Laísmo

Laísmo
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Concepto:Uso de los pronombres personales "la" y "las" en función del complemento indirecto para referentes del género femenino en lugar de las formas estándar "le" y "les". En ciertos dialectos del español el laísmo es un fenómeno extendido.

Laísmo. Fenómeno gramatical de la lengua española que se produce cuando se utilizan los pronombres personales átonos de complemento directo del femenino (la y las) en función de complemento indirecto, donde deberían haberse escrito los pronombres personales átonos de complemento indirecto (le o les).

La norma culta, así como las convenciones de la Real Academia Española, condenaron el laísmo hace ya muchos siglos y su empleo se considera un vulgarismo grave, incluso cuando se da en entornos y dialectos profundamente laístas.

Laísmo

Consiste en utilizar el pronombre la(s) para el complemento indirecto femenino. Es un fenómeno típicamente castellano.

La norma exige que para el complemento indirecto se utilice el pronombre le(s) tanto para masculino como para femenino.

Uso según normas

Según la Real Academia de la Lengua Española el laísmo es:

  • El uso impropio de la(s) en función de complemento indirecto femenino, en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente ejercer esa función.
  • Los pronombres la, las proceden, respectivamente, de las formas latinas de acusativo illam, illas. El acusativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento directo. Por ello, la norma culta del español estándar solo admite el uso de estas formas para dicha función:
«La busqué [a Constancia] en los tres pisos»
«Estas cosas muchos no las quieren creer»
No son correctos los usos ejemplificados a continuación, en los que la forma la funciona como complemento indirecto:
«Cuando abrió la Marcelina, la dijeron: ¿Vive aquí Marcelina Domínguez?»
«Yo la di un beso a Josefa».
  • El laísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso antietimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el leísmo y el loísmo, comienza a fraguarse en la Castilla primitiva durante la Edad Media, pero no consiguió extenderse a la variedad del castellano andaluz, por lo que no se trasladó al español atlántico (Canarias e Hispanoamérica).

El área propiamente laísta se circunscribe básicamente a la zona central y noroccidental de Castilla. Aun así, por influencia de la norma culta estándar, es patente la voluntad de los hablantes cultos de esas zonas y, sobre todo, de los escritores, de ajustarse al uso etimológico.

  • Hay ocasiones en que las incorrecciones o vacilaciones en el uso de los pronombres átonos de tercera persona no se deben a la tendencia dialectal señalada en el párrafo anterior, sino a la duda del hablante sobre el tipo de complemento —directo o indirecto— que rigen algunos verbos. Así, hay verbos que, incluso en zonas en las que los pronombres átonos distinguen funciones gramaticales, unas veces se construyen con pronombres de complemento directo —lo(s), la(s)— y otras con pronombres de complemento indirecto —le(s)—, dependiendo de distintos factores; otros verbos están inmersos en un proceso de cambio de intransitivos (verbos que nunca se construyen con complemento directo) a transitivos (verbos que exigen la presencia de un complemento directo), y viceversa. Para resolver estos casos, debe acudirse a las entradas correspondientes a cada uno de los verbos que habitualmente plantean dudas. En cuanto a las oraciones impersonales con se seguido de pronombre átono (Se le/la considera la mejor).

Cuando un "laísta" dice: La pegué, un no "laísta" entiende que "la cosa" referida fue pegada (con un adhesivo) y no "golpeada", que es lo que el "laísta" quería decir. Aunque la RAE no dice que este uso sea incorrecto (como sí hace con el resto de laísmos), lo desaconseja basándose en su uso localizado a zonas tradicionalmente laístas.

El "le" indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad utilizamos un segundo pronombre con preposición: Dale un beso, a ella (a él).

Variantes

  • El laísmo es frecuente en el dialecto madrileño: A ella, la dolía la cabeza (en lugar de: A ella, le dolía la cabeza) o A ella, la dije que se fuera al cine (en lugar de: A ella, le dije que se fuera al cine).
  • El laísmo también es frecuente en Castilla y León, sobre todo en la provincia de Palencia. Asimismo es utilizado en Santander capital y sus alrededores.

Fuentes