La Demajagua (Manzanillo)

Comunidad La Demajagua
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Comunidad de Cuba
EntidadComunidad
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaGranma
 • MunicipioManzanillo
Población 
 • Total413 hab.

Comunidad La Demajagua, lugar de reencuentro con la historia de la patria.

Localización

El lugar está ubicado a 13 Km. de la ciudad de Manzanillo, en la carretera hacia el municipio costero de Campechuela. Limita al norte con la finca El Ranchón, otrora finca del patriota Manuel de Jesús “Titá” Calvar Oduardo, quien fuera uno de los Presidentes de La República en Armas; por el sur con el asentamiento rural llamado La Escondida, otrora Finca La Jaquita que fuera propiedad en 1868 del Patricio Isaías Masó Marques, uno de los hombres que acompañaron a Carlos Manuel de Céspedes a la guerra el 10 de octubre de 1868; por el este con la finca “Los Letreros”, que antes fue propiedad del Lic. Gregorio Santiesteban y al oeste con el mar. El terreno, de modo general, es de forma regular con la excepción de una pendiente que tiene acceso hacia el mar.

Orígenes

La primera referencia que se tiene de este lugar, finca rústica Demajagua, data de junio de 1843, cuando José Joaquín Palma le vendió a Magín Plá un pequeño trapiche con la acción de 6 caballerías de tierra en el pasaje nombrado Demajagua, perteneciente al cuartón Punta de Piedra en el Partido de Yaribacoa (sitio ubicado entre los ríos Yara y Jibacoa), en la cantidad de cien pesos. Esas tierras se hallaban en colindancia con el Ingenio del comprador.

Luego, el trapiche pasó de manos de Magín Plá a su hermano José, quien presentó quiebra en 1857. El Licenciado Carlos Manuel de Céspedes representó como abogado a José Plá.  En la reunión de los acreedores, Carlos Izaguirre, representante de Francisco Javier de Céspedes, ofreció diez mil ochocientos pesos por la finca, el trapiche, los cinco esclavos que poseía y todas sus dependencias, mientras “José Venecia & Compañía” garantizaban este pago según escritura pública levantada por el escribano Nicolás Lasso, en Manzanillo, el 3 de julio de 1857.

En dicho contrato, el productor se comprometía a vender al refaccionista todas las zafras hasta el año 1862 con los precios y condiciones estipulados en dicho convenio privado que al efecto habían hecho, así como incrementar la dotación de esclavos. Por su parte, la compañía Venecia adelantaba a Francisco Javier la mitad de los valores por los cuales había comprado el referido ingenio y la otra mitad se la entregaría en el término de un año, además, daría el dinero necesario para la compra de 10 negros y todo lo que pudiera necesitar para refaccionar la finca y una máquina de vapor para la zafra de 1860 y las venideras, para lo que recibía la cantidad de diez mil ochocientos pesos.

Al ser adquirido por Francisco Javier de Céspedes el ingenio Demajagua, era este un pequeño trapiche de bueyes. En años subsiguientes aumentó la dotación de esclavos adquiriendo 12 en el año 1857, 4 en el 1858 y 4 más en el año 1859, de modo que el ingenio llegó a contar con una cantidad de 25 esclavos para realizar el proceso de plantación y producción.

En 1858, con solo 14 esclavos y 16 caballerías de tierra, equivalentes a 214,72 hectáreas, de las cuales sólo 3 estaban cultivadas de caña, el ingenio alcanzó una producción final de 150 bocoyes de miel. En la zafra siguiente la producción superó la cota en un tonel más: 151, mientras que para la de 1860, ya con la máquina de vapor instalada se logró una producción de 212 barriles, 62 más que en 1858, lo cual demuestra la importancia de las innovaciones tecnológicas en la industria azucarera y las ventajas que traía aparejadas desde el punto de vista económico.

El 14 de marzo de 1866 el patricio bayamés Carlos Manuel de Céspedes compró a su hermano Francisco Javier la finca. A estos efectos estableció hipoteca con la misma firma Venecia Rodríguez & Compañía, por escritura pública No. 10 ante el escribano Don Antonio Figueredo, la que debía satisfacer en la cantidad de 163.076 escudos (81538.00 pesos), que debía pagar en los plazos que corrían desde el 2 de marzo de 1868 y hasta igual fecha en 1873. Para seguridad de la compañía financiera Céspedes hipoteca todos sus bienes, inclusos sus establecimientos, sementeras, alambiques, molino y todo cuanto le era y fuese anexado, así como los cincuenta y tres esclavos de la dotación, de los cuales 36 era hombres y 17 mujeres.

En manos de Carlos Manuel la finca mejoró mucho. De solo tres caballerías plantadas de caña cuando la adquirió, en 1867 ya eran 10, es decir, que incrementó en 7 el número de caballerías de caña en busca de mejoras productivas. Para ese entonces la finca contaba con un total de 18 caballerías de tierra, cantidad equivalente a 241,56 hectáreas y como la mayoría de las fábricas azucareras funcionaba a base de refacción, de tipo usuraria, y que alcanzaba el 1 ½ por ciento de interés mensual.

Una reforma sustancial introducida por Céspedes fue la de realizar la mayor parte del trabajo de la zafra con obreros asalariados casi en su totalidad, en ocasiones llegaban a 60 los hombres contratados, aunque también laboraron una veintena de esclavos. Al parecer Céspedes había enviado al resto de los esclavos para la atención al resto de las fincas y estancias que tenían arrendadas al estado, entre las que cuentan: San Rafael de La Junta, Los Mangos, San Joaquín, Fausto, Limones Arriba y Abajo, entre otros; en donde poseían entre otros bienes que atender 16 yuntas de bueyes y 742 cerdos.

Otra innovación de Céspedes como industrial azucarero fue transformar el Ingenio en Central, pues, para 1867 y siguientes zafras, había establecido contratos para molinar en su ingenio las cañas de la finca La Jagüita, propiedad del hacendado Isaías Masó Márquez, ubicada por la parte sur de La Demajagua. En 1867 la finca aparecía inscrita en el catálogo de los ingenios centrales de nuestro país.

Fue esta finca el escenario donde tuvo inicio la primera guerra por la independencia de Cuba que arranca con el gesto magnífico de la abolición de la esclavitud, y por esta misma trascendente circunstancia, lugar donde se parteó la nación cubana. Por estas razones el sitio es, sin dubitación alguna: “Templo y Altar de La Patria”. Además, aquí se confeccionó el estandarte que simbolizó el levantamiento, La Bandera de la Demajagua, y que se hiciera jurar a las 10 de la mañana del sábado 10 de octubre de 1868, para luchar hasta alcanzar la libertad de La Patria, levantada por primera vez para convocar a los cubanos a alcanzar la condición de hombres que no es más que la de libres.

El 17 de octubre de 1868, la parte fundamental de la finca, el ingenio, la hacienda y el barracón fueron destruidos producto de la represalia del gobierno español contra Cuba. El ingenio, de hecho, fue convertido ese día en la primera propiedad cubana destruida duranteLa Guerra Grande. A partir de entonces, la finca quedó abandonada y en ruinas; luego por muchos años sirvió para pastar ganado. En 1898 pasó a manos de la firma Godwal Maceo & Compañía y para 1922, fue construida, sobre un pequeño promontorio una vivienda que, al paso del tiempo y en 1968, cedió lugar a la Sala Museo a partir de un proceso de remodelación.
La finca se convirtió en lugar para la cría de ganado vacuno y en la parte aledaña a la casa y las ruinas del ingenio se construyó una corraleta para el ordeño de las reses, además se fomentó en casi la totalidad de la finca la siembra de caña, hasta que en 1929 fue cedida una parcela para que se construyera un Parque Nacional, justo reclamo del pueblo manzanillero.

En los años siguientes el lugar fue atendido por los Veteranos de La Guerra de Independencia y por la logia masónica, la cual, en 1928 erigió un obelisco en honor al venerable maestro “Hortensio”, seudónimo con que se denominó a Céspedes por parte de los miembros de La Logia Masónica “Buena Fe” que, en abril de 1868, se constituyó en la ciudad de Manzanillo y lugar donde cobraron valor los planes insurrecciónales. Por otra parte, el Grupo Literario de Manzanillo, intelectuales, instituciones civiles y religiosas entre otros muchos, hicieron disímiles actividades en el lugar, recordando los sucesos fundacionales y la estatura del Iniciador y Padrazo Carlos Manuel de Céspedes.

Aproximadamente en 1957 la finca pasó a manos de Pedro “Pucho” Juan, quien mantuvo la corraleta de ordeño de ganado, pero el área sembrada de caña las convirtió en un gran potrero.

Diez años antes, en 1947, había en la finca 25 casas distribuidas a lo largo de la costa del mar y habitadas por campesinos que se dedicaban a los trabajos agrícolas, ganaderos y a la pesca fundamentalmente. En la zona existían algunas tradiciones entre las que se encontraban el juego de dominó, se cuenta también que había una enramada debajo de las cuales se ubicaba el Órgano Manzanillero durante dos o tres días, por las noches la enramada era alumbrada con lámparas de carburo. Se realizaban también entre los vecinos las tradicionales Corridas de Cintas.

Al triunfo de la Revolución y hasta 1968, algunos vecinos habitaban parte del lugar donde antes se ubicaba el batey del demolido ingenio de Céspedes, por lo que al decidirse la ejecución del Parque Nacional en el escenario original, se decidió la realización de 18 confortables viviendas en un lugar cercano al sitio, pero fuera del declarado para la ejecución del proyecto de arquitectura simbólica y a su vez mejorar el nivel de vida del mismo número de familias allí asentadas. Por otra parte, La Comisión Nacional del centenario creada a los efectos de hacer el Parque Nacional con vista a la fecha conmemorativa a los cien años de lucha, decidió la realización de la obra partiendo del proyecto arquitectónico del diseñador y arquitecto Fernando López. Un total de dos meses y nueve días -desde el 21 de junio al 30 de agosto de 1968-, bastaron para realizar a un ritmo de 10.5 horas diarias la obra y así mejorar el entorno local.

La construcción del muro, elemento simbólico de la arquitectura revolucionaria, está presente en el Monumento; este muestra, a través de los elementos divisorios, las provincias que antes poseía el país, e indica además, desde una visión alegórica, las 6 etapas revolucionarias más gloriosas en Cuba durante cien años de lucha, desde el inicio, el 10 de octubre de 1868, hasta el actual proyecto revolucionario que triunfa el 1 de enero de 1959 considerado continuación de aquella gesta magnífica.
Toda la obra mejoró el entorno del lugar, a la vez que sirvió para rendir tributo de recordación a los hombres que desde allí fueron, sobre sus briosos corceles, a la conquista de la libertad, así como la ejecución de las mencionadas viviendas en la cercanía del lugar permitió el fomento de la comunidad llamado hoy día La Demajagua, a la que se han unido un importante número de otras viviendas en las que habitan cerca de 413 personas.

El 10 de octubre de 1968, con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, fue inaugurada la obra Parque Nacional La Demajagua en velada conmemorativa por el centenario del inicio de las luchas independentistas; luego en igual fecha de 1978 fue declarado, de modo oficial, Monumento Nacional de la República de Cuba.

Hoy en día

En la actualidad la comunidad perteneciente a la circunscripciones # 59 del Consejo Popular No. 8 cuya delegada es la compañera Maria Virginia Sánchez Arévalo entre otros servicios cuenta con:

  • Un consultorio medico de la familia, donde laboran 1 médico y 2 enfermera.
  • La escuela Primaria: “La Demajagua”
  • Las tiendas del pueblo “La Victoria”

Y como institución económica

  • Las granjas No. 4 del MININT dedicada a la producción agrícola.
  • Un huerto intensivo que dirige el campesino Felipe Lora

Ver también

Fuentes

  • La Demajagua y sus símbolos de César Martín García.
  • Documentos de investigación de Danilet Bello Jiménez.
  • Información ofrecida por vecinos de la localidad y trabajadores sociales.