las tierras. Como fiscal del Ministerio Público asumió la defensa de las víctimas. Se le bloqueó la investigación, le quitaron presupuesto para continuar su labor. Sacó dinero de su bolsillo para costear viajes. Los pobres lo veían como el abogado de los humildes. Vino el juicio. Dio nombres y apellidos. El Ejército resultó culpable de la masacre».

El abogado se había internado en las zonas bananeras del Magdalena. Mostró los cadáveres de los niños de la matanza. Llegó a decir: «El Ejército colombiano tiene la rodilla hincada ante el oro yanqui y la altivez para dispararle a los hijos de Colombia».

Umaña reflexiona y expresa convencido: «Cuando Gaitán hace su defensa de los obreros de las bananeras se tomó el país y vino su sentencia (...) Todo hombre inteligente que se presente al país para el cambio sociopolítico, la lucha contra el policlasismo y contra la plurietnia está condenado a muerte».

La lucha política

Briceño ratifica que en el curso de su vida resulta notoria la influencia de su progenitora. «De ella heredó el carácter, la disciplina, el amor por el estudio, por ella se hizo abogado».

De verbo encendido, recurrió a caminatas y trotes por los cerros para fortalecer el tórax para la oratoria. En 1920 entró a la Universidad Nacional. Con la tesis Las ideas socialistas en Colombia logró su título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 26 de octubre de 1924.

El ascenso político de Gaitán le permitió lanzar su candidatura a la Asamblea de Cundinamarca para 1924-1925 y fue elegido diputado. En 1926 ingresó a la Real Universidad de Roma y obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia, de la Escuela de Especialización Jurídico Criminal. Por su tesis ganó el Premio Enrico Ferri. Con el reconocimiento venía un dinero en efectivo (liras). Lo rechazó y solicitó que se creara el premio República de Colombia.

El tribuno del pueblo

A partir de 1929, señala William Briceño, responsabiliza al Gobierno por la miseria del país. Comienzan a llamarlo El tribuno del pueblo.

Fundó la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR). Para el historiador y ex presidente venezolano Ramón J. Velásquez, «Gaitán con el unirismo quiso romper el binomio secular de liberales y conservadores. Trató de agitar dentro de un estilo clasista a campesinos y obreros».

Encabezó luego la lista electoral del Partido Liberal por Cundinamarca. El 8 de junio de 1936 ganó la Alcaldía de Bogotá. Creó el desayuno escolar para niños pobres y construyó los primeros barrios obreros de la ciudad. Sólo siete meses estuvo en el cargo, del cual salió por presiones políticas.

Manuela y Gloria

A los 39 años, el 23 de febrero de 1937, recibió un golpe duro: El fallecimiento de Manuela, su madre.

Llevaba más de un año casado con Amparo Jaramillo cuando la vida misma lo premió con la llegada al mundo de su única hija, Gloria, ocurrida el 27 de septiembre del 1937.

Con Amparo surgieron pequeñas desavenencias. Ella ansiaba un varón y, antes que naciera la niña, compró ropa, muebles y pintura para las paredes de color azul. Y en un viaje que la señora hizo a Medellín, mandó a pintar todo de rosado.
cuenta Briceño

Gloria ha afirmado:

El compró un coche de bebé y, antes de que yo naciera, lo paseaba por el corredor. Después que yo nazco, se da a la tarea de hacer de mí la mujer más importante del país. Se levantaba todos los días a las 6:30 a.m. lloviera, tronara o lo que fuera. Mientras se afeitaba, yo me bañaba. Me peinaba y me vestía.
Después salíamos al Parque Nacional y me enseñaba a respirar. Al terminar, había que tomar un vaso de leche. Tomaba Fitina, comía hígado. Tenía una máquina para hacer ejercicios de vibración en el cerebro.

Junto con Gloria visitaba los domingos la tumba de doña Manuela. «Siempre le llevaba azucenas».

De pesadilla a realidad

Llegó a ser ministro de Educación del gobierno de Eduardo Santos. Estableció el programa del zapato escolar y organizó el salón anual de artistas colombianos. Visitó Venezuela, el 18 de octubre de 1946. En su arenga expresó: «Yo, capitán de multitudes de Colombia, vengo a decir desde esta tribuna a toda Venezuela que de ahora en adelante sólo habrá una voz que mande sobre esta tierra sagrada: ¡la voz del pueblo, por el pueblo y para el pueblo!».

John C. Wiley, embajador de Estados Unidos en Bogotá, conoció a Gaitán. En un informe fechado el 16 de mayo de 1946 dice sobre él: «Vemos sus triunfos políticos con considerable aprehensión. Quienes lo conocen aseguran que él no quiere a Estados Unidos».

El discurso del 7 de febrero de 1948 quedó inmortalizado bajo el nombre Oración por la paz. Expresó: «Señor presidente Ospina Pérez (...) os pedimos que ejerzáis vuestro mandato, el mismo que os ha dado el pueblo para devolver al país la tranquilidad (....) Queremos la defensa de la vida humana. No creáis que nuestra serenidad es cobardía. Somos capaces de sacrificar nuestras vidas para salvar la paz y la libertad de Colombia».

Dos meses después lo mataron. En Colombia, por esos días, celebraban la IX Conferencia Panamericana.

Asesinato

El cuerpo sin vida de Gaitán.

El 9 de abril de 1948, ha contado Gloria, salió de su oficina, poco antes de la 13:00 del mediodía, «después de una llamada que le hiciera mi madre, quien había soñado en la madrugada de ese día que a papá lo asesinaban, impresionada seguramente por los gritos de una niña de nombre María Clara Samper, quien me había lanzado a la cara un "¡ojalá asesinen a su papá!". Mamá le contó el sueño y le dijo: "Deja la Constitución y tómate el poder, a las buenas no te van a dejar llegar". A la salida del bufete, Juan Roa Sierra, conservador, le disparó».

Tres tiros ―uno en la cabeza y dos en la espalda― segaron su vida. Su reloj y la calma bogotana se detuvieron a la 1:05 de la tarde de aquel día. El cuerpo del jurista yacía a pocos metros del edificio Agustín Nieto, donde tenía su bufete. Los locutores radiales dieron la noticia:

El gobierno ha asesinado a Gaitán (...) el pueblo se levanta grandioso e incontenible para vengar a su jefe. Pueblo a la carga. ¡A las armas!

El homicida fue linchado y su cuerpo arrastrado por varias calles. La violencia exacerbada sumió a Bogotá en el fuego, saqueos, venganza y locura. El tranvía y la sede del periódico El Siglo fueron quemados. El Bogotazo cobró miles de vidas. Todo era confusión. La viuda logró, con la complicidad de un médico, sacar el cadáver de la clínica, burlando el cerco militar. Amparo se encerró en su casa con el cuerpo embalsamado. No hubo entierro en el cementerio. La última morada fue su hogar.

Gloria Gaitán, basada en investigaciones, ha afirmado que en el crimen hubo la intervención de la CIA estadounidense (creada seis meses antes, el 18 de septiembre de 1947).[1]

El Bogotazo marcó a Colombia. La gente respondió con violencia a su muerte porque, a juicio de Jorge Orduz, estaba identificada con Gaitán. «El habló en lenguaje de pueblo y esa fue su caja de resonancia».

Citas

Nosotros no decimos que el hombre debe ser un esclavo de la economía, decimos que la economía debe estar al servicio del hombre. Porque aquí [en Venezuela] y en el Perú y en todas nuestras naciones sucede lo que yo afirmo que pasa en Colombia: El pueblo es superior a sus dirigentes.
Gaitán, Caracas (Venezuela), 18 de octubre de 1946
Los colombianos no debemos ser manejados con irrespeto, nuestra dignidad está por encima de los partidos, donde no hay dignidad de hombres todo lo demás está perdido.
Ninguna mano del pueblo se levantará contra mí y la oligarquía no me mata porque sabe que el país se vuelca y las aguas demorarán 50 años en volver a su nivel normal.
El hombre vale por su tenacidad. Por su rotundidad que ponga en el amor de sus ideas (...) Yo diría que vale más una bandera solitaria sobre una cumbre limpia que 100 banderas extendidas sobre el lodo.
Yo no creo en el destino mesiánico o providencial de los hombres.

Opiniones sobre Gaitán

Gaitán fue el político de su generación que viajaba por el país distribuyendo jabón y pasta de dientes. Suministraba uniformes a los taxistas. Quiso eliminar el uso de las alpargatas y de la ruana, pues a ésta la consideraba una prenda mugrosa que ocultaba una suciedad aún mayor.
Hebert Braun, politólogo.

Fuentes