León Tolstói

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León Tolstói
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NombreTolstói, Lev Nikoláyevich
Nacimiento9 de septiembre de 1828
Bandera de Rusia Rusia
Fallecimiento20 de noviembre de 1910 (82 años)
Astápovo, Bandera de Rusia Rusia
Causa de la muerteNeumonía
NacionalidadRusa
EducaciónUniversitario
OcupaciónNovelista
TítuloLicenciado en Derecho
CónyugeSofía Behrs
Obras destacadasLa Guerra y la Paz, Anna Karénina,Infancia

León Tolstói. Novelista ruso, considerado uno de los más grandes escritores de Occidente y de toda la literatura universal. La guerra y la paz y Anna Karénina, sus dos más famosas obras, son catalogada como la cima del realismo. Las ideas sobre la «No violencia activa», expresadas en libros como El Reino de Dios está en vosotros tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King. Su nombre aparece en la relación de diez escritores que no fueron laureados con el Premio Nobel de Literatura, reuniendo los méritos suficientes.

Síntesis biográfica

Hijo del noble propietario y de la acaudalada princesa María Volkonski, Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo. El primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad; el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.

León Tolstói quedó precozmente huérfano, porque su madre falleció a los dos años de haberlo concebido y su padre murió en 1837. Tuvo tutores franceses y alemanes. Vivió en compañía de dos tías, pero este hecho no influyó en su educación, que estuvo, durante todo este tiempo, al cuidado de varios preceptores masculinos no demasiado exigentes con el joven aristócrata.

Adolescencia

En 1843 pasó a la Universidad de Kazán, donde se matriculó en la Facultad de Letras, carrera que abandonó para cursar Derecho. Estos cambios, no obstante, hicieron que mejorasen muy poco sus pésimos rendimientos académicos y probablemente no hubiera coronado nunca con éxito su instrucción de no haber atendido sus examinadores al alto rango de su familia.

Además, según cuenta el propio Tolstói en Adolescencia, a los dieciséis años carecía de toda convicción moral y religiosa, se entregaba sin remordimiento a la ociosidad, era disoluto, resistía asombrosamente las bebidas alcohólicas, jugaba a las cartas sin descanso y obtenía con envidiable facilidad los favores de las mujeres. Regalado por esa existencia de estudiante rico y con completa despreocupación de sus obligaciones, vivió algún tiempo tanto en la bulliciosa Kazán como en la corrompida y deslumbrante ciudad de San Petersburgo.

Al salir de la universidad, en 1847, escapó de las populosas urbes y se refugió entre los campesinos de su Yasnaia Poliana natal. Allí su conciencia sufre una profunda sacudida ante el espectáculo del dolor y la miseria de los siervos. A raíz de esta experiencia, concibió la noble idea de consagrarse al mejoramiento de las opresivas condiciones de los pobres.

Juventud

El enfrentamiento contra las Guerrillas tártaras en las fronteras del Cáucaso tuvo para él la doble consecuencia de descubrirle la propia temeridad y desprecio de la muerte, y de darle a conocer un paisaje impresionante. Enamorado desde niño de la naturaleza, aquellos monumentales lugares grabaron en su ánimo una nueva fe panteísta y un indeleble y singular misticismo.

Al estallar la guerra de Crimea, en 1853, pidió ser destinado al frente, donde dio muestras de gran arrojo y ganó cierta reputación por su intrepidez, pero su sensibilidad exacerbada toleró con impaciencia la ineptitud de los generales y el a menudo baldío heroísmo de los soldados; de modo que pidió su retiro y, tras descansar una breve temporada en el campo, decidió consagrarse por entero a la tarea de escribir.

Lampiño en su época de estudiante, mostachudo en el ejército y barbado en la década de

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los sesenta, la estampa de Tolstói que se hizo más célebre es la que lo retrata ya anciano, con luengas y pobladas barbas blancas reposando en el pecho, el enérgico rostro hendido por una miríada de arrugas y los ojos alucinados. Pero esta emblemática imagen de patriarca terminó por adoptarla en su excéntrica vejez, tras arduas batallas para reformar la vida social de su patria, empresa ésta jalonada en demasiadas ocasiones por inapelables derrotas.

Trayectoria

Se traslada a Moscú con intención de buscar un empleo o un casamiento conveniente. En aquel período de indecisiones, acosado de deudas contraídas en el juego se declara la guerra con Turquía, y su hermano Nikolái, teniente de artillería, lo insta a ir con él al Cáucaso, en el Valle de Térek. Al llegar a la stanitsa, Tolstói se desilusiona y se arrepiente de su viaje. Pocos días después acompaña a su hermano, que debía escoltar un convoy de enfermos hasta el fuerte de Stari-Yurt. Cruzan las fuentes termales de Goriachevodsk, donde Tolstói, algo reumático, aprovecha para tomar baños termales y donde conoce a la cosaca Márenka, idilio que reaparece en su novela Los cosacos.

Tolstói no pertenecía al ejército, pero en una de las campañas, el comandante, Príncipe Bariantinski, repara en él y tras unos exámenes Tolstói ingresa en la brigada de artillería, en la misma batería que su hermano, como suboficial. Tiempo después consigue permiso para una cura reumática en las aguas termales en Piatigorsk, lugar en el que pasó el tiempo escribiendo. El 2 de julio de 1852 termina Infancia y fruto de su estancia escribe La tala del bosque y los relatos de Sevastópol.

Poco después de ser testigo de tantos sacrificios y heroísmo en la Campaña de Sevastópol, se reintegra a la frívola vida de San Petersburgo.

He adquirido la convicción de que casi todos eran hombres inmorales, malvados, sin carácter, muy inferiores al tipo de personas que yo había conocido en mi vida de bohemia militar. Y estaban felices y contentos, tal y como puede estarlo la gente cuya conciencia no los acusa de nada
León Tolstói

Adscrito a la Corriente realista, intentó reflejar fielmente la sociedad en la que vivía.

La novela Los Cosacos (1863) describe la vida de este pueblo.

Tolstói tuvo una importante influencia en el desarrollo del Movimiento anarquista, concretamente, como Filósofo cristiano libertario y Anarcopacifista.

El teórico anarquista

Pedro Kropotkin lo citó en el artículo Anarquismo de la Enciclopedia Británica de 1911.

Durante algún tiempo viajó por Francia, Alemania, Suiza, y de allí se trajo las revolucionarias ideas pedagógicas que le moverían a abrir una escuela para pobres y fundar un periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre Yasnaia Poliana. La enseñanza en su institución era completamente gratuita, los alumnos podían entrar y salir de clase a su antojo y jamás, por ningún motivo, se procedía al más mínimo castigo. La escuela estaba ubicada en una casa próxima a la que habitaba Tolstói y la base de la enseñanza era el Antiguo Testamento.

Pronto fue imitada por otras, pero su peligrosa novedad, junto a los ataques del escritor contra la censura y a su reivindicación de la Libertad de palabra para todos, incluso para los disidentes políticos, despertó las iras del gobiern, que a los pocos años mandó cerrarla.

Era uno de los primeros reveses de su proyecto reformador y uno de los primeros encontronazos con las fuerzas vivas de Rusia, aunque no sería el único. Sus discrepancias con la Iglesia Ortodoxa también se hicieron notorias al negar abiertamente su parafernalia litúrgica, denunciar la inútil profusión de Iconos, los enrarecidos ambientes con olor a Incienso y la hipocresía y superficialidad de los popes.

Además, cargó contra el ejército, basándose en el Sermón de la Montaña y recordando que toda forma de violencia era contraria a la enseñanza de Cristo, con lo que se ganó la enemistad juramentada no sólo de los militares sino del propio zar. Incluso sus propios siervos, a los que concedió la emancipación tras el decreto de febrero de 1861, miraron siempre a Tolstói, hombre tan bondadoso, como de temperamento tornadizo, con insuperable suspicacia.

A pesar de ser persona acostumbrada a meditar sobre la muerte, el trágico fallecimiento de su hermano Nicolás, acaecido el 20 de septiembre de 1860, le produjo una extraordinaria conmoción y, al año siguiente, se estableció definitivamente en Yasnaia Poliana. Allá

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trasladará, en 1862, a su flamante esposa Sofía Behrs, hija de un médico de Moscú, con quien compartió toda su vida y cuya abnegación y sentido práctico fueron el complemento ideal para un hombre abismado en sus propias fantasías.

Sofía era entonces una inocente muchacha de dieciocho años, deslumbrada por aquel experimentado joven de treinta y cuatro, que tenía a sus espaldas un pasado aventurero y que además, con imprudente sinceridad, quiso que conociese al detalle sus anteriores locuras y le entregó el diario de su juventud donde daba cuenta de sus escandalosos desafueros y flirteos. Con todo, aquella doncella que le daría trece hijos, no titubeó ni un momento y aceptó, enamorada, la proposición de unir sus vidas; contrato que, salvando períodos tormentosos, habría de durar casi medio siglo.

Merced a los cuidados que le prodigaba Sofía en los primeros y felices años de matrimonio, Tolstói gozó de condiciones óptimas para escribir su asombroso fresco histórico titulado La guerra y la paz, la epopeya de la invasión de Rusia por Napoleón en 1812, en la que se recrean nada menos que las vidas de quinientos personajes. El abultado manuscrito fue pacientemente copiado siete veces por la esposa a medida que el escritor corregía; también era ella quien se ocupaba de la educación de los hijos, de presentar a las niñas en sociedad y de cuidar del patrimonio familiar.

La construcción de este monumento literario le reportó inmediatamente fama en Rusia y en Europa, porque fue traducido enseguida a todas las lenguas cultas e influyó notablemente en la narrativa posterior, pero el místico patriarca juzgó siempre que gozar halagadamente de esta celebridad era una nueva forma de pecado, una manera indigna de complacerse en la vanidad y en la soberbia.

Si La Guerra y la Paz había comenzado a publicarse por entregas en la revista El Mensajero Ruso, en 1864, y se concluyó en 1869, muchas fueron después las obras notables que salieron de su prolífica pluma y cuya obra completa puede llenar casi un centenar de volúmenes. La principal de ellas es Ana Karenina (1875-1876), donde se relata una febril pasión adúltera, pero también son impresionantes La sonata a Kreutzer (1890), curiosa condenación del matrimonio, y la que es acaso más patética de todas:La muerte de Iván Ilich (1885).

Entusiasta lector del ensayo sobre la Desobediencia civil, del anarquista norteamericano Henry David Thoreau, León Tolstói envió a un periódico hindú un escrito titulado «Carta a un hindú», que desembocó en una larga correspondencia con Mohandas Gandhi, por entonces en Sudáfrica. Esta correspondencia influyó profundamente el pensamiento de Gandhi, en cuanto al concepto de resistencia no violenta, un punto central de la visión del cristianismo de Tolstói. En septiembre de 1910, dos meses antes de su muerte, León Tolstói le escribió a Mohandas Gandhi sobre el sentido de aplicar la «no resistencia», ya que «la práctica de la violencia no es compatible con el amor como ley fundamental de la vida», principio que fue capital en el desarrollo posterior de la «satyagraha» del hindú. También sostuvo correspondencia con George Bernard Shaw, Rainer Maria Rilke y con el zar Nicolás II, entre otros. Su epistolario forma un corpus de unas 10.000 cartas conservadas en el Museo Tolstói de Moscú.

Fue uno de los mayores defensores del Esperanto, y en sus últimos años, tras varias crisis espirituales se convirtió en una persona profundamente religiosa y altruista, rechazó toda su obra literaria anterior y criticó a las Instituciones eclesiásticas en resurrección, lo que provocó su excomunión. Ni siquiera la celebérrima epístola que le remitiera su amigo Iván Turguéniev hasta su lecho de muerte, para pedirle que regresara a la Literatura, hizo que León Tolstói cambiara de opinión.

Junto con Eliseo Reclús, fue precursor de lo que poco después se denominaría Naturismo libertario. Tolstói, vegetariano como Reclús, escribe en su postrer libro Últimas palabras (1909), que vivamos según la ley de Cristo: amándonos los unos a los otros, siendo vegetarianos y trabajando la tierra con nuestras propias manos.

Tras ver la contradicción de su vivir cotidiano con su ideología, Tolstói decidió dejar los lujos y mezclarse con los campesinos de Yásnaya Poliana, donde él se crió y vivió. No obstante, no obligó a su familia a que lo siguiese y continuó viviendo junto a ellos en una gran parcela, lugar al cual, con frecuencia, sólo llegaba a dormir, gastando la mayor parte del día en el oficio de zapatero. Fundó en la aldea una escuela para los hijos de los campesinos y se hizo su profesor, autor y editor de los libros de texto que estudiaban. Impartió módulos de Gimnasia y prefirió el jardín para dar clases. Creó para ello una pedagogía libertaria, cuyos principios instruían en el respeto a ellos mismos y a sus semejantes.

Tolstói intentó renunciar a sus propiedades en favor de los pobres, aunque su familia, en especial su esposa, Sofía Behrs, lo impidió.

Muerte

Al igual que algunos de sus personajes, el final de Tolstói no estuvo exento de dramatismo y el escritor expiró en condiciones bastante extrañas. Había vivido los últimos años compartiendo casi todo su tiempo con depauperados campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Muy distanciado de su familia, que no podía comprender estas extravagancias, se abstenía de fumar y de beber alcohol, se alimentaba de vegetales y dormía en un duro catre.

Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde, y el octogenario huyó de su hogar subrepticiamente en la sola compañía de su acólito el doctor Marivetski, que había dejado su rica clientela de la ciudad para seguir los pasos del íntegro novelista. Tras explicar sus razones en una carta a su esposa, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 con un pequeño baúl en el que metió su ropa blanca y unos pocos libros. Padecía de neumonía, enfermedad que podía ser mortal debido a la inexistencia de antibióticos.

Durante algunos días nada se supo de los fugitivos, pero el 14 de noviembre de 1910, Tolstói fue víctima de un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de la estación ferroviaria de Astápovo, donde recibió los cuidados solícitos de la familia de este. Sofía llegó antes de que falleciera, pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no se ha podido saber si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta para con ella, que sus últimas palabras habían sido:

Amo a muchos.

Falleció a los 82 años, el 20 de noviembre de 1910 en la estación ferroviaria de Astápovo.

Sus últimas palabras fueron:

Hay sobre la Tierra millones de personas que sufren: ¿por qué estáis al cuidado de mí solo?

Se le enterró en su casa en Nara.

Anécdota en 1941

El 26 de diciembre de 1941, el general alemán del 2docuerpo panzer de blindados, Heinz Guderian usó su finca en Yásnaya como cuartel general durante el avance hacia Moscú y tuvo que desactivar los dispositivos de autodestrucción de la casa y de la propia tumba de Tolstói colocados por órdenes de Stalin, antes de poder ocuparla, salvando los restos de la destrucción.

Frases

  • «El que solo ha conocido a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil».
  • «Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo».
  • «A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa».
  • «El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace».
  • «La razón no me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé me ha sido dado por el corazón».
  • «No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo».
  • «El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde».
  • «No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás».
  • «Sucede a veces que se discute porque no se llega a comprender lo que pretende demostrar nuestro interlocutor».
  • «Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios.

Obras

Las Obras Completas de Tolstói fueron publicadas entre 1928 y 1958. Se trata de 90 tomos, cuyos últimos 32 volúmenes recogen la correspondencia del conde. Esta edición no es fiable: la censura soviética consideró «políticamente incorrectos» muchos pasajes. Por eso es preciso consultar los manuscritos originales en el Museo Tolstói de Moscú.

  • 1852: Infancia.
  • 1854: Adolescencia.
  • 1856: Juventud.
  • 1855-1856: Relatos de Sebastópol.
  • 1856: Dos húsares.
  • 1858: Felicidad conyugal.
  • 1863: Los cosacos.
  • 1865-1869: La guerra y la paz; es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón, siendo su obra maestra.
  • 1875-1877: Anna Karénina; cuenta las historias paralelas de una mujer atrapada en las convenciones sociales y un terrateniente filósofo Lyóvin (reflejo del propio Tolstói), que intenta mejorar las vidas de sus siervos.
  • 1882: Confesión.
  • 1886: La muerte de Iván Ilich.
  • 1889: La sonata a Kreutzer.
  • 1891: Iglesia y Estado.
  • 1894: El reino de Dios está en vosotros.
  • 1898: El padre Sergio.
  • 1899: Resurrección.
  • 1904: Hadzhí murad (póstuma).
  • No puedo callarme
  • Cuentos populares
  • ¿Qué es el arte?
  • Cantando por mi vida
  • La escuela de Yásnaia Poliana
  • 1911: El diablo (novela corta), póstuma.

Fuentes