Lamentación sobre Cristo Muerto. (Pintura)

Lamentación sobre cristo muerto
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Obra de Rubens realizada durante la primera estancia del pintor en Roma.
Datos Generales
Autor(es):Pieter Paul Rubens
Año:Siegen 1577- Anversa 1640
País:Nápoles , Roma Bandera de Italia Italia
Estilo pictórico:barroco
Técnica:Óleo sobre lienzo
Dimensiones:180x157 cm X cm
Localización:Museo Borguese Bandera de Roma Roma


Lamentación sobre Cristo muerto: En este cuadro Rubens combina la iconografía de la lamentación sobre el Cristo muerto con la de la deposición en el sepulcro, con José de Arimatea, la Virgen, San Juan Evangelista y María Magdalena que comentan y lloran el evento.

Descripción

La obra se remonta a la primera estancia del pintor en Roma. La sugestión de lo antiguo se refleja en el sarcófago con escenas de sacrificio, pero sobre todo en los fuertes relieves escultóricos de las figuras.
Hacia finales del siglo XVIII o principios del siguiente, la obra fue ampliada por todos sus lados mediante la adición de tiras de tela, tal vez para adaptarla a un nuevo marco.
La última restauración (1986-1987) ha permitido la recuperación de los colores refinados de la paleta de Rubens y ha puesto en evidencia la capacidad extraordinaria del artista para diferenciar y graduar, a través de los colores, la textura y calidad de los materiales, tales como el contraste entre los diferentes blancos del mármol, el sudario y el vestido de Magdalena.

Otros cuadros sobre el mismo tema

Mantegna

Características

  1. Autor: Andrea Mantegna,
  2. Título: Lamentación sobre Cristo muerto.
  3. Material: Óleo sobre tela.
  4. Fecha: En torno a 1480-1490

Seguramente esta pintura debe haber provocado bastantes escándalos en la época en que fue pintada. Nunca se había presentado al redentor de una manera tan radicalmente distinta a cuantas se habían hecho hasta entonces.
Mantegna, revolucionario e iconoclasta, lo pintó en un escorzo extremo, con los pies llagados en primer plano, las manos también con las heridas de la pasión y los brazos rígidos por el rigor mortis en un segundo plano, el tórax hinchado, donde apenas se ve la herida del costado en un tercero y la cabeza del difunto en un cuarto plano que se diluye en la cabellera.
Son varios planos que no se articulan, sino que se hacen continuos, pero que establecen ciertas referencias espaciales que hacen entender mejor la postura y la perspectiva general del cuadro. Se puede decir que Mantegna hizo aquí un alarde de su maestría en la perspectiva lineal, superando a Masaccio o a Piero de la Francesca, perspectivistas paradigmáticos de la época, aunque el primero hacía ya mucho que había fallecido.
Es curioso que, a pesar del fuerte escorzo, la figura no se percibe rígida en ninguna de sus partes, no está sometida a las reglas y correcciones del método que, en el caso de Piero de la Francesca por ejemplo, hacen lucir a veces demasiado rigurosas sus figuras. No, Mantegna pintó aquí a un crucificado dúctil, en el que el rigor mortis está atenuado en las formas angulosas, laxas, como sometidas a la realidad que ha venido después del final de la vida en un cuerpo de carne y hueso. Hay que hacer notar que, tanto los pies, como la cabeza de Jesús señalan hacia la izquierda, lo cual equilibra sutilmente la composición, que de otra forma se hubiese visto demasiado lineal.
Esta obra maestra es la expresión suprema de Jesús muerto, vencido, frágil como cualquier ser humano; no es todavía el Cristo triunfante que resucitará al tercer día y se les presentará a sus discípulos para dejar sentado que él es el Salvador. Las llagas no muestran sangre, ya han limpiado los restos del padecimiento de este glorioso cadáver; Mantegna no hace uso de recursos efectistas en lo que se refiere al sufrimiento del crucificado, como después lo harán muchos artistas del barroco.
Es la imagen de la sobriedad, la muerte del individuo sin más, cuyo testigo es este cuerpo. Tal vez sólo se dio permiso de mostrar cierta frondosidad en los muchos pliegues de la sábana, de una riqueza cromática y de claroscuro sin igual, que moldea las piernas del difunto y sus genitales; pareciera como si esta sábana lo arropase con amor y ternura, como si fuese un ser vivo que entendiese la muerte trascendental que ha sucedido o bien, muestra que su cuerpo muerto fue tratado con ese mismo amor y ternura por quien lo limpió y lo va a amortajar más tarde.
Salvo el cuerpo y su escorzo, todo lo demás es accesorio: las tres Marías que lloran ante el cadáver, la almohada en que se apoya su cabeza con sus luces reflejadas, el recipiente de ungüento al lado izquierdo, hasta la aureola se ha difuminado, como un símbolo de que la vida se ha ido. El cuerpo de Jesús está solo, únicamente lo acompaña la sábana y la muerte.

Giotto di Bondone

Lamento sobre Cristo muerto (Il Compianto su Cristo morto)

Características

  1. Autor: Giotto di Bondone
  2. Fecha: 1302-05
  3. Museo: Capilla de los Scrovegni
  4. Características:
  5. Estilo: Renacimiento Italiano
  6. Material: Fresco

Lamento sobre Cristo muerto (Il Compianto su Cristo morto). En la obra, la figura de Cristo muerto se encuentra desnuda tendida en el suelo. Junto a él, un grupo de mujeres cuida el cadáver; más allá, sus discípulos se hallan sumidos en el lamento, y en el cielo los ángeles participan del duelo con igual congoja. El fondo de la escena lo componen las rocas el árbol deshojado y el cielo oscurecido por un azul intenso. Todo parece indicar que la tragedia humana se ha desatado sobre la tierra en un dolor sin remisión. Casi todos los elementos del cuadro son esencialmente escabrosos: el oro de las aureolas, solamente, alude a una sustancia de naturaleza incorruptible.
En la formidable síntesis de formas de Giotto, ningún aderezo tiene función de ornamento gráfico, sino que posibilitan la definición de los volúmenes, el peso de la verticalidad y la medida de los gestos. En un contexto de máxima solemnidad, cada figura tiene su propia posición y expresa un gesto individual de atención o desolación ante la imagen del fallecido. El grupo, aislado del mundo, se forma de volúmenes tratados con amplios planos que emergen de la luz, cerrando el ámbito de las presencias humanas alrededor del cadáver las dos figuras de espaldas del primer plano.
El ritmo de la escena se encuentra marcado por pautas calculadas de espacio. En primer plano emergen los dos cuerpos agachados, más allá de Cristo se encuentran las figuras acongojadas de la Virgen María y María Magdalena. Los personajes inclinados hacia delante con vestidos celeste y rosa dirigen su atención hacia las figuras principales. Dos parejas de pie, a la derecha y a la izquierda, cierran el grupo.
En la parte superior de la obra, la composición de la figura de los ángeles se encuentra definida por curvas cóncavas ascendentes, así como las terrenales están contenidas en general por curvas cóncavas descendentes. La separación de estos grupos se encuentra parcialmente determinada por la línea rocosa que atraviesa de forma oblicua la escena.
Es importante destacar el detalle de la Madre con la Santa Faz, donde se condensa todo el patetismo de la composición. La fría rigidez de la muerte contrasta con la vitalidad del rostro y la delicadeza de las manos de la Virgen. Las miradas de casi todos los personajes de la representación se concentran en esta escena principal, e incluso la roca que sobresale de la derecha sigue la misma dirección que la línea de las miradas como un respaldo de robusta materia. La expresividad en esta escena debía conmover al observador y llamarlo al arrepentimiento ante la visión del sacrificio Divino. El fresco, realizado entre 1304 y 1306, mide 200 x 185 cm. e integra el ciclo ya mencionado en la capilla de los Scrovegni, Padua.

Fuentes