Lino Molina

Lino Molina
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Pelotero cubano de todos los tiempos
Nacimiento21 de marzo de 1912
Central Mercedes, Colón Matanzas Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónPelotero
CónyugeMercedes Caturla

Lino Molina. Pelotero cubano de todos los tiempos, menos pitchear pudo jugar todas las posiciones en el béisbol. Abandonó la práctica del béisbol y empezó de reportero gráfico de las publicaciones América Deportiva y Cuba Deportiva.

Síntesis biográfica

Lino nació en el batey del Central Mercedes el 21 de marzo de 1912, rodeado de cañas y de tierra colorada. Solo estudió hasta el sexto grado, tuvo que convertirse en hombre antes de tiempo o moría de hambre. En el año 1957 fue el primer negro cubano que estudió en la escuela de ampayas de Carolina del Norte.

En su madre encontró mucho amor y consejos útiles. Cortando caña se batía con cualquier hombre, su promedio diario era de 457 arrobas.

Lino quiso probar suerte en la provincia de Camagüey y se quedó viviendo en el central Violeta. Allí jugó varios años, se casó con Mercedes Caturla y le nacieron sus primeros hijos. Pudo conocer a los hermanos Pasquel, dueños de la Liga, bailó el mambo con Pérez Prado y el Benny Moré.

Era muy conversador y jaranero, pero en el terreno no le aceptaba un chiste a nadie.

Trayectoria

Laboral

En el central Tinguaro empezó de barrendero, luego rotó por todas las áreas hasta acumular más de 50 años de servicios. Esas maquinarias de hierro le dieron la vida y le exprimieron más de un sueño. Anheló ser médico, pero ser pobre y negro antes del triunfo de la Revolución Cubana en 1959 tenía un precio.

Siempre se las ingeniaba para cumplir con el trabajo y con la pelota. Los domingos, cuando guataqueaba en los surcos de caña, por lo general le tomaba hasta las once de la mañana.

Labor en el sindicato

Integró la dirección del sindicato del central Violeta. Logrando junto a sus compañeros que la administración concediera algunas mejoras salariales y laborales. Conoció a Jesús Menéndez y le dieron apoyo en la lucha por el pago del diferencial azucarero.

Cuando algún ciclón afectaba, organizaban la Comisión Hermanos Damnificados para auxiliar a los trabajadores y sus familiares con alimentos, ropas y zapatos.

Deportiva

Antes de la pelota, practicó Boxeo, Fútbol y saltos con varas de cañabrava, una variante del actual salto con garrocha. En el estadio aprendió elementos tácticos del Beisbol por la ayuda que le dieron los peloteros del equipo principal de Tinguaro.

Menos pitchear pudo jugar todas las posiciones del béisbol, aunque sentía mayor comodidad en la tercera, el shiort y la

Lino Molina vistiendo el traje del equipo de México durante un partido de exhibición en el Distrito Federal.

segunda.

Hubo ocasiones en que llegó a tener dentro de su escaparate trajes de más de ocho clubes matanceros. Empezó con el equipo juvenil Indios Bravos, después, con el Tinguaro, el Álava, Perico, Mercedes, Jovellanos, Manguito, Calimete, hasta que llegó a Las Estrellas de Colón, uno de los más fuertes en la provincia de Matanzas.

Su primer éxito deportivo ocurrió a los diecisiete años, en un juego entre los Liceos de Tinguaro y Perico. Aunque estas sociedades de recreo la integraban los blancos de mejor posición económica, ellos sabían que para brindar un buen espectáculo era necesaria la presencia de peloteros negros. Fue así que pudo incluirse en la nómina del Liceo de Tinguaro como defensor del campo corto. El partido fue nivelado hasta el final, tuvo la suerte de conectar el batazo clave.

El estadio de pelota de la ciudad de Colón, que hoy se llama Mario Martínez Arará, lo construyeron un grupo de peloteros con el apoyo de la población del término. Lino, jugó en todos los bateyes azucareros de Camagüey. Allí los peloteros se daban por arrobas. Debutó con el Central Violeta defendiendo la tercera base y cuarto bate fue el que más jonrones dio y el máximo impulsador.

En el año 1950 asistió a una sesión de bateo en el Gran Stadium del Cerro. Disparó dos jonrones, hasta Orestes Miñoso elogió su poder.

"El racismo de Cuba se quedó chiquito al lado del de los gringo", dijo Lino, fue ampaya en partidos de exhibición de las Ligas Menores, permitiéndole después en Cuba trabajar en la Unión Atlética Amateur, la Liga de Pedro Betancourt, el Campeonato Inter- Fuerzas Armadas y la Liga Infantil Los Cubanitos.

Cada vez que Lino podía se quedaba con alguna pelota para regalársela a los niños pobres. Había sentido siempre un especial cariño por ellos, si no los moldeamos bien, en el futuro recogerían más espinas que flores, decía Lino. En un colegio infantil religioso de Managua tuvo una experiencia muy hermosa; cierto día obsequió una pelota al alumno de mejor comportamiento, cada vez que regresaba la disciplina era mejor, y todo por cuenta del regalo, actitud que alababa el cura a cargo de la institución.

Lino decía que el trabajo del árbitro de béisbol es el más ingrato de todos, el que menos se aplaude, el que solo sale en la prensa cuando se viola una regla o te equivocas en una decisión.

Reportero gráfico

Abandonó la práctica del béisbol y empezó de reportero gráfico de las publicaciones América Deportiva y Cuba Deportiva. Aprendió a tirar fotos con Marceliano Muñoz, propietario de un importante estudio fotográfico en Colón. Utilizando cámaras norteamericanas recogía en imágenes lo más sobresaliente de la actuación de los cubanos en el campeonato mexicano.

Sus primeras incursiones como fotógrafo guardaron relación con la historia política republicana. Durante el gobierno de los Cien Días retrató a Grau San Martín y Antonio Guiteras en el puerto de La Habana, por la década del 40 a Carlos Prío en el Club Náutico de Varadero y al senador Eduardo René Chibás mientras hablaba en un meeting ortodoxo a los trabajadores del central Violeta.

Se retiró con más de 70 años, pero su constancia quedó en todos. Ya jubilado integró el equipo municipal de historiadores del deporte en Colón.

Incorporación a la Revolución

Lino se incorporó a la Revolución desde sus inicios. Al escuchar los discursos de Fidel Castro comprendió su interés por transformar el país en beneficio del pueblo. Ingresó en la Milicias Nacionales Revolucionarias para proteger el central de la contrarrevolución.

Continúo vinculado al deporte, ahora se sentía más a gusto porque contaba con el apoyo del Estado. Participó de árbitro en campeonatos municipales, regionales y provinciales de la primera categoría y de forma voluntaria prestó servicios como corresponsal deportivo.

Bibliografía

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  • Casas, Edel, Jorge Alfonso y Alberto Pestana. Viva y en juego. Ciudad de La Habana. Editorial Científico - Técnica. 1986.
  • Comisión de Historia PCC Región de Colón. Apuntes Históricos. Centrales azucareros de la Región Colón. Manguito. Imprenta Marti. S'F.
  • Letusé La O, Rogelio Augusto. Béisbol. Términos y anécdotas. La Habana: Editorial Científico- Técnica, 2003.
  • Publicidad Deportiva Menéndez. Resumen General del Campeonato de Base Ball Profesional 1946-1947. La Habana: Talleres de Arrow Press, Inc., 1947.
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  •  Villanueva, Pelayo. Colón; hechos, personas y cosas de este pueblo que no deben olvidarse al escribirse su historia. Colón. Imprenta Paltenghi. 1933- 1934. Tomos 2 y 3.
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  • El Crisol. Periódico. Cuba. (1949 - 1956)
  • El Mundo. Periódico. Cuba. (1949-1956)
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  • Récord. Revista. México (1956)
  • Roto Hit. Revista. México.(1957)

Fuentes

  • Galería de Arte de Colón. Testimonio "Tres del Diamante" Autor: Carlos Manuel González Quintana.