Juan XXII

Juan XXII
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Papa de la Iglesia católica
7 de agosto de 1316 - 4 de diciembre de 1334
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Proclamación cardenalicia5 de septiembre de 1316
PredecesorClemente V
SucesorBenedicto XII
Información personal
Nombre secularJacques Duèse
Nacimiento1249
Cahors, Bandera de Francia Francia
Fallecimiento4 de diciembre de 1334
Aviñón, Bandera de Francia Francia

Juan XXII. Papa No. 196 de la Iglesia Católica de 1316 a 1334, el más importante de los Papas de Aviñón. A la muerte de Clemente V el sacro colegio estaba tan dividido que los cardenales tardaron 27 meses en ponerse de acuerdo. Por fin dieron sus votos el 7 agosto de 1316 a Jacques Duése, que adoptó el nombre de J. XXII.

Formación

Nació en Cahors, Francia en el año 1249. Estudió teología y derecho en Montpellier y en París. Fue catedrático de derecho en Toulouse y Cahors. Por recomendación de Carlos II de Nápoles, fue nombrado para el cargo de obispo de Frejus en el año 1300.

En 1309 Carlos II nombró su canciller.

En 1310 fue nombrado obispo de Aviñón y en 1312 cardenal de Porto. Estuvo de acuerdo y propuso el andamiaje legal para la abolición de la orden de los Caballeros Templarios.

El 23 de diciembre de 1312, el papa Clemente V lo nombró cardenal obispo de Porto. Luego de más de dos años de disputas entre los miembros del cuerpo cardenalicio, finalmente y bajo el auspicio de Felipe V de Francia, se llevó a cabo un cónclave en la ciudad de Lyons, Francia, el 26 de junio de 1316. El 7 de agosto Jacques Duèse fue elegido papa y coronado el 5 de septiembre con el nombre Juan XXII

Pontificado

Pequeño de estatura, endeble, pálido, conservaba una energía indomable y una capacidad de trabajo increíble. Era un genio de la administración y un estadista sin par, aunque demasiado doctrinario.

Reorganizó la corte pontificia, desterrando de ella el lujo. Trabajó por la reforma de la Iglesia, exhortando al episcopado castellano y alemán a la enmienda de la vida, prohibiendo la acumulación de beneficios y corrigiendo diversos abusos, pero practicó el nepotismo (v.). Movido por consideraciones de orden pastoral, dividió una serie de provincias y obispados en el sur de Francia; en España creó la provincia eclesiástica de Zaragoza, a expensas de la de Tarragona.

Canonizó a S. Tomás de Aquino y para ello leyó y anotó personalmente la Summa. Con sus intervenciones tajantes, salvó la existencia de las órdenes de S. Francisco de Asís, Grandmont y Hospital, que atravesaban profundas crisis. Con los bienes de los templarios creó la orden de Montesa, en Aragón, y la de Cristo, en Portugal (v. ÓRDENES MILITARES). Apoyó los esfuerzos de la Reconquista española, mostrándose cauto en la concesión de gracias. Celoso de la pureza de la fe, condenó la doctrina de Juan de Pouilly, que tenía por nula la absolución sacramental impartida por los religiosos; reprobó 60 proposiciones de Pedro Juan Olivi y censuró 28 proposiciones del maestro Eckart (v.). Pero él mismo prestó el flanco a las críticas al enseñar, a título privado, que las almas de los justos no ven a Dios hasta el día del juicio final, ni los condenados van al infierno hasta el fin del mundo. Estas afirmaciones levantaron una tempestad de protestas y refutaciones. El papa sometió su opinión al juicio de la Iglesia y se retractó la víspera de su muerte, ocurrida el 4 diciembre 1334.

J. XXII activó la evangelización de Asia con su ayuda material, reclutando y enviando misioneros, coordinando los esfuerzos y organizando nuevas iglesias (A. Fliche, L'action missionnaire du pape lean XXII, «Le Bulletin des Missions», XXII, 1948, 1-7). Publicó una colección de decretales, titulada las Extravagantes. Dió un paso decisivo en pro de la centralización de la Iglesia, reservándose sistemáticamente la provisión de los obispados, con lo que asestó un rudo golpe al régimen electivo. Organizó de una manera genial las finanzas pontificias, gravando con impuestos los beneficios eclesiásticos.

Fuentes