La Calahorra (Granada)

Localidad La Calahorra
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Localidad de España
Bandera de La Calahorra
Bandera

Escudo de La Calahorra
Escudo

Mapa la calahorra.jpeg
CapitalGranada
EntidadLocalidad
 • PaísBandera de España España
AlcaldeMoisés Guijarro Rueda (Grupo independiente de La Calahorra)
Superficie 
Población (2010) 
 • Total806 hab.
La-calahorra.jpg

La Calahorra. Localidad española de la provincia de Granada, en la comunidad autónoma de Andalucía.

Ubicación

Municipio situado al Este de Granada, recostado sobre un pequeño cerro rocoso, en cuya cima el primer Marqués del Zenete, hijo del Cardenal Mendoza, mandó construir un castillo-palacio. A medio camino entre Granada y Almería, se comunica con ambas ciudades por la autovía A-92, dista 90 Km. de la primera y de la segunda 95; por la misma autovía, a 18 Km., se llega a Guadix (la antigua Accis romana), capital comarcal y centro comercial de la hoya de Guadix y la altiplanicie del Marquesado, sede del obispado de Guadix-Baza con una Catedral de fachada plateresca y un barrio de cuevas trogloditas.

Una carretera estrecha y tortuosa, que serpentea por una sierra cubierta de pinos hacia el puerto de La Ragua, lleva al viajero hasta la Alpujarra. Otras dos carreteras salen del poblado: una hacia Aldeire, ya en el interior del Parque Nacional Sierra Nevada, y otra que recorriendo pueblos de la Comarca del Marquesado como Alquife, Lanteira o Jeres del Marquesado, conduce a Guadix.

Geografía

Al este de La Calahorra está el Juan Canal. Un cerro de mayor extensión y altura que en él que está edificado el castillo, muy rocoso, que sólo en su base tiene una pequeña y árida franja de tierra en la que apenas crecen algunos almendros. Al otro lado del cerro está Ferreira. Hacia el oeste está Alquife con las rojizas tierras de sus antiguas minas, y los valles en que se asientan otros pueblos del Marquesado ascendiendo hasta el Picón de Jeres de 3.094 metros de altitud. Por el sur se extiende el Parque Nacional de Sierra Nevada, Aldeire, y las empinadas laderas, que ascendiendo por el Collado de los Lobos culminan en el pico de San Juan a 2.784 m. Y por el norte se desciende suavemente hacia una amplia llanura, en la que hasta hace unos años se cultivaban cereales, actualmente sembrada de placas solares y aerogeneradores.

Panorámica de La Calahorra.

Sobre la ladera este del otero en que se levanta el castillo están los barrios de Peamigos , El Cerro y Las Coberteras, sus calles bajan en fuerte pendiente hasta una zona central y llana: La Plaza, El Barrio y la calle Los Caños. El terreno vuelve a elevarse suavemente en Las Vistillas, La Zagüela y Los Cortijillos. La plaza es un pentágono irregular con un pilar circular en su centro. En ella está la Iglesia y el Ayuntamiento. Hasta los años sesenta del siglo pasado el edificio del Ayuntamiento albergaba, además del despacho del alcalde, un gran salón en el que estaba la escuela para niños y la vivienda del alguacil en la planta alta, y en la baja la cárcel. La calle Los Caños, la más recta y ancha, se inicia en la plaza y termina en un pilar rectangular alimentado por nueve caños de agua, en ella está la «casa grande», un pequeño palacete con su huerto.

Historia

El estudio de restos de asentamientos del Neolítico encontrados en la comarca del Marquesado y La Calahorra apuntan la ocupación humana de esta zona en aquellos lejanos tiempos. Igualmente están documentados yacimientos de la Edad del Bronce, de la cultura El Argar, entre los que sobresale El Zabelí en Esfiliana.

Se sabe que fue ocupada por los fenicios, y que en época romana formó parte de la provincia Bastetana, formada por las provincias de Granada, Almería y parte de las de Murcia, Albacete, Jaén y Málaga, en la que se encuentra la zona de Acci (Guadix). En ella hay una población llamada Arcilasis que más tarde cambió su nombre por el de Alcala Horra (Castillo de las Peñas).

Diego Hurtado de Mendoza en su obra Guerra de Granada dice que en la etapa visigoda el Conde Don Julián fue dueño de una fortaleza en La Calahorra, que en tiempos de los moros pasó a posesión de los Cenete procedentes de Berbería.

En época del reino nazarí de Granada existía en esta comarca una rica actividad económica basada en la ganadería, el cultivo de cereales y de moreras de cuyas hojas se alimentaban los gusanos de seda, base de una próspera industria sedera. En Diciembre de 1498, durante la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, Cidi Yahya Alnayar, caudillo musulmán, entregó a los cristianos algunos lugares de la comarca del Zenete entre ellos La Calahorra.

Reinando Felipe II se produce la segunda sublevación de Las Alpujarras entre los años 1568 y 1571. En los relatos de Diego Hurtado de Mendoza y de Luis de Mármol y Carvajal sobre esta guerra, La Calahorra es atacada por moriscos que vienen de Las Alpujarras, causando graves daños a personas y bienes. Los habitantes cristianos se refugiaron en el castillo hasta que soldados procedentes de Guadix restablecieron el orden. El final de la sublevación supuso la requisa de los bienes y propiedades de los moriscos y su expulsión y distribución por la península.

Las comunicaciones de esta zona mejoraron notablemente con la inauguración del tramo de la línea de ferrocarril Linares-Almería entre Guadix y Almería el año 1895, en este tramo estaba situada la estación de La Calahorra. En estos tiempos también se construye una carretera que comunica Guadix con Almería, se ensanchan los caminos que unen los pueblos del Marquesado y el que lleva a Las Alpujarras por el puerto de La Ragua.

Hacia el año 1950, los 2100 calahorreños que vivían en la población, sumidos en el contexto político, económico y religioso de la dictadura franquista, vivían entre la pobreza y la resignación. Eran gentes sencillas, trabajadoras, alegres, con pocos estudios, ingeniosas y apegadas a sus tradiciones: los novios hablaban con sus novias por la ventana separados por una reja, a los viudos que volvían a casarse se les daba la cencerrada, las mujeres mayores vestían de negro con la cabeza cubierta con un pañuelo.

La firma del Concordato con la Santa Sede el 25 de agosto de 1953, el pacto defensivo entre España y Estados Unidos el 26 de septiembre del mismo año y la formación el 25 de Febrero de 1957 de un gobierno, que llevó a cabo el plan de estabilización económica y la apertura de la economía al exterior, son la base del desarrollo industrial que favoreció fundamentalmente a Cataluña y País Vasco.

Su efecto llega al pueblo a partir de los años sesenta en forma de emigración. Primero son los menos afortunados los que cogen el tren con dirección a Cataluña, asentándose en los pueblos industriales del cinturón de Barcelona, y tras ellos marchan los jóvenes y los mayores, no solamente a Cataluña, también a Francia, Alemania y Suiza. En una década los habitantes de La Calahorra se reducen a la mitad. La disminución de la población, el dinero que mandan los emigrantes y la llegada de nuevos productos fuerzan un lento cambio en las costumbres y mentalidad de los calahorreños y aumentan su bienestar.

La aprobación de la Constitución en 1978, la democratización de los Ayuntamientos y la entrada de España en la Unión Europea acentúan los cambios. Se asfaltan las calles, se lleva el agua corriente a las casas, y se establecen desagües que permiten la instalación de retretes y cuartos de baños. Hay una notable mejoría del nivel de vida, una alimentación más equilibrada y un aumento del confort con la llegada de lavadoras, frigoríficos, teléfonos y televisores.

Economía

Agricultura

Durante siglos la base económica de los calahorreños ha sido la agricultura. En la primera mitad del siglo pasado seguía siéndolo y podemos describirla cómo sigue.

Una parte importante de las tierras, tanto en La Calahorra como en otros municipios de esta comarca, pertenecía a un solo propietario, que la tenía arrendada a campesinos que pagaban en especie una determinada cuantía. Dos o tres habitantes tenían tanta tierra que necesitaban contratar peones que le ayudaran en las trabajos ordinarios del laboreo. Había otros agricultores que eran propietarios de la suficiente superficie para vivir. Y en la base de la pirámide estaban los campesinos que labraban tierras arrendadas, que podían poseer alguna pequeña propiedad, pero que con frecuencia necesitaban echar peonadas para ir subsistiendo.

Las tierras estaban divididas en porciones que se denominaban suertes, medias suertes, cuartos y medios cuartos de suerte. Esta denominación no indicaba que un cuarto de suerte ocupara un parcela. Un medio cuarto de suerte estaba dividido en varias parcelas en la vega y otras varias en el campo. La concentración parcelaria realizada en los años sesenta del pasado siglo acabó con esta división tan extrema de las tierras.

Dependiendo de la posibilidad de riego las tierras se clasificaban en tres grupos: Una pequeña porción, próxima al pueblo, es la vega: son tierras de regadío, en la que se cultivaba remolacha, patatas, maíz, garbanzos, tomates, pimientos y otras hortalizas. De mayor extensión y más alejadas del pueblo otras tierras constituían el campo que podía regarse en primavera: estaban dedicadas al cultivo de cereales, básicamente trigo y cebada. Más lejos aún se hallaban las tierras de secano que solamente recibían el agua de lluvia, también destinadas a cereales. Tanto las tierras de campo como las de secano se dividían en dos zonas, en las que en años alternos en una de ellas se sembraba y la otra se dejaba en barbecho.

Las tareas agrícolas se realizaban con herramientas que ya se usaban hace cientos o tal vez miles de años: En el barbecho y la siembra se utilizaba mayoritariamente el arado romano, que alguna vez en la vega se sustituía por el de vertedera, de hierro. En la recolección de cereales se empleaba la hoz para la siega y el trillo de ruedas o de tablas para deshacer la mies. La eliminación de las malas hierbas se hacía con el mancaje. No se disponía de ningún tipo de fuerza mecánica. El campesino sólo contaba con la ayuda de animales: mulos y asnos. El transporte de cosas y personas se hacía en carros con dos grandes ruedas de hierro, o directamente sobre los mulos.

Talleres

Construidos en hierro y madera, los carros y otras herramientas necesitaban ser reparados. Esta labor se hacía en las tres fraguas que había en el municipio. Las rejas de los arados y las palas de mancajes, azadas, espiochas y otros aperos eran restauradas en ellas, que también realizaban trabajos de carpintería. Los cascos de las caballerías se protegían con herraduras, misión ejecutada por el herrador.

Minería

Las minas de hierro de Alquife empleaban a calahorreños que al terminar su dura jornada volvían a sus hogares cubiertos del polvo rojo del mineral, portando el carburo que les alumbraba en las oscuras galerías mineras.

En la ladera del cerro en que se levanta el castillo había una cantera de piedra caliza explotada por una familia del pueblo. En hornos, cuyas ruinas pueden verse en la actualidad, se obtenía la cal empleada en la construcción y en el blanqueo de las paredes de las casas. En el extremo norte del Juancanal hay una cantera en explotación.

Otras ocupaciones

El panadero que en su horno de leña cocía la masa de harina de trigo, agua y levadura trabajosamente elaborada en la casa por las incansables mujeres.

La recovera, mujer que se dedicaba a comprar huevos para venderlos en Guadix.

La tostadora dedicada a tostar garbanzos y principalmente cebada, que era utilizada en infusión como sustituto del café en el desayuno.

El tratante, persona que compra, vende y ejerce de intermediario entre vendedor y comprador de granos y ganado.

El tartanero, conductor del carruaje de dos ruedas y cubierta abovedada con asientos laterales, dedicado al transporte de viajeros.

El posadero que alberga y proporciona comida a los transeúntes y sus animales.

El tabernero que en su local reunía a los hombres en torno a las copas de aguardiente y coñá por la mañana. Y que en la noche se convertía en centro de juegos y cantes animados por los vasos de vino blanco.

El barbero, el hojalatero, el quincallero, la espigadora...

Cambios en la economía

La incorporación de maquinaria agrícola, como tractores y cosechadoras, no frena la caída de la agricultura debida a la baja productividad de las tierras y el estancamiento de los precios, pero es decisiva para la desaparición de carros, mulos, fraguas y todas las antiguas ocupaciones. La construcción de plantas de energía solar en tierras de campo ha cambiado definitivamente la base de la agricultura calahorreña. El cierre de las minas de Alquife fue igualmente un duro golpe en la economía del pueblo.

Tabernas y posadas se transformaron en modernos bares y hoteles que son hoy en día la principal actividad económica.

Fiestas

San Antón

En Enero se celebra San Antón, el patrón de los animales. San Antón, que comparte con San Gregorio la ermita que hay junto al cementerio, se baja en procesión hasta la iglesia, tradicionalmente se le decía la novena y el día 17, después de misa y acompañado de todas las caballerías del pueblo, se lleva de nuevo a su ermita. Los mayordomos son los encargados de organizar el chisco, un montón de leña que se quema en la plaza la noche anterior. En la actualidad se ofrece a los asistentes chorizo, morcilla y panceta asados en barbacoas. Tradicionalmente algunos vecinos, en noches posteriores al día de San Antón, queman sus chiscos particulares en la calle junto a sus casas.

La fiesta de San Antón termina con las «nueve vueltas», una carrera de mulos y caballos alrededor del conjunto del cementerio y ermita en que se ubica al Santo.

San Marcos

Se celebra el 25 de Abril. El acto central de la fiesta es la misa, quizás las más concurrida del año, ya que al salir todos los asistentes reciben el rosco de San Marcos al que se le atribuyen propiedades curativas. Antiguamente los mayordomos pedían durante el verano anterior trigo, a veces en la misma era, con el que después se hacían los roscos. Eran los encargados de distribuirlo a la salida de misa.

Fiesta de las Cruces

Esta fiesta se celebra la noche del dos al tres de Mayo. Conmemora el hallazgo efectuado por Santa Elena, madre del emperador romano Constantino, de la cruz en que murió Jesús. Aunque hay informaciones que remontan su origen a antiguas celebraciones romanas.

En el interior de algunas casas se levantan altares con cruces adornados con plantas, flores, colchas y candelabros. En ellas se reúnen los vecinos para divertirse con juegos, cantos y bailes.

San Gregorio

Es el patrón de La Calahorra y se celebra el nueve de Mayo.

San Gregorio Nacianceno, uno de los grandes Doctores de la primitiva Iglesia Griega, nació el año 329 en Nacianzo, un pueblo de Cappadocia (en la actual Turquía) en Asia Menor. Recibió el bautismo a los 30 años y al poco tiempo fue ordenado sacerdote. En el año 379 es nombrado obispo de Constantinopla, sede a la que renuncia para pasar los últimos años de su vida en la soledad de su pueblo natal, donde muere el año 391.

Siguiendo la tradición, nueve días antes de la fiesta, San Gregorio era llevado a la iglesia desde la ermita que hay junto al cementerio, se le decía la novena y se sacaba en procesión la noche del día ocho. El nueve, después de una solemne misa, vuelve a salir en procesión. En estos días, la plaza y la calle Los Caños se llenaban de puestos de turrón, pasteles y otros dulces. En la plaza se montaban columpios y voladeras, y algunos años se instalaba algún circo o teatro ambulante.

La noche del día ocho es la del «castillo fuego»: terminada la procesión el pueblo llena la calle Los Caños paseando desde la fuente hasta la plaza, mientras en ésta se alternaban piezas tocadas por la banda de música con la quema de los fuegos artificiales. Las tabernas se abarrotaban de clientes. Bullicio, paseos y música que se repetían durante la tarde-noche del día siguiente.

Santo Cristo de las Penas

La fiesta del Señor, en honor del Santo Cristo de las Penas, que desde los años 80 del siglo pasado se celebra el quince de Agosto siguiendo una pauta algo distinta a la tradicional, tenía lugar al término de los trabajos de recolección de cereales, en los últimos días de Agosto y los primeros de Septiembre.

Tenía una primera parte que se desarrollaba como la de San Gregorio, con procesiones, misa solemne, castillo fuego, banda de música, puestos de dulces, columpios y paseos en la calle Los Caños, durante el sábado y el domingo.

Del lunes al viernes siguiente se celebraba la feria de ganado: por la mañana todos los mulos debían estar en los bancales cercanos a las Vistillas y la Zagüela mientras la banda de música tocaba en la puerta de la Serafina. Por la tarde se paseaba por la carretera de Alquife y la calle Los Caños.

Mientras tanto, la plaza se iba llenando de carros que poco a poco formaban un imperfecto círculo en el que el sábado y el domingo se celebrarían los toros. Novillos y cabestros llegaban a la vega el sábado por la mañana. Allí pacían en algún bancal de remolachas hasta que las autoridades llegaban hasta ellos para iniciar el encierro. Por la carretera de Alquife venían al paso de los cabestros hasta llegar al pilar de la calle Los Caños, donde se provocaba una estampida y novillos y mozos corrían hasta la plaza rebosante de gente subida en los carros. El domingo por la tarde tenía lugar la novillada.

Monumentos

La iglesia

Iglesia de estilo mudejar.

La Iglesia Nuestra Señora de la Anunciación, situada en la plaza, fue construida en 1546, su planta tiene forma de cruz, con un coro encima de la puerta de entrada y dos capillas adosadas al lado izquierdo. Es de estilo mudéjar, con techo artesonado y una torre de base cuadrangular de cuatro pisos de altura.

El castillo

Castillo de La Calahorra

Fue construido en el lugar que ocupaba una antigua fortificación que podría haber sido levantada en época visigoda y reformada durante la ocupación musulmana.

El castillo se edifica entre los años 1509 y 1512, encargado por el Marqués del Cenete, D. Rodrigo de Mendoza. El Marqués en sus viajes a Italia conoció la construcciones renacentistas de este país y muy influenciado por ellas decidió reproducirlas en su castillo-palacio. Encomienda la ejecución de la obra al arquitecto Lorenzo Vázquez de Segovia, que ya iniciadas las obras, seguramente por discrepancias en el diseño, es sustituido por el italiano Michele Carlone.

El aspecto exterior es toco, con los dos torreones del lado norte más altos y de mayor diámetro que los otros dos, con una sola puerta de entrada relativamente pequeña, y con una concepción militar y defensiva, que le da aspecto de fortaleza. El interior es un hermoso palacio renacentista, realizado por artistas italianos con mármol traído de Carrara (Italia). Tiene su centro en un patio cuadrado con una galería inferior y otra superior unidas por una suntuosa escalinata. En ambas galerías hay seis columnas en cada lado terminadas en capiteles compuestos en la galería baja y corintios en la alta, y arcos de medio punto. En el patio había una fuente de mármol traída de Italia, que fue sustituida por el brocal de una aljibe. Se desconoce el paradero tanto de la fuente como de otros numerosos adornos de la cornisa y las portadas que han desaparecido.

Fuentes