Ladrillo rústico

Ladrillo rústico
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Concepto:Pieza de cerámica compuesto básicamente por arcilla cocida que se usa en la construcción

El ladrillo rústico, también conocido como ladrillo de taco o de tejar es hecho a mano es un componente cerámico artificial de construcción, compuesto básicamente por arcilla cocida. Se emplea para la construcción pero hoy es reconocido el alto valor ornamental de los ladrillos rústicos fabricados al modo tradicional y surge asi una tendencia en la arquitectura moderna de combinar este elemento con otros recursos constructivos, creándose una estética especial que distingue a las obras y a los que las contruyen. Este ladrillo se emplea fundamentalmente, pues, como elemento decorativo , ennobleciendo y embelleciendo obras modernas a la par que las distingue con una mezcla de lo clásico con lo sencillo.

Historia del ladrillo rústico

El ladrillo rústico tiene sus precedentes en los orígenes de la humanidad. Cuando el hombre descubrió el fuego, tan pronto como encontró en él protección contra las alimañas, calor contra el frío y una sustancial mejora de la preparación de los alimentos, descubrió también,en los albores de la humanidad y muy posiblemente por casualidad, la transformación del barro en cerámica. Con este hallazgo, la cultura humana dió el primero de sus grandes saltos al asociarse al barro cocido, la escritura y el arte alfarero, primeros indicios de civilización y modernidad.

Pronto, el ingenio humano comenzó a cocer barro en forma de placas y tacos que le permitían construir refugios artificiales para reguardarse de la interperie de forma permanente sin el gran esfuerzo que para las culturas primitivas constituía el labrar bloques en piedra natural.

La construcción de hornos, aprovechando para ello los propios ladrillos obtenidos, permitió conseguir las temperaturas correctas para una buena cocción del barro, dando como resultado un tosco ladrillo, que no por inperfecto es menos bello, siendo su utilidad de tal tamaño que ha sobrevivido al paso de las culturas como el elemento de construcción más empleado en casi todas las civilizaciones.

El ladrillo rústico, tal como hoy se le conoce, fue introducido en España por la cultura árabe. Sirvió de elemento constructivo de sus mejores monumentos, desde la Giralda de Sevilla a la bella Medina Zahara, quedando trás su marcha incustrado en la cultura andaluza como un elemento propio de identíficación cultural de la vega del Guadalquivir, cuyos limos son cocidos y transformados en sus eternos ladrillos rústicos.

Durante varias centurias, el ladrillo rústico constituyo el elemento fundamental de la obra arquitéctónica, poseyendo una triple utilidad, pues no sólo se usaba en los muros de carga principales, sino que a la vez servía de base para las tabiquerías, cuando no quedaba a la vista como el revestimiento noble de los edificios a los que soportaba y proteguía.

Con la llegada de la era industrial, el ladrillo de taco rústico cedió sus funciones de elemento estructural al acero y el hormigón armado y la de tabiquería a la placa de yeso autoportante o al ladrillo hueco de proceso mecanizado.

En los últimos decenios, cuando se restauran las obras antiguas suelen dejarse a la vista paños enteros de pilares y paredes construídos con ladrillos rústicos primitivos que inicialmente fueron de sustento y ahora quedan a la vista de todos a modo de reconocimiento al bien hacer de nuestros antepasados. Como consecuencia de esta práctica surge una tendencia en la arquitectura moderna de combinar este elemento con otros recursos constructivos, creándose una estética especial que distingue a las obras y a los que las contruyen.

Tipos de ladrillo

Existen múltiples formatos, tanto en la forma clásica de ladrillo de taco en su grosor básico de 4 X 11 X 22 centímetros, como todo tipo de formas especiales construídos para suelos de bodegas, marquesinas o terrazas (4 X 15 X 30) o para cualquier otra utilidad y al tamaño que se precise.

Tipos de ladrillos rústicos

¿Cómo se fabrican?

El ladrillo rústico es hecho a mano, secado al aire y sol y finalmente cocido en horno alfarero tradicional. Este ladrillo carece de los procesos industriales propios del ladrillo de cara vista, los cuales son moldeados con máquinas o prensas y cocidos en hornos de fábrica, lo que se traduce en una uniformidad de tamaño y color que le impide mostrar el aspecto toscos, de caras rugosas y no muy planas con virajes de color en las mismas partidas que hacen del ladrillo rústico un excelente elemento de decoración en la construcción arábigo-andaluza.

El proceso de fabricación del ladrillo rústico se inicia con la selección de arcillas ribereñas que son amasadas de forma artesanal a cielo abierto sin mayores aditamentos que algún resto vegetal, brizna de paja o cáscara de cereal que casual o intencionalmente quede incluido en la masa del ladrillo lo que redundará en una mayor naturalidad y plasticidad estética del producto final.

Proceso de fabricación de ladrillos rústicos

Obtenido el barro en su consistencia adecuada, es introducido a mano en las gaveras que poseen las preformas hasta rellenarlas, colmatarlas y enrasarlas a mano. Momento en el que se retira la gavera y se deja el paralepípedo de barro fresco reposar en el suelo con su parte más ancha reposando en el suelo para un primer curado del barro por la acción de la naturaleza.

Pasados unos días, cuando el barro se ha secado ligeramente por la acción del aire y el calor del sol, se procede a la labor del canteo. Los ladrillos son volteados y apilados unos sobre otros, colocándose de canto y espaciados, formando rieleras de forma que el aire les permita un mayor secado.

Tras unos días, son acarreados al horno donde sabias manos lo apilan y distribuyen por el interior del horno para permitir que el calor que las brazas generen en la parte inferior del horno se distribuya en su ascenso por convección hacia las partes alta del horno. Con la aplicación del calor se produce la cocción del barro. Quedando los ladrillos, tras su lento enfriamiento en el interior del horno, disponibles para su utilización.

¿Cómo se instalan?

Modos de colocación

  • Por tratarse de un ladrillo a cara vista se debe ser especialmente cuidadoso en el replanteo y la colocación. Los desniveles del terreno deben resolverse en la base de forma que las hiladas queden totalmente horizontales. Colocada la primera hilada se colocan reglas fijas en las esquinas y huecos, donde se marcan las siguientes hiladas. También se colocan perchantes desde la cubierta que deben situarse en las esquinas para no ir acumulando errores con las reglas pues el desplome admitido por planta es de no más de + - 10 mm y para la altura total del edificio es de + - 30 mm.

En su forma más común, se colocan los ladrillos a rompejuntas haciendo coincidir en la misma vertical cada dos hiladas. Se procurará que las esquinas terminen a ladrillo completo o a medio ladrillo.

  • Aunque las juntas pueden ser enrasadas, este tipo de ladrillos queda mucho más estético si las juntas se acaban rehundidas. Para mantener una mayor prestancia deben repasarse las juntas con una galga para mantener la misma profundidad y forma de la llaga; conviene realizarlas en el día o como máximo al día siguiente.

Es muy importante retirar los restos de mortero que hayan manchado las partes visibles de los trabajos con un cepillado enérgico antes de que fragüe. Igualmente es muy importante evitar los morteros oscuros de cemento convencional pues su color oscuro se trasmite al paramento y empobrece el color y el aspecto del ladrillo. No debe olvidarse que este ladrillo es anterior al cemento moderno y su combinación no casa bien. Un mortero a la cal, de tono medio claro o ligeramente rosado embellece al conjunto y evita que el ladrillo envejezca prematuramente.

Fuentes