Mariano Ricafort Palacín y Abarca

Mariano Ricafort Palacín y Abarca
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Gobernador de Cuba
15 de mayo de 1832 - 1 de junio de 1834
PredecesorFrancisco Dionisio Vives
SucesorMiguel Tacón y Rosique
Datos Personales
Nacimiento20 de febrero de 1776
Huesca, Bandera de España España
Fallecimiento16 de octubre de 1846
Madrid, Bandera de España España
Notas
Fue también Gobernador y Capitán General de Filipinas (1825-1830); de Galicia (1838-1840); y de Islas Canarias, Aragón y Andalucía (1841-1843).

Mariano Ricafort Palacín y Abarca. Militar, político y gobernador colonial español. Gobernador y Capitán General de Filipinas (1825-1830); de Cuba (1832-1834); de Galicia (1838-1840); y de Islas Canarias, Aragón y Andalucía (1841-1843). Durante su mandato en Cuba floreció aún más el comercio clandestino de esclavos, por lo que tuvo que hacer frente a las constantes reclamaciones y denuncias de los comisarios británicos opuestos a la trata.

Primeros años

Nació en Huesca, España, el 20 de febrero de 1776. Comenzó su carrera militar en 1793 sentando plaza como soldado en el ejército que participó en la guerra del Rosellón, donde se destacó hasta ser nombrado subteniente dos años después. Tomó parte en la guerra de las naranjas de 1801 contra Portugal. En 1803 contrajo matrimonio con Antonia Paula Sánchez de Lima, fue ascendido a teniente y destinado a Madrid. Tuvo también una participación destacada en Extremadura durante la guerra de independencia contra las tropas napoleónicas; al término de la guerra había alcanzado el grado de coronel.

En 1815, como coronel del Regimiento de Extremadura, viajó a América en la expedición dirigida por el mariscal Pablo Morillo para sofocar las insurrecciones independentistas de Venezuela y Nueva Granada; desde allí marchó al Perú para incorporarse al Ejército Real del Perú. Al año siguiente el virrey José Fernando de Abascal le hizo presidente de la Real Audiencia de Cuzco, siendo promovido a brigadier participando también en las campañas del Alto Perú.

A fines de febrero de 1821, por órdenes del nuevo virrey La Serna, partió de Lima con la misión de sofocar la insurrección independentista de las poblaciones de la sierra central del Perú. Hostilizado constantemente por las partidas de montoneros obtuvo algunas victorias sobre ellos sin embargo a su regreso a Lima su división fue duramente atacada en el camino de Canta siendo el mismo herido en una pierna y teniendo que regresar en camilla a la capital.

Aún no restablecido completamente fue nuevamente herido durante uno de los combates ocurridos en el primer sitio del Callao. El general San Martín le invitó entonces a trasladarse a Lima para atender la gravedad de sus heridas y habiendo quedando discapacitado para el servicio militar se le permitió embarcarse para la península junto a otros funcionarios del gobierno colonial.

Gobernador de Filipinas

Desde entonces no volvió a servir en el ejército activo, pero sí ejerció alto cargos públicos. Entre 1825 y 1830 fue capitán general de Filipinas y presidente de su Real Audiencia.

La primera tarea de Mariano Ricafort al frente del gobierno colonial filipino fue consolidar el sistema absolutista tras la etapa liberal de 1820 a 1823, y con tal fin expidió en abril de 1826 unas Ordenanzas de Buen Gobierno destinadas a velar por un estricto cumplimiento de las leyes, pero sobre todo evitar en lo posible futuras intentonas liberales. Así, entre sus disposiciones algunas hacían referencia a los castigos que se impondrían por cada delito, contemplando como tal las reuniones sin justificación, portar armas de fuego o la violación del toque de queda; mientras otras estaban dirigidas a asegurar el orden social y la correcta conducta de las gentes. Para ello, se prohibió la ociosidad, el vagabundeo y la mendicidad, o la trasgresión de las leyes de la Iglesia, incluso la simple blasfemia.

En la faceta económica, Ricafort tuvo que promover el desarrollo de la agricultura y comercio local ante la imposibilidad de contar con los recursos financieros de España, seriamente socavados a causa del desmantelamiento del Imperio colonial americano. Entre otras medidas, este gobernador fomentó el comercio entre particulares eliminando las trabas legales existentes para ello, introdujo instrumentos de labranza modernos, y eximió del pago de impuestos a los campesinos que acreditasen sobreproducción. Durante su mandato inició además sus actividades la primera compañía de seguros filipina en febrero de 1827 y se impulsó la labor de la Sociedad Económica de Amigos del País.

En materia de defensa, ordenó el envío de sendos contingentes armados a Bohol con el fin de someter a los descendientes de Francisco Dagohoy, quienes se hallaban en rebeldía desde el siglo XVII. También tuvo que hacer frente a la denominada Conspiración de los Palmeros en 1828, una insurrección de oficiales criollos americanos apoyados por filipinos.

Una vez sustituido en el cargo por Pascual Enrile y Alcedo en diciembre de 1830, Mariano Ricafort regresó a la península donde fue nombrado para el cargo de Consejero de Indias en 1831. Sin llegar a ejercer este último cargo, partió a Cuba para asumir la capitanía general de la isla.

Gobernador de Cuba

El 15 de mayo de 1832 asumió el cargo de Gobernador y Capitán General de Cuba, sustituyendo a Francisco Dionisio Vives. El 20 de noviembre de 1832 fue introducida por primera vez en Cuba la nomenclatura química de los franceses Morveau y Lavoisier, por el químico cubano Gastón Alonso y Cuadrado. En 1832 Cuba afrontó la epidemia de cólera morbo que diezmó la población y el 9 de octubre de 1833 se declaró una epidemia de sarampión. Poco tiempo después se produjo el regreso de los liberales exiliados acogidos a la amnistía de 1833.

En esos años tenía una especial actividad en Cuba José Antonio Saco, continuador de la obra de Francisco de Arango y Parreño, de quien fue amigo íntimo, en la tarea de presentar las demandas de los hacendados criollos. Saco fue acompañado por dos intelectuales notables, José de la Luz y Caballero y Domingo del Monte. La principal demanda era la supresión de los aranceles que impedían el desarrollo a cabalidad de la libertad de comercio: Por los artículos que Cuba importaba de España se pagaban bajos impuestos, mientras lo que se exportaba e importaba de otros países se pagaban impuestos muy elevados.

Saco abogaba por la supresión de la trata (comercio) de esclavos, comprendiendo que el futuro de la industria azucarera radicaba en la mecanización de la industria. Planteaba que la producción azucarera podía hacerse con manos libres asalariadas. Una serie de artículos que publicó en 1832-1832 defendiendo estos criterios le valió el odio virulento de los esclavistas. Sin embargo, durante el mandato de Ricafort floreció aún más el comercio clandestino de esclavos, por lo que el Gobernador tuvo que hacer frente a las constantes reclamaciones y denuncias de los comisarios británicos opuestos a la trata.

Gobernó durante dos años, hasta el 1 de junio de 1834 en que fue sustituido por Miguel Tacón y Rosique.

Gobernador de Galicia

Mariano Ricafort fue electo senador por la provincia española de Huesca en la legislatura 1837-38 y asumió el cargo de capitán general de Galicia ese mismo año, en uno de los tantos momentos de crisis. Desde 1833 Galicia había perdido su representatividad como unidad administrativa, desapareciendo la Junta del Reino de Galicia. Así nacieron las actuales cuatro provincias gallegas que estructuran el territorio bajo administración del gobierno central. Posteriores reformas que acentuaron este giro centralizador incitaron el surgimiento de los primeros movimientos políticos que defendieron a Galicia frente a esta pérdida de poder (carlismo, provincialismo, federalismo, y regionalismo).

Gobernador de Islas Canarias, Aragón y Andalucía

En noviembre de 1840 fue nombrado ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina y al mes siguiente comandante general de las islas Canarias, al año siguiente capitán general de Aragón, y de Andalucía.

Fin de su mandato y muerte

En 1843 recibió destino de cuartel en Madrid, donde murió tres años después, el 16 de octubre de 1846, a los 70 de edad.

Distinciones

Durante su vida recibio las siguientes distinciones: Gran Cruz de brillantes de Santa Ana (Rusia); Gran Cruz de Isabel la Católica; Gran Cruz de San Hermenegildo.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Arcadio Ríos. La Agricultura en Cuba. Editorial Infoiima. La Habana. 2016. 374 p. Pág. 65.
  • Historia de Cuba. Dirección Política de las FAR. La Habana. Págs. 108-109.