Juan Eduardo Izquierdo Quiñónez
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Juan Eduardo Izquierdo Quiñonez. Combatiente del Movimiento 26 de julio que desde muy joven se incorporó a la actividad clandestina revolucionaria.
Sumario
Síntesis biográfica
Nació el 20 de octubre de1936 en Velazco, Holguín, provincia de Oriente.
Infancia y juventud
De extracción humilde, formó parte de una numerosa familia integrada por nueve hermanos. Por las actividades laborales del padre tuvo que vivir en diferentes términos municipales de la provincia.
Realizó estudios primarios en la escuela pública No.10 en Santiago de Cuba y en la escuela de Artes y Oficios como tornero mecánico al mismo al tiempo que estudiaba la trompeta, por las noches, en la Vocacional de Música. Posteriormente, en el término Municipal de San Luis cursa la escuela Superior, destacándose en las actividades deportivas. En esta etapa alternaba el estudio con el trabajo en la dulcería “Los Muchachos”.
Trayectoria revolucionaria
Al igual que la inmensa mayoría de los jóvenes de su época, se incorporó a la actividad clandestina revolucionaria, por lo que cayó prisionero en tres ocasiones: la primera por un sabotaje a la estación de policía de Santiago de Cuba, la segunda por su participación en una manifestación estudiantil contra el tirano Batista en la propia ciudad y la tercera por acciones llevadas a cabo en San Luis, donde ya se había incorporado al Movimiento 26 de Julio de la localidad.
En esa última ocasión fue trasladado a Santiago de Cuba y sometido a crueles torturas y después de numerosas gestiones fue excarcelado.
Se alzó el 17 de enero de 1958, formando parte del grupo de escopeteros de San Luis que luego se incorporaría a la Compañía A de la Columna 6 “Frank País”.
Muerte
El 5 de abril, contando con 21 años de edad, en el lugar conocido como el Manzano, en el entronque de Aldrich, durante un encuentro con fuerzas de la tiranía que provocó la dispersión de los rebeldes, Juan Eduardo se extravió junto a un compañero. Ambos, fueron sorprendidos, capturados asesinados por la soldadesca. Su cadáver, expuesto todo un día a sol y sereno, logró ser sepultado por manos campesinas.
