José Seruti Rodríguez

José Seruti Rodríguez
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José "Condesigua" Seruti Rodríguez (1938-1958).JPG
José Condesigua Seruti Rodríguez (1938-1958) fue un combatiente clandestino en la lucha contra la tiranía de Batista.
NombreJosé Seruti Rodríguez
Nacimiento22 de enero de 1938
barrio La Timba,
El Vedado,
provincia de La Habana,
Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento28 de septiembre de 1958 (20 años) 
cerca de la ciudad de Cienfuegos,
provincia de Cienfuegos,
Cuba Bandera de Cuba
Causa de la muerteasesinato, heridas de cuchillo
ResidenciaEl Vedado La Habana Bandera de Cuba
Nacionalidadcubana
Otros nombresCondesigua[1]
Educaciónprimaria
Partido políticoJuventud Social Movimiento 26 de Julio

José Seruti Rodríguez. Conocido por Condesigua, fue un joven revolucionario cubano de clase humilde, combatiente clandestino en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista asesinado.

Patriota representativo del municipio Plaza de la Revolución. Ejemplo singular de patriotas revolucionarios.

Síntesis biográfica

Nació en La Habana,el 22 de enero de 1938 en la Calle 9, entre H e I, del distrito de El Vedado.

Infancia y juventud

Cursó sus primeros estudios en la Escuela n.º 34, en la calle Calzada ―en el actual municipio Plaza de la Revolución (en esa época, parte de El Vedado)―. En sexto grado pasó a la Sección de Pobres del Colegio de la Salle por una beca que obtuvo gracias a una señora para la que su madre lavaba ropa. No obstante, al poco tiempo tuvo que abandonar el colegio para dedicarse al trabajo como mensajero de un puesto de frutas.

Trayectoria revolucionaria

Ingresó a la Juventud Socialista, y estaba vinculado a Carlos Hernández dirigente de la juventud Socialista y también mártir, al que visitaba en la casa donde se reunían los conspiradores y este residía en 25 y F en El Vedado. También se vincula al M-26-7.

Miembro de la Juventud Social y vinculado al Movimiento 26 de Julio.

Escambray

Analizando la situación por la que estaba atravesando el país en 1958 y junto con el Movimiento 26 de Julio, cuatro jóvenes plantean su disposición a incorporarse a una de las guerrillas que combaten en la Sierra Maestra, el Escambray y la Sierra de los Órganos, pues entienden que en las montañas serán más útiles a la causa. Se les pide que esperen orientaciones, ya que habían posibilidades de un alzamiento efectivo en Pinar del Río. Uno de estos jóvenes es José Seruti Rodríguez, los otros son Gustavo Luis Pozo (Neno). Ramón Lorenzo Delgado (El Curro) y Julio Acosta (El Indio).

Obedecen las indicaciones unos pocos meses y posteriormente tratan de llegar a la Sierra del Escambray. En el camino hacia las lomas villaclareñas, Julio Acosta es víctima de las hojas del guao y se hincha sobremanera, por lo que al arribar a uno de los campamentos rebeldes en estado tan deplorable se le permite permanecer en él. En cambio a los otros tres se les niega la entrada alegando que no llevan armas ni autorización para el alzamiento.

No les queda otra alternativa que regresar, pero solo tienen dinero para que lo haga una sola persona y acuerdan que sea Neno quien regrese e informe de la situación en que se encontraban, mientras los otros dos quedan en el llano merodeando por los cañaverales de la zona y establecen amistad con un campesino. Ya en La Habana, Gustavo Luis Pozo habla con Eduardo Pérez Sierra en un bar de la calle Santa Marta entre Belascoain y Canal, poniéndolo al corriente de lo sucedido. Recibe dinero, otra camisa y la seguridad de que no habrá obstáculos para alzarse en Pinar del Río, por lo que debe volver a Las Villas a recoger a sus compañeros que quedaron en el cañaveral; lo hace de inmediato y durante 10 días no se sabe nada de ellos, hasta que se recibe la noticia de sus muertes.

Muerte

Meses después del triunfo de la Revolución, se esclarecieron los hechos de su muerte, a partir de campesinos de la región, que fungieron como testigos en el juicio popular contra los criminales.

El 28 de septiembre de 1958, al reunirse de nuevo los tres jóvenes, emprendieron el camino de regreso a La Habana. Tomaron un ómnibus con destino a Cienfuegos y se acomodaron en los últimos asientos. En el entronque de Cumanayagua y la carretera del Circuito Sur fueron interceptados ―posiblemente por una delación―. Inmediatamente subieron dos guardias rurales que los detuvieron y los entregaron al oficial que fungía como jefe del puerto de Cienfuegos, quien ordenó que los mataran.

Los condujeron por una carretera y al llegar a un puente los bajaron y comenzaron a torturarlos con cuchillos. Los acuchillaban lentamente, con el objetivo de que delataran la ubicación de los alzados en el Escambray, pero ninguno pronunció una palabra traidora.

Un campesino contó que desde su casa oyó la voz de uno de los jóvenes que gritaba: «¡Asesinos, no me maten así, denme un arma para defenderme!».

Los guardias decidieron finalizar su obra y mataron inescrupulosamente a dos de ellos con varias heridas de cuchillo. El tercero, en un supremo esfuerzo, corrió unos metros y fue alcanzado y rematado a cuchilladas.

Los cuerpos fueron arrojados a una zanja a la orilla de la carretera. Esa noche llovió fuertemente. A la mañana siguiente, unos campesinos descubrieron los cadáveres y se apresuraron a denunciarlos. En el cuartel los amenazaron para que no dijeran nada. El ejército recogió los cadáveres, los montaron en un camión pequeño y se los llevaron hasta la costa. El mar sería su tumba definitiva.

Fuentes

  • Álvarez J. (2006): Héroes eternos de la Patria. La Habana: Editorial Política, 2006.
  • García Bertrand, J. A.: Archivo, testimonios y entrevistas. La Habana: Centro de Documentación ACRC.
  • Graña Eiriz M. (2008): Clandestinos en prisión. La Habana: Ciencias Sociales, 2008.
  • Herrera Véliz A.: Archivo, testimonios y entrevistas. Cátedra Patriótica José Ramón Rodríguez López. ACRC Plaza de la Revolución.
  • Archivo, Centro de Documentación, Secretaría Patriótica Militar, ACRC, Plaza de la Revolución.
  • Reportajes y artículos varios de la prensa escrita.