La creación de Adán (fresco de Miguel Ángel)

(Redirigido desde «La creación de Adán»)
La creación de Adán.
Información sobre la plantilla
Creacion de Adan.jpg
Datos Generales
Autor(es):Miguel Ángel
Año:1510
País:Bandera de Ciudad del Vaticano Ciudad del Vaticano
Estilo pictórico:Renacimiento
Técnica:Fresco
Dimensiones:280 X 570 cm
Localización:Capilla Sixtina

La Creación de Adán, es un fresco de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina. Es una de las obras de arte más apreciadas y reconocidas del mundo y representa la escena del Génesis en el que Dios le da vida a Adán. Se dice que la mujer que rodea el brazo de Dios es Eva, quien espera a que se le de vida en la Tierra. Algunos aseguran que las figuras representadas detrás de Dios forman un perfecto cerebro humano.

Historia

Entre los años 1475 y 1481 fue construida la Capilla Sixtina en los palacios vaticanos por orden de Sixto IV (de ahí el nombre). Esta estaba decorada en su parte interior por una serie de pinturas al fresco realizadas por grandes pintores de la época como Sandro Botticelli, Luca Signorelli, Perugino, Pinturichio y Ghirlandaio. La bóveda era una estructura de 40 metros de largo por 13 de ancho y presentaba una dificultad añadida que era la presencia de lunetos. En 1508, el Papa Julio II encargó a Miguel Angel Bounarrotti que pintase la bóveda de la capilla.

Miguel Ángel se enfrenta al encargo reorganizando el espacio a su manera, trazando unos marcos arquitectónicos inexistentes, dividiendo la bóveda por diez arcos fajones fingidos en nueve sectores transversales. A través de falsas cornisas pintadas aparecen tres registros, en el inferior, los lunetos (parte superior de las paredes), en el central, aparecen los Triángulos, las Pechinas y los Tronos (con siete Profetas y cinco Sibilas) y, en la zona central de la bóveda se encuentran las escenas bíblicas, del Antiguo Testamento desde la creación del mundo (separación de la luz y las tinieblas), hasta el último profeta, siendo la central la Creación de Adán. Fue pintado alrededor del año 1511.

Cronológicamente es el cuarto de los paneles que representan episodios del Génesis en el techo de la capilla, fue de los últimos en ser completados. Miguel ángel tardó cuatro años en realizar esta magna obra, pero al final sus inmensos esfuerzos se vieron recompensados ya que despertó la admiración del público desde el primer día hasta la actualidad.

Descripción de la obra

Este cuadro es un fragmento del decorado de la Capilla Sixtina del Vaticano, que se encuentra en Roma. Es una pintura al fresco ya que está representada sobre una fina lámina de yeso en forma rectangular. Es una de las escenas bíblicas que Miguel Ángel representó. Esta pintura es figurativa porque se puede reconocer fácilmente todos los elementos que la componen. La obra consta de dos elementos principales, Adán y Dios. En la izquierda del cuadro está Adán, representado como un atleta en reposo, cuya belleza parece confirmar las palabras del Antiguo Testamento, según las cuales el Hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios.

Miguel Ángel representa no a un hombre, sino a una gran escultura, de tamaño mayor que el natural, fuerte, musculoso, bello, que encarna la grandeza de Dios en el género humano, que es obra del Creador. Él está recostado, totalmente desnudo, sobre una superficie que al parecer es la tierra. A la derecha del cuadro, aparece Dios, él está representado como un hombre anciano con barba envuelto en una túnica color púrpura, su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina interpretada como Eva, quien no ha sido creada aún y espera que se le de vida. Otros elementos pero menos destacados son los ángeles que rodean a Dios, estos ángeles están desnudos.

Esta obra tiene como punto central el contacto entre los dedos del Creador y los de Adán, a través del cual se transmite el soplo de la vida. Dios desciende volando a gran velocidad y se dispone a tocar la mano de Adán para insuflarle vida, lo acaba de formar a partir de barro y con su toque prodigioso lo va a transformar en un ser vivo. Las manos de Dios y de Adán son las manos más expresivas de toda la historia de la pintura, ambos dedos están separados por una mínima distancia, lo cual constituye un hecho famoso. La aplicación de tonos claros y oscuros le atribuyen un gran efecto plástico a la obra, con un diseño perfectamente delineado de los volúmenes.

Las líneas compositivas son diagonales dando a la escena un gran dinamismo. La gama de colores fríos (azules, verdes, violetas) actúa como elemento sedante y apacible, ya que interfiere en la luz distanciando los objetos. La perspectiva es una de las grandes conquistas de esta secuencia, ya que hay una perfecta captación tridimensional que logra con intrincados y complicados puntos de fuga y con una perfección nunca antes realizados en la historia de la pintura. Algunos consideran que las figuras y sombras representadas tras la figura de Dios aparecían como una acertada representación del cerebro humano y otros creen que el manto rojo alrededor de Dios tiene la forma del útero humano y que la bufanda verde que cuelga de él, podría ser un cordón umbilical recién cortado.

Significado actual

La Creación de Adán ha marcado la mirada del hombre desde el momento en que se pintó hasta nuestros días. Esta imagen ha sido determinante en la formación del arte tal y como hoy lo entendemos, y es considerada la alegoría más sugerente y poética del origen del ser humano como ser que participa en la divinidad, sea cual sea ésta. La Creación de Adán sigue el mismo método de representación que la Creación de Eva, fingiendo dos planos de realidad, uno de los cuales es la misma realidad del espectador.

Dios, tras haber creado luz y agua, fuego y tierra, a todos los animales y seres vivos, decide crear un ser a su imagen y semejanza, crearse de nuevo a sí mismo. Dios llega a la tierra en una nube, rodeado de ángeles y envuelto en turbulencias que crea su mismo poder irresistible. En tierra, la figura de Adán ya está modelada, esperando ser insuflada de vida. Adán está totalmente pegado a la tierra, como surgiendo de ella: su mano se levanta débilmente, sin fuerza propia, sin objetivo. Y en ese punto el dedo de Dios concentra toda la fuerza terrible de la creación para transmitirla a su criatura y convertirla en lo que es. El detalle aislado de las dos manos resume en sí mismo el misterio de la creación, de la vida humana. Es una interpretación conmovedora de Miguel Ángel, que ha hecho de esta imagen un auténtico patrimonio de la humanidad.

Fuentes