Lectura dramatizada

Lectura dramatizada
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Concepto:Lectura en la que se va dramatizando con la voz.


Lectura dramatizada. Modalidad de la lectura oral en la que el lector debe representar a los personajes por medio de la voz. Desde el punto de vista del desarrollo de habilidades lingüísticas, la lectura dramatizada es un medio de ejercitar la dicción y la entonación, aplicadas a las características del personaje que se representa. Necesita de ensayo, porque si bien no requiere de la memorización de los textos y los movimientos no son los exactos de un montaje, la capacidad expresiva sí lo tiene que ser.

Definición

La lectura dramatizada es aquella en la que se reproduce con la voz –y con el lenguaje corporal que suele acompañarla– toda la expresividad de un texto: las emociones, la textura de las palabras, la cadencia con que se cuenta una historia o las variaciones de intensidad con que se expone una reflexión, entre otros. En un sentido amplio, incluye, además de la lectura enfática de textos literarios, la lectura en voz alta de cualquier tipo de texto, con arreglo a unos parámetros de expresividad determinados por el contenido, la forma y el género del propio discurso.

Características

  • La lectura dramatizada es una actividad colectiva.
  • Se representan los personajes por medio de la voz.
  • Identificación del lector con el personaje que interpreta.
  • Naturalidad en la expresión.
  • Acoplamiento y armonía de conjunto.
  • No se precisa de la actuación ni de la memorización del texto, sino que solo exige la correcta expresión mediante la voz
  • Se expresan los sentimientos y las actitudes de los personajes.

Requisitos

  • Los lectores deben estar colocados en un lugar visible para el resto del grupo, y pueden permanecer de pie o sentados en forma semicircular, manteniendo en sus manos el texto, del que cada uno debe poseer un ejemplar.
  • Mantener el contacto visual con los oyentes para facilitar la comprensión del texto.
  • Mostrar interés por lo que se lee y proyectar la voz hacia el auditorio, no hacia el suelo o hacia el papel.
  • Leer a una velocidad adecuada. No se trata de leer siempre rápido, sino de saber ajustar la velocidad al tipo de texto y al objetivo de la lectura controlando la respiración.
  • Regular el volumen ajustándolo al tipo de texto.
  • Leer con seguridad, sin vacilaciones, evitando volver atrás.
  • Entonar adecuadamente las palabras, marcando las sílabas tónicas. Previamente deben haberse trazado las marcas entonacionales en el texto.
  • Respetar la mayor o menor duración de las pausas indicada por los signos de puntuación.
  • Poner énfasis en los momentos o palabras claves evitando la monotonía en el tono.
  • Evitar los cambios de ritmo en la lectura si no están justificados y, por el contrario, utilizarlos intencionadamente para llamar la atención del público.

Aspectos esenciales

En la calidad de la lectura dramatizada intervienen cuatro aspectos esenciales: selección de la obra, conocimientos previos de la obra en conjunto, conocimiento acerca del personaje que se interpreta y el dominio de la voz.

Selección de la obra

En la selección de la obra es importante tener en cuenta su calidad artística, su contenido o mensaje ideológico, el grado de interés que tienda a despertar, el número de personajes que intervienen —que debe ser proporcional al número de miembros del grupo— y la extensión, acorde con el tiempo de que se dispone para la lectura dramatizada.

Conocimientos previos de la obra

Es necesario conocer profundamente el contenido de la obra, su superobjetivo, su carácter (trágico, alegre o dramático), la época en que fue escrita, las circunstancias históricas y socioeconómicas en que se desenvuelve la trama y las características de los personajes, con el objetivo de tener una visión de conjunto. Esto es válido aun cuando el ejercicio de lectura dramatizada abarque solo un capítulo o escena de la obra. En este caso, un integrante del colectivo puede hacer la presentación e incluir en ella una visión general del argumento.

Conocimiento acerca del personaje

Cada lector debe estar familiarizado con el personaje que interpreta y sus relaciones con el resto de los personajes. Debe conocer sus características generales: edad, posición social, nivel cultural, estado de salud, características psicológicas y todos los datos que tiendan a ofrecer una visión clara de su personalidad, para reflejar en los diálogos el estado de ánimo del personaje en cada momento.

Dominio de la voz

La calidad de la lectura dramatizada depende en gran medida del dominio de la voz, por ello es imprescindible una dicción clara y precisa, una entonación cargada de naturalidad expresiva y reflejar las características del personaje que se interpreta. La modulación de la voz es muy importante para facilitar al oyente la comprensión del texto.

Importancia

La lectura dramatizada contribuye a la formación integral de los lectores. El contacto con buenos modelos de expresión permite la familiarización con vocablos, giros y construcción de frases y períodos que puedan ser asimilados al caudal lingüístico del lector, así como comparar los usos del idioma en uno u otro personaje.

En el ámbito educacional la lectura dramatizada, de forma colateral, es una vía para poner al estudiante en contacto con obras que ejerzan su influencia positiva en la formación general; así pueden apreciarse y valorarse críticamente obras, autores, movimientos y otros elementos que enriquezcan sus conocimientos literarios.

Asimismo las obras representadas pueden contribuir también a que los estudiantes acumulen un caudal de experiencias de todo tipo, como la comprensión y valoración de la conducta humana, la profundización en la psicología de los personajes, el análisis de condiciones socioeconómicas que influyan en la conducta de estos, y otras que tiendan a enriquecer el ámbito de sus vivencias.

Fuentes

  • Lectura dramatizada
  • Porro Rodríguez, Migdalia y Mireya Báez García (2003). Práctica del idioma español. La Habana. Editorial Pueblo y Educación.