Juan Agustín Abarca Abarca

Juan Agustín Abarca Abarca
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Pintor chileno
NombreJuan Agustín Abarca Abarca
Nacimiento27 de diciembre de 1882
Talca, Bandera de Chile Chile
Fallecimiento28 de mayo de 1953
Santiago de Chile, Bandera de Chile Chile
NacionalidadChilena
CiudadaníaChilena
Alma materAcademia de Bellas Artes de la Universidad Católica de Santiago de Chile
OcupaciónPintor
PremiosPrimer premio en dibujo en la Exposición de la Academia Universidad Católica de Chile (1907)
Tercera medalla en dibujo del Salón Oficial de Santiago (1908)
Segunda medalla en pintura del Salón del Centenario en el Museo Nacional de Bellas Artes (1910)
Premio de paisaje, Certamen Edwards y voto especial de aplauso en el Salón Oficial (1919)
Primera medalla en pintura del Salón Oficial (1925)
Premio Certamen Matte
Blanco del Salón Oficial (1929)
Segunda medalla en dibujo del Salón Oficial (1930)
Premio de primera categoría en acuarela del Salón Oficial (1930)
Premio de primera categoría en acuarela del Salón Oficial (1938)
Premio de honor del Cuarto Centenario de Santiago en el Salón Oficial (1941)
Premio Banco de Chile del Salón Oficial (1943)
Premio de la Dirección de Informaciones y Cultura (1945)
Premio de honor del Salón Nacional, La Alhambra (1950).

Juan Agustín Abarca Abarca. Pintor romántico chileno que cultivó la pintura al óleo y la acuarela, especializandose como pintor paisajista, plasmó imágenes de su país tanto en acuarela como en óleo.

Síntesis biográfica

Nace el 27 de diciembre de 1882 en Talca, Chile. Realizó sus estudios escolares en el Liceo de Hombres y en el Instituto Comercial de Talca, titulándose de contador. Su vida transcurrió entre Santiago y el sur, en 1916 fue nombrado inspector de la Escuela Normal de la ciudad de Victoria, donde permaneció alrededor de 11 años.

Trayectoria artística

Su vocación por la pintura se decidió en el año 1900 cuando conoce a Pablo Burchard, quien fue su gran maestro espiritual.

Tomó clases con él durante dos años y este aprendizaje ejerció un estímulo decisivo en su posterior desarrollo artístico.

La temática de su obra tuvo como protagonista la naturaleza, centrándose en el misterio del bosque, en el paisaje campestre de la zona centro sur, en las lomas solitarias, la naturaleza muerta, sin dejar de lado la figura humana.

Perteneció a la Generación del ‘13 junto a artistas como Pedro Luna, Arturo Gordon y Ulises Vásquez.

En Santiago estudió con Pedro Lira y Alberto Valenzuela Llanos entre los años 1904 y 1907. Luego, entre 1909 y 1912. Estudió en la Academia de Bellas Artes, donde fue alumno del maestro español Fernando Álvarez de Sotomayor, heredando de él el naturalismo, la pasión por el oficio y la libertad del color.

Su vida transcurrió entre Santiago y el sur, en 1916 fue nombrado inspector de la escuela Normal de la ciudad de Victoria, donde permaneció alrededor de 11 años. En 1940 trabajó por un año en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, impartiendo los talleres de pintura y dibujo.

Agustín Abarca siempre estuvo alejado de la bohemia y de los ruidosos cafés donde solían asistir otros artistas, buscó siempre el silencio, las raíces de la tierra, que incorporó en sus cuadros con una nueva faceta.

Obra

La temática de su obra tuvo como protagonista la naturaleza, centrándose en el misterio del bosque, en el paisaje campestre de la zona centro sur, en las lomas solitarias, la naturaleza muerta, sin dejar de lado la figura humana. A través del óleo, acuarela, carboncillo o pastel intentó atrapar la naturaleza agreste y silenciosa por la que sintió gran admiración (“Bosque”, “Olivos”, “El solitario”, “Charcas”).

La obra de Agustín Abarca se caracteriza por un profundo intimismo, existe un tema que atraviesa todas las etapas de su creación: el árbol que busca incesantemente en la naturaleza con una idea preconcebida de máxima perfección. En cada una de sus innumerables caminatas lleva una tela especial enrollada que nunca llega a utilizar, esperando siempre encontrar un árbol que se acerque más a lo que él imagina.

La búsqueda solitaria fue lo que caracterizó a este pintor chileno, pese a que siempre estuvo rodeado de importantes influencias; en Talca, mientras trabajaba como contador por necesidad, conoció al maestro Pablo Burchard, quien reconoce su talento artístico y lo impulsa a pintar, encausándolo a su verdadera profesión. Cuando Burchard vuelve a Santiago, Abarca renuncia a su empleo e ingresa a la Academia de Bellas Artes de la Universidad Católica de Santiago bajo la tutela de Pedro Lira y Alberto Valenzuela Llanos, donde permanece 6 años. En esta primera etapa desarrolla la figura humana, como la mayoría de los alumnos.

Premios

Recibió importantes premios a lo largo de su trayectoria artística:

  • Primer premio en dibujo en la Exposición de la Academia Universidad Católica de Chile (1907);
  • Tercera medalla en dibujo del Salón Oficial de Santiago (1908);
  • Segunda medalla en pintura del Salón del Centenario en el Museo Nacional de Bellas Artes (1910);
  • Premio de paisaje, Certamen Edwards y voto especial de aplauso en el Salón Oficial (1919);
  • Primera medalla en pintura del Salón Oficial (1925);
  • Premio Certamen Matte.
  • Blanco del Salón Oficial (1929);
  • Segunda medalla en dibujo del Salón Oficial (1930);
  • Premio de primera categoría en acuarela del Salón Oficial (1930);
  • Premio de primera categoría en acuarela del Salón Oficial (1938);
  • Premio de honor del Cuarto Centenario de Santiago en el Salón Oficial (1941);
  • Premio Banco de Chile del Salón Oficial (1943);
  • Premio de la Dirección de Informaciones y Cultura (1945);
  • Premio de honor del Salón Nacional, La Alhambra (1950).

Investigación

En el ámbito historiográfico chileno de los últimos años surgió, con motivo de la retrospectiva de Agustín Abarca realizado en 1997 en el Museo de Bellas Artes, un concepto semiótico que permite abordar algunas de sus obras, y que se conoce como ‘árbol ventana’.

Esto consiste en adoptar, como método de aproximación a la obra de Abarca, la metáfora de la ventana para entender la función de los troncos de árboles que se ubican generalmente a los costados de sus pinturas, repitiendo el gesto de marco y comprimiendo la imagen hacia el centro.

A esta compresión se suma la atenuación formal de la imagen: el dibujo y la pintura suavizan su tonalidad, se reduce el tamaño de los objetos representados, de modo tal que quede sugerida la sensación de perspectiva y profundidad.

Los troncos que se abren a estas grandes extensiones del valle central o del sur de Chile, son los travesaños verticales de la ventana; las ramas y el follaje de arriba delimitan el extremo superior.

El travesaño inferior está la tierra, en sus sombras y raíces. En fin, los bastidores instalados en el paisaje.

Con respecto a la pintura ‘Paisaje’, el fuerte contraste entre el primer plano oscuro y circular del árbol y el segundo, Más lejano y luminoso, muestra la intención de destacar el valor del paisaje, develado gracias a las sombras arabescas del árbol, que funcionando a modo de ventana abierta, invita a recorrer otro paisaje.

Tronco con tronco, rama con rama, se unen a través de las raíces, formando un espacio circular que acoge y permite ver el horizonte.

Fuentes