Martín Karadagián

Martín Karadayiäín Fernández
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Lucha Grecorromana
NombreMartín Karadayiäín Fernández
Causa de la muerteInsuficiencia cardiaca provocada por la Diabetes mellitus
ResidenciaBuenos Aires
NacionalidadArgentino
TítuloActor Argentino
HijosPaulina Karadayiäín
PadresHamparzún Karadayiäín

Síntesis biográfica

Martín Karadagián Martín Karadayiäín nace en Buenos Aires, el 30 de abril del año 1922.Se dedicó al deporte, fue luchador de catch y actor argentino, creo el espectáculo televisivo titulado Titanes en el Ring. Martin Karadagian era hijo de inmigrantes su padre era de Armenia y su madre de España. Martin aprendió lucha grecorromana desde su infancia y en el año 1938 obtuvo el título mundial de la disciplina en su categoría. Comienza su carrera como actor en Reencuentro con la gloria, en el año 1957, participo en un drama dirigido por Iván Grondona en que representaba el papel de un luchador en decadencia, que accidentalmente mata a un contrincante en el ring. Seducido por el medio, al siguiente año apareció junto a Alberto Olmedo en Las aventuras del Capitán Piluso en el castillo del terror, pero para ese entonces ya había encontrado su línea definitiva: fascinado por los espectáculos de lucha en el Luna Park, en el año 1962 creó la troupe de los Titanes, que lograría un éxito enorme en la televisión argentina. Dentro del espectáculo de los Titanes, el personaje que desempeñaba Karadagián ya era el de campeón del mundo de lucha libre. Lucharían en el Luna Park. En un encuentro entre Karadayiäín y Olmedo haciendo su personaje del Capitán Piluso. En el Canal 9 inauguró su primer móvil de exteriores. El espectáculo fue transmitido por televisión durante años, además realizo dos películas para el cine. Rodeado de niños, se dirigía hacia el ring el máximo exponente y creador del ciclo de mayor duración de la televisión argentina. Titanes en el Ring tuvo una vigencia de treinta años con algunas interrupciones. Uno de los mayores proyectos del programa era brindar mensajes para la unión de la familia. Se priorizaba la lucha del bien contra el mal. Se definía como un deporte y show con personajes. Fue el espectáculo de mayo concurrencia en el gran teatro de Luna Park. Ningún artista pudo darse ese gusto. Se decía que la clave de la gran convocatoria estaba en que por cada mayor entraban, por lo menos, dos niños. Las luchas de catch comenzaron a televisarse en el año 1954 desde el Luna Park; pero se convirtieron en espectáculo específico de televisión a partir del año 1962, cuando los Titanes de Karadagián se instalaron en el canal 9. Allí estaban entre otros La Momia, El Caballero Rojo, Yolanka, S.T.P., Il Comendatore y el Mercenario Joe, una persona que había peleado de verdad junto al Che Guevara. En el año 1972 durante el boom del catch, cuando dos mil personas pugnaban por presenciar las peleas en canal 13, la revista Panorama definía a "Titanes en el Ring" como el mejor programa de la televisión por su frescura, su vitalidad y su invención, era muy auténtico el surrealismo más desaforado. Detrás de ese éxito había muchas personas que trabajaba para lograr los objetivos propuestos. Los días lunes se realizaba una reunión, llamada "reunión constructiva". Nadie podía estar ausente en la reunión de los lunes, porque era decisiva para el trabajo. a decir de Martín Karadayiäín, el creador de Titanes. Aquel que faltaba a la reunión no podía entrar al gimnasio y, por lo tanto, el fin de semana no luchaba. Era importante porque cada uno expresaba su opinión, se marcaban las pautas de trabajo. Se buscaba la veracidad de cada personaje. Martín delineaba y pulía en cada reunión constructiva aspectos relacionados con el espectáculo. Todas las reuniones estaban caracterizadas por una gran disciplina. Era una gran virtud en Karadayiäín. Cada luchador se desempeñaba en lo suyo; cada uno tenía su rol. Otro gran personaje de gran relevancia lo tuvo Héctor Oscar Brea, el famoso referee William Boo. En sus comienzos fue luchador, y lo unió una gran amistad con Karadagian. El señor Boo fue el encargado del gimnasio donde cada noche se empeñaba en desarmar el ring y los luchadores se entrenaban durante la semana. Lo recomendó a Martín en el Luna Park. En sus comienzos en astro Martín fue rechazado por su pequeña estatura. En esa época había grandes luchadores como El Hombre Montaña y usualmente los demás personajes tenían un físico admirable. Martín había tenido una infancia muy humilde. Trabajó de lustrador de botas y ayudó a su padre en la carnicería donde trabajaba. A los 16 años llegó a ser campeón mundial juvenil de Lucha Grecorromana. En Inglaterra fue premiado por la Reina Isabel. Jorge Boccaci, uno de los artífices de Titanes en el Ring, trabajó como presentador de cada lucha durante 14 años. Con nostalgia recuerda: Martín era un gran profesional y una persona muy sensible, que tenía un amor especial por los niños y por su familia. Se quedaba siempre firmando autógrafos. Lo hacía porque lo sentía de verdad. Martín estaba preocupado hasta que el espectáculo terminaba. Hay un suceso que durante todo su ciclo quedó como un enigma de Titanes en el Ring. En una lucha entre Ararat y Sancho Panza, quienes eran dos tipos de más de 200 kilos, estaba contra las cuerdas el Ancho Peucelle. Sancho se le cayó encima y rompió la tercera cuerda. El Ancho se golpeó la cabeza contra el piso del ring y quedó tendido por un tiempo. Mientras tanto, Karadagián, que estaba siempre en el control junto al director, mandó a uno de los auxiliares a buscar una barra de hielo. Más tarde, un hombre entró al estudio con una barra de hielo, en medio de la lucha. Fue un acontecimiento que llamó la atención a varios. En la reunión del lunes, cuando un arquitecto amigo de Martín le preguntó por tal episodio, el gran titán le contestó que había que enfriar a la Momia. A partir de ahí, comenzó la vida de otro personaje: El Hombre de la Barra de Hielo. Le decían "El Misterio Nacional". En su etapa final, Titanes perdió a su creador... al hombre sublime. El afecto de Karadagián por los dulces, lo llevó a sufrir una enfermedad que fue terminal para él: la diabetes. Como consecuencia, sufrió tiempo antes de fallecer, la amputación de una de sus piernas. En base a su físico había ganado todo. Era una ironía. Un día entró al estudio de Canal 11 y quebró la voz del relator de las peleas, Rodolfo Di Sarli, la del locutor Boccaci y la de todos los seguidores fieles a Titanes en el Ring, que fue, es y será sinónimo de Karadayiäín de por vida. Tiró el bastón y besó la lona del ring. Con gran emoción exclamó: Gracias, estoy bien porque estoy con ustedes. ¡Estoy vivo! ¡Gracias a Dios!. Era la caída del ídolo. Dio un ejemplo: Se quebró una rama, pero el árbol sigue de pie. Tiré el bastón porque teniendo a Titanes en el Ring no necesito ningún apoyo. Entonces amigos de Campeón a Campeones. Reciban el apretón de manos de Martín Karadayiäín. Muere el 27 de agosto de 1991

Vida y Obra de Karadayiäín

Infancia

Martín tuvo una infancia muy difícil, Su padre; Hamparzún Karadayiäín; era un rico empresario cárnico, llegado a Argentina desde Armenia su país de origen, y casado con Paulina Fernández; una joven sevillana emigrada al otro lado del océano en busca de una vida mejor. Hamparzún, tenía una personalidad agresiva, hasta el punto de maltratar física y mentalmente con frecuencia tanto a Martín, su hermana y a su mujer. Esto hizo que Martín desde muy joven, se echase a la calle, con el ánimo de pasar el menor tiempo posible cerca de su malvado padre. Desde muy joven, se le marcó ya su naturaleza emprendedora, hasta el punto de hacerse con un buen puñado de dinero, con el que ayudar a su madre a superar sus problemas económicos su padre era una persona tan rica como tacaña). Limpiabotas, repartidor de periódicos y compras, vendedor de golosinas, y mil y una profesiones más; Karadagián comenzó a hacerse un hueco entre los muchachos de su barrio, como el líder indiscutible y carismático, al que seguir en todas y cada una de las empresas que al joven Martín se le pasaban por la cabeza y llevaba a cabo. Martín tuvo una infancia durísima, marcada por una terrible sombra: La sombra paterna. Su padre; Hamparzún Karadayiäín; era un rico empresario cárnico, llegado a Argentina desde Armenia su país de origen, y casado con Paulina Fernández; una joven sevillana emigrada al otro lado del océano en busca de una vida mejor. Hamparzún, tenía una personalidad agresiva, hasta el punto de maltratar física y mentalmente con frecuencia tanto a Martín, como a su hermana y a su mujer. Esto hizo que Martín desde muy joven, se echase a la calle, con el ánimo de pasar el menor tiempo posible cerca de su malvado padre. Desde muy joven, se le marcó ya su naturaleza emprendedora, hasta el punto de hacerse con un buen puñado de dinero, con el que ayudar a su madre a superar sus problemas económicos su padre Hamparzún era una persona tan rica como tacaña. Limpiabotas, repartidor de periódicos y compras, vendedor de golosinas, y mil y una profesiones más; Karadagián comenzó a hacerse un hueco entre los muchachos de su barrio, como el líder indiscutible y carismático, al que seguir en todas y cada una de las empresas que al joven Martín se le pasaban por la cabeza y llevaba a cabo.

La Historia llama a Martín

Después de pasar los primeros años de su vida en la calle, trató de estudiar, intento estudiar solfeo y violín. Pero estaba claro enseguida se dio cuenta que ese mundo no era para él. Por lo que se dedicó en cuerpo y alma a su segunda afición: La lucha libre. Desde los recién cumplidos 18 años, se dedicó a ir a entrenar al mítico Luna Park, en Buenos Aires, para tratar de hacerse un hueco entre los luchadores de las trupé de lucha libre de la época. Así que Martín, desde los primeros años tuvo que esforzarse como un verdadero titán para sobresalir entre todos los luchadores consagrados de la época. Lo tuvo muy complicado, ya que la fisonomía que tenía, no era precisamente la más adecuada para ser luchador en esos momentos. En esa época, se estilaba la lucha libre totalmente física, basada sobre todo en llaveos de suelo, topes, y golpes poco técnicos. Martín tuvo que abrirse paso entre luchadores mucho más grandes y fuertes que él, ya que era de constitución fuerte, pero de escasa estatura. Eso era uno de los motivos por los que nadie confiaba en su triunfo dentro de la lucha libre. Pero él tenía otras cualidades que hasta el momento muy pocos habían puesto en práctica, aparte de una personalidad arrolladora. Aún con sus limitaciones de tamaño, pronto aprendió a desarrollar un talentos dentro del ring, bien parecido al de los “rudos” mexicanos, pero con la diferencia de además de ser un consumado violador de las reglas, también sabía utilizar la sicología para crear alrededor de él, y a la vista de los espectadores, la primera versión de lo que hoy día conocemos como “heel”.

En los Años 50 Martin Karadagián ya manda.

En los primeros años 50, Martín ya había conseguido hacerse un “hombre fuerte” dentro del mundo de la lucha libre, motivado por el personaje que desarrollaba como púgil. La gente le odiaba, ya que jamás acataba las normas, siempre era marrullero y falto de nobleza con sus contrincantes, pero también se tenía en cuenta su capacidad para hacer comicidad aún desde su posición de “malo”. Jamás vio nada malo en exponer la integridad de su personaje, haciéndose desenvolver dentro de situaciones ridículas. Al contrario; la gente se daba cuenta de que Martín había aparecido para hacer algo grande, creando al personaje más influyente de lo que sería el puente entre el wrestling o lucha libre “a secas”, y el “gimmick wrestling”; y siendo reconocido como “el padre de La ficción deportiva”. Karadagián ya comenzaba a tener mucha mano en los vestuarios, asesorando tanto a empresarios como luchadores, de cómo pensaba que se debían desarrollarse las veladas, y dando a los últimos, ideas de personajes para poder encarnar. Trabajaba duramente la sicología del personaje, cosa que cada vez iba tomando más importancia dentro de la lucha libre. Sus primeras giras fuera de su país, le llevaron por medio mundo. Solía comentar cómo había acabado con la vida de tres luchadores en tres combates diferentes, alardeando de ello. No lo hacía por hacer apología del asesinato, sino para engrandecer la leyenda que ya le envolvía, a base de simplemente “exagerar” tres desafortunadas lesiones de sus oponentes.

El declive en los estadios hace pensar a Martín:

En los años 60, la afluencia a las arenas para ver espectáculos y deportes, cayó en picado en general en ese momento Karadagián comprendió que era el momento de tratar desarrollarse en otro medio que tal vez pudiera hacer sobrevivir a la lucha libre: la televisión. Sabía que tenía que contactar con Alberto Olmedo “el capitán Piluso”, que era el luchador más querido de la época. Olmedo no pudo decir que no a nada de lo que Martín le propusiera. Sobre todo por dos motivos: Uno era que Alberto sabía perfectamente que ante él, tenía a un auténtico Rey Midas, que todo lo que tocaba lo convertía en oro, y el otro motivo era porque a fin de cuentas, si el capitán Piluso iba a llegar al estrellato luchístico absoluto, era porque Martín se había sacado de la manga el personaje, y le había ayudado a pulirlo, y ponerlo a punto para llegar a lo más alto. El plan de Martín era sencillo pero olía a éxito: Pactó un combate contra el capitán Piluso, y ofreció a la cadena de televisión argentina “canal 9”, la posibilidad de hacer la cobertura audiovisual del evento. La gente en pocas fechas acabó con las localidades. Estaban deseando ver al favorito del público (Piluso) contra el malvado luchador (y ya empresario de lucha libre) Martín Karadagián. Así, que el 12 de Noviembre de 1961, llegó a la televisión argentina, el combate más esperado de los últimos años. Piluso ganó el combate con la interferencia de su inseparable amigo “Coquito”. Pero ni mucho menos supuso una derrota para Martín, ya que previamente, ya había conseguido un contrato con la cadena de televisión, para tener un programa dirigido por el mismo durante todo el año siguiente.

El 3 de Marzo de 1962 nace “Titanes en el ring”.

Aquel combate en el Luna Park le permitió a Martín Karadagián plasmar ya en televisión su concepto de la lucha libre. Sobre el tapiz de “Titanes en el ring” combatían luchadores buenos los más queridos por el público contra malo, reconocido por su antideportividad, salido todos de la mente de Martín a partir de la literatura, la historia y la sociedad argentina. La sicología de cada uno de los personajes estaba pulida por su genio creador para que a los espectadores les pareciera lo más real posible, creándolos o eliminándolos según su acogida por el público. El programa estaba enfocado hacia la audiencia infantil, atrayendo de igual modo a familias enteras, que visionaban el programa desde sus televisores los fines de semana. Algunos luchadores fueron cobrando protagonismo, el propio Martín experimentaría un “turn a face” con el tiempo, pasando de ser un vil tramposo a ídolo de los niños. La filosofía que siempre marco el camino de Titanes en el ring fue el entretenimiento constructivo, construyendo un esquema de programa que congrega a toda la familia. La educación, incorporando a su galería de héroes y antihéroes personajes históricos para despertar la curiosidad en los niños. El cuidado del cuerpo, una mente sana en un cuerpo sano, inculcando el amor al deporte guiado por profesionales. En cada lucha se enfrenta el bien y el mal, y en la batalla queda reflejado que quien se desenvuelve correctamente sin transgredir las reglas vence sobre quien toma el camino fácil, ya sea haciendo trampa o desempeñándose deslealmente. Quizás esto hoy suene ridículo, pero Martín estaba convencido que los niños serán los adultos del futuro y merecen creer en que existe una justicia que premia al que hace las cosas correctamente. Sin duda, la fuerte personalidad de Karadagián influía en el programa. Sus compañeros le definían como un padre severo que exigía lo mejor de todos en su trabajo, ya que él ponía todo su interés en que los “Titanes” alcanzaran la fama; la férrea disciplina a la que sometía a su trupé durante entrenamientos y reuniones hacía de “Titanes en el ring” el mayor programa de catch argentino. El formato cautivó a la audiencia por completo y el programa continuó emitiéndose durante siete temporadas consecutivas. Tras un lapso de 3 años de descanso, en 1972 vuelve “Titanes en el ring” con muchísima fuerza y alcanza su época dorada: el merchandising de “Titanes en el ring” incluía camisetas, discos, películas, muñecos y posters, entre otros; las ganancias crecían y la fama de Karadagián aumentaba, convirtiéndole en una leyenda.

Titanes en los años 70

Casi todo el año 1970, Martín permaneció en prisión acusado de amenazas y extorsión a un ingeniero. Eso supuso, que tanto el mismo año 70, como el año 71, el programa de Titanes en el ring estuviera fuera de televisión. Karadagián realizó el ciclo más exitoso, en el canal 13, no solo en rating, sino en la cantidad y variedad de merchandising que vendieron ese año. La despedida del ciclo 1972 fue abrupta, se produjo el domingo 22 de octubre con una transmisión desde el mítico Luna Park con diez luchas memorables Las mismas se pueden ver en pinceladas en el film “Titanes en el ring”. Nadie podía creer que en el medio del éxito, Karadagián parara el programa. El motivo era, que Martín había firmado un contrato millonario con Canal 11. Nuestro héroe comienza a dejarse ver en los diferentes programas de su nueva televisión, publicitando la llegada de “titanes en el ring” y además anunciando grandes sorpresas. Otro gran problema le surgió al Campeón del Mundo. Unos 15 luchadores se le van de la trupé, todos de primer nivel: El Caballero Rojo, La Momia, Pepino el payaso, Ulises el griego, Hippie Hair, Il Bersaglieri, el gitano Ivanoff, Tufi Memet, el vasco Guipúzcoa Que luego sería Mr. Moto, el árbitro Conde Schiaffino, etc. Ellos alegaban que se debía a problemas económicos de sus bajos salarios, y realizaron en Canal 9 "Los Fabulosos Titanes". De los que se fueron, casi todos volvieron en algún momento a la compañía de Martín, quien aún severo como profesional del espectáculo, siempre tenía la puerta abierta para aquellos a quienes realmente consideraba “sus hijos”.

La caída de un auténtico Titán.

Durante estos años aparecieron nuevos personajes como Tufic Memet, El hombre de la barra de hielo, El gran Otto, y el gigante Yeti. La década de los 80 arrancó con novedades, la llegada de Mr. Moto, El ejecutivo y El Pibe 10 fueron intentos de recambio necesario cuando el ciclo comenzaba a decaer. Martín recibiría fuera del ring el mayor revés de su vida. En 1984 una infección en la pierna acaba causándole gangrena debido a su fuerte diabetes, la cual impedía que cicatrizaran sus heridas después de la operación. La pierna le es amputada y Martín tiene que retirarse de la lucha. Además, el interés del público por los “Titanes en el ring” estaba decayendo y el programa fue eliminado en 1988 a pesar de un intento de reciclaje. Aún ante semejantes adversidades, al espíritu idealista de Martín le quedaron fuerzas para darle su impulso a los últimos programas, apareciendo como miembro del jurado. No desistió en su empeño de volver a dar a Titanes en el ring el puesto que se merecía dentro de la elite de la televisión de toda la América hispano parlante. El gran Martín Karadagián murió el 27 de Agosto de 1991 a causa de una insuficiencia cardiaca. A su velatorio asistieron numerosos luchadores que habían combatido a sus órdenes y multitud de admiradores para darle el último adiós a un auténtico Titán de la lucha libre. Martín Karadagián es un icono, un mito en la cultura popular del siglo XX. Su popularidad y leyenda, es equiparable a la de otros argentinos de renombres tales como Maradona, o Carlos Gardel. Era exageradamente exigente con sus luchadores, duro, con un carácter fuerte y autoritario. Todo ello, sólo con un propósito: Dar a los niños y a la familia lo que ellos deseaban. Titanes en el ring, era mucho más que un programa de televisión. Era una factoría de sueños, un punto de encuentro para las grandes gestas modernas. Un ciclón de pasiones, emociones, aventuras, y alegrías.

La herencia de “Titanes en el Ring”.

La obra de Karadagián dejó un grato recuerdo en quienes, siendo jóvenes en los 60 y 70, llegaron a ver “Titanes en el Ring”. En el año 1997 de la mano de su hija; Paulina Karadagián vuelve a la televisión Argentina, la demanda y el éxito alcanzaron tal dimensión, que "Titanes en el ring” también comenzó a presentarse en clubes y estadios. El 7 de enero del año 2001 “Titanes en el ring” regresa a la televisión, y finaliza en mayo del mismo año por inconvenientes de la productora. Aunque el regreso del programa a televisión fue accidentado, actualmente Paulina Karadagián, hija de Martín, organiza veladas ocasionales con nuevos titanes pero con el mismo espíritu del espectáculo que un día forjó su padre. Paralelamente, el actual programa de televisión argentino “100% Lucha”, dirigido por el titán Rubén “Ancho” Peucelle, está muy influido por “Titanes en el Ring”, buscando llegar a la nueva generación de aficionados que conocen de oídas la existencia de Karadagián y sus luchadores. En Argentina, Uruguay y Chile, surgen en estos últimos años una variada cantidad de programas de Tv que directamente beben sus influencias en Titanes en el Ring; siendo de todos ellos, el programa “100% Lucha” el más sobresaliente en producción y éxito.

Martin Karadagian.

Campeón de campeones, basaba su ataque en los “cortitos” golpes puros de antebrazo o para ir cosechando victoria tras victoria. Martín era el único que tenía posibilidades contra los gigantescos luchadores que le vencían en fuerza y en tamaño. Todo esto era, por su espíritu de sacrificio, su tesón, y su necesidad de demostrar a todo el mundo que Martín era el más grande campeón de Lucha. Realmente, estaba entre los malos que ganaban siempre, pero la gente lo quería, a pesar de que era famoso por los golpes prohibidos. Buscaba el bajo vientre por puro placer, aunque estuviera ganando. Y cuando lo sometían con una Doble Nelson, lloraba y pedía perdón. A veces, cuando le pegaban mucho, perseguía de rodillas a su adversario por el cuadrilátero, con las manos unidas como rezando, pidiendo piedad. Y cuando el otro dudaba, Martín le daba un golpe en el bañador y después una patada en la cabeza o saltaba para caer con las rodillas sobre su espalda. Todos los chicos les han aplicado alguna vez el piquete de ojos a sus hermanitos. Era una toma que inventó Karadagián, que hizo estragos hasta que se inventó la contratoma que era poner la palma de la mano perpendicular entre los ojos.

Capitán Piluso.

Piluso era un personaje que despertaba el cariño de todo el público. Siempre ataviado con su clásica camiseta a rayas horizontales, y su gorro de marinero, el cual hoy día y debido a la popularidad del personaje, es conocido como “gorro Piluso”. Siempre iba acompañado por Coquito, quien en más de una ocasión le sacó las castañas del fuego, dándole a Piluso la victoria. La gente no tenía en cuenta las “ayudas” de Coquito a Piluso, ya que este divertido tándem, era muy conocido por los niños, que seguían las aventuras de ambos desde hacía años, en los diferentes programas de televisión en que ambos participaban.

Fuentes