Mario Collazo Cordero

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Mario Collazo Cordero
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Combatiente del Moncada
NombreMario Collazo Cordero
Nacimiento6 de enero de 1924
Artemisa, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento2 de julio de 1978
Artemisa, Bandera de Cuba Cuba

Mario Collazo Cordero. Combatiente revolucionario cubano. En el año 1952 se incorporó al Movimiento Revolucionario de Artemisa junto a Severino Rosell, Gelacio Fernández, Orlando Galán, Rosendo Menéndez y otros artemiseños, con los cuales participó en el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, donde resultó herido y apresado. Al triunfar la Revolución, cumplió diversas tareas y misiones.

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació el 6 de enero de 1924 en el seno de una familia humilde, en el barrio La Murreanga en Artemisa, perteneciente entonces a la provincia de Pinar del Río, actual provincia Artemisa. Hijo de Manuel Collazo y de Brijida Cordero.

Mario tuvo cinco hermanos, él fue el único varón, por lo que desde temprana edad se puso a trabajar con su padre, para poder mantener al resto de su familia.

Residían en un pequeño barrio, donde las tierras tenían un propietario o terrateniente, por lo que no poseían recursos que le permitieran satisfacer sus necesidades.

Desde muy joven su vida laboral fue diversa, motivado por la difícil situación económica familiar, trabajó primeramente en la finca La Gabriela, en Artemisa; y a inicios de los años 50, se fue a trabajar con su padre para la fábrica de conservas La Conchita, en Pinar del Río, como tonelero.

Trayectoria revolucionaria

Con el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 dado por Fulgencio Batista, se incrementó la actividad revolucionaria en Artemisa.

“En Artemisa, los jóvenes ortodoxos constituyeron las primeras células, compuestas hasta por diez compañeros cada una, bajo la dirección de José Suárez y Ramiro Valdés. Posteriormente, el primero fue designado responsable provincial y el segundo ocupó la jefatura de la célula central en el municipio. Junto a ellos encabezaron otras células Julito Díaz, Ciro Redondo, José Ponce, Ramón Pez, Severino Rosell y Emilio Hernández”.[1]

En ese año 1952, se incorporó a una célula clandestina. Decidió unirse a un grupo de jóvenes artemiseños, entre los cuales se encontraban: Severino Rosell, Gelacio Fernández, Orlando Galán, Rosendo Menéndez y otros, los cuales se reunían en las casas de estos combatientes con el objetivo de integrarse a la lucha.

Eran diversas las actividades que emprendieron estos jóvenes contra el dictador Fulgencio Batista. Mario fue detenido varias veces en el cuartel de la Guardia Rural de Artemisa, que radicaba en el local que hoy ocupa la Escuela Primaria Carlos Rodríguez Careaga. Esta medida la aplicaba la dictadura, para neutralizar las acciones revolucionarias, pero esto no impidió la continuidad de los enfrentamientos contra el régimen.

Armamento con el que realizaban las prácticas de tiro.

Los jóvenes revolucionarios participaron en los adiestramientos que se realizaron en la Universidad de la Habana y en otros lugares de Artemisa, formando parte de las células clandestinas.

“El incremento de la preparación incluyó, además, la intensificación de los entrenamientos y las prácticas de tiro en diversos lugares dentro y fuera del territorio, principalmente en las fincas Larrazábal, cerca de Candelaria, San Miguel, del barrio Capellanías, donde vivía Carmelo Noa Gil; La Tentativa, entre Artemisa y Guanajay, donde vivía Ismael Ricondo; Las Tumbas, Cayajabos; la finca Sánchez, perteneciente a Francisco Chirino, padre de la novia de Santana y otros lugares”.[2]

Mario fue uno de los artemiseños seleccionados por la Dirección del Movimiento Revolucionario para tomar parte en las acciones del 26 de julio de 1953.

El punto de partida que le asignaron fue la terminal de la ruta 35, en Artemisa. Allá se encontraron los integrantes de las células, de donde partieron hacia La Habana, para seguir viaje Santiago de Cuba.

Hasta ese momento se desconocía la misión. Fidel Castro, en la Granjita Siboney, les comunicó que asaltarían la fortaleza mayor del Oriente cubano, y les explicó el plan.

Mario, durante los preparativos de la acción, tuvo entre sus misiones, conseguir uniformes del Ejército de la tiranía, los cuales se usaron en el salto al Moncada, para lo cual contó con el apoyo de Florentino Fernández.

Mario fue uno de artemiseños que participó en el asalto al Cuartel Moncada.

“Ricardo Santana, designado para actuar en el grupo de Fidel, marchó en un vehículo ocupado por Severino Rosell, Mario Collazo, Marcos Martí y los hermanos Roberto y Orlando Galán. Fidel quiso que estuvieran juntos, pues él confiaba en la puntería de los artemiseños. Unos iban armados con pistolas, otros con fusiles o escopetas calibre 16”. [3]

Durante la acción, Mario Collazo recibió una bala en la cabeza y gravemente herido, fue apresado por el ejército. Lo condujeron hacia el trasfondo de la cárcel de Puerto Boniato, donde se repuso. Más tarde logró conseguir un salvoconducto que le permitió salir de allí, llegando a Madruga, donde fue detenido nuevamente y conducido hasta el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), y estuvo diez días, hasta que lo soltaron, pero manteniéndosele la vigilancia, hasta el triunfo revolucionario.

Desde la clandestinidad participó en el apoyo al Ejército Rebelde, mediante el envío de armas, medicamentos y otros pertrechos que habitualmente él enviaba para la Sierra Maestra.

Después del triunfo de la Revolución

Sus restos se encuentran en el Panteón exterior del Mausoleo a los Mártires de Artemisa.

Después de la victoria popular del 1 de enero de 1959, pasó a ser miembro activo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y realizó funciones en el Estado Mayor de la Marina de Guerra Revolucionaria; posteriormente, se trasladó para el Hospital Militar Carlos J. Finlay, donde trabajó en la Clínica Estomatóloga, hasta que su licenciamiento, pasando a formar parte de la Defensa Civil.

Luego comenzó a laborar en una granja de auto consumo dirigida por Jesús Montané Oropesa, para el abastecimiento del Ministerio de Comunicaciones.

Luego, con el objetivo de acercarse a su familia, comenzó a trabajar en la Cooperativa Pesquera de la playa Majana. Después cambió de puesto de trabajo para el INDAF, como trabajador forestal, donde laboró hasta sus últimos días.

Muerte

Falleció el día 2 de julio de 1978 de una penosa enfermedad.

Sus restos se encuentran en el Panteón exterior del Mausoleo a los Mártires de Artemisa.

Reconocimientos

Por los méritos acumulados en su trayectoria revolucionaria, recibió varias condecoraciones:

Referencias

Fuente

  • radio Artemisa
  • radio Artemisa
  • Cubadebate
  • prensa Latina
  • Castro Ruz, Fidel: La Historia me absolverá, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2001.
  • Datos aportados por la Lic. Mabel Martínez Deulofeu, directora del Mausoleo a los Mártires de Artemisa, en julio del 2023.
  • Dirección Política de las FAR: Moncada: Antecedentes y preparativos.
  • Elsa Claro: Con Fidel en el Moncada, Bohemia, 29 de julio de 1988.
  • Enrique Garcés Montero: El artemiseño que rescató a Fidel. Editora Política, Ciudad de La Habana, 2012.
  • Ignacio Ramonet: Cien horas con Fidel. Segunda edición cubana.Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Ciudad de La Habana, 2006.
  • Lazo Pérez, Mario: Recuerdos del Moncada, Editora Política, La Habana, 1987.
  • Marta Rojas: El juicio del Moncada, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1988.
  • Mencía, Mario: El grito del Moncada, Ed. Política, La Habana, 1986.
  • Plegable realizado por AgenziaGiornalistica Televisiva Italiana-Roma, Italia. Director Responsable IvanoSelli de la “Associación Nacional de Amistad Italia-Cuba”.