Juan Agustín Ceán Bermúdez

Ceán Bermúdez
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Ceán Bermúdez pintado por Goya
Nombre completoJuan Agustín Ceán Bermúdez
Nacimiento17 de septiembre de 1749
Gijón, Bandera de España España
Defunción3 de diciembre de 1829
Madrid, Bandera de España España
OcupaciónPintor, historiador y crítico de arte
NacionalidadEspañol
Lengua de producción literariaEspañol
Lengua maternaEspañol
Obras notablesDiccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España

Juan Agustín Ceán Bermúdez conocido también como Ceán Bermúdez fue un pintor, historiador y crítico de arte ilustrado español. Amigo de figuras señeras de la cultura de su tiempo, como Jovellanos o Goya, Ceán puede considerarse el fundador de la moderna historiografía del arte en España.

Carrera

Su carrera profesional estuvo vinculada a la administración del Estado, con cargos como primer comisionado para la organización del Archivo de Indias en Sevilla, en 1790, u oficial de la Secretaría de Gracia y Justicia en Indias, en 1798. Paralelamente, desarrolló una intensa actividad como historiador del arte y la arquitectura españolas, que se tradujo en obras como Descripción artística de la catedral de Sevilla (1804), Carta a un amigo suyo sobre el estilo y gusto en la pintura de la escuela sevillana (1806), varios diálogos sobre arte, Sumario de las antigüedades romanas que hay en España (1832) y varias más, entre las que figura Historia del arte de la pintura, en once tomos, redactada entre 1823 y 1825 y que quedó manuscrita.

Obra más importante

Su obra más importante, y por la que es más apreciado y conocido, es el Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España, publicado en seis tomos en 1800. Su valor estriba no solo en su formidable caudal de información (que la convierte en fuente indispensable), sino también en que en su introducción describe ya una historia bastante completa de la pintura española, y en que utiliza un método de acercamiento al arte y los artistas que puede considerarse moderno, del que quedan desterradas las informaciones fantasiosas o legendarias cuya exactitud no pueda verificarse a través de instrumentos documentales fiables.

Con Ceán la certeza histórica y la veracidad documental se introducen en la historiografía española del arte como valor esencial. Desde el punto de vista de la bibliografía sobre el Museo del Prado, la importancia de este escritor es doble. Por una parte, porque su Diccionario constituyó la fuente principal que utilizaron los distintos autores españoles y extranjeros del siglo XIX cuando se acercaron a la colección de pintura española de la institución. Son los casos (por citar algunos de los más señeros) de ­Viardot, Lefort o Stirling Maxwell.

Otras obras

Pero, además, Ceán participó en la primera gran empresa de descripción de las obras que integraban el Museo. Se trata de la Colección litográfica de los cuadros del rey de España, que salió en tres volúmenes entre 1826 y 1832, y que contiene doscientas seis litogra­fías que reproducen cuadros de las colecciones reales, entre ellos muchos de los que ya colgaban en el Museo Real.

Otras obras todavía adornaban los sitios reales, pero con el tiempo acaba­rían formando parte de la colección del Prado. Cada estampa se acompaña de un texto por lo general extenso y siempre bien documentado, en el que se describe la pintura y se ofrecen ­datos históricos sobre ella.

José de Madrazo, de quien partió la iniciativa de esta colección, contó para la redacción de los textos con Ceán, a pesar de que ya era de avanzada edad. El erudito pudo redactar los cuarenta y seis primeros textos, y a partir de ahí debió interrumpir su actividad por problemas de salud. Su labor fue continuada por José Musso y Valiente. Gran parte de los cuadros que tuvo que glosar eran de escuela española, entre los que se encontraban ocho obras de Murillo, seis de Velázquez y una de Cano, Ribera, Ribalta, Claudio Coello, Carducho, Castello y Cajés, respectivamente.

También se ocupó de pinturas de las escuelas italiana y francesa. Son descripciones muy didácticas, con información sobre la vida del pintor, la iconografía de la obra y su historia, pero en las que caben también juicios críticos de carácter histórico artístico. En este sentido, se muestra como un ecléctico, que todavía sigue fiel a su formación dentro de unos ideales estéticos neoclásicos, pero que tiene la capacidad suficiente como para valorar las aportaciones de los pintores naturalistas. De hecho, fue precisamente esa flexibilidad ante el naturalismo lo que le permitió revalorizar a los artistas de la escuela española y propagar sus méritos.

Fuente