José de los Reyes Ramos Ramírez

José de los Reyes Ramos Ramírez
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Nacimiento6 de enero de 1875
Condado, Trinidad, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento6 de enero de 1963
Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteAsesinato

José de los Reyes Ramos Ramírez fue un campesino cubano simpatizante con el gobierno revolucionario de Fidel Castro por tal motivo fue asesinado por una banda contrarrevolucionario que operaba en el Escambray.

Datos biográficos

Nació el 6 de enero del año 1875 en la zona del Corojal, cerca de Condado, desde pequeño estuvo dedicado a las labores agrícolas, no pudo asistir a la escuela por tener que ayudar a su familia por la difícil situación económica que tenían.

Desde niño se ve obligado a trabajar para contribuir al sostén familiar, se vincula al cultivo y corte de la caña, mientras, en tiempo muerto asumía los trabajos que se le presentaran. Su primer matrimonio lo formaliza con Edelmira Palacio, con la cual tuvo siete hijos; mientras que, en segundas nupcias, con Carmen Hernández, tiene otros dos y abriga igual cantidad de niños de su esposa. Por la escasez de trabajo en la zona tuvo que emigrar hacia el oriente cubano en busca de un empleo que le permitiera subsistir y alimentar a la numerosa familia. Allá tuvo relaciones con una señora con la cual tuvo el décimo hijo, radicado en Jatibonico.

Como padre, dentro de las escasas posibilidades de la época, le dio la educación a la familia basada en el amor a la patria, la honestidad y en el respeto a sus semejantes.

Físicamente estuvo trabajando hasta cumplir los 70 años, momento en que transfiere a su hijo mayor, Teodoro, la conducción de la familia, que herederos de las virtudes inculcadas por el padre se ganó el respeto y el cariño del propietario, que posterior al triunfo de la Revolución le deja la casona colonial a su cuidado y se traslada a vivir para Trinidad.

Durante toda su vida fue analfabeto, como la gran mayoría del pueblo cubano lo era durante la colonia y seudo república. Su niñez y juventud transcurrió bajo la explotación colonialista española donde los pobres no tenían la oportunidad de aprender en aquel medio hostil y caótico para los cubanos, convertidos en vasallos de la corona hispana.

En la república neocolonial, apenas pudo subsistir en medio del sometimiento al imperialismo yanqui, la politiquería, el desempleo y numerosos males sociales que golpeaba a los pobres. Vivía para trabajar, con la triste realidad de tener la mesa siempre sin pan, habitar un maltrecho bohío y con una cuantiosa familia marginada por la sociedad.

Revolución en el poder

Durante la lucha insurreccional contra el gobierno de Batista demostró su espíritu revolucionario y lealtad a la patria conjuntamente con su familia, utilizando su propia casa para que el Ejército Rebelde captara jóvenes y adultos que desearan incorporarse a las montañas del Escambray, como el caso de Remberto García que llegó al grado de coronel después del triunfo de la Revolución, y muere en misión internacionalista en Nicaragua. Otros recibieron los servicios de la familia para trasladarse hacia los campamentos del Ejército Rebelde.

Desde los inicios de la Revolución su familia se incorpora de lleno a la construcción de la nueva sociedad, varios de sus hijos y nietos se incorporan a la lucha contra bandidos como milicianos; otros, a cooperativas y en la ANAP municipal, así como en los planes de superación cultural promovidos por la naciente Revolución.

Durante la Primera Limpia del Escambray entregó parte de su amplia vivienda colonial, para que la comandancia del Ejército Rebelde, que estaba dirigiendo las operaciones en la zona pudieran establecer allí convenientemente. Ello implicaba un alto riesgo y responsabilidad para la familia, pues todos los contrarrevolucionarios alzados o no, conocían de esas actividades. Sin lugar a dudas, era una familia íntegramente revolucionaria, razón por la cual fue condenada a muerte por Osvaldo Ramírez, jefe del bandidismo en el Escambray, que no pudo satisfacer su deseo porque cayó en combate frente a las fuerzas revolucionarias, en abril de 1961. Sus seguidores no olvidaron la sentencia y se lanzaron al crimen.

Cuando llega el año 1959 era un anciano de 79 años, cansado de una ruda labor, lleno de amarguras, con poca salud; pero contempló jubiloso y esperanzado el triunfo de la Revolución que se ocupaba de los humildes. Se sintió entusiasmado y rejuvenecido escuchando las palabras de Fidel que vaticinaban la gran transformación que se verificaría en la nueva Cuba, en la que sus hijos y sus nietos serían considerados como seres humanos.

Sin embargo, vio sorprendido como el Escambray heróico fue hollado por bandas contrarrevolucionarias al servicio del imperialismo yanqui, que asesinaban a seres indefensos y sembraban el terror entre la población campesina.

En las primeras horas de la noche del 6 de enero de 1963, estaba sentado en su taburete criollo, pensando en el luminoso presente y en el prometedor futuro cuando irrumpió dentro de la casa un grupo de terroristas vestidos de milicianos pertenecientes a la banda de Leonel Martín Fernández y de Pablo Cantero Arcís, Machito, que abatieron a tiros a aquel indefenso anciano de 82 años, que nunca hizo daño a nadie; hirieron mortalmente a su hijo Ernesto que al ser intervenido quirúrgicamente murió dos días después; asimismo, hieren de gravedad a su nieto Teodoro, adolescente de 14 años que, únicamente su férrea naturaleza le hizo sobrevivir a las heridas recibidas.

En medio del espanto de las mujeres y niños ante el crimen masivo, se escucha la voz de su nuera Juana Aróstica que gritaba: Aquí no hay que llorar, que quedan muchos para pelear.

Justo dos años después, el 6 de enero de 1965, encontraba la muerte el cabecilla Leonel Martín en un enfrentamiento con las tropas de la LCB.

Fuente

  • Cornelio Manso, Roberto Félix: Folleto de Consulta para Fortalecer el Conocimiento sobre las Victimas del Bandidísmo en Cuba. Centro Universitario de Sancti Spíritus, 2010
  • Pereira Perera, José Fidel. Diccionario biográfico de Trinidad. Inédito.