Las mejores prácticas en contrainsurgencia

Las mejores prácticas en contrainsurgencia
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Portada del manual de operaciones contrainsurgentes de la CIA
Tipo de textoMilitar/Inteligencia
Creación7 de julio de 2009
Promulgación18 de diciembre de 2014

Las mejores prácticas en contrainsurgencia. Manual de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), clasificado como ultrasecreto (secret/nonforn), en el que se recomienda a gobiernos del mundo que enfrentan conflictos armados con grupos insurgentes lo que considera “las mejores prácticas” para realizar operaciones contra objetivos de alto nivel (HVT), High Value Targeting -por sus siglas en inglés-, como una herramienta contrainsurgente efectiva. Estas “operaciones” incluyen el asesinato político como un recurso válido, además de capturas, “remoción” de liderazgos, “neutralización” y marginación de dirigentes guerrilleros.


El documento recoge una serie de recomendaciones a modo de manual para ataques contrainsurgentes, elaborado por la Dirección de Inteligencia de la CIA. Tiene fecha del 7 de julio de 2009 y está dirigido a los operadores políticos y oficiales militares de la Agencia involucrados en toma de decisiones para autorizar la planeación y ejecución de operaciones HVT. El concepto High-Value Targeting es definido como una acción enfocada a atacar individuos o redes específicos “cuya remoción o marginalización debe lograr una degradación de la eficacia” de determinado grupo insurgente.

Antecedentes

El documento data del 7 de julio de 2009, a solo seis meses de asumir la dirección de la CIA, Leon Panetta y fue revelado el 18 de diciembre de 2014 en el sitio Wikileaks, después de que una comisión especial del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos conformada por demócratas revelara los abusos y violaciones a Derechos Humanos cometidos por la CIA a través de un programa de interrogatorios que incluyó alimentación por el recto, interrupción del sueño hasta por 120 horas, cambios súbitos de temperatura y tortura con agua contra prisioneros supuestamente vinculados a acciones terroristas[1].

El Informe

Recoge una serie de recomendaciones a modo de manual para ataques contrainsurgentes, elaborado por la Dirección de Inteligencia de la CIA y está dirigido a los operadores políticos y oficiales militares de la Agencia involucrados en toma de decisiones para autorizar la planeación y ejecución de operaciones HVT. El concepto High-Value Targeting es definido como una acción enfocada a atacar individuos o redes específicos “cuya remoción o marginalización debe lograr una degradación de la eficacia” de determinado grupo insurgente.

Es definido como un intento de:

"consolidar las lecciones aprendidas, proporcionar un marco para evaluar la utilidad estratégica de las operaciones de ataque a objetivos de alto valor y ayudar a los políticos y oficiales militares responsables de autorizar este tipo de ataques"

Sus fuentes especifican que:

"La mayor parte de nuestra información está basada en reportes clandestinos de agregados militares, discusiones internas con solicitantes de permiso para la realización de este tipo de acciones y la revisión de casos actuales o históricos"

Las operaciones descritas en el plan de la CIA incluyen asesinatos políticos, secuestros, remoción de liderazgos, neutralización y marginación de dirigentes guerrilleros.

El documento enseña cómo llevar a cabo operaciones contra objetivos de alto nivel como una herramienta de contrainsurgencia efectiva.

Asesinato político

El manual define el asesinato político como forma de limitar la acción de grupos insurgentes y analiza diversas operaciones de asesinato en varios países, principalmente contra líderes talibanes afganos, del grupo terrorista Al Qaeda, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) [2].

El informe incluye estudios de casos en Afganistán (2001-2009), Argelia (1954-1962), Colombia (2002-2009), Irak (2004-2009), Israel (de 1972 a mediados de los 90 y de mediados de los 90 a 2009), Perú (1980-1999), Irlanda del Norte (1969-1998) y Sri Lanka (1983-2009). Incluye algunos ejemplos adicionales de Chechenia, Libia, Paquistán y Tailandia.

También aparecen reflejados como posibles puntos de ataque dirigentes del grupo libanés Hezbolá, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Hamas, el grupo guerrillero peruano Sendero Luminoso, Los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE), el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y el Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN).

La CIA aprueba que gobiernos civiles o militares que enfrentan conflictos armados con grupos insurgentes recurran frecuentemente a operaciones de ataque a objetivos de alto valor, descritas como acciones para “remover” o neutralizar a sus cabezas para degradar la eficacia del grupo[3].

El criterio de la Agencia para la definición de quien es un HVT (un objetivo atacable) es flexible: varía de acuerdo a “factores” que enumera: fuerza del grupo, estructura, dinámicas de liderazgo y alcance del resultado deseado por el gobierno.

Se advierte que entre los “efectos contraproducentes” de una acción de este tipo está el de romper ciertas “reglas del juego” establecidas entre los rebeldes y el gobierno, lo que lleva a una escalada del conflicto que no siempre está en el interés del gobierno.

Pero en el caso en el que los golpes causen daños mayores a los que el grupo insurgente sea capaz de absorber, ya sea por su incapacidad de reponer sus liderazgos o por los golpes infligidos a sus líneas de financiamiento o logística, puede conseguirse un mayor debilitamiento de su capacidad de acción.

Asesinato de Raul Reyes

El informe cita como una de las operaciones más exitosas de los casos bajo estudio el asesinato del líder y diplomático de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Raúl Reyes en marzo de 2008, resultado de un ataque de la Fuerza Aérea colombiana a territorio ecuatoriano a un campamento guerrillero en la zona selvática de la Angostura. Ahí resultaron muertos 22 milicianos más y cuatro estudiantes mexicanos[4].

El documento aporta evidencias sobre el involucramiento de la agencia en la lucha antiguerrillera durante el periodo de Álvaro Uribe, en Colombia.

Indica que de acuerdo a reportes de la CIA anteriores, el gobierno colombiano empezó a utilizar técnicas de HVT combinadas con operaciones de información y operaciones militares convencionales y programas para generar deserciones.

Refiere que al tomar posesión en su primer periodo de 2001, Álvaro Uribe inició una campaña contrainsurgente con la mira puesta en atacar a las FARC en sus filas intermedias y superiores. Después de varios años de golpes fallidos, la embajada de Estados Unidos en Bogotá empieza a reportar aciertos a partir de que las fuerzas contrainsurgentes lograron afinar estrategias de espionaje, precisión en los ataques, planificación de misiones y despliegues, seguridad operacional y coordinación interinstituticonal.

De este modo el gobierno pudo capitalizar políticamente los golpes infligidos a la guerrilla para incrementar su legitimidad y erosionar la moral de las bases de la guerrilla.

El estudio evalúa que en 2008 los golpes contra jefes de primer nivel de las FARC, combinados con golpes contra figuras de segundo y tercer rango, especialistas en financiamiento y logística, sí provocaron una erosión real a la organización.

La muerte de Raúl Reyes ese año, en el bombardeo del ejército colombiano (asistido por el Pentágono y con información de inteligencia estadunidense) a territorio de Ecuador, dañó seriamente la moral y la disciplina” de las FARC, según “comentarios de campo” de la CIA. Una semana después de ese golpe otro miembro del secretariado, Iván Ríos, fue asesinado por uno de sus escoltas y en mayo, un comandante e ideólogo veterano se rindió.

Captura de Abimael Guzmán

También cita otro caso de éxito en América Latina, la captura del peruano Abimael Guzmán, máximo líder de Sendero Luminoso, y de buena parte de sus dirigentes en una serie de golpes decisivos propinados en un corto periodo de tiempo, septiembre de 1992. Desde ese momento el grupo fue incapaz de reorganizarse.

Mejores prácticas

En una revisión de operativos de ataque contra objetivos de alto nivel hechos por la CIA se demuestra que estos “pueden tener un papel importante como parte de una estrategia contrainsurgente de mayor alcance. Estos suelen arrojar mejores resultados cuando los gobiernos analizan previamente sus posibles efectos y factores que lo puedan impactar y simultáneamente aplican otros instrumentos contrainsurgentes de carácter militar y no militar”[5].

Entre los efectos positivos de estos ataques, el documento enumera la erosión de la capacidad insurgente, debilitamiento de su voluntad, reducción de su base de apoyo, división o fragmentación del grupo, forzar que el grupo modifique sus estrategias de modo que beneficie al gobierno y levantar la moral del gobierno y generar apoyo.

Entre los efectos negativos cita:

"puede generar mayor apoyo al grupo insurgente, lo cual podría obligar al gobierno a distraerse de otros aspectos de su estrategia; puede hacer que las estrategias insurgentes se modifiquen, que refuercen sus bases de apoyo y simpatía de la población, conducir a una mayor radicalización a los líderes sobrevivientes, generar condiciones para la adhesión de liderazgos más radicales y escalar o desescalar el conflicto de modo que favorezca la insurgencia"

Buenas prácticas que recomienda la CIA

  • Definir el impacto deseado sobre la trayectoria del grupo insurgente, considerando que en algunos casos pueden generarse efectos indeseados.
  • Definir la decisión del ataque en base de un sólido conocimiento de los mecanismos internos del grupo y sus debilidades específicas, información que se puede obtener mediante los interrogatorios a sus desertores.
  • Incorporar la operación de ataque a una estrategia integral, que permita capitalizar el resultado de la operación o compensar algunos de los efectos producidos.
  • Proteger a los actores más moderados. Los ataques contra los líderes más violentos y extremistas pueden resultar en un acuerdo político. En muchos grupos insurgentes hay divisiones internas entre sus dirigentes más militaristas y los más políticos.
  • Aprovechamiento de las contradicciones internas. Exacerbar o explotar las fisuras en los liderazgos puede funcionar de manera tan efectiva como el dirigir un ataque militar contra uno de sus liderazgos.

Véase también

Enlaces externos

Referencias