Manuela Cancino

Manuela Cancino Martí
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NombreManuela Cancino Martí
Nacimiento15 de enero de 1851
Manzanillo, Granma Bandera de Cuba
Fallecimiento8 de enerode 1900
La HabanaBandera de Cuba
Nacionalidadcubana

Manuela Cancino Martí. Patriota cubana que participó en la Guerra de los Diez Años. Mantuvo relaciones de amistad con Carlos Manuel de Céspedes. Fue educadora y poetisa.

Síntesis biografía

Lugar donde vivió Manuela Cansino

Nació el 15 de enero de 1851 en Manzanillo. Recibió el título de profesora de Primera Instrucción en La Habana, a los 18 años de edad se incorporó a la Guerra de los Diez Años, y en la manigua, en 1873, se casó con el Coronel y Diputado Pablo Beola, de cuyo matrimonio nacieron cuatro hijos, tres de los cuales murieron pequeños. En 1879, su esposo fue hecho prisionero y desterrado a España.

Durante la permanencia de la familia Beola–Cancino en el campo insurrecto, se establecieron relaciones de amistad entre ella y el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, el cual hace referencia a esto en múltiples ocasiones en su diario, tanto en la primera parte que abarca desde el 25 de julio de 1873 hasta el 16 de diciembre del mismo año, que fue publicada por el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias en 1964, como la correspondiente al esfuerzo investigativo de Eusebio Leal, que comprende desde el 6 de diciembre de 1873 al 27 de febrero de 1874, dada a conocer por la Editorial de Ciencias Sociales de Cuba en 1992

Vida y obra

No es difícil encontrar en la historia colonial de la localidad algunas familias vinculadas, de cierta manera, a los avatares de la guerra, participantes directos o simplemente ayudantes; de humilde procedencia o de prestigiosa cuna, que brindaron generosamente su apoyo a la causa libertaria. La colaboración de estas familias no solo se circunscribió a los hechos específicos de la Guerra de Independencia, sino también a otros acontecimientos culturales que enriquecieron el patrimonio de la región.

La familia Cancino fue un ejemplo fehaciente de lo expresado anteriormente. El padre, Juan Manuel Cancino, de una posición económica solvente, se trasladó conjuntamente con todas sus pertenencias y, acompañado por todos sus hijos a las estribaciones de la Sierra Maestra, donde alcanzó el grado de Coronel y pereció, al igual que su primogénito al poco tiempo de iniciada la Guerra del 68.Sus tres hijas Manuela, Mercedes y Micaela resistieron heroicamente los diez años de la contienda, en la que se distinguieron por la realización de diversas labores: curando a los soldados heridos, cosiendo a mano prendas de vestir, elaborando alimentos, además de atender a su familia de las tres hermanas sobresalió Manuela, quien se caracterizó por sus dotes poéticas y amor al magisterio.

De este diario se reproducen a continuación algunas de las mencionadas referencias: Lunes 6 de octubre de 1873

... Se mató la última res y de ella le di a Beola y sus fuerzas... regalé a las Cancinos agujas, hilos, botones y jabón: me correspondieron con sal y dulces. También me han mandado café varias veces...(1)

Domingo 28 de diciembre de 1873...

El camino estaba muy resbaloso, pero llegamos con felicidad, apeándonos en el rancho de Beola... Beola y Manuelita nos recibieron con muchas muestras de cordialidad. Ella me presentó al niñito al que ha puesto por nombre Pablo Augusto, y se lo bendije, deseándole que fuera un buen cubano...(2)

Viernes 30 de enero de 1874

.. Escribí a Manuelita y Beola, dándoles el pésame por la muerte de su niñito.(3)

Estallada la Guerra Chiquita, específicamente en el año 1879, su esposo fue desterrado a España. Manuela quedó en la mayor miseria, acompañada solo por María que fue la única sobreviviente de sus cuatros hijos.

Un tiempo más tarde, comenzó a ejercer como maestra en el poblado de Campechuela, donde dirigió la escuela de niñas. Desarrolló una labor abnegada y prestigiosa, por lo cual es recordada actualmente en esa localidad, una de cuyas calles principales lleva su nombre.

Sus ideas patrióticas nunca decayeron de modo que participó también en la preparación de la Guerra del 95. Por esta causa fue delatada y hecha prisionera. En la cárcel contrajo graves enfermedades de las que nunca se repuso y a consecuencia de las cuales falleció el 8 de enero de 1900, en La Habana

Conjuntamente con sus labores patrióticas y pedagógicas desarrolló también sus inquietudes literarias y periodísticas. En este sentido, escribió vibrantes artículos para el periódico mambí El Cubano Libre. Colaboró además, con El Triunfo de Manzanillo, cuya primera edición, correspondiente al 1877, fue acogida por ella de manera entusiasta, al expresar en ese primer número:

Yo saludo, el advenimiento de un periódico con toda la efusión de mi corazón. Cada vez que veo plantar una nueva escuela tiene mi alma una alegría infinita... Guttemberg difunde con su poderosa creación la luz de las ideas y las trasmite a todos los tiempos.

Poema "Recuerdos"

Manuela Cancino, se distinguió igualmente en el cultivo de la poesía. Recibió la influencia directa del poeta bayamés José Joaquín Palma y escribió muchas composiciones, la mayoría de las cuales se encuentra inédita.

El poema que a continuación se analiza, titulado Recuerdos, fue publicado en el periódico El Almendares, el 21 de septiembre de 1891. Esta composición, que es un romance, presenta un título nominal que de manera sintética adelanta el tema del texto. En su estructura se aprecia como singularidad el hecho de que las ideas expresadas se unifican en pequeños conjuntos de cuatro versos, en la mayoría de los cuales se emplea el encabalgamiento, a veces en los cuatro y otros en parejas.

Conformado a partir de cuarenta y seis oraciones gramaticales, se comienza con una misma configuración sintáctica en los tres primeros conjuntos, de cuatro versos.

Cada uno de los cuales se inicia con una forma verbal impersonal complementada por un situador temporal -en este caso el sustantivo “tarde”-; que primero se cualifica en una gradación ascendente, porque en el primer verso la tarde es serena y luego, en el quinto, se comunica que durante esa tarde "el viento retozaba con las hojas"; es decir, primero a la tarde se le atribuye la característica de ser serena y en el segundo momento, en ese período de tiempo que es la tarde, se recogen acciones propias de la primavera, estación del año a la que se alude perifrásticamente por el uso del nombre del mes: "mayo"; el cual, aparece escrito con letra mayúscula quizás por norma de la ortografía de la época.

1er verso: Era una tarde serena

.................................

5to verso: Era una tarde en que el viento

.............................................

9no verso: Era una tarde de Mayo

La reiteración léxica de tarde ubica dentro del momento del día en que el sujeto lírico evocaba tiempos de su juventud y que traía al presente unas veces complacencia por los gratos recuerdos, otras dolor por la pérdida de lo que antes la hizo feliz.

Este estado de rememoración hace que al sustantivo tarde se le atribuyan cualidades humanas -"tarde serena"-; tal es el grado de identificación entre ese tiempo y el sujeto lírico, los cuales comparten un mismo estado: la serenidad. Además, el disfrute de ese momento del día es tal que lo llega a saborear de manera deliciosa, lo que aumenta la entrega espiritual del sujeto lírico al deleite de esa evocación que se realiza en forma de "abandono loco", es decir, desenfrenada en la manera en que se abandona y en un estado psíquico mejorativo, todo lo cual se logra por el uso del complemento predicativo cuya posición permite ampliar su alcance semántico sobre el conjunto de versos, aunque gramaticalmente solo modifica la forma verbal "me abandono" y el sujeto desinencial "yo". Era una tarde serena

De esas tardes deliciosas

En que me abandono siempre

A mis ilusiones loca.

El segundo conjunto de cuatro versos recoge acciones de la naturaleza dentro de esa "tarde" que sigue siendo, al igual que en el primer y tercero, un tiempo indefinido, una tarde cualquiera. En este grupo de versos los dos elementos naturales que aparecen: "viento" y "flores", realizan acciones lúdicas que le confieren características personales en bellas imágenes:

Era una tarde en que el viento

Retozaba con las hojas,

Y las flores columpiaban

Las perfumadas corolas.

El tercer conjunto completa los elementos naturales en su accionar como continuidad de los anteriores. Aquí las aves elevan trinos alegres, dentro de un escenario donde el viento retoza con las hojas y las flores columpian sus perfumadas corolas; es por ello que la tarde es deliciosa.

De lo anterior se infiere la forma ascendente en que se ofrece la información: el primer conjunto de cuatro versos es ampliado de manera especificativa por el segundo y tercer conjunto.

El cuarto conjunto abre con un corrector textual que establece una relación de inclusión con la información anterior la cual se seguirá desarrollando: ya no es una tarde cualquiera; sino, que el sujeto lírico ha hecho una selección de esa multiplicidad temporal para ubicarnos en una tarde específica, la cual presenta el pronombre demostrativo "esa" que acompaña a la "tarde" como motivo temporal recurrente ampliado por otra característica llevada a grado superlativo: "tan bella"

Sin embargo, esa especificación temporal conlleva un cambio de actitud en la evocación del sujeto lírico, el que de un disfrute de su evocación general, pasa a una confesión de su estado espiritual en ese presente, a partir de la memoria afectiva provocada por el "viento" y las "hojas", dos motivos que aparecen con un significado semántico positivo para el sujeto lírico. Se destaca en este momento del poema el uso del fonosimbolismo como recurso fonético que ofrece ese ruido susurrante del viento y las hojas, lo cual se logra por la reiteración de la /r/ /s / / u /.

Y en esa tarde tan bella,

Me encontraba triste y sola,

Oyendo el ruido del viento

Y el susurro de las hojas.

Continúa la rememoración -dada por el uso del conector textual "y" y la forma verbal "recordaba"-, pero ahora en períodos de tiempo mas largos: "días de mi infancia"-, que eran dichosos porque así era su infancia. Se expresa el dolor por el no retorno de sus tiempos.

Y recordaba los días

De mi infancia venturosa,

De esa edad de dichas llenas

Y que nunca, nunca torna.

A partir del sexto conjunto de versos, se comienza a pormenorizar aquellos elementos evocados que constituyeron la fuente de felicidad del sujeto lírico en su infancia. Aparece en primer lugar el escenario en que transcurre ese período de vida y que es el elemento histórico que le confiere carácter autobiográfico al poema. El río Cayajo, rodeado de palmas, símbolo de cubanía, eran elementos importantes del ambiente rural donde los campesinos cantaban sentidas tonadas que alegraban el alma al sujeto lírico y le traía el recuerdo de su padre que tocaba la guitarra.

Los conjuntos de versos séptimo y octavo comienzan con el conector textual "y" como suma de aspectos a recordar. En el octavo, se retoma la memoria afectiva con el motivo "brisa", personificada con el epíteto "juguetona", ahora la figura materna se erige objeto de la evocación como imagen de la felicidad que se manifiesta en una persona cantarina y siempre dichosa.

El sabor dulce que se transfiere a los recuerdos en una sinestesia unificadora de evocaciones tiene un resultado antitético de alborozo y tristeza que conforma una imagen emocional del sujeto lírico.

Estos recuerdos tan dulces

Mi pobre pecho alborozan;

Pero también la tristeza

En él a menudo brota.

El próximo grupo de versos, es un enunciado causal del anterior, de ahí la presencia del conector "pues", que explica ese por qué a partir de motivos reiterativos, ya presentes en los conjuntos séptimo y octavo:

Pues ya escuchar no me es dado

Del campesino la trova,

Y ya mi padre no canta...

Y ya mi padre no toca....

En una elipsis anafórica se recoge paradójicamente un pasado feliz y un presente que acongoja; pero, la gradación temporal llega hasta un futuro incierto e inquietante, sin que explícitamente se manifieste el por qué.

Nuevamente se vuelve al recuerdo; el cual, se define con una metáfora y una comparación con el concepto de esperanza.

El recuerdo es la flor pura

Que el alma guarda anhelosa;

Es igual a la esperanza

Que jamás nos abandona.

También el conjunto de versos catorce retoma el "recuerdo", ahora en actividad, es decir, como catalizador de la tristeza, por tanto, se le confiere un valor semántico positivo en el proceso de "endulzar las tristes horas" –pareja sintáctica en la cual se da una personificación.

El recuerdo, si padezco,

Endulza mis tristes horas,

Trocado en melancolía

El pesar que me sofoca.

Ese recuerdo, además, es capaz de cambiar y así atenuar ese pesar profundo en una "melancolía", proceso contrario al que se expone en el próximo grupo de versos, en el cual, de la visualización de imágenes dichosas, se pasa a otras tristes que son guardadas en el corazón.

La consecución de lo anterior se expone en la imagen errante y a solas del sujeto lírico; quien, nuevamente presenta sentimientos opuestos:

Por eso siempre que errante

Vago meditando a solas,

Voy una veces cantando,

Y otras triste y cavilosa.

En una relación causativa se explica el por qué de lo anterior: la permanencia de "memorias" agradables, cautivadoras, unas y otras dolorosas, cuyas consecuencias se dan el conjunto de versos dieciocho y final que, en forma de cierre retoma el motivo "tarde" -con el cual se inicia el poema-, el superlativo "tan bella" y los complementos predicativos que añaden información sobre el sujeto lírico y su estado: "triste" y "sola", como consecuencia de la contemplación de un motivo recurrente; el cual, posee estructura oracional: "el viento retozaba con las hojas":

Por eso en tarde tan bella

Me encontraba triste y sola

Contemplando cómo el viento

Retozaba con las hojas.

El poema antes comentado, podría enmarcarse en el movimiento criollista porque aborda un tema vernáculo y constituye una muestra de auténtica cubanía.

La figura de Manuela Cancino, es un digno ejemplo de la entrega patriótica y personal elevada a su más alto grado de sacrificio.

Aunque su creación literaria no ha sido totalmente conservada, el poema que de esta formidable mujer puede ser objeto de estudio, pertenece a la vertiente criollista del Romanticismo cubano, y su tema brinda una imagen evocadora de un período temporal de la Patria.

En el estudio de Manuela Cancino, confluyen los conocimientos históricos, educacionales y culturales que permiten sentir orgullo por la localidad. Fue una patriota en el ayer, tráigase su ejemplo al presente.

Citas y notas

  1. Eusebio Leal Spengler: Carlos Manuel de Céspedes. El Diario Perdido, pp. 114-115.
  2. Ibid, p. 265.
  3. Ibid, p. 237.

Véase también

Fuentes