Juan de Contreras y López de Ayala

Juan de Contreras y López de Ayala
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Nombre completoJuan de Contreras y López de Ayala
Nacimiento30 de junio de 1893
Segovia, Bandera de España España
Defunción23 de abril de 1978
Segovia, Bandera de España España
SeudónimoMarqués de Lozoya
OcupaciónPoeta, ensayista, historiador, crítico de arte y profesor
NacionalidadEspañol
Lengua de producción literariaEspañol
Lengua maternaEspañol
Obras notablesEl Marqués de Lozoya: semblanzas y bibliografía
PremiosPremio Fastenrath (1920)

Juan de Contreras y López de Ayala. Conocido como el Marqués de Lozoya por ser el noveno titular de este título nobiliario fue poeta, ensayista, historiador, crítico de arte y profesor universitario español.

Síntesis biográfica

Nace en Segovia en 1893, en el seno de una familia aristocrática, heredó el título de Marqués de Lozoya, con el que firmó gran parte de sus obras.

Trayectoria profesional

Impulsado desde su niñez por un viva curiosidad intelectual, recibió una esmerada formación primaria y secundaria que orientó definitivamente sus estudios hacia el conocimiento de las disciplinas humanísticas.

Tras su paso por las aulas universitarias de las facultades de Derecho y Filosofía y Letras (donde obtuvo sendos títulos de doctor), fue llamado a ejercer la docencia en, calidad de profesor de Arte, en la Universidad de Valencia, institución a la que permaneció ligado durante más de veinte años (1923-1946). Posteriormente, continuó dedicándose a la enseñanza superior en la Universidad de Madrid (1946-1960) y en la de Navarra (1963-1969).

A lo largo de su dilatada y fructífera trayectoria como investigador de la historia, el arte y la literatura, Juan de Contreras y López de Ayala ocupó cargos de alta responsabilidad administrativa e intelectual, casi todos ellos relacionados con el mundo del arte. Fue director general de Bellas Artes (1939-1951), director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma (1952-57) y presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (desde 1972); además, fungió como consejero de Bellas Artes del Patrimonio Nacional, como presidente del Patronato del Museo del Pueblo Español y como presidente del Patronato del Museo Sorolla, y fue elegido miembro de los patronatos del Museo del Prado, del Museo de la Marina y del Museo Lázaro Galdiano. Sus grandes logros al frente de todos estos organismos e instituciones culturales le valieron su ingreso, en 1940, en Real Academia de San Fernando, donde pronunció un discurso centrado en "La teoría de las artes plásticas en el siglo XIX", así como su elección, un año después, como miembro de número de la Real Academia de la Historia, donde presentó una interesante disertación titulada "Introducción a la biografía del Canciller Ayala".

En medio de esta constante labor de estudio y representación, entre 1964 y 1972 ocupó la presidencia del Instituto de España, lo que no le impidió desarrollar también una interesante actividad política como procurador en Cortes, cargo para el que fue designado en 1964. Así, Juan de Contreras (que también llegó a ser nombrado Consejero del Reino) se convirtió en representante del pueblo español en el Parlamento en dos períodos tan opuestos en la historia española del siglo XX como la dictadura franquista Segunda República, ya que, muchos años atrás (entre 1933 y 1936) había sido diputado en las cortes republicanas.

El renombre internacional que alcanzaron sus ensayos y trabajos de investigación le llevó a formar parte también de numerosas entidades culturales y artísticas extranjeras, como la Academia de Bellas Artes de París, el Instituto Arqueológico de Berlín, la Hispanic Society de Nueva York, la Academia de Bellas Artes de Lisboa y el Instituto de Coimbra. Dentro de las fronteras españolas, el Marqués de Lozoya perteneció también a la Real Academia de San Carlos de Valencia; a las Reales Academias de Ciencias, Artes y Letras de Barcelona; a la Academia San Jorge, de la Ciudad Condal, etc. Fruto de su incesante labor, en 1967 fue condecorado con la Medalla de Oro de Mérito al Trabajo, y en 1976 recibió la dignidad de "Grande de España".

Muerte

A primeros del mes de marzo pasado había sufrido una operación de próstata de la que no se había recuperado, manteniéndose internado en la clínica de la Concepción, de Madrid, hasta las primeras horas del domingo, en que fue ordenado su traslado a su casa de Segovia. Fallece en su ciudad natal en 1978.

Obra

Aunque resulta prácticamente imposible ofrecer una relación exhaustiva de la extensa y variada producción impresa de Juan de Contreras y López de Ayala (formada por más de un centenar de obras), conviene destacar al menos algunos de sus títulos más relevantes, empezando por su monumental Historia del arte hispánico, compuesta de cinco gruesos volúmenes que se fueron publicando, por fascículos, entre 1931 y 1946. Posteriormente, y también difundida por fascículos, apareció su no menos valiosa Historia de España (1969-70), dividida en seis volúmenes plagados de abundante riqueza documental. El inusitado interés que despertó esta obra propició que fuera reeditada profusamente a lo largo de los tres últimos decenios del siglo XX.

Entre el resto de su producción ensayística -centrada, por lo común, en temas históricos, artísticos y literarios-, aparecen algunos títulos tan relevantes como La casa del secretario (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científica, 1945); El San Mauricio de El Greco (Barcelona: Editorial Juventud, S. A., 1947); Don Félix Nieto de Silva en Canarias (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científica, 1948); Colmenares y su historia de Segovia (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científica, 1951); Escultura de Carrara en España (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científica, 1957); El traje español en la época de Goya (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, S. A., 1962); Guía de los Palacios Reales de la Granja de San Ildefonso y Riofrío (Madrid: Patrimonio Nacional, Servicio de Publicaciones, 1962); Santiago, Patrón de España (Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, S. L., 1965); Los orígenes del Imperio español (Madrid: Editorial Rialp, S. A., 1966); La morería de Segovia (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científica, 1967); Sotomayor (Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional, 1968); Castillos de España (Barcelona: Salvat Editores, 1970); Santiago Padrós. Vida y obra (1918-1971) (Madrid: Editora Nacional, 1972); Enrique Segura y su tiempo (Madrid: Confederación Española de Cajas de Ahorros, 1974); El arte español en las publicaciones Roca (Cía. Roca Radiadores, 1974); Valentín de Zubiaurre (Madrid: Ibérico Europea de Ediciones, S. A., 1975); Mariano Fortuny (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1975) y Sotomayor en su centenario (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1976).

Además, dedicó un bello libro a su ciudad natal, Segovia, que fue reeditado en numerosas ocasiones, incluso en una versión en catalán: Segovie (Barcelona: Noguer y Caralt Editores, 1973). Otros ensayos destacados del ilustre polígrafo segoviano son los titulados Doña Angelina de Grecia (1913); El monasterio de San Antonio el Real de Segovia (1918); Vida del segoviano Rodrigo de Contreras, gobernador de Nicaragua (1920); La campaña de Navarra: 1793-1795 (1925); El concepto romántico de la Historia (1930); El arte gótico de España: arquitectura, escultura y pintura (1935); Guía de Segovia (1957); Santiago de Compostela: la catedral y Recuerdos del conde de Cheste.

En su faceta de creador literario, el Marqués de Lozoya sobresalió especialmente por el cultivo de la poesía, género en el que dejó algunas aportaciones tan relevantes como las impresas en los poemarios titulados Poemas arcaicos (1913), Poemas de añoranzas (1915), Sonetos espirituales (1918), Poemas castellanos (1920) -galardonado con el prestigioso premio "Fastenrath" de la Real Academia Española-, Romances del llano (1924) y Cantar de las tierras altas (1928). Dos años antes de su muerte, vio la luz una recopilación antológica de sus composiciones poéticas, publicada bajo el título de Poemas de Juan de Contreras, Marqués de Lozoya (Segovia: Amigos de Segovia, 1976).

Además, el incansable humanista segoviano realizó alguna incursión en el campo de la narrativa, donde dejó algunas novelas de interés, como El corregidor y La alquería de los cipreses.

Fuente