La muerte de un burócrata

La muerte de un burócrata
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Comedia | Bandera de Cuba Cuba
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Largometraje de ficción cubano
NombreLa muerte de un burócrata
Estreno1966
GuiónTomás Gutiérrez Alea, en colaboración con Alfredo del Cueto, Ramón F. Suárez
DirectorTomás Gutiérrez Alea
Dirección de FotografíaRamón F. Suárez
RepartoSalvador Wood
Silvia Planas
Gaspar de Santelices
Carlos Gargallo
Miriam Ramos
PremiosPremio Especial del Jurado, XV Festival Internacional de Cine, Checoslovaquia, Karlovy Vary, 1966
Seleccionado por los mejores créditos del año 1978. Círculo Dominicano de Críticos de Cine. Santo Domingo, 1979
ProductoraICAIC
PaisBandera de Cuba Cuba
Sitio web
Ficha en Cubacine

La muerte de un burócrata es un largometraje de ficción del director de cine cubano Tomás Gutiérrez Alea estrenada por el ICAIC en 1966. Es una sátira de la burocracia cubana.

Sinopsis

Esta película es una sátira social que disfruta denunciando un viejo mal, sus consecuencias y derivaciones, con el desenfado que caracteriza el humor criollo y caribeño. Una comedia de absurdos, que comienza cuando entierran un cadáver junto con sus documentos de identidad y se desata entonces un remolino burocrático.

Reparto

Ficha técnica

Guion Tomás Gutiérrez Alea, en colaboración con Alfredo del Cueto, Ramón F. Suárez
Dirección Tomás Gutiérrez Alea
Dirección de fotografía Ramón F. Suárez
Montaje o Edición Mario González
Música original Leo Brouwer
Sonido Eugenio Vesa
Argumento Tomás Gutiérrez Alea, en colaboración con Alfredo del Cueto, Ramón F. Suárez

Comentarios del director

Decidí hacer la película a partir de una experiencia personal. Puede sucederle a cualquiera. Me vi de pronto atrapado en los laberintos de la burocracia a partir de unos problemas muy simples y elementales que quise resolver. Perdí mucho tiempo en eso y decidí hacer justicia por mis propias manos. «Pensándolo bien ―me dije― mejor hago una película y así me evito líos con la policía». De esa resolución salió una comedia, porque ¿no es ese el tono más apropiado para expresar el carácter absurdo que adquieren las deformaciones burocráticas, los formalismos y los formulismos vacíos que no tienen nada que ver con la práctica revolucionaria? [...] Sería mucho pedir a una comedia como esta que provocara una toma de conciencia en el espectador burócrata. Creo que muy pocos burócratas se reconocieron como tales ante el filme. Seguramente se reían, eso sí, de los otros burócratas, los que ellos mismos han tenido que padecer en alguna ocasión. El efecto positivo del filme está en que brinda apoyo moral a las víctimas del burocratismo.
Tomás Gutiérrez Alea: «Un apoyo moral a las víctimas del burocratismo»,
entrevista de Gary Crowdus, en la revista Cineaste, Nueva York, 1979

Críticas

Esta película, terminada en 1966 ―dos años antes de que el mismo director realizara su extraordinaria Memorias del subdesarrollo―, es tanto cine de autor como una sátira social. (...) Alea se las ha arreglado, con notable maestría, para armar una comedia cuya gracia lunática sostiene bien el reto.
Vincent Canby, artículo en el diario The New York Times
Sabroso, desprejuiciado, corrosivo, que hace reverdecer la tradición del viejo e ilustre cine cómico (sobre todo, norteamericano), y la pone al servicio de una causa sagrada, la cual tiene, en los países socialistas, un particular fundamento crítico.
Aggeo Savioli, artículo en el diario L’Unità, Roma, 1966
Es una película de un cineasta que sabe hacer locuras. Hay alusiones directas a todo tipo de realizadores, desde Buñuel hasta Laurel y Hardy. La comedia abarca desde la farsa campesina hasta los porrazos de Sennet y algunos tipos más sutiles de comedia y de sátira. En conjunto, el tono viene a caer entre Berlanga y Buñuel, pero lo asombroso es la destreza con que Gutiérrez Alea incorpora todas las influencias en un todo único y logrado. Es sin duda el primer director, en los últimos cuarenta años, que haya podido presentar en gran escala los pasteles de crema y los porrazos.
David Robinson: artículo en el diario Financial Times, Londres, 1969
Tomás Gutiérrez Alea ha trabajado minuciosamente esta historia sencilla, universal en sus planteamientos (¿quién no se ha visto envuelto alguna vez en la madeja de la burocracia?), con el irritante burocratismo como tema; el resultado es un viaje hilarante por territorios serios, manejado con maravilloso equilibrio por este gran director.
Norma Mclain Stoop: After Dark, Nueva York, 1978
Una vez más la burocracia ocupa su lugar, esta vez en una Cuba revolucionaria donde por lo visto no sólo han mejorado la sociedad, sino que además están dispuestos a admitir que todavía hay que dar algunos pasos en ese largo camino hacia la perfección.
Archer Winston, artículo en el diario The New York Post, 1979

Premios

  • 1966: Premio Especial del Jurado, en el XV Festival Internacional de Cine, Karlovy Vary (Checoslovaquia).

Escenas

Fuentes