Julián Grimau

Julián Grimau García
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Político español
NombreJulián Grimau García
Nacimiento18 de febrero de 1911
ciudad de Madrid,
España Bandera de España
Fallecimiento20 de abril de 1963 (52 años)
ciudad de Madrid,
España Bandera de España
Causa de la muertefusilamiento
Nacionalidadespañola
Ciudadaníaespañola
Partido políticoPartido Comunista de España (PCE).
PadresEnrique Grimau de Mauro y María García

Julián Grimau García (Madrid, 18 de febrero de 1911 - Madrid, 20 de abril de 1963) fue político comunista español que se destacó en varias luchas de independencias, participó en Cuba en hazañas que lo hicieron acreedor de significantes condecoraciones póstumas. Su actividad le hizo ser una de las personas más buscadas por la policía española.

Síntesis biográfica

Hijo de Enrique Grimau de Mauro (comisario de policía de Barcelona y dramaturgo) y de María García. Su abuelo paterno, Julián Grimau de Urssa, fue un conocido médico y alcalde del pueblo de Cantalejo, en Segovia.

Participación en la Guerra Civil

En su juventud militó en Izquierda Republicana. Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), ingresó en el Partido Comunista de España (PCE). Pasó la guerra en Barcelona, donde se dedicó a labores policiales. En esa época los anarquistas y trotskistas lo acusaron de cometer torturas y asesinatos en una "checa" (centro de detención político) de Barcelona durante la Guerra Civil y en el ejercicio de su labor como policía también durante la contienda. Al ser derrotada la República (1939), se exilió en Latinoamérica, estableciéndose posteriormente en Francia.

Fue uno de los dirigentes del PCE fuera de España durante la época franquista. En 1954, durante el congreso del partido celebrado en Praga, fue elegido miembro de su comité central.

En Cuba

En 1958, tras veinte años fuera de España, Grimau llega a Cuba y contacta con quien lo pone en conocimientos en la Isla, él, reconocido por sus ideas y otras actividades, se incorpora en Revolución cubana y participa en innumerables hazañas.

Sus detenciones y encarcelamientos

En 1959 ingresó clandestinamente a España, donde se haría cargo de la dirección del partido en el interior del país. Era una de las personas más buscadas por la policía española.

Fue detenido en noviembre de 1962, en un autobús en el que viajaban únicamente él y otros dos pasajeros, que resultaron ser agentes de la policia política. Era evidente que había sido delatado por sus compañeros. Fue conducido a la Dirección General de Seguridad, situada en la madrileña Puerta del Sol, en el edificio conocido como Casa de Correos, hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Allí fue arrojado por la ventana desde un segundo piso a un callejón (desde cuatro metros de altura), lo que le ocasionó graves lesiones en el cráneo y en ambas muñecas. Grimau explicó este hecho a su abogado declarando que en un momento dado de la sesión de tortura a la que fue sometido por sus interrogadores, le agarraron y le arrojaron por la ventana, esposado con las manos delante, razón por la cual se fracturó la frente y las muñecas.

La policía declaró por el contrario que Grimau había recibido un trato exquisito y que en un momento de su interrogatorio se encaramó a una silla, abrió la ventana y se arrojó por ella de forma "inexplicable" y por voluntad propia. Frente a todas las previsiones, no fue acusado por su militancia clandestina (lo que le habría valido una condena a prisión) sino por su actividad durante la guerra civil (delitos que habían prescrito el año anterior). Fue la última persona procesada y condenada en España como consecuencia de la guerra. La razón de ello es que, probablemente, el régimen quiso dar una lección a la oposición en un momento en el que existía una ola de alta conflictividad social y política.

En el juicio

Fue procesado por un tribunal militar. No existían apenas en España militares con formación jurídica, por lo que bastaba con que fuera abogado el ponente o fiscal, encargado de asesorar a los presidentes del tribunal. En el caso del juicio a Grimau, ejerció de fiscal un habitual de los juicios políticos, Manuel Fernández Martín, que en realidad nunca había estudiado Derecho y desempeñaba el cargo, como muchas otras personas en la época, gracias a que podía declarar que sus títulos "se habían quemado durante la guerra". (Fue desenmascarado un año más tarde, tras décadas de ejercicio y decenas de penas de muerte, y condenado a prisión). La única persona con formación jurídica de la sala era el defensor de Grimau: el teniente abogado Alejandro Rebollo, a quien la defensa de Grimau le costaría el puesto de militar, y que años después se convertiría en diputado.

El juicio se celebró en los juzgados militares de Madrid el jueves 18 de abril de 1963, con la sala atestada de periodistas. Los delitos de torturas no fueron probados: los testigos de la acusación declararon que conocían los crímenes del acusado "de oídas", es decir a través de rumores o testimonios de terceros que no podían comprobarse. Sólo estaba probado que, efectivamente, fue polícia.

El delito continuado de rebelión era improbable dado que Grimau había pasado más de 20 años fuera de España tras el fin de la guerra y no existían indicios de su presencia clandestina en el país durante ese tiempo. El fiscal cortó en numerosas ocasiones las declaraciones del acusado y del propio abogado defensor, cuyo alegato no fue tenido en cuenta. Tras apenas cinco horas de juicio, sin deliberación, se dictó la condena a muerte.

En realidad, el juicio por "rebelión militar", en el que se aplicaba la Ley de Responsabilidades Políticas de 1938, hacía previsible la sentencia. Este tipo de juicios sumarísimos en aplicación de una ley creada específicamente para aniquilar a los republicanos no se producía desde los años inmediatamente posteriores a la guerra. En su periodo de apogeo, acababan invariablemente con una sentencia de muerte, tanto que a menudo los bedeles del tribunal se permitían hacer sin reparos una broma macabra que se hizo famosa: "que pase la viuda del acusado".

El fiscal Fernández Martín actuaba con frecuencia en estos juicios y su afición a la pena de muerte era también famosa. El Consejo de Ministros del 1 de abril de aquel año 1963 había aprobado la creación del Tribunal de Orden Público, que pretendía dar carpetazo definitivamente a la legislación represiva aprobada en el marco de la Guerra Civil Española. A Grimau le habría correspondido ser juzgado por este tribunal, que no habría dictado pena de muerte sino de prisión. Por ello, para asegurarse de que Grimau sería ejecutado, Franco dispuso que la entrada en vigor de la ley se retrasara hasta después del fusilamiento.

Muerte

Julián Grimau pasaba en el cuartel militar del barrio de Campamento sus horas de capilla, es decir, las previas a la ejecución de la pena, en compañía de su abogado, de acuerdo con las ordenanzas militares. Hacia las 5 de la madrugada del 20 de abril de 1963 fue trasladado en una furgoneta al campo de tiro del cuartel, donde se ejecutó el fusilamiento.

Actividades políticas

Fue acusado por su trabajo como policía durante la guerra civil española (1936-1939). Esa actividad, como todas las ejercidas por miembros de la administración republicana durante la guerra, era calificada de delito de rebelión militar. Aunque el delito se consiguiese probar, técnicamente había prescrito tras los 25 años transcurridos. El tribunal debía probar entonces que se trataba de un delito continuado.

Se le imputaban torturas y asesinatos en una checa de Barcelona. Dicha imputación, que no fue demostrada en el juicio, se le ha hecho también desde sectores anarquistas, que le acusan de haber sido un prominente miembro del Servicio de Información Militar (SIM) y de haber dirigido la represión contra los acusados del asesinato del agente del SIM Leon Narwicz en 1938. No parece sin embargo que existan pruebas documentales de ello. Además, estas fuentes sitúan la actividad de Grimau en Madrid, no en Barcelona.

Fuentes

  • Anónimo o varios autores: Julián Grimau: el hombre, el crimen, la protesta. París: Éditions Sociales, 1963.