La Chambelona (Conga)

La Chambelona (Conga)
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Datos Generales
Autor(es):Rigoberto Leyva
Año:1908
País:Bandera de Cuba Cuba
Género:Conga



La Chambelona (Conga). Es una emblemática conga cubana que se hizo famosa en la segunda década del siglo XX, cuando se desata una guerra entre liberales y conservadores, conocida como La Chambelona.

Historia

Como nace la conga

Contra la opinión generalizada, dice Fernando Ortiz, la música de La Chambelona no es de origen africano; lo es solo el compás, que ha popularizado una vieja tonadilla española. De la misma opinión es el maestro Helio Orovio: la define como un canto popular en ritmo de conga, que utiliza la estructura de una vieja cancioncilla española mezclada con elementos rítmicos de origen congo. Ortiz añade que el nombre chambelona parece proceder de Chambas y que chambelona, según algunos, quiere decir música de Chambas, toponímico cubano que proviene de África, de Sierra Leona, específicamente.

Esa supuesta procedencia no parece cierta. A juzgar por lo que, en mayo de 1930, escribió el memorialista Ramón A. Catalá en la columna Del lejano ayer, que aparecía en el Diario de la Marina, el estribillo se conocía ya en los años 1880 del siglo XIX. Fue en esa época en que el periodista Felipe López Briñas improvisó para el diario habanero La Lucha una redondilla que alude a dos gobernadores españoles e ilustra sobre la situación económica del país.

La Chambelona aparecerá como canto político en 1908, asegura Fernando Ortiz. Y lo reafirma Juan Manuel García Espinosa en un artículo que publica la revista Signos, de Santa Clara, correspondiente a julio-diciembre de 2005. Afirma García Espinosa: «La Chambelona se canta en Camajuaní por primera vez el 1 de octubre de 1908, al tomar oficialmente posesión de la alcaldía el médico Pedro Sánchez del Portal.

Dice además: se popularizó después en el terreno de la política, entre los liberales villareños, cuando salió a la luz la misma melodía con una letra titulada La Chambelona, transformación de la original en texto y título, cuya paternidad se disputaban varias personas». Según García Espinosa, el título original era el de La Chamberona por el sobrenombre que recibía, como veremos después, cierta prostituta de la zona.

Durante la guerra de 1916

En 1916, Cuba se polariza entre dos figuras de la vida pública. Por un lado, el conservador Mario García Menocal, hombre huérfano de adornos personales. O sea, en buen cubiche, el clásico e intransitable pesa´o. En la otra esquina, el liberal José Miguel Gómez, quien anticipaba al mandón pecuario garcíamarqueano, ése del cual se espera que las vacas vaguen por el despacho. Tenía fama de arrestado –bien ganada en la manigua--, la cual le aseguraba una imagen pública de “macho a todas”, muy del gusto de amplios sectores del electorado.

En 1916, estaban de moda Si llego a besarte de Luis Casas Romero, y Quiéreme mucho, de Gonzalo Roig. Pero los liberales necesitaban algo menos lírico y más pachangoso. No en vano se ha dicho que eran “los políticos más divertidos”. De ahí nacería “La Chambelona”.

Llevaban los liberales como mascarón de proa, en la campaña de aquel año, al escritor, lexicógrafo y orador Alfredo Zayas, El Chino, quien tenía un pasado glorioso como conspirador y recluso en la tétrica prisión colonial de Ceuta. Con el tiempo, se evidenciaría como el más inteligente y corrupto de los mandatarios republicanos.

A esta sombra se impone “La Chambelona”, que Helio Orovio definió como inspirada en una vieja cancioncilla española, mezclada con elementos rítmicos de origen congo.

Durante la campaña electoral de 1916, donde se enfrentan Mario García Menocal -El Mayoral- y Alfredo Zayas -el cinismo personificado-, un tren atiborrado de liberales arriba a la estación capitalina. Los aguerridos zayistas traen consigo un arma ultrasecreta, que no es precisamente el pavoroso forifái -o sea, cuarenta y cinco- cuyo bulto se adivina bajo la guayabera.

El novísimo armamento es invención del músico Rigoberto Leyva, y consiste en una conga-himno, “La Chambelona”. La tropa liberal, tan pronto desciende del tren, se organiza en una comparsa que enfila hacia la viejohabanera calle Morro, donde reside Zayas. Y van contoneándose, o ripiándose, como dice el pueblo, mientras tararean el estribillo: “Aé, aé, aé La Chambelona”.

En el trayecto hacia la casa de Alfredo Zayas, la policía intenta detener a los congueros liberales, aduciendo que iban cantando “cosas de la negrá´ ”. Por muy racistas que fuesen las autoridades, ése no era el principal motivo de escándalo, sino que la gente había alterado la letra original de “La Chambelona”, con un texto que ponía en entredicho la decencia de la esposa de Menocal, Primera Dama.

Pero donde las dan las toman, y lo que no podían predecir los zayistas era que, con el pasar del tiempo, el candidato se elevaría hasta la silla presidencial, y entonces el pueblo iba a recordar que a la encumbrada señora Zayas se le conocía en la juventud como María Centén, pues ésa era la moneda que abonaban los marchantes para que ella dispensase los favores amatorios.

El autor

Expresa, en Signos, el articulista: «Luego esta letra fue transformada, y se utilizaron diversos textos con el mismo verso final del estribillo. La Chambelona (...) —corrupción de Chamberona— y con la misma melodía de más de treinta años de existencia por entonces (cuando aún no habían nacido los que después se disputarían la paternidad de la música). Como ocurre con muchas creaciones de entraña eminentemente popular, el verdadero autor se pierde en el anonimato de los tiempos.

El ciego Mateo

En las zonas de Caibarién y Remedios, y también por Yaguajay, se movía un ciego oriundo de Chambas llamado Mateo. Se apoyaba en un bastón, un perro le servía de lazarillo y con una guitarra acompañaba las canciones. Había sido barbero, pero al perder la visión a consecuencia de una enfermedad venérea, se dio en inmortalizar en los versos a la prostituta que lo premió. Le llamaban, como ya se dijo, La Chamberona:

La versión de Rigoberto Leyva

El músico Rigoberto Leyva Matarana (1886-1979), oriundo de Camajuaní y liberal entusiasta, tomó en 1916 la melodía anónima, le agregó notas de la inspiración, le adaptó versos sectarios y le dio el título por el que se le conoce. La inscribiría a su nombre. Creaba así una conga cuyo arraigo estuvo muy lejos de imaginar.

Por aquellos días, José Miguel Gómez era visita frecuente en Camajuaní, donde vivía el yerno, el coronel Espinosa. En ocasión de una de esas visitas, Leyva y otros músicos interpretaron La Chambelona en presencia este y el expresidente se entusiasmó. Fue entonces que llegó a La Habana.

Una tropa de liberales procedente de Las Villas descendió del tren en la Estación Central y, cantándola y bailándola, se echó a la calle con la intención de llegar a la calle Morro, donde residía Alfredo Zayas, candidato presidencial por los liberales, en las próximas elecciones.

La Policía adujo que aquello era cosas de negros e intentó detener la manifestación. No era esa la verdadera causa: aquel piquete de liberales, con los versos de La Chambelona, insultaba al general García Menocal, presidente de la República, y a la esposa, la primera dama, Mariana Seba. Vano fue el intento de las autoridades por paralizar la marcha. A partir de ahí La Chambelona prendió en la nación como una llama en un polvorín.

  • Decía en la letra aquella melodía de 1908:


Pedro Sánchez del Portal:
Un alcalde sin igual
Elegido en su persona.
¡Aé, aé, aé la chambelona!
Todo liberal ya grita:
Yo no tengo la culpita
Ni tampoco la culpona.
¡Aé, aé, aé la chambelona!

  • Leta del ciego Mateo:


Una bella margarita,
Lisonjera y retozona
Con amor me dio una cita.
¡Merecería una corona!
¡Aé, aé, aé La Chamberona!
Yo no tengo la culpita
Que la dulce picarona
Un día de Santa Rita
Me enredara en la encerrona.
¡Aé, aé, aé La Chamberona!
Guardarraya muy solita
Se llevó a la muy bribona
Con mi corazón —¡maldita!—
Sin dejarme luz... ¡Ladrona!
¡Aé, aé, aé La Chamberona!

Fuente