Mary Poppins (película)

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Mary Poppins
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Musical. Infantil. Fantástico. Comedia | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
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Estreno1964
GuiónBill Walsh & Don DaGradi (Historia: P.L. Travers)
DirectorRobert Edward Stevenson
Dirección de FotografíaEdward Colman
ProductoraWalt Disney
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Mary Poppins. Célebre musical producido por Walt Disney basado en la serie literaria creada por Helen Lyndon Goff. El film dirigido por Robert Edward Stevenson ganó cinco Oscar entre ellos el de mejor actriz que fue a parar a toda una novata para el cine llamada Julie Andrews, y se convirtió en un clásico instantáneo que ha encandilado a varias generaciones de espectadores.

Sinopsis

Reinado de Eduardo VII 1901-1910. La vida de una familia inglesa formada por un padre banquero, una madre sufragista y dos niños rebeldes -que pretenden llamar la atención de sus padres haciendo la vida imposible a todas las niñeras-, se verá alterada con la llegada de Mary Poppins, una extravagante institutriz que baja de las nubes empleando su paraguas como paracaídas. Debut y Oscar para Julie Andrews en este clásico del cine familiar que en su día batió récords de taquilla. Una niñera mágica y canciones pegadizas que harán las delicias de los niños de la casa.

Reparto

Premios

1964: 5 Oscars: actriz (Andrews), canción, BSO, montaje, efectos visuales. 13 nominaciones

Críticas

Son recuerdos de chico

Sería incapaz de calcular cuantas veces vi Mary Poppins cuando era un niño.

Aquellos veranos en casa de mis abuelos, donde la única forma de que el crío se quedara quieto era enchufarle "la película de la señora esa que vuela".

Cuando vuelvo a ver Mary Poppins la recuerdo tal y como la veía en aquellos años. Con rayas blancas a causa de la cinta VHS mil veces rebobinada. Con el aperitivo de pan frito con chorizo y las manos llenas de grasa por culpa de atender embobado a la televisión, a pesar de que sabía perfectamente lo que iba a pasar.

Flipaba con el maletín de Mary Poppins, con las carreras de caballos de tiovivo, con el deshollinador. Pase frustrantes tardes enteras en mi cuarto chasqueando los dedos para ver si los juguetes volvían a su lugar de origen ellos solos (con el tiempo aprendería que las películas no son reales, muy a mi pesar).

Mary me enseño de la importancia de reír, de imaginar, de hacer lo que uno cree hasta las últimas consecuencias.

Quizás vista a los ojos de un adulto la moralina de la historia sea insufrible. Pero para un mocoso inquieto de seis años Mary Poppins representa su fantasía predilecta. Un lugar donde cualquier cosa es posible.

Un lugar para soñar.

A ver si va a ser que soy un cursi

Erase una vez un banquero que lejos de lucir una triunfal sonrisa parece arrastrar una eterna amargura. Está casado con una dama contestataria que antes que arrodillarse a ponerle las zapatillas cuando entra por la puerta prefiere escaparse a defender causas perdidas. El amargado banquero tiene dos hijos que ante semejante familia desestructurada necesitan una niñera que los lleve al parque a volar cometas. Resulta que la niñera es una especie de bruja con ideas cercanas al comunismo radical que tiene un novio hippie y vagabundo que vive en la calle tocando un tambor o pintando en las aceras. La niñera, el vagabundo y los niños, aburridos del mundo real toman juntos L.S.D y viajan a universos paralelos donde hay pingüinos camareros y lisérgicas cazas del zorro. Entremedias conocemos a pintorescos personajes como un viejo marinero que celebra cada nueva hora del día disparando una bola de cañón o un tipo que toma té con gotas de peyote mientras se parte de risa en el techo de su habitación. También sale un pirata con una pata de palo que se llama Smith (aunque desconocemos el nombre de la otra pata) y una mendiga muy viejecita que da de comer a las palomas y que será pieza clave en la conspiración urdida por la niñera para quebrar el banco de Inglaterra. Todos se lo pasan realmente bien (menos el banquero) haciendo cosas extrañas y antisistema y cantan canciones muy acordes a su estado de ánimo que parecen escritas por Grateful Dead, montando en una ocasión una fiesta nocturna en una azotea luciendo sus mejores galas, es decir, todos llenos de porquería y poniéndose a bailar saltando entre chimeneas logrando el único baile de la historia del cine al que merece la pena prestar atención.

Prácticamente perfecta en todo

Es muy probable que el hecho de encontrarme en la interminable lista de niños que han crecido con Mary Poppins hace que la considere de una manera mayor a la acertada. Pero además del hecho de que sea un film pluscuamperfecto para el público más inocente, el que se trate de un antes y un después en el cine clásico con esa banda sonora, ese sentimiento y esa gran fuerza que posee, hace que "Mary Poppins" sea una de las mejores películas jamás llevadas a las pantallas.

Podría ahora mismo poner aquí cientos de puntos, uno tras otro, explicando los motivos por los que sé que el considerar a "Mary Poppins" una película perfecta (o "prácticamente perfecta en todo", nadie se autodefinió tan bien con tan pocas palabras), pero no sólo muchos los catalogarían todos como algo obvio, sino que además sería repetir lo que otras tantas veces se ha dicho: Una banda sonora y canciones sublimes que aún hoy perduran y que han llegado a tocar corazones; unas interpretaciones que se pasan del sobresaliente; una historia tan tierna como emocionante; un etcétera demasiado largo...

Se trata de una película mágica, mágica de lo absurda que llega a ser a veces... Podemos encontrarnos desde el hecho de recoger tu habitación con el simple movimiento de chasquear tus dedos, pasando por meternos dentro de un cuadro pintado en la acera con personajes animados, hasta bailar llenos de hollín en los tejados de la ciudad "al compás" con los alegres deshollinadores. Quizá a veces sus momentos divertidos resulten más bien simplemente agradables (bueno, pongamos MUY agradables).

Imposible olvidar la imagen de mí viéndola con mi hermana tan de peques una y otra vez... Imaginándome a veces que también podría recoger mi habitación chasqueando los dedos y lamentándome porque en mi casa no había chimenea por la que poder subir. No se puede olvidar esa época de inocencia cantando las canciones de Mary Poppins, con la que otros niños y yo aprendimos tantos valores y disfrutamos tanto. Que una película consiga algo así, no es algo que se pueda pasar así como así. Pensaba yo que "supercalifragilisticoespialidoso" estaba en el diccionario. Incluso me entraba mono de dejar de tener pesetas para pasar a tener peniques.

¿Cursi? Diría "tal vez sea cursi"... Pero ¿"Mary Poppins" es cursi? ¿Por qué? ¿Por sus canciones y escenas infantiles? ¿Por la gente bailando en mitad de la calle porque sí? ¿Una película tan cinematográficamente perfecta destinada principalmente al público infantil y que llega a gustar sobremanera a tantos adultos, por su clara actitud pueril, alegre y risueña, se la debe empotrar de una forma tan explícitamente soez el vulgar, seco y simple término de "cursi"? Seamos sensatos, y algunos un poquito autónomos, que ese vox pópuli no tiene por qué convencernos a todos. Simplemente, no ocultéis la huella que deja Mary, vaya lástima.

Magia para un niño

Aunque la película data del 1964, recuerdo que en España la repusieron en cine sobre el 1984, año arriba, año abajo. Yo, que por aquel entonces era una dulce criaturita, fui a verla a las salas Multicines de Cádiz (desaparecida hace incontables años). Me pareció una película espectacular, mágica, fascinante... Esa mezcla de dibujos animados y actores de carne y hueso. Esa niñera, que te hacia desear tener una para ti, las canciones, el argumento... en fin; me llenó por completo.

Yo le recomendaría a los padres, que se la pusiesen a los hijos, si puede ser, en tiempos navideños; porque aunque para un adulto es una tremenda tontería, para los ojos de un niño es lo más... Aunque los tiempos cambian; un niño prefiere ver a un Pokemon dándole una paliza a otro. Una pena.

La señorita del paraguas

Cuando cambian los vientos y en algún lugar hay niños a quienes les son reprimidas la imaginación, la fantasía y la expansión natural de la infancia, una esbelta silueta con paraguas y sombrero sobrevuela los tejados con disimulo, se posa elegantemente frente a la puerta de los pequeños que reivindican su derecho a ser niños, y hace lo imposible (y no mejor dicho) para repartir felicidad tanto en sus corazoncitos como en los más recios y echados a perder de los adultos que conviven con ellos.

Mary Poppins se cuela en el hogar en cuestión como un torbellino que lo pone todo patas arriba y cuida de sus pupilos sin perder jamás sus excelentes modales, porque ella es una señorita de esmerada educación que, con su voz dulce, su bolso sin fondo y su llave de la puerta de cualquier mundo imaginario, trae bosques floridos, parques de atracciones, seres de cuento, juguetes que se ordenan por sí mismos con sólo chasquear los dedos, amigos con mil profesiones y habilidades, y una explosión de colores, música y aventuras sin fin. Ella educa con la píldora dulce del cariño y de la empatía con las cabecitas infantiles, ofreciéndoles lo que todo niño desea: el camino hacia la luna.

Con la peculiaridad de que, con Mary Poppins, ese camino es de verdad.

Julie Andrews se lanzaba para siempre al estrellato al aportar su magnética y dulce persona, y sus dotes de canto, para interpretar uno de los personajes más míticos del cine infantil, al tiempo que contribuía al encumbramiento de uno de los musicales más creativos que ha dado la industria del séptimo arte.

Canciones y escenas inolvidables para apartar las caras largas y recordar que todos somos, o hemos sido, niños.

Fuentes

  • Artículo Mary Poppins. Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 26 de febrero del 2013.
  • Artículo Mary Poppins. Disponible en: www.loqueyotediga.net, visitado el 26 de febrero del 2013.
  • Artículo Mary Poppins. Disponible en: www.eluniversal.com.mx, visitado el 26 de febrero del 2013.