José Gutiérrez de la Concha

José Gutiérrez de la Concha
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Gobernador de Cuba
Datos Personales
NombreJosé Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, marqués de La Habana
Nacimiento4 de junio de 1809
ciudad de Córdoba,
antigua provincia de Tucumán,
Virreinato del Río de la Plata
(actual Argentina),
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento5 de noviembre de 1895 (86 años) 
ciudad de Madrid,
Reino de España Bandera de España
Notas
Gobernador de Cuba en tres períodos: 13 de noviembre de 1850 al 22 de abril de 1852; 21 de septiembre de 1854 al 24 de noviembre de 1859; 6 de abril de 1874 al 8 de marzo de 1875

José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, marqués de La Habana. Militar, político y gobernador colonial español. Gobernador de la capitanía de Cuba (1850-1852; 1854-1859; 1874-1875), presidente del Consejo de Ministros de España, ocupó también los ministerios de la Guerra, de Ultramar y de la Marina. Su mandato en Cuba se caracterizó por una brutal represión, un ejemplo de ello fue el fusilamiento de Narciso López tras su frustrada expedición.

Primeros años

Nació en la ciudad de Córdoba, a 400 km al noroeste en la ciudad de Buenos Aires (que, junto con el resto del continente americano, formaba parte del Imperio español). Su padre, el marino de guerra Juan Antonio Gutiérrez de la Concha y Mazón y de Petra de Irigoyen, estaba destinado en las colonias americanas. Al año siguiente sucedió la Revolución de Mayo de 1810, en que su padre tomó el lado contrarrevolucionario (de lealtad al rey de España, Fernando VII), y fue fusilado junto con el líder proespañol Santiago de Liniers. En 1814 el niño (que contaba con cinco años de edad) se trasladó a España con el resto de la familia. En 1822 ingresó en la Academia de Artillería, de la que se licenció en 1826 con el grado de subteniente. Su primer destino fue el 5º Regimiento de Artillería. Impartió clases en el Colegio de Artillería entre 1829 y 1830. Permaneció en el cuerpo de artillería hasta 1837, año en el que pasó al cuerpo de caballería.

Se formó en la Academia de Artillería. Sus primeros ascensos en la carrera militar, como sucedió con otros militares españoles del momento, se dieron en la primera guerra carlista, en la que fue ayudante de los generales en jefe del Ejército del Norte, Valdés, Córdoba y Espartero. Este último le nombró jefe de los escuadrones de su escolta, además de coronel, y le relacionó con la que se convertiría en su esposa: la hermanastra de la esposa de Espartero.

El fusilamiento, por Espartero, en 1841 de su compañero de armas y amigo, general Diego de León, le llevó al retiro, y sólo se reintegró cuando Espartero partió para el exilio en 1845. En los años de la "década moderada" pasó desde Brigadier hasta Teniente General, desempeñando distintos cargos militares, tales como Capitán General de las provincias vascongadas (1845), comandante general de las tropas destinadas a sofocar la rebelión de Galicia (1846), Director General de Caballería (1847 y 1853), Capitán General de Cuba (1850). En 1853, año anterior al bienio progresista (1854-1856), conspiró contra el Gobierno, por lo que tuvo que partir para el exilio, aunque por poco tiempo.

Se destacó en las batallas de Arlabán en 1836, Galarreta, Legutiano y Goa; por su acción en esta última plaza obtuvo la Cruz de Segunda Clase de San Fernando y el ascenso a comandante. Combatió en las batallas de Legarda y Belascoain, por las cuales obtuvo el grado de teniente coronel. Al final de la guerra poseía el grado de coronel y se le concedió el mando del Regimiento de Caballería de Borbón que operaba en el Ejército del Centro. Se enfrentó con Espartero y junto al general León participó en 1841 en un fracasado intento de derrocar al regente, tras el cual solicitó su retirada del ejército.

Gutiérrez de la Concha permaneció alejado de la vida militar y política durante la regencia de Espartero. Se reincorporó a la carrera militar en 1843, cuando comenzó la Década Moderada. Ese mismo año fue ascendido a brigadier. En 1844 reprimió con dureza las revueltas de Zaragoza y Cartagena, por lo que obtuvo el cargo de mariscal de campo y una nueva Cruz de San Fernando. Posteriormente fue trasladado a Madrid, donde colaboró en la redacción del reglamento táctico del arma de Caballería. Fue nombrado capitán general de Vascongadas en 1845, año en el que obtuvo el acta de diputado por Logroño, lo que supuso el inicio de su carrera política. Volvió a reprimir una revuelta en 1846, esta vez en Galicia y fue ascendido a teniente general ese mismo año.

Inició su carrera política como Diputado a Cortes por el Distrito de Logroño. Los diputados del Congreso le eligieron vicepresidente de la Cámara en 1847. El 1 de abril del mismo año fue nombrado director general de Caballería, cargo que ocupó hasta septiembre de 1850.

Primer período de gobernador de Cuba

Al cesar en el mando en Cuba Federico Roncali, asumió José Gutiérrez de la Concha como capitán general y gobernador, tomando posesión el 13 de noviembre de 1850.

La capitanía de Cuba estaba agitada: la simiente revolucionaria abonada como consecuencia de las acciones tiránicas y omnímodas de Tacón y O'Donnell había germinado. La azarosa situación del país demandaba la presencia de un hombre de carácter firme, resolución severa y talento previsor, pero el general Concha distaba mucho de poseer estas cualidades. Concha vino acompañado de una comisión encargada de observar directamente las condiciones prevalecientes a fin de proponer las medidas económicas, políticas y administrativas necesarias para lograr un reajuste de las estructuras coloniales de gobierno y conjurar el peligro anexionista.

En una alocución al país dirigida al posesionarse de la Capitanía General dijo Concha que abrigaba la firme resolución de aplicar todo el rigor de las leyes militares a cuantos se atreviesen a atentar contra los derechos, que juzgaba por supuesto sagrados, de la rama borbónica por él representada. El hombre que hablaba así se hallaba precedido en Cuba de la fama de liberal sincero, sin dobleces ni titubeos, por lo que las gentes honradas lo acogieron con respetuoso afecto, aun después de los desplantes de su citada alocución. Su liberalismo se tradujo en muy poco. Solo admitió en su trato y amistad a un hombre de ideas avanzadas, Ramón Pintó, catalán con familia respetable y hondo arraigo en La Habana.

Los estudios realizados por dicha comisión, así como el asesoramiento que buscó Concha en notables figuras de la clase dominante de Cuba, convirtieron a su gobierno en el iniciador de una línea de concesiones y reformas de los mecanismos del aparato colonial basado en una estrecha alianza con la oligarquía hispana y cubana de la Isla. Su política estuvo muy unida a la promoción de inversiones particulares, por lo cual se concebía la gestión del Estadio colonial como garantía tanto del orden interno como de la eficacia de sus mecanismos administrativos y de desarrollo de la infraestructura. La tendencia a la privatización y a la protección de la inversión de capitales, unida a un nuevo boom azucarero, tuvo sus efectos inmediatos, no solo en lo económico, sino también en lo político.

Del gobierno de Concha quedaron en Cuba infaustas memorias. Su proceder irresoluto y desposeído de un verdadero criterio de justicia estuvo acorde con el tono de las amenazas proferidas en su alocución cuanto asumió el cargo. Puerto Príncipe y Trinidad sufrieron los efectos de sus procedimientos draconianos. El 19 de mayo de 1850 Narciso López, desembarcó en Cárdenas con una expedición de unos 610 hombres, de los cuales solo cinco eran naturales cubanos, con el propósito de proclamar un estado libre, que, a semejanza de Texas, después pidiera su incorporación a los EE.UU.

Tomó fácilmente la villa, pero al no obtener ningún apoyo de la población, reembarcaron hacia el norte. En la historia quedó más el recuerdo de que ahí se izó por primera vez nuestra actual enseña nacional. En agosto del año siguiente desembarcó por Pinar del Río con otra expedición, cuyas fuerzas fueron pronto exterminadas, y Narciso López y otros expedicionarios sufrieron pena de muerte en garrote vil el 1ro de septiembre de 1851.

El 4 de julio de 1851 Joaquín de Agüero con unos 60 hombres da el grito de independencia en la finca San Francisco del Jucaral, en Camagüey, en apoyo a la expedición de Narciso López, a quien suponía que ya había desembarcado con éxito, redactando un acta de independencia. El 23 de julio fueron capturados, y el el 12 de agosto fueron fusilados Agüero y otros dos patriotas.

En 1852, el capitán general José Gutiérrez de la Concha hacía referencia a uno de los problemas más graves para la estabilidad socio-política de la isla de Cuba: la formación del partido españolista, con unos intereses no siempre coincidentes con los de la metrópoli. La desconfianza que siente hacia este grupo de poder la resume en los siguientes términos:

“Todas las consideraciones que merece hasta la exageración del sentimiento nacional en los buenos españoles, deben desaparecer tratándose de los que pretenden especular en provecho propio con ese sentimiento, pues tanto ó más daño hacen á España éstos y los malos funcionarios públicos, que los que abiertamente conspiran contra el Gobierno, porque contra estos últimos están las leyes y la fuerza, que no siempre pueden aplicarse á los que de aquel modo disfrazan sus malas pasiones. Error grave, por tanto, seria en el que gobernase en Cuba el no apelar en casos dados y en circunstancias difíciles á las facultades extraordinarias de que el gobernador capitán general está y deberá estar siempre revestido”.

El ascenso al poder en España de los rivales de O’Donnell y Concha, encabezado por el general Narváez, produjo un brusco giro de la política española hacia Cuba, y la primera consecuencia fue el cese de Gutiérrez de la Concha como Gobernador y Capitán General de Cuba el 22 de abril de 1852, asumiendo el mando Valentín Cañedo Miranda.

De nuevo en España

De regreso a España Gutiérrez de la Concha continuó su vida política. En septiembre de 1853 volvió a ser nombrado director general de Caballería. Él y otros generales jóvenes de ideología moderada comenzaron a mostrarse contrarios a la política del gobierno de Luis José Sartorius, Conde San Luis. Mostró su desacuerdo votando en contra del gobierno en el Congreso, por lo que fue destinado a Palma de Mallorca.

Esta decisión molestó bastante a Concha por lo que pidió su paso al retiro o una suspensión de empleo, pero su petición fue desestimada. Se vio obligado a exiliarse durante un breve período de tiempo en París. Sin embargo, el 28 de junio de 1854 el general Domingo Dulce y Garay produjo en Vicalvaro un pronunciamiento militar que concluyó tres días después en un gobierno de coalición encabezado por Espartero y O’Donnell, en que al final este último derivó el poder a su favor.

Segundo período de gobernador de Cuba

Estando O’Donnell al mando, no tardó en nombrar de nuevo a Concha como Capitán General y Gobernador de Cuba en sustitución de Juan González de la Pezuela, tomando posesión el 21 de septiembre de 1854.

Su segundo mandato estuvo rodeado de problemas sociales, económicos y políticos que no supo resolver. Durante su mandato tuvo lugar el asesinato del independentista Castañeda y las ejecuciones de D’Strampes y Pintó. El 6 de febrero de 1855, el coronel Hipólito Llorente comenzó a instruir causa por conspiración para hacer la independencia de la isla de Cuba, ordenando el mismo día numerosas detenciones tanto en La Habana como en el interior. Los primeros en ser detenidos fueron Ramón Pintó (que había sido amigo de Concha), Juan Cadalso y el doctor Nicolás Pinelo.

Constituido el Consejo de Guerra, después de deliberar, pidió pena de muerte para los tres. El auditor, Miguel G. Gamba, estimando injusta la sentencia, pidió que se suspenda su aprobación, pero de lo expuesto por el auditor no hizo caso el general Concha, quien aprobó la condena a muerte, en garrote vil, de su amigo Pintó, y la de diez años de prisión, en Ceuta, de Cadalso y Pinelo. El 22 de marzo de 1853 fue ejecutado Ramón Pintó y el 31 de marzo Francisco José D'Strampes.

En el campo económico el alza de los precios y de la demanda de azúcar provocaron un estado de prosperidad de 1854 a 1856, que se concretó en el desarrollo de numerosas entidades financieras y las correspondientes inversiones. Tal fue la confianza del capital que, en el espacio de un año, se fundaron 136 bancos y sociedades anónimas. Sin embargo, en 1857 una crisis económica provocó la ruina de muchas de estas inversiones, pero salieron beneficiadas las empresas azucareras y bancarias absorbiendo las propiedades de los que no podían pagar los préstamos.

El 2 de septiembre de 1858 se inauguró el servicio de tranvías públicos en La Habana, y el 5 de octubre de ese año el Gobierno español aprobó la solución del ingeniero Francisco de Albear para abastecer de agua a La Habana.

José Gutiérrez de la Concha, sin haber encontrado solución a la mayoría de los problemas, cesó como Gobernador y Capitán General de Cuba en su segundo período el 24 de noviembre de 1859, al asumir el mando Francisco Serrano y Domínguez.

En España

De regreso a España, Concha ocupó la cartera de Ministro Guerra en el gabinete presidido por Manuel Pando y Fernández de Pinedo, Marqués de Miraflores, desde el 2 de marzo de 1863 hasta el 17 de enero de 1864, cuando fue sustituido por Francisco Lersundi.

También desde el 23 de junio de 1863 ocupó de forma interina el recién creado Ministerio de Ultramar, que pasó a desempeñar de forma definitiva a partir del 29 de noviembre hasta el 17 de enero de 1864. En este cargo pudo seguir manejando los destinos de Cuba. Ocupó en 1867 la capitanía general de Castilla la Nueva. Al estallar la Revolución de 1868, llamada La Gloriosa, Isabel II le puso al frente de sus tropas y el 19 de septiembre de 1868 le nombró presidente del Consejo de Ministros. Gutiérrez de la Concha se reservó en el gabinete las carteras de Guerra y Marina, y al frente de los demás ministerios situó a subsecretarios y directores generales, no ministros. El general no supo defender los intereses de la reina, y su gobierno fue el último de Isabel II.

Después del triunfo de la Revolución se exilió en Francia. Fue elegido senador en 1871, pero no llegó a tomar posesión del cargo. Regresó a España poco después de la Restauración, el 3 de enero de 1874.

Tercer período de gobernador de Cuba

Al cesar en el mando en Cuba Joaquín Jovellar y Soler, asumió José Gutiérrez de la Concha como Capitán General y Gobernador, tomando posesión el 6 de abril de 1874.

Mientras que en sus mandatos anteriores se estaba gestando en Cuba el espíritu independentista y revolucionario, en su tercer mandato Concha tuvo que enfrentar la guerra libertaria en todo su apogeo, la cual se había iniciado seis años antes, en 1868, con el levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas. Máximo Gómez había penetrado en Camagüey, iniciado una invasión hacia el centro de la isla, y en marzo de 1874 había librado en Las Guásimas la más importante batalla de nuestras guerras de independencia contra una columna de 3 000 efectivos españoles causándole 1037 bajas.

Muchas otras acciones se produjeron ese año y el siguiente, los dos del mandato de Concha: ataques a Cascorro y Nuevitas y combates en Camujiro y Los Alacranes (cerca de Camagüey), en Hungría, Manaquitas, Vegas de Castaño y La Crisis (Sancti Spíritus), mientras que en la zona oriental Vicente García, Antonio Maceo y otros también combatían heroicamente.

No se sabe cuáles victorias contra los rebeldes le dieron los «méritos» por los que fue galardonado con la Gran Cruz de San Fernando y los títulos de «vizconde de Cuba y marqués de La Habana», pues en esa época ya tenía 65 años de edad, demasiados para andar persiguiendo a los mambises por la manigua.

José Gutiérrez de la Concha cesó como gobernador y capitán general de Cuba en su tercer mandato el 1 de marzo de 1875, al asumir el mando Cayetano Figueroa y Garahondo, que solo duró en el cargo una semana, hasta que el 8 de marzo ocupó la gubernatura Blas Villate y de la Hera, conde de Valmaseda.

Regreso a España y muerte

Fue nombrado senador vitalicio en 1877. Sus posiciones políticas variaron mucho durante la Restauración. Comenzó el período afiliado al Partido Liberal conservador de Cánovas del Castillo, para unirse posteriormente a los fusionistas encabezados por Sagasta. Entre 1881 presidió el Senado y el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Presidió nuevamente el Senado en 1886.

Sus tres mandatos como capitán general de la Isla de Cuba le hicieron un especialista en este tema. Su primer libro impreso en 1853 lo hace con el título de Memoria acerca del estado político, gobierno y aspiraciones de la isla de Cuba. Después de su segundo mandato como capitán general de Cuba publicó en 1859 Ensayo sobre la situación política de la Isla de Cuba. Su tercer mandato se cerró con la publicación de Memoria sobre la guerra de la isla de Cuba.

En resumen, sus cargos en el gobierno español fueron: presidente del Consejo de Ministros de España (1868); ministro de la Guerra (1863-1864; 1868); ministro de Ultramar (1863-1864); ministro de la Marina (1868).

Estuvo casado con Vicenta Fernández de Luco y Santa Cruz.

Murió en Madrid el 5 de noviembre de 1895.

Fuentes

  • Ríos, Arcadio (2015): Hechos y personajes de la Historia de Cuba, recopilación bibliográfica. La Habana: sin editorial, 2015. 320 págs.
  • Ríos, Arcadio (2016): La agricultura en Cuba (págs. 68-70). La Habana: Infoiima, 2016. 374 págs.
  • Dirección Política de las FAR: Historia de Cuba (págs. 129-133). La Habana: FAR, sin año.