La Prensa (La Habana, 1841-1870)

La Prensa
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Director(ar):Luis Caso y Sola y José García de Arboleya
Fecha de Fundación1841
UbicaciónLa Habana
PaísBandera de Cuba Cuba
Idiomaespañol

La Prensa (La Habana, 1841-1870) fue un periódico proespañol, «periódico de literatura, teatros, ciencias, artes, agricultura, economía y comercio», según se lee en el «Prospecto» aparecido en el Diario de la Habana correspondiente al 26 de mayo de 1841.

Inicios

El primer número vio la luz el 1 de julio de 1841. Su periodicidad fue, sucesivamente, bisemanal, trisemanal y por último diaria. El título varió también a lo largo de su existencia: Prensa, La Prensa de la Habana y Prensa de la Habana. Igualmente su subtítulo fue variando, según consta en diferentes prospectos publicados; en ocasiones aparecía inmediatamente debajo del título: «Periódico político, mercantil, literario económico» y «Diario mercantil, económico y literario». El formato cambió en varias oportunidades.

Sus primeros directores fueron Luis Caso y Sola y José García de Arboleya, según hace constar Joaquín Llaverías en el tomo 2 de su obra Contribución a la historia de la prensa periódica (La Habana, Talleres del Archivo Nacional de Cuba, 1959, p. 271). El propio Llaverías señala que posteriormente ocuparía tal cargo Isidoro Araujo de Lira, Pascual Riesgo, Manuel González de Ponte, María Dávila, Joaquín Jacas, Gil Gepi A. Gálvez.

Contenido

En el «Prospecto» al que hemos hecho referencia inicialmente, se leía, entre otras características que tendría el periódico, que los lectores

Hallarán en La Prensa la variedad que requieren obras de esta clase; que por ella estarán al corriente [de] todas las noticias; de todas las circunstancias dignas de notarse en los ramos de que trata, tanto de esta plaza e isla como de ultramar; y en fin que en las producciones, ora literarias, ora científicas, ya originales o traducidas que les presentemos, nunca habrá más norte que moralidad, instrucción y recreo. [...]
Propondremos las mejoras económicas que consideremos adaptables para promover más y más el sólido fomento de la riqueza pública: prestaremos nuestro débil apoyo a las autoridades en su sagrada misión de hacer felices los pueblos que les están encomendados, y con el decoro que su dignidad y la de la imprenta prescriben, haremos cuanto nos sea posible para facilitar sus benéficos pensamientos; y finalmente, sin huir jamás el cuerpo a cuestiones de utilidad general, pues creemos que apenas hay acierto humano sin discusión, jamás tampoco entraremos en polémicas de encono, de esas que, suscitadas por la envidia o tal vez por rencillas personales, pervierten los ánimos y el buen gusto, profanando el glorioso invento de Gutemberg. No, no vacilaremos en hacer al público el sacrificio de nuestro amor propio, si necesario fuese, antes que faltar a las consideraciones que se le deben.

Como afirma Joaquín Llaverías en la página 279 del tomo 2 de su obra citada,

Tuvieron cabida en las columnas de La Prensa artículos sobre materias disímiles: composiciones poéticas, novelas, literatura cubana, remitidos, crónica habanera, gacetilla, variedades, movimiento mercantil, novedades, sección de miscelánea, lista de la lotería, instrucción pública, a la que prestaba preferente atención, como del propio modo a la agricultura, repartiendo entre los suscriptores figurines de modas y láminas con paisajes extranjeros, música, etcétera.

Secciones

Tuvo a lo largo de su prolongada existencia varias secciones fijas, como las tituladas «Noticias de la isla», «Correspondencia», «Tribunales», «Curiosidades», «Folletín dominical», «Ocurrencias», «Comunicados», «Noticias religiosas», «Mesa censoria», «Parte amena» y el folletín «Ramillete poético cubano».

Colaboradores

Muchos fueron los colaboradores de este periódico. Se destacan entre ellos Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Bachiller y Morales, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Juan Clemente Zenea, Leopoldo Turda, José Antonio Cintra, Miguel Teurbe Tolón, José Fornaris, Ramona Pizarro, José María de Cárdenas Rodríguez (Jeremías de Docaransa), Alejandro Angulo y Guridi, Idelfonso Estrada y Zenea, Manuel Costales, Joaquín Lorenzo Luaces, Ramón Zambrana, Felipe López de Briñas, M. Josefa Massanés, José Quinquín Suzarte, José Gonzalo Roldán, Ramón Vélez Herrera, Antonio Rodríguez de Zafra, Bartolomé J. Crespo y Borbón (Creto Gangá), Teodoro Guerrero, Rafael García Copley, Isabel Flau de Gil, José Socorro de León, Francisco de Paula Gelabert, Saturnino Martínez, Tomás Romay, Dolores Rosado (la hija del Yumurí), Mercedes del Corral y Luisa de Franci Alfaro.

Cese de la publicación

Desde mediados del año 1869 comienzan a producirse divergencias entre los que en aquel momento dirigían el periódico, lo que provoca el cese definitivo de la publicación el 29 de mayo de 1870, cuando el periódico se encontraba en su sexta época. En dicho número se expresa:

Con este número termina la publicación de La Prensa. Los buenos españoles que en estos últimos cuatro años nos han sostenido con sus simpatías y con sus auxilios para continuar la publicación de un periódico dedicado a la buena causa, nos concederán 15 días de descanso, después de tan largo y ruda tarea. Cincuenta meses de contante y diario trabajo, que nos obliga a llenar casi siempre las columnas, bien merece la licencia que pedimos a nuestros sostenedores y amigos. Durante los 15 días que descansaremos, y que se emplearán en hacer los necesarios preparativos para poder servir a los señores subscritores [sic] un periódico de igual tamaño y mejores condiciones que la Prensa actual, se les servirá La voz de Cuba, tal como actualmente se publica, y en la misma forma y en el mismo tamaño.

En realidad, La Prensa se refundió con La Voz de Cuba, «periódico el más intransigente y enemigo de las libertades patrias que ha existido en Cuba y que fundó en La Habana Gonzalo Castañón», como señala Llaverías en la página 231 de su ya mencionada obra. Resulta obvio señalar que La Prensa fue siempre defensor de los intereses de los españoles y que en sus páginas manifestó su desacuerdo con la guerra iniciada por los cubanos en 1868. Incita a que los españoles tuvieran “mano fuerte” con los insurrectos.

Referencias

  • Instituto de Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Diccionario de la Literatura Cubana. Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, Cuba, 1980 p.829-830.