José Beola y Valenzuela

José Beola y Valenzuela
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Locomotora de Vapor del ferrocarril Holguín-Gibara propiedad de Beola.jpeg
Una de las locomotoras pertenecientes al gibareño Beola
NombreJosé Homobono Beola Valenzuela
Nacimiento13 de noviembre de 1850
Gibara, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento3 de diciembre de 1934
La Habana, Bandera de Cuba
NacionalidadCubana
Otros nombres"El mono del rabo de oro"
OcupaciónPropietario de e ingenios. Latifundista. Miembro prominente del Casino Español de la Villa de Gibara.
CónyugeDoña Cecilia Tauler y Benítez
HijosTuvo nueve hijos
PadresDon José Ignacio de Beola y Ustoa y Doña Cecilia Valenzuela de Banegas y Díaz

José Beola y Valenzuela. Don José Homobono Beola y Valenzuela fue un personaje al que hay de tener en cuenta cada vez que se narre la historia de Gibara la también llamada Villa Blanca, durante el último cuarto del siglo XIX y los primeros lustros del siglo XX. Hombre no agraciado físicamente (de ahí su mote de El mono del rabo de oro) pero poseedor de una enorme fortuna. Fue extremadamente pragmático y afortunado en los negocios, sin embargo no tuvo igual suerte en la vida familiar: Seis de sus nueve hijos fallecieron antes que él y los varones no dejaron descendencia que le permitiera la continuidad del apellido. Amante de la buena vida y el buen gusto su casa es hoy el importante Museo de Arte (Gibara).

Síntesis biográfica

Nacido en Gibara, según su propia confesión el 13 de noviembre de 1850; fue bautizado en la Iglesia católica de San Fulgencio (Gibara) de esta villa. Era hijo natural de Don José Ignacio de Beola y Ustoa, nacido en Coro, Venezuela, de padres españoles establecidos en aquel lugar, y de la gibareña Doña Cecilia Valenzuela de Banegas y Díaz. (Esta mujer nunca supo quiénes fueron sus padres; recién nacida dejaron la niña en el portón de entrada de la casa de la familia Valenzuela en Gibara. Estas personas la acogieron, criaron y dieron apellido pero consignando siempre que había sido una niña expósita).

Pocos meses después del nacimiento de José sus padres contrajeron formal matrimonio eclesiástico y legitimaron al hijo que ya tenían. El padre de Beola se dedicó durante mucho tiempo al comercio, y al morir de cistitis catarral crónica cuando había cumplido 60 años de su edad, el 16 de febrero de 1876, sólo dejó como bienes una casa gravada en hipoteca que fue valorada en seis mil pesos.

El 19 de febrero de 1883 José Beola y Valenzuela contrajo matrimonio eclesiástico en la Iglesia católica de San Fulgencio (Gibara) con Doña Cecilia Tauler y Benítez, vecina de Gibara. Él aportó bienes al matrimonio por valor de quince mil pesos; mientras que su cónyuge no hizo aporte alguno. Para esta época Beola era condueño de la casa comercial denominada Beola y Compañía. De acuerdo con sus hermanos José se encargó de redimir la hipoteca y conservar la casa familiar. Hombre muy bien relacionado; trataba con casas comerciales de Alemania y de los Estados Unidos, además de realizar negocios con firmas españolas y miembro prominente del Casino Español de la Villa. Fue en el local social de su negocio donde tuvo lugar la reunión preparatoria para el inicio de las gestiones de construcción del Ferrocarril Holguín-Gibara, proyecto del que fue uno de los que lo soñaron y después viabilizó con su enorme sentido práctico para ejecutar empresas. Asimismo, Beola llegó a monopolizar este ferrocarril, hasta tener en sus propiedades el 80,9% de las acciones. Y como si no fuera suficiente, copó totalmente la Junta Directiva del negocio hasta que esta quedó en manos de sus familiares.

Gibareño de pura cepa, en los distintos testamentos que dictó dejó aclarado que todos y cada uno de sus hijos nacieron en la Villa y fueron bautizados en la Iglesia Parroquial de San Fulgencio de Gibara. A todos los envió a escuelas de Alemania y de los Estados Unidos. Preocupado siempre por el brillo social de la Villa, es posible seguir su trayectoria a través de las actividades del Casino Español y sus esfuerzos para lograr que Gibara contara con un teatro digno de una pequeña ciudad. Por otra parte en la hermosísima casa particular de Beola se hicieron las reuniones que hicieron época en la sociedad gibareña de aquel tiempo (sociedad de corte hispano, con rasgos de cosmopolitismo gracias a su entonces favorecido puerto). Se dice que recibía invitados por varios días, a los que hospedaba en su amplia y lujosa residencia ,actual Museo de Arte (Gibara), todo el tiempo por el que se prolongaran sus fiestas, en las que no faltaban los bailes de disfraces y los brindis con champaña dorada.

Actitud política

Beola llegó a ser nombrado cónsul de los Estados Unidos en Gibara. Por tal motivo cuando en 1898 Estados Unidos interviene en la Guerra de Independencia de Cuba y declara la guerra a España, Beola se vio en una situación embarazosa, pues era él también, uno de los jefes del cuerpo de voluntarios de la villa. Su primera reacción fue ponerse al lado de España, y cuando pasa una tropa de voluntarios marchando frente al edificio del consulado, arrió la bandera norteamericana y la lanzó al suelo para que los voluntarios la pisotearan. Unos pocos años después, cuando ya Gibara había sido ocupada por las tropas norteamericanas totalmente y estando el buque de guerra Nashville anclado en la bahía, Beola volvió a izar la misma bandera norteamericana en el consulado. El comandante Maynard, capitán del buque, enterado de lo ocurrido antes con aquella bandera le ordenó que la retirara inmediatamente, Beola lo hizo de inmediato, pero tan pronto el Nashville abandonó las aguas de la bahía Beola la izó una vez más y siguió desempeñándose como cónsul de los Estados Unidos.

Capitalista emprendedor

Asimismo Beola supo aprovechar al máximo las oportunidades que brindaba la guerra por la independencia de Cuba en un lugar como Gibara, y más para lo que en verdad era él, un capitalista emprendedor: Gracias a una serie de préstamos hipotecarios que concedió sobre propiedades inmuebles logró convertirse en el dueño de las mejores fincas del territorio, tanto que tras complicados manejos obtuvo el ingenio "La Victoria" de los herederos de Atanasio Calderón, el "Santa María" y "El Vapor" de la Sucesión de los Chapman.

Tan pronto se restableció la paz Beola también aprovechó al máximo las posibilidades que la nueva calma le brindaba. Otra vez estuvo en la lista de vecinos importantes, tanto que fue un telegrama suyo desde los Estados Unidos el que confirmó al alcalde de Gibara la llegada al país por ese puerto del primer presidente de la República recién electo, don Tomás Estrada Palma (este suceso ocurrió en abril de 1902). Y como mismo Estrada Palma, otros presidentes y muchas personalidades influyentes fueron sus huéspedes en la villa durante la república.

Los protocolos de la notaría pública de Gibara durante el primer lustro del siglo XX están llenos de compras hechas por él de los derechos de pensión de los veteranos de la independencia. Este turbio negocio le permitió sin duda alguna aumentar considerablemente su capital. Amigo de los dueños del Ingenio Santa Lucía, Beola fue durante muchos años su representante en Gibara. También estrechamente relacionado con la familia Dumois, adquirió junto a ellos propiedades territoriales en Banes e hizo inversiones en el central Tacajó. Sus relaciones con la empresa norteamericana United Fruit Company también le resultaron provechosas para el aumento de su fortuna personal.

Por otra parte adquirió muchas acciones en la hacienda comunera de San Felipe de Uñas (Gibara), de ahí su interés en el deslinde de la misma, pero esta operación que no llegó a ejecutarse entonces por la férrea y valiente oposición de los campesinos que vivían en el lugar.

Últimos años de su vida

En la década de los años treinta del siglo XX Beola vivió prácticamente casi todo el tiempo en su casona de la calle San Lázaro, entre Genios y Cárcel en La Habana.

Muerte

Falleció en su casa de La Habana; lugar donde lo sorprendió la muerte el 3 de diciembre de 1934. Sus restos descansan hoy lejos de la villa en la que hizo su fortuna; lejos del terruño que a pesar de todo, siempre amó.

Fuentes

  • [1] Aldea Cotidiana a cargo de César Hidalgo.Artículo del colaborador e Historiador Enrique Doimeadíos, con Investigaciones en:
  • Archivo del Museo Municipal de Gibara
  • Protocolos de la Notaría Pública de la Villa
  • Libros de Actas del Casino Español
  • Archivo Provincial de Holguín
  • Libro de Registro de Ferrocarriles
  • Archivo de la iglesia de San Fulgencio de Gibara
  • Libros de Bautismos
  • Libros de Matrimonios
  • Lemus Nicolau, Antonio: "Crónicas Gibareñas: El Teatro Colonial"
  • Leyva Aguilera, Herminio; "Gibara y su Jurisdicción"