Música campesina cubana

Música campesina cubana
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Concepto:La música campesina es una música propiamente del pueblo y para el pueblo, hasta tal punto que se podría hablar de la historia del país a través de la historia de su música.

Música campesina cubana. La música campesina en Cuba constituye la base fundamental para el estudio de la cultura del país. En ella confluyen junto a escasos elementos de la población aborigen, culturas de diferentes etnias que conformaron el amplio mosaico cultural de la Isla. Un amplio sector de la población cubana, radicado en comunidades rurales, desarrolló una música con características de evidente herencia hispánica, que alcanzó su identidad nacional a mediados del siglo XVIII. La música campesina en Cuba no ha tenido que recobrarse, porque su expansión musical se ha enriquecido de generación en generación a través de los cultores del género en sus más diversas expresiones tales como: la décima cantada; la güajira; el son montuno y por los de las incorporaciones del bolero y la guaracha, hecho que se manifiesta en el gozo popular tanto en el campo como en la ciudad.

Origen

El proceso de transculturación ocurrido a partir de la música que el pueblo cantaba en España a fines del siglo XV y XVI, dio origen a cantos que se acompañaban por instrumentos de cuerda pulsada, antecedentes quizás del triple cubano. Aquel proceso transcultural fue conformando en Cuba el canto que hoy se conoce como punto cubano. La música campesina cubana se estructuró entonces con la combinación de unas estrofas cantadas "el llanto”, que se describe por viajeros y cronistas como un "canto agudo y lánguido", acompañado del "lastimero tiple" y cantado con "décimas espinelas". Son estas tres características, línea de canto o tonada, instrumento de cuerda pulsada y texto en estrofa de diez versos, los elementos de estilo que llegaron con los colonizadores españoles en distintos momentos y por diferentes vías, hasta consolidarse en el siglo XVIII.

Los elementos de estilo que trajeron los pobladores españoles a esta Isla tuvieron un asentamiento primero en las poblaciones, centros urbanos, cerca de las costas, y a lo largo de los siglos XVI, XVII y se operó un proceso de ruralización.

A los grupos de campesinos "negros y blancos”, también se les diferenció con el nombre de guajiros. De su vida y costumbres, de sus bailes, cantos y expresiones poéticas características de la herencia hispánica participa social e integralmente el pueblo, es decir, ninguno de sus géneros puede calificarse como música de negros ni de blancos, campesinos y pobladores de zonas urbanas, ya que en su creación, difusión y recepción entran por igual unos y otros sin diferencia alguna en la expresión cantada o instrumental.

Proceso de transculturación

A través de toda Iberoamérica se canta la décima en distintos géneros musicales, pero tienen como común denominador las mismas características estructurales de origen hispánico y de contexto ambiental que el punto cubano.

La música campesina original se circunscribe al punto cubano y al zapateo. Sin embargo, formas antecedentes del son cubano tienen su origen en zonas rurales montañosas de las provincias más orientales. Similar origen al son tiene el changüí, el nengón, el kiribá, que se ejecutan hoy por grupos campesinos que lo recuerdan en las localidades rurales de la provincia de Guantánamo. En todos ellos se usa la copla o la cuarteta y la décima, alternando con un estribillo de son. En la Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) se ejecuta el sucu-sucu, forma antigua del son cristalizada allí a principios del siglo XX.

De esta música campesina, formas antiguas del son y del punto, los autores de teatro cubano crearon géneros para sus obras vernáculas que representaban una vida campesina idílica, con textos descriptivos de contenido bucólico, al cual le llamaron Guajira.

Artistas de teatro lírico la incorporaron a sus repertorios, y compositores eruditos realizaron verdaderas piezas de concierto. Compositores de música sinfónica, también asumieron elementos de la música campesina o incluyeron tonadas completas para obras de cámara y sinfónicas.

Al popularizarse el son en toda la Isla, muchas especies genéricas de la canción fueron asimiladas por aquél, de manera que la guajira se convirtió en guajira-son y se integró al repertorio de grupos soneros y campesinos, y algunos intérpretes autores realizaron obras con los elementos de la guajira-son. De éstas, las más elaboradas, fueron llamadas güajira de salón. Este nombre lo popularizó Guillermo Portabales y lo acogieron y sublimaron Ramón Veloz, Coralia Fernández, Celina González.

Desarrollo del punto cubano en el siglo XX

Al aparecer el disco en el siglo XX, se identificaron y fueron reconocidos con sus propios nombres Martín Silveira, Miguel Puertas Salgado, Juan Pagés, Horacio Martínez, y otros. Más adelante Pedro Valencia, María la Matancera, Nena Cruz, la Calandria, Edelmira Vera.

Se generalizaron los poetas que establecían peñas de trovadores, donde se realizaron las más famosas controversias que por lo incidental no se grabaron, pero algunas sí se publicaron. La más famosa de éstas fue una realizada por el mejor poeta campesino del siglo XX, Premio Nacional de Literatura, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí y otro gran poeta competidor, Angel Valiente. Otras controversias inolvidables han sido las que cantaron por más de treinta años Justo Vega y Adolfo Alfonso en el programa de televisión Palmas y Cañas.

Los programas de radio establecieron concursos de virtuosos y en áreas de esparcimiento como los Jardines de La Tropical se celebraban Festivales de los Bandos Rojo, Azul, Lila, Tricolor.

Todo esto motivó un auge al que se le llamó "Edad de Oro del punto cubano" entre 1940 y 1945. En aquel momento se iniciaban jóvenes como Adolfo Alfonso, Inocente Iznaga, Gustavo Tacoronte, Pablo León, Justo Lamas, José Sánchez León, varias mujeres como Vitalia Figueroa, Merceditas Sosa, Radeúnda Lima, y Celina González, autora e intérprete que se inició con su esposo Reutilio Domínguez en un dúo que se conoció por toda América.

Evolución de grupos instrumentales

A partir de aquellos años evolucionaron los grupos instrumentales con un notable desarrollo del virtuosismo. Antiguamente el laúd seguía la línea de canto punteando nota a nota. Quizás por esto se le llamó punto al canto y al acompañamiento. Pero al popularizarse la música campesina por la radio y participar estos grupos en festivales, se encuentran laudistas que desarrollan el acompañamiento apoyados por la guitarra, el tres, el bajo, clave, güiros y tambores, formando un conjunto.

Muchos jóvenes se han integrado hoy a una escuela del laúd, fundada por el profesor Efraín Amador, de ellos los que más se destacan son Barbarito Torres, y Edwin Vichot, graduados de la Escuela Nacional de Arte.

Este movimiento renovador es coincidente con un nuevo auge, que incluye la creación por Alexis Díaz Pimienta de la Cátedra de la Poesía improvisada en el Instituto Superior de Arte.

Son muchos los grupos que consolidan la expresión del punto cubano hoy. Estos poetas son el baluarte actual del punto cubano y la décima improvisada.

El punto cubano, la manifestación musical más antigua en la nacionalidad cubana, tiene hoy plena vigencia y un porvenir seguro.

Fuentes