La batalla de Cabinda (libro)

La Batalla de Cabinda
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Recoge todo lo referido a la Batalla de Cabinda en Angola. Se enfrentaron las tropas internacionalistas cubanas y la FAPLA contra ejército de Zaire
Título originalLa Batalla de Cabinda
ColaboraciónRaúl Castro Ruz (Prólogo) y Nelson Domínguez Cedeño
Editorial:Editorial Verde Olivo
GéneroTestimonio
ISBN978-959-224-309-05
PaísBandera de Cuba Cuba
Notas
Contiene 213 páginas

La Batalla de Cabinda. (Libro). Novela testimonio realizada por el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín en 2001 y publicada por la Editorial Verde Olivo. En sus páginas recoge todo lo referido a la Batalla de Cabinda en Angola. Se enfrentaron las tropas internacionalistas cubanas y la FAPLA contra ejército de Zaire. Constituyó una costosa derrota a los separatistas del FLEC y en especial al ejército de Zaire.

Sinopsis

El 18 de noviembre de 1975, apenas tres días antes de la fecha en que sería proclamada la independencia de Angola, tropas del ejército de Zaire, del FLEC y mercenarios blancos invadieron Cabinda, la más norteña de las provincias angolanas. Combatientes de la FAPLA y algo más de doscientos instructores cubanos que los entrenaban hicieron frente a la agresión y la derrotaron en noventa y seis horas.

De aquellas épicas jornadas, los acontecimientos que la precedieron y la ayuda posterior brindada al pueblo cabindano trata esta obra, escrita por el jefe militar cubano que dirigió la batalla: Ramón Espinosa Martín.

La narración se enriquece con testimonios de combatientes, documentos hasta ahora inéditos y el prólogo del general de ejército Raúl Castro Ruz, quien valora: La previsión, la consecuente y preparación, el heroísmo en las acciones bélicas y la acertada dirección de la batalla de Cabinda condujeron a la histórica victoria que nos describe este libro. Con ella, se hizo realidad la consigan patriótica del MPLA: De Cabinda hasta Cunene un solo pueblo, una sola nación.

Resultado del reparto del continente africano entre los países imperialistas y colonialistas de Europa, crimen perpetrado entre 1884 y 1885 en la Conferencia de Berlín, la posesión portuguesa en el sudoeste de África queda dividido en dos. El pequeño territorio costero y selvático de Cabinda, con un poco más de siete mil kilómetros cuadrados, enclavado entre dos colonias congolesas, una de Francia, otra del rey de Bélgica, y Angola. 170 veces mayor, cuyo litoral atlántico se extiende desde la desembocadura del río Congo hasta el Cunene. Siete décadas más tarde, el infame reparto de Berlín es rechazado por los angolanos.

Para romper el yugo portugués, se funda, en 1956, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). Un lustro después, los patriotas se lanzan desde Luanda al asalto de la cárcel colonial para rescatar a los militantes presos.

La heroica acción fracasa, los sobrevivientes de reúnes en la Sierra de los Dembos, a unos cien kilómetros al norte de la capital, y crean el primer frente guerrillero. En 1964, la dirección del MPLA, bajo la presidencia de Agostino Neto, se establece en Brazzaville, capital de la República del Congo, y abre un segundo frente armado en Cabinda.

El 2 de enero, Agostino Neto recibe, en la sede del MPLA, una visita inesperada: el comandante Ernesto Guevara de la Serna, quien realiza un recorrido por África. Cuba está disposición de contribuir a liquidar los vestigios del colonialismo y el racismo en el continente. Neto solicita al Che colaboración militar cubana. Meses después, el 24 de mayo de ese año, el capitán Rafael Moracén y otros cinco internacionalistas cubanos quedan a disposición del MPLA en Brazzaville.

La colaboración combativa con el MPLA no se limita a la participación de este grupo como instructores guerrilleros en asociaciones bélicas en Cabinda. Estos son la avanzada de una fuerza de más de dos centenares y medio de combatientes internacionalistas, integrantes del Batallón "Patricio Lubumba", presente en el Congo exfrancés desde 1965 hasta 1967.

En ese período la unidas cubana se encargaba de la preparación militar de tres columnas, más de cuatrocientos combatientes en total, que penetran en Angola. Dos de ellas, "Camilo Cienfuegos" y "Cami", refuerzan el frente de la Sierra de los Dembos. La tercera, "Ferraz Bomboco", funda un nuevo frente al este del país.

En abril de 1974, la lucha heroica de los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau, y Cabo Verde contra el colonialismo portugués y la acción del pueblo lusitano, que sufre también las consecuencias de esa criminal guerra de ultramar y los horrores de medio siglo de tiranía, producen la caída del régimen fascista de Lisboa.

Angola está a punto de conquistar su independencia, pero el gobierno de los Estados Unidos decide a toda costa evitar que el MPLA asuma la dirección del muevo estado, desmembrar el país, repartirlo entre los que codician algún pedazo del rico y extenso pastel, es decir, los regímenes de Mobutu en Zaire y del apartheid en Sudáfrica, y sus títeres, las bandas contrarrevolucionarias y tribalistas del FNLA, la UNITA y el FLEC.

Todas esas fuerzas son movilizadas por el gobierno norteamericano y su Agencia Central de Inteligencia (CIA). La Operación Lafeature es supervisada directamente por Henry Kissinger. Cuando resultan insuficientes, el secretario de Estado yanqui acude apresuradamente al trillado recurso del reclutamiento de mercenarios blancos. Tal es el siniestro plan del imperialismo y sus aliados, que no se conoce entonces en toda su infamia, pero se pude colegir dado el carácter pérfido, que converge en esa dirección.

El MPLA no se atemoriza ante la gravedad de la situación que va conformándose, pero aprecia que necesita nuevamente de la ayuda solidaria de sus amigos más fieles para enfrentarlas con posibilidad de éxitos y obtener la victoria para la causa sagrada de la verdadera independencia, por la cual ha derramado su sangre, durante más de cuatro siglos, las poblaciones aborígenes de ese extenso espacio de África sudoccidental. La solicitud de entrenamiento militar es planteada por el presidente del MPLA, Agostino neto, al primer secretario del PCC, Comandante Fidel Castro Ruz.

El comandante Raúl Díaz Arguelles, quien sería el primer jefe de la Misión Militar Cubana y el oficial de más alta graduación caídos en combate en Angola, y sus primeros oficiales Carlos Fernández Gondín, Víctor Schueg y Armando Saucedo, realizan un análisis sobre el terreno.

De acuerdo con sus resultados, se conviene en que es necesario enviar un contingente de unos cuatrocientos ochenta instructores cubanos para crear centros de entrenamiento y formar en ellos alrededor de cuarenta unidades (batallones de infantería y baterías de artillerías). El armamento y todos los suministros que requieran las unidades militares y las unidades que se organizarán en el ciclo planificado, serán aportados por Cuba.

Para las FAR, Angola es un teatro de operaciones no explorado, pero su pequeña provincia de Cabinda si les es familiar. Conocen su geografía de enclave, la ambición de Zaire por anexarla y la riqueza petrolera que atesora, decisiva en los primeros años para la economía de emergente Estado independiente.

Valorando estas características, el Comandante en Jede indica que Cabinda requiere una atención especial. Ello explica el número de instructores enviados a la provincia, casi la mitad del total, y el refuerzo en artillería de diverso tipo.

La distribución desigual de los instructores y el armamento pesado no es, de momento, comprendida por la dirección de la FAPLA, que expresa: "Lo fundamental es salvar a Luanda… si perdemos Cabinda la recuperaremos después. Fidel razona en profundidad: Si se pierde Cabinda será muy difícil recuperarla. Y Cabinda es la base económica inmediata para el naciente Estado independiente. Hay que salvar Cabinda y Luanda. En septiembre llega la avanzada y a principios de octubre, en tres barcos cubanos, todo el personal de instrucción y el armamento. A mediado de ese mes, una columna de blindada sudafricana parte de Namibia, penetra en Angola y comienza a avanzar velozmente (60 kilómetros por día) hacia el norte, en dirección a Luanda.

El 2 de noviembre, una fuerza especial de instructores cubanos y alumnos angolanos del centro de entrenamiento de Benguela sostiene el primer combate contra los invasores racistas. Estos sufren las mayores pérdidas, pero con su superioridad militar logran romper la resistencia. De nuestra parte, los cubanos tienen cuatro muertos y un número más elevado de heridos y desaparecidos; los angolanos, una cantidad superior de bajas.

Para la dirección cubana, estos hechos no dejan lugar a dudas: el imperialismo ha decidido desmembrar a Angola: el peligro es inminente para la causa de los patriotas angolanos y también para la vida de medio millar de instructores cubanos. Es imperioso el envío inmediato de tropas: tal es la conclusión a que se llega en La Habana, coincidente con la opinión de Luanda.

El 5 de noviembre de 1975 Fidel despide a las primeras tropas, en preparación para partir por vía aérea hacia Luanda. Es día se cumplen ciento treinta y dos años del sacrificio singular de Carlota.

La esclava africana encabezó en 1843 la rebelión de varias dotaciones de esclavos, que hizo estremecer a los amos y a las autoridades coloniales españolas en Cuba. La decidida acción insurrecta fue finalmente ahogada en sangre por los apresurados refuerzos llegados a Triunvirato desde Matanzas: tropas de infantería y caballería comandadas por el gobernador de la provincia. Carlota fue amarrada a cuatro caballos, que obligados a halar en direcciones diferentes martirizaron su cuerpo hasta descuartizarlo.

Angola va a ser cruelmente descuartizada como la heroína de Triunvirato. A la movilización para impedirlo que inicia ese día las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, que se prolongaría más de quince años, hasta el 25 de mayo de 1991, se le denomina Operación Carlota. El 6 y 10 de noviembre, fuerzas conjuntas de la FAPLA y de las FAR derrotan una y otra vez en Quinfangondo, a 22 kilómetros de la capital, el avance enemigo desde el norte. Entretanto, el día 8 se inicia el revisto intento del régimen de Mobuto por apoderarse de Cabinda.

A las doce de la noche del día 11 el presidente Agostino Neto proclama en Luanda el nacimiento de la República Popular de Angola y una horas después, el 12 de noviembre, termina victoriosamente la batalla de Cabinda.

A fines de octubre, Fidel había enviado a Espinosa una apreciación de la situación. Preveía que el encalve sería atacado antes del día de la independencia y que la dirección principal del enemigo sería pro la frontera meridional con Zaire, por lo que orientaba trasladar parte da las fuerzas acantonadas en el norte hacia el sur del río Chiloango.

El comandante Ramón Espinosa Martín, hoy general de cuerpo de ejército y jefe del Ejército Oriental, y sus oficiales nos narraron los acontecimientos de las semanas previas y los días de tremendos combates, con la precisión del lenguaje militar y la lozanía, sencillez y modestia que caracterizaban el testimonio de los héroes populares.

La previsión. La consecuente preparación, el heroísmo en las acciones bélicas y la acertada dirección de la batalla de Cabinda condujeron a la histórica victoria que nos escribe este libro. Con ella se hizo realidad la consigna patriótica del MPLA: De Cabinda a Cunene, un solo pueblo, una sola nación.

General de ejército Raúl Castro Ruz

Datos del autor

El general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín (Camajuaní, 1939) combatió a la dictadura de Fulgencio Batista desde las filas del Movimiento 26 de julio y en el Frente Guerrillero del Escambray, y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. En el desempeño de su carrera militar ha ocupado diversos cargos y cumplido misiones internacionalistas en Angola y Etiopía. Fue jefe del Ejército Oriental durante casi treinta años y desde 2008 es viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Ostenta, entre otras condecoraciones, el título honorífico de Héroe de la República de Cuba. Es autor además de los libros Siempre en combate (2009) y Después de Palacio, guerra en el Escambray (2010), ambos publicados por esta editorial.

Fuente