José Heredia Sierra
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José Heredia Sierra. Ecuatoriano de nacimiento, llegó a Cuba en 1912 como marinero de un buque mercante de esa nacionalidad por el puerto de Santiago de Cuba y al llegar atrasado al muelle el día de la partida del mismo quedó abandonado a su suerte.
Visita a la ciudad de Santiago
Llegó al Parque Céspedes, donde quedó admirado por la belleza de la Iglesia Catedral y que, en ese tiempo estaba siendo remozada. Allí conversó con un sacerdote y le contó su situación, en ese momento, logrando que le dieran albergue para pasar la noche.
Admiraba el interior del templo y observando el trabajo de restauración que allí se realizaba dijo que él era “Pintor de Caballete” y que con su trabajo como pintor podría pagar su estancia en la ciudad. Así lo hizo contribuyendo con su maestría artística a la decoración interior del mencionado edificio, aunque, hoy día, se desconoce en cual sección del mismo dejó plasmado su obra pictórica.
Una vez terminada esa restauración, dos años más tarde y siguiendo su errante modo de vida un buen día llegó a Antilla donde un año después, contrajo matrimonio con señorita Fontaine con quien tuvo tres hijos todos nacidos en Antilla.
José Heredia Sierra tenía un carácter muy recio, especialmente con su familia y su vida siempre fue un constante errar de pueblo en pueblo, tal como aquí se ha descrito, sus más destacados talleristas, no sostuvieron una constante carrera como pintores y ambos residen fuera de Antilla.
Obras
Aquí realizó varias obras mediante la técnica de óleo sobre tela, siendo la más conocida de ella y la que mejor recuerdan los informantes una titulada “conquista” en la que se podía apreciar en primer plano, entre la maleza del lugar, el perfil de un aborigen observando la llegada de las tres carabelas de los colonizadores. Las personas de más edad del municipio, refieren haber visto esta obra, pero no ha podido ser observada hoy día, por haber sido supuestamente destruida por un incendio ocurrido hace muchos años.
También realizó, al menos cuatros murales de gran tamaño, en interior de residencias de personas influyentes de la ciudad, que aún se conservan en buen estado, uno en la casa donde vivió Don Andrés Oliver y dos en la residencia de un adinerado fabricante de chocolate y confituras, el señor Pedro Lambert Llorens.
En su propia casa estableció un taller de artes plásticas, donde formó a varios jóvenes en la especialidad de pintura; de estos su hijo Alejandro de 76 años de edad dice solo recordar el nombre de dos de ellos, Tico Rivas y Manolo Cagides .
Muerte
Luego de radicar en Antilla por varios años, reanudó su peregrinaje sucesivamente en las localidades de Tacajó, Banes, Cueto y otros, hasta 1960, fecha en la que decidió regresar a su país de origen, dirigiéndose nuevamente a Santiago de Cuba para realizar allí los trámites legales para su regreso a su país natal Ecuador, pero enfermó repentinamente y una vez restablecido, decidió quedarse allí hasta su muerte ocurrida en el año 1971.
Fuentes
- Anónimo: Historia de Nipe, en La Defensa, Periódico, Edición Especial, Tipografía Letras Antillanas, Antilla, Oriente, 1939.
- Barrinaga, Jesús: Atisbos, en La Defensa, Periódico, Edición Especial, Tipografía Letras Antillanas, Antilla, Oriente, 1939.
3.El Sol (Periódico). Tipografía Letras Antillanas, Antilla, Oriente, años 1943, 1944, 1945. - Marisma Torres, Ulda y otros. Esbozo para la historia de la cultura antillana desde 1902 hasta 1990. (obra Inédita).
