José Mariano de la Cruz de la Riva Agüero y Sánchez Boquete

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NombreJosé Mariano de la Cruz de la Riva Agüero y Sánchez Boquete
Nacimiento3 de mayo de 1783
Lima
Fallecimiento21 de mayo de 1858
TítuloMarqués de Montealegre de Aulestia,
PadresMaría Josefa Sánchez-Boquete y Román de Aulestia y José de la Riva Agüero y Basso della Rovere
Resultados deportivos
Títulos obtenidosPresidente del Perú, Gran Mariscal

José Mariano de la Cruz de la Riva Agüero y Sánchez Boquete: Nació en Lima, 3 de mayo de 1783 fue un militar y político peruano. Figura prócer de la independencia hispanoamericana, fue Presidente del Perú en 1823. Fue el primer Jefe de Estado peruano en llevar el título de Presidente de la República y en lucir la banda presidencial bicolor como distintivo del poder que ejercía, aunque este poder fuera de facto, es decir, nacido de un golpe de estado y no por voluntad popular expresada en elecciones.

Primeros Años.

Su padre fue el español José de la Riva Agüero y Basso della Rovere, miembro de la distinguida familia italiana Della Rovere, Caballero de Carlos III y superintendente de la Real Casa de Moneda de Lima; quien se instaló en el Perú en 1777. Su madre fue María Josefa Sánchez-Boquete y Román de Aulestia, limeña, perteneciente a la nobleza colonial de Perú. Heredó de su familia materna el título de Marqués de Montealegre de Aulestia. Fue bautizado en la Parroquia de San Marcelo de Lima en 1784. Viajó a España para completar su educación juvenil e iniciar su carrera naval, pero los acontecimientos derivados de la ascensión napoleónica llamaron su atención y se trasladó por un tiempo a Francia, en viaje de recreo. Nuevamente de vuelta en Madrid, fue condecorado con la Orden de Carlos III (1807); y, movido por el ardor nacionalista que provocó la invasión napoleónica (1808), se alistó en el ejército español y participó en algunas acciones iniciales contra los franceses, en Guipúzcoa, Burgos y Córdoba.

Conspirador en Lima

Criollo perteneciente a una familia aristocrática limeña, fue un decidido partidario de la causa independentista desde muy temprano. Estuvo en España en tiempos de la invasión napoleónica, afiliándose a las logias que por entonces laboraban a favor de la independencia de América. En 1810 regresó al Perú, y desde entonces y hasta la llegada del Libertador José de San Martín fue la principal figura de las conspiraciones anticoloniales en Lima, dirigiendo la Logia de los Copetudos. Colaboró con San Martín antes y después de su arribo al Perú. Establecido el Protectorado, fue nombrado Presidente (Prefecto) del departamento de Lima. Tras el primer golpe de estado de la historia republicana peruana, fue nombrado Presidente de la República, siendo el primer peruano en ocupar tan alta magistratura (28 de febrero de 1823). Quiso terminar la independencia del Perú sin el concurso de tropas foráneas y por el esfuerzo de los mismos peruanos, organizando la Segunda Campaña de Intermedios, pero fracasó. Las desavenencias con el Congreso y la llegada de Bolívar determinaron el fin de su gobierno y su deportación a Guayaquil primero, y a Europa después, donde residió hasta 1828, volviendo entonces a América. Pasó primero a Chile y luego retornó al Perú en 1833, siendo elegido diputado a la Convención que lo reincorporó al ejército con el título de Gran Mariscal. Partidario del presidente Luis José de Orbegoso fue ministro plenipotenciario en Chile y durante la Confederación Perú-Boliviana fue Presidente del Estado Nor Peruano. Tras el fin de aquella entidad política pasó otra vez al Ecuador. Cuando retornó en 1843 se retiró a la vida privada.

Presidente del Perú

El Congreso instalado por San Martín el 20 de septiembre de 1822 asumió la suma del poder público y al día siguiente encargó el Poder Ejecutivo a un grupo de tres diputados, que se denominó la Suprema Junta Gubernativa, presidida por José de La Mar. Esta Junta se propuso atacar a los realistas concentrados en el centro y el sur peruano, organizando dos ejércitos, pero los desastres sufridos por el “Ejército del Sur” en Torata y Moquegua exacerbaron a la opinión pública que exigió la constitución de un gobierno unipersonal. Dicha situación dio origen al primer golpe militar de la historia republicana peruana. El “Ejército del Centro”, que se hallaba acantonado en el fundo Balconcillo, cerca de Lima, solicitó al Congreso la disolución de la Junta Gubernativa (26 de febrero de 1823). A este episodio la historia lo conoce como el Motín de Balconcillo. Ante la negativa del Congreso, las tropas avanzaron amenazadoramente hacia la capital. El Congreso tuvo entonces que claudicar y ordenó el cese de la Junta Gubernativa (27 de febrero de 1823). Momentáneamente tomó el poder José Bernardo de Tagle, Marqués de Torre Tagle, hasta que el Congreso eligió a Riva Agüero como Presidente de la República (28 de febrero de 1823). Pocos días después el mismo Congreso lo ascendió a Gran Mariscal y dispuso que utilizara la banda bicolor como distintivo del poder ejecutivo que administraba (4 de marzo de 1823). Desde entonces todos los Presidentes del Perú han lucido dicha banda presidencial.

Labor gubernamental

Durante su gobierno como Presidente de la República (de febrero a junio de 1823) Riva Agüero puso en marcha una gran actividad para poner al Perú en condiciones de terminar por cuenta propia la guerra de la Independencia. Su obra gubernativa se concretó en los siguientes puntos: Se abocó a una labor de organización y mejoramiento del Ejército poniendo gran empeño en aumentar sus efectivos con elementos peruanos. Al frente de él puso al general Andrés de Santa Cruz. Ordenó al comandante Antonio Gutiérrez de la Fuente formar fuerzas de reserva en las provincias del norte, en Trujillo, así como al coronel Ramón Castilla la creación del cuarto Escuadrón de Húsares. Formó la primera escuadra peruana, cuyo mando encargó al Vicealmirante Jorge Martín Guisse. Creó la Escuela Naval. Estableció un permanente bloqueo de la costa para defenderla de las incursiones realistas. Envió misiones diplomáticas a la Gran Colombia, Chile y Argentina para solicitar la ayuda inmediata de estos países para consolidar el proceso de independencia. La ayuda que más necesitaba Riva Agüero era la de Bolívar, nombrando con tal fin como su Ministro Plenipotenciario ante el Libertador al general Mariano Portocarrero. Portocarrero pactó con Bolívar en Guayaquil un auxilio de 6.000 hombres, equipados y pagados por el Perú, y conforme a este pacto, empezaron a llegar al Callao las primeras tropas grancolombianas (abril de 1823). Junto con ellas llegó, en calidad de Enviado Extraordinario de Bolívar, el general Antonio José de Sucre, pero cuyo verdadero objetivo era preparar el terreno para que Bolívar fuera llamado al Perú. Riva Agüero envió también a Chile al diplomático José de Larrea y Loredo, quien logró conseguir un empréstito del gobierno chileno y una ayuda en hombres y materiales para la continuar la guerra contra los españoles. Ante la Argentina encargó la representación del Perú al Vicealmirante Manuel Blanco Encalada, sin resultados positivos.

Fin de su gobierno y destierro

Riva Agüero no acató tal disposición congresal y se embarcó a Trujillo con parte de las autoridades. Mantuvo su investidura de Presidente, decretó la disolución del Congreso (19 de julio de 1823) y creó un Senado integrado por diez diputados. Formó tropas e intentó reforzarlas con los restos de la Segunda Campaña de Intermedios. Mientras que en Lima, el Congreso fue nuevamente convocado por el presidente provisorio Torre Tagle, el 6 de agosto del mismo año. Este Congreso reconoció a Tagle como Presidente de la República, siendo éste el segundo ciudadano en adoptar dicho título, después de Riva Agüero. Cundió pues la anarquía en el Perú, al existir al mismo tiempo dos gobiernos. Riva Agüero empezó a negociar una tregua con los españoles con el fin de oponerse a la autoridad del gobierno de Lima, así como a Bolívar y a Sucre. Como no parecía estar dispuesto a lograr un entendimiento con el resto de los patriotas, fue necesario recurrir a la fuerza en aras de la unificación del país. El mismo Bolívar abrió campaña en contra suya, pero antes de que se desatara la guerra, Riva Agüero fue apresado por sus propios oficiales encabezados por el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente (25 de noviembre de 1823), quien desobedeciendo la orden de fusilarlo, lo envió al destierro a Guayaquil.

Retorno al Perú

Sólo después que el gobierno peruano puso el cúmplase a la resolución legislativa que suspendía su proscripción (16 de mayo de 1831), Riva Agüero pudo retornar a su patria. Desembarcó en el Callao el 22 de octubre de 1831 junto con su rubia esposa y fue recibido con muestras de aprecio de parte de la población. Consiguió que judicialmente se le exonerase de las responsabilidades derivadas de su conducta política en 1832, pero al mismo tiempo alentaba la ambición de recuperar el poder. Fue elegido diputado por Lima a la Convención Nacional de 1833, pero poco después fue acusado de estar involucrado en una conspiración contra el gobierno de Agustín Gamarra y debió marchar nuevamente al destierro, a Guayaquil. Ya de vuelta de su destierro, Riva Agüero apoyó al gobierno de Orbegoso. Logró que se aprobara su reincorporación al Ejército peruano en 1834, consiguiendo recuperar su rango de Gran Mariscal. Estuvo en la campaña contra los gamarristas o bermudistas descontentos con la elección de Orbegoso, guerra civil que culminó con el “Abrazo de Maquinhuayo”. Tras el golpe de estado de Felipe Santiago Salaverry de 1835, Riva Agüero fue desterrado a Chile. Allí fue acreditado como ministro plenipotenciario por el gobierno de Orbegoso, en octubre de 1835. Presentó sus credenciales el 31 de diciembre y logró que se desconociera la misión que allí desempeñaba Felipe Pardo y Aliaga en nombre de Salaverry. Se mezcló en problemas de política chilena que lo obligaron a suscribir explicaciones públicas, y cuando dio término a su misión el 31 de julio de 1836, se hallaba en preparación la Primera Expedición Restauradora en contra de la Confederación Perú-boliviana encabezada por Andrés de Santa Cruz. Retornó al Perú y fue designado Presidente provisorio del Estado Nor-Peruano, el 11 de julio de 1838, en reemplazo de Orbegoso. Ejerció precariamente su autoridad hasta que llegó a Lima la noticia de la derrota de los confederados de Santa Cruz en la batalla de Yungay, en enero de 1839. Ello significó el fin de su carrera pública.

Últimos años

Una vez más partió al destierro a Guayaquil. Allí permaneció hasta 1843. Nuevamente regresó a Lima, y apartado ya de toda actividad pública, se dedicó a las labores agrícolas. Durante sus últimos años redactó sus Memorias (en dos volúmenes), que se publicaron póstumamente bajo el seudónimo de P. Pruvonena (anagrama de “vn peruano”).

Obras y escritos diversos

Ligera idea del abandono en que se halla el Tribunal de Cuentas del Perú (1813), folleto.

Manifestación histórica y política de la revolución de América (Buenos Aires, 1818), más conocido como el folleto de “las 28 causas” o veintiocho razones que según el autor justificaban la emancipación de las colonias hispanoamericanas.

Origen de que los mandones y tiranos del Perú me consideren enemigo de ellos (1820), folleto que se mantuvo inédito.

Exposición acerca de su conducta pública en el tiempo en que ejerció la presidencia de la República del Perú (Londres, 1824).

Suplemento de la Memoria dirigida a la Representación Nacional del Perú por D. José de la Riva-Agüero, ex presidente de aquella República (Santiago de Chile, imprenta Republicana, 1829).

Representación a las Cámaras Representativas del Perú por don José de la Riva-Agüero, Gran Mariscal y ex Presidente de aquella República (Santiago de Chile, imprenta Republicana, 1830).

Memorias y documentos para la historia de la independencia del Perú y causas del mal éxito que ha tenido ésta [1] (París, 1858), memorias históricas y recopilación de diversos documentos, en dos volúmenes, que firmó con el seudónimo de P. Pruvonena (anagrama de “vn peruano”). Obra en la que colaboraron los canónigos Mariano José de Arce y José Nicolás Garay. Fue publicada después de su fallecimiento.

Muerte.

Falleció el 21 de mayo de 1858 y fue enterrado en el Cuartel de San Lino, del Cementerio Presbítero Maestro, para luego ser trasladado al mausoleo de la familia Riva Agüero y Osma.

Bibliografía

Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y aumentada. Tomo 1 y 2. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998. Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima, AFA Editores Importadores S.A., 1985. De la Puente Candamo, José Agustín: Historia General del Perú. Tomo VI. La Independencia. Lima, Editorial BRASA S.A., 1993. Quiroz Chueca, Francisco: De la colonia a la República Independiente. Incluida en: Historia del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4 Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 14, QUI-SAL. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-163-3 Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Sexto Tomo. Tercera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1981. ISBN 84-499-4818-5 Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-50-8.