Julián Raymundo Sánchez Gómez
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Julián Raymundo Sánchez Gómez. Participó en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista desde las filas del Movimiento 26 de Julio. En 1961 participa en los combates durante la invasión imperialista por Playa Girón, como miembro del batallón de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), donde muere en combate.
Síntesis biográfica
Julián Raymundo Sánchez Gómez nació el 15 de marzo de 1930 en Aguada de Pasajeros, actual provincia de Cienfuegos en el seno de la familia obrera que formó el matrimonio de Pedro Sánchez Lima y María Gómez Granados. Fue el noveno hijo de este matrimonio.
Por entonces su padre era trabajador del Central Covadonga, hoy Antonio Sánchez, a cuya escuelita pública concurrió hasta el 5to. grado, Julián en compañía de sus hermanos, quienes poco a poco tuvieron que irse incorporando al trabajo, como en su momento le ocurrió a él.
Cuando en 1950 fallece el padre, la familia se trasladó a la capital, que ofrecía mejores oportunidades para que todos pudieran vincularse laboralmente. Julián comenzó a trabajar como dependiente en El Dragón de Oro, una fonda de chinos, situada en la Calle Vives en el actual municipio de La Habana Vieja.
Trayectoria revolucionaria
Con la fundación del Movimiento 26 de Julio y la vinculación a sus filas de varios de los hermanos Sánchez Gómez, fundamentalmente Antonio, la vida familiar se vuelve muy agitada; tanto Antonio como Julián permanecen en continuo movimiento y en determinados momentos tienen que pasar a la más completa clandestinidad.
Antonio llega a convertirse en coordinador del Movimiento 26 de Julio en la barriada habanera de Marianao donde ambos hermanos desarrollan sus actividades clandestinas, Antonio es detenido por el Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), donde es interrogado por el propio Mariano Faget, jefe de este aparato represivo y agente de la CIA; también Julián cae preso es interrogado, golpeado y luego liberado. Finalmente Antonio fue delatado el 31 de octubre de 1959 por Ariel Lima, un antiguo combatiente que entregó a más de cien compañeros en la capital, a muchos de los cuales torturó y asesinó personalmente.
Al producirse el tiroteo a la 15 estación de policía en Marianao, el sanguinario Pilar García ordenó asesinar a 4 detenidos por cada policía muerto o herido; Antonio a quien todos decían El Gallego, ya había sido brutalmente torturado y estuvo entre los primeros seleccionados para cumplimentar la macabra cuota cuyo saldo final fue de 91 víctimas. Su cadáver apareció con 30 balazos en el cementerio de La Lisa.
Con la huída de Batista, el Movimiento 26 de julio se moviliza en la capital para tomar las estaciones de policía, Julián y su hermano Máximo reciben la misión de ocupar la Tercera Estación, donde capturan a los asesinos de su hermano.
En el mes de febrero, Julián ingresa en la Policía Nacional Revolucionaria siendo destinado a la Tercera Unidad como vigilante número 789. Al constituirse el batallón de combate de la Policía Nacional Revolucionaria para enfrentar a las bandas de alzados contrarrevolucionarios en Las Villas y Matanzas, Julián integró sus filas, permaneciendo por más de cuarenta días en operaciones.
A su regreso disfruta de unos días de descanso en compañía de la familia tras lo cual regresa al lugar conocido por El Esperón, en Caimito de Guayabal donde estaba acantonado el batallón para pasar un curso de artillería.
Una semana antes de la agresión mercenaria por Playa Girón recibe pase y logra visitar nuevamente a la familia a la que nunca más vería. Pocas horas antes de partir trata de establecer comunicación telefónica, pero al parecer no había nadie en su casa.
Muerte
El día 19, cerca del mediodía los ininterrumpidos combates que desde las 9 de la mañana sostienen las fuerzas revolucionarias ya han cobrado la vida de decenas de combatientes de la PNR, las Milicias Nacionales Revolucionarias y lasFAR.
Julián avanza pese al increíble huracán de fuego que cae sobre nuestras avanzadas; ante la alerta de un compañero cercano que le pide tenga precaución responde: De eso nada viejo. Si hay que morir moriremos! Hay que echar pa’lante.
Minutos más tarde cuando se despeja la neblina de humo y arena que deja la explosión de una granada de mortero enemiga el mismo compañero lo ve tendido en el suelo, corre a su lado con el ánimo de socorrerlo pero ya está muerto con un costado totalmente abierto. Momentos antes, en pleno avance heroico, le había recomendado: Julián, hermano, cuídate y la respuesta inevitable le afloró a los labios sonrientes: Patria o Muerte. Venceremos.
Fuente
- Mártires MININT.Semblanzas biográficas, Editora Política, t. II, La Habana, 1990
