Martí humanista

Martí humanista
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Concepto:Conjunto de ideas que expresan respeto hacia la dignidad humana, preocupación por el bien de los hombres, por su desarrollo multilateral, por crear condiciones de vida social favorables para el hombre. El humanismo se opone al consumismo ya que está en contra de lo superficial, del narcisismo y de aquello que no es propio de la dignidad humana. La cosificación del hombre como productor o consumidor atenta contra su desarrollo integral.

Martí humanista. El humanismo de José Martí no está marcado por formulaciones abstractas; es un humanismo concreto, revolucionario, ante todo, práctico, porque está concebido para transformar al hombre en su circunstancia, al transformar las circunstancias que condicionan al hombre. El Apóstol expresaba altos valores humanos y revolucionarios: el culto a la dignidad del ser humano, a la libertad, a la justicia y a la utilidad de la virtud. Su amor al hombre, a la patria y el odio infinito a la opresión se encaminan a su objetivo cimero de liberar a Cuba. Expresa el humanismo indisolublemente ligado al latinoamericanismo, el antirracismo y la educación. Esta última como instrumento de formación del hombre nuevo americano.

Raíces

Comienza a manifestarse el humanismo en Martí desde temprana edad, comenzó a observar la despiadada esclavitud a la que eran entonces sometidos los hombres traídos por la fuerza desde el continente africano y conmovido por el sentimiento de desprecio y odio, denunció en numerosas ocasiones este tipo de tratamiento, lo que poco a poco lo fue convirtiendo en un extraordinario ser.

Con nueve años de edad en la finca Hanábana, territorio enclavado en una de las cinco Capitanías de Partido de la jurisdicción de Colón, provincia de Matanzas, Cuba, contempló la cruda realidad de la esclavitud, una imborrable huella que revela a través de sus Versos Sencillos, que publica en agosto de 1891.

Formación humanista

La formación humanista de José Martí tiene sus antecedentes directos en lo más avanzado del pensamiento cubano, influenciado por su admirado maestro Rafael María de Mendive. Sus 15 años de edad marcó para siempre en su vida un acontecimiento que tiene lugar en Cuba y con el Martí se solidarizó: el inicio el 10 de octubre de 1868 de las luchas por la independencia nacional.

En enero de 1869 aparecen los primeros escritos políticos de Martí -El Diablo Cojuelo y La Patria Libre- y poco después el soneto 10 de Octubre, en el que de una manera abierta y pública toma partido a favor de lucha que libra su pueblo. En estos escritos desmiente satíricamente la llamada libertad de prensa decretada por el gobierno colonial; presenta en su drama épico Abdala, al verdadero héroe; a quien ha decidido exponer su vida para enfrentar la invasión y oprobiosa ocupación extranjera de su tierra y aplaude con orgullo la disposición de sus hermanos de alcanzar la libertad o morir en el empeño.

A los 16 años Martí enfrentó la injusticia de ser encarcelado. En el Presidio se acercó más a los males de la República, a las torturas y atropellos a los que eran sometidos los niños, los viejos, hombres enfermos y privados de sus facultades mentales, todos, condenados y obligados al trabajo forzado en las canteras, sometidos al castigo del brigada. Luego es desterrado a España, lugar donde publicó “El Presidio Político en Cuba” donde revela toda esa situación y apunta: “Y yo todavía no se odiar”.

La concepción de dignidad humana aparece en esa obra, a los 18 años de edad cuando expresa: {{Sistema:Cita|“Odiar y vengarse cabe en un mercenario azotador de presidio; cabe en el jefe desventurado que le reprende con actitud si no azota con crueldad; pero no cabe en el alma joven de un presidiario cubano, más alto cuando más se eleva sobre sus grillos, más erguido cuando se sostiene sobre la pureza de su conciencia y la rectitud indomable de sus principios, que todos aquellos míseros que a par que las espaldas del cautivo, despedazan el honor y la dignidad de la nación”.

Complementarán su recia personalidad y proyección humanista latinoamericana, su estancia en México y Guatemala, donde entra en contacto directo con la terrible realidad en la que sobrevive el indio latinoamericano. Por encargo del gobierno de de esta última, escribe en abril de 1877 la obra teatral, Patria y Libertad. Un drama indio en la que desborda su amor a nuestra América y en el que presenta la lucha independentista guatemalteca severa contra el opresor, pero limpia de odio contra el español.

Regreso a Cuba

De regreso a Cuba en 1878 y durante su corta estancia en la isla que no sobrepasará un año, el decoro del patriota se pone nuevamente a prueba, cuando acusado por conspiración decide ser deportado a otro país. Su decisión implicaba una vez más, el alejamiento de sus seres queridos, el sufrimiento de la. Con la firmeza y la dignidad que le caracteriza, responde al insulto de sus captores: “Martí no es de raza vendible”.

En Venezuela y posteriormente en los Estados Unidos de Norteamérica, en la que ha decidido fijar residencia definitiva en el exterior, puede apreciar el esplendor de un país que alcanza un alto grado de desarrollo económico mundial, pero que a la vez desea apoderarse y dominar al resto de los países del continente. En ese país adquiere su total dimensión intelectual; cristalizará como líder indiscutible de su pueblo y alcanza su estatura universal de hombre íntegro, profundamente humano y creador de un código ético que se convertirá con el devenir histórico en el modelo a seguir por su querido pueblo.

En 1889 su honor y el de la Patria son seriamente lastimados por ofensivas declaraciones que aparecen en la prensa norteamericana. Su respuesta no se hace esperar y en su artículo: Vindicación de Cuba, asume la defensa de la dignidad de todo el pueblo cubano:

“Es probable que ningún cubano que tenga en algo su decoro desee ver a su país unido otro donde los que guían la opinión comparten respecto a él las preocupaciones sólo excusables a la política fanfarrona o a la desordenada ignorancia. Ningún cubano honrado se humillará hasta verse recibido como un apestado moral, por el mero valor de su tierra, en un pueblo que niega su capacidad, insulta su virtud y desprecia su carácter”

Principios básicos del pensamiento humanista del Apóstol

Dignidad humana

José Martí visita Tampa, el 26 de noviembre de 1891, donde se reúne con una enardecida y patriótica agrupación de cubanos que le espera con ansiedad para escuchar su mensaje de unidad y de aliento revolucionario. En este discurso presenta la base sobre la cual descansará la república que habrá de construirse.

La conquista y la defensa del decoro y de la felicidad humana, se convertirán para José Martí en principios irrenunciables. No obstante, para el Maestro el logro de tan significativos ideales solamente tendrá su garantía sólida si se asegura que sean inviolables el derecho a la libertad, a la independencia y el respeto a la dignidad humana; a ellas dedicará todos sus esfuerzos y por ellos estará dispuesto a combatir hasta las últimas consecuencias de sus actos. La dignidad en José Martí se encontrará latente en cada uno de los momentos de su vida y se reflejará en una decorosa conducta personal, tanto pública como privada. Resultan innumerables los momentos en que, puesta a prueba, rebasará con creces las expectativas de algunos que pensaron en la posibilidad de que pudiera desfallecer ante las dificultades que se le presentaban en su constante e indetenible labor.

Desarrollo armónico del hombre

En el humanismo martiano, no basta con alcanzar, mantener y defender como premisa fundamental la dignidad del hombre, resulta un deber ineludible, propiciarle a la vez un desarrollo armónico en el que este pueda alcanzar una vida más plena. Si alcanzar la armonía en la vida del ser humano lleva en sí el despliegue de una correspondencia entre todos los factores que le deben y pueden posibilitar al hombre el disfrute de una vida más próspera, segura y feliz y con ello a la sociedad en su conjunto, para el Apóstol cubano, esto no resultará posible lograrlo si no se lucha de una manera decidida, valiente, abnegada y consciente por alcanzarlo.

En la capacidad del hombre para amar, encontrará el hilo conductor que hará posible alcanzar tan añorado sueño. En este mismo sentido y desde su adolescencia, toda su acción y sus ideas tendrán por base el amor; un arma insustituible para unir a los pueblos con lazos de fraternidad; una verdad que hace levantar a los caídos, despertar el socorro mutuo y abrir el corazón en gestos sinceros de solidaridad con los pobres y más necesitados; la única ley que le otorga al hombre autoridad y hace renacer la esperanza; la esencia de la obra política que convierte a esta en indeclinable deber en respeto pleno a la dignidad del hombre.

En búsqueda de la armonía en el desarrollo del hombre, Martí comprende y enseña, que se ha de trabajar y luchar por restablecer la igualdad del derecho y la justicia, base sobre la que descansa la paz individual y colectiva de los pueblos.

Gesta de la guerra

En 1881, José Martí fija residencia en Nueva York, donde vivirá por espacio de quince años. Se inicia para el revolucionario e intelectual cubano una etapa decisiva: la organización de la “guerra justa y necesaria”, la continuidad de la contienda bélica iniciada el 10 de octubre de 1868, con el fin de crear las condiciones para garantizar a sus compatriotas, una vida a plenitud y socialmente lograr que impere en su tierra la fórmula del amor triunfante: una República “con todos y para el bien de todos”.

A su cosmovisión profundamente humana no escapa que la guerra que ha de organizar y que se impone como única alternativa para conquistar la independencia de su patria, se ha de hacer para el decoro y el bien de todos los cubanos, y se ha de caracterizar por ser rápida; que no perpetúe la discordia, sino que la haga imposible en la república naciente; limpia de todo odio (Manifiesto de Montecristi.

Redactan y firman el Manifiesto de Montecristi

Conocedor de su pueblo, sabe que no hay que convencerlo de la imperiosa necesidad de transformar el panorama político, económico y social; la realidad en que vive y el engaño a que ha sido sometido durante años, le permiten comprender la verdad y de que lado está el deber. Solo será imprescindible organizar la nueva contienda para derrocar el sistema colonial que ha llegado a su ocaso y enfrentar un peligro aun mayor e inminente: el apetito imperial de los Estados Unidos que amenazaba a todo el hemisferio y a las Antillas.

En diciembre de 1948, la Organización de las Naciones Unidas aprobaba por unanimidad la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el ideario de José Martí, al igual que el de los más altos exponentes y combatientes por un mundo mejor, encontraba finalmente el reconocimiento de todos los pueblos del mundo. Baste señalar a manera de demostración científica, que entre los más grandes acontecimientos políticos ocurridos en el pasado siglo, se encuentra universalmente reconocido el triunfo de la Revolución cubana, cuyo Autor Intelectual, no cabe la menor duda, ha sido José Martí.

Manifiesto de Montecristi

Martí humanista y latinoamericanista

El humanismo martiano se traduce en acción, un humanismo práctico, manifestándose de múltiples formas, no sólo en la lucha contra la opresión política, o cuando denuncia y combate la opresión colonial o el expansionismo imperialista; está presente también cuando critica la triste situación del obrero norteamericano o del indio americano. Todo ello nos permite plantear que su humanismo alcanza una connotación universal, porque para él

"Patria es humanidad"

Su humanismo está asociado a su acción política, traducida en la lucha por la liberación nacional y social y por la libertad espiritual que conduzcan a la dignidad plena del hombre. La concepción martiana acerca de la formación del hombre nuevo, está relacionada con la actividad práctica transformadora de los hombres, donde tiene en cuenta factores políticos, económicos, sociales, históricos y culturales.

Martí emplea el término "hombres nuevos americanos", para referirse al hombre que debía surgir en la verdadera república, un hombre que pensara desde América y para América, por tanto debía ser tarea de nuestra América formar a esos hombres. Previó la necesidad de formar un nuevo tipo de hombre para enfrentar las nuevas condiciones de la región, la necesidad de crear la generación del futuro americano, del futuro de la Patria. Dice

"[...] le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real [...] Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América".

Vio en la educación un instrumento esencial para preparar los futuros libertadores de América, empleando la crítica como mecanismo de perfeccionamiento humano, por eso señala, "la crítica es la salud" y el trabajo lo concibió como una actividad ennoblecedora del hombre, un medio para medir los derechos de cada cual y un elemento fundamental en la formación del hombre y de las sociedades futuras.

Martí humanista y educador

El humanismo de José Martí se evidencia en su ideario pedagógico donde el “Educar para la vida” se hace vigente en estos momentos cruciales, donde la educación juega una importante función en la formación del hombre nuevo. Martí enfatiza que "el verdadero objeto de la enseñanza es preparar al hombre para que pueda vivir por sí decorosamente, sin perder la gracia y la generosidad del espíritu, y sin poner en peligro con su egoísmo o servidumbre la dignidad y fuerza de la patria." Esto se aprecia principalmente en aquella obra dedicada a los niños ejemplo de ello es La Edad de Oro y en sus cuatro números el humanismo desborda en cada palabra, en cada página. Sus Versos Sencillos y toda su obra epistolar es otra muestra más que fehaciente de sus sentimientos humanos, obras plenas de valores educativos que hoy día mantienen plena vigencia.

Frases martianas sobre patriotismo, responsabilidad, trabajo, amor

Patriotismo

"El patriotismo es más bello cuando se muere por él, que cuando se recibe su recompensa"

Está presente la necesidad de fomentar en toda la sociedad un sentimiento patriótico, que incluye la posibilidad de pelear, y hasta de morir.

La responsabilidad

"La medida de la responsabilidad está en lo extenso de la educación"

Demuestra fehacientemente el papel de la educación en el fomento de la responsabilidad como valor imprescindible en la formación integral.

El trabajo

"El trabajo no es más que el arte de acuñar las ideas en oro o plata"

Valor de importancia en la formación integral de nuestros alumnos; el trabajo ennoblece y crea, y con él y solo con él se podrán alcanzar las grandes transformaciones de hoy y de mañana.

La solidaridad

"Contra la soberbia de camarilla; contra la libertad caída, la cordialidad humana"

La solidaridad ha sido y es uno de los grandes valores que caracteriza nuestra identidad de cubano. Solo ella podrá levantar los ánimos y el espíritu de lucha contra todos los males que aún se afrontan en nuestra sociedad.

El respeto

"El que respeta se honra tanto como el respetado"

El que no respeta no es digno de ser respetado, porque al hacerlo se respeta a sí mismo y a su interlocutor. Es un valor de plena vigencia en el pensamiento martiano. En la medida en que respete fortalecerá la unidad de la escuela donde labore y podrá contribuir al logro de grandes éxitos.

El amor

"En la pintura, como en el amor, el más grande y singular mérito es la fidelidad"

El amor a la patria, a la naturaleza, a la madre, a la familia, al trabajo, a los estudios, es lo supremo en el hombre como especie humana, y como tal lo identifica y lo distingue de los demás seres que habitan el planeta. Pero el amor implica fidelidad; no se ama realmente a la patria si se le es infiel, si se le traiciona en lo más insignificativo e intrascendental; amar implica obligación y sacrificios. Porque como dijo el poeta “solo el amor engendra maravilla... y convierte el barro en oro...”

Martí humanista y antirracista

El humanismo martiano se manifiesta contra la discriminación racial. Sus críticas retratan los horrores de la vida del negro en Norteamérica. Martí, en su deambular por Europa y América había conocido innumerables muestras del trato inhumano y cruel que se brindaba a los nacidos en África y a los aborígenes de nuestras tierras; no vacilaría en atacar y luchar contra la esclavitud y sus secuelas de intolerancia, racismo, discriminación y recelo raciales.

Sobre el antirracismo martiano se han detenido diversos investigadores y estudiosos de su obra. Algunos señalando las relaciones del Apóstol con diferentes amigos de la raza negra que lo acompañaron en la vida y en la lucha. Por ejemplo, su relación con Juan Gualberto Gómez. A lo largo de la obra martiana, especialmente en sus cartas, no podrá ser encontrado ni un ligero asomo discriminatorio o de recelo ante destinatarios de diferente color de piel, sino por el contrario, fervorosas muestras de amor, de hermandad y de respeto que sólo se profesan a quienes se consideran iguales.

En su trabajo “Mi raza”, en el que el Apóstol nos dice: "Esa de racista está siendo una palabra confusa, y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el blanco que dice: mi raza; peca por redundante el negro que dice: mi raza".

"Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro"

En sus conceptos de igualdad humana, de unicidad e indivisibilidad del hombre, de identidad como especie, toma distancia el Maestro de las tentadoras manifestaciones humanistas de respeto, consideración y de igualdad en el derecho, las cuales expresaban nobleza de espíritu y resultaban ciertamente atractivas pero insuficientes, toda vez que entrañaban en sí mismas diferencias entre los hombres. Para él todo cuanto dividiera a unos y otros resultaba inadmisible. Observaba que quienes sostenían tales preceptos se veían entrampados en cierto tipo de relación que no tenía precisamente como fundamento la equidad y la igualdad de derechos que él defendía.

"El hombre de color tiene derecho a ser tratado por sus cualidades de hombre, sin referencia alguna a su color y si algún criterio ha de haber, ha de ser el de excusarle las faltas a que lo hemos preparado, y a la que lo convidamos por nuestro desdén injusto"

Vigencia del humanismo martiano

Una de las características medulares de la Revolución cubana es su profundo contenido humanista. Como revolución auténtica, muchos de sus postulados provienen de lo mejor de su historia. Las ideas de Félix Varela, José de la Luz y Caballero y otros grandes pensadores cubanos tienen en José Martí el punto más alto de su evolución, de ahí que el pensamiento humanista martiano constituye uno de los soportes básicos de la política de la Revolución.

Martí partía de conceptos básicos como la creencia en el hombre, las posibilidades del mejoramiento humano, decía el apóstol: "no hay odio de razas porque no hay razas." Esto evidencia su antirracismo más convencido. La Revolución se edificó creyendo en los hombres, en la posibilidad de que estos hombres pudieran progresar, hubo personas en Cuba que no sabían leer en 1959 y hoy son personalidades en diferentes ámbitos del saber. El racismo fue desterrado de la realidad cubana. Martí sabía que la educación y la cultura eran dos medios básicos para que el hombre se superara y además para que en realidad fuera un hombre libre y no solo políticamente, sino que podía llegar a ello solo cuando conociera lo más posible sobre el mundo, había dicho:

"ser cultos es el único modo de ser libres"

La historia de la Revolución es la historia de la educación de un pueblo y de abrirle todos los caminos hacia la cultura. La dignidad humana, el orgullo, el amor y otros tantos valores defendidos por Martí fueron conocidos plenamente por los cubanos. El desarrollo multilateral de la personalidad humana es otro elemento clave de las ideas de Martí sobre el hombre, decía el apóstol: "La política de la Revolución en el aspecto cultural ha luchado contra todo lo que atenta contra el buen gusto, contra los modelos foráneos que constituyen expresión de una seudocultura y ha luchado por lograr obras de gran valor artístico que puedan enriquecer el patrimonio espiritual del hombre".

El humanismo martiano llega aún más lejos cuando pedía para el hombre la entrega a la Patria y aquel desinterés que implicaba la preocupación por otros hombres y otras tierras; este altísimo escalón del humanismo está presente en la realidad cubana por el internacionalismo arraigado en todo el pueblo.

Frases martiana sobre patria, humanidad y hombre

"La libertad cuesta muy cara, y es necesario o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio"
"El verdadero hombre no mira de que lado se vive mejor, sino de que lado está el deber"
"...Tengo fe en el mejoramiento humano."
"Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer."

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