Mateo Aleman

Mateo Aleman
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Nacimiento28 de Septiembre de 1547.
Sevilla, España.
Fallecimiento1615
México
OcupaciónEscritor español.

Mateo Aleman. Descendiente de judíos conversos, estudió en Sevilla, Salamanca y Alcalá de Henares. Llevó una vida llena de dificultades y estuvo preso por deudas en la misma cárcel donde Cervantes escribió El Quijote, aproximadamente en las mismas fechas. En 1607 partió para Nueva España.

Síntesis biográfica

Nació en Sevilla, en cuya iglesia colegial de San Salvador fue bautizado el 28 de septiembre de 1547, muere en México alrededor del año 1615. Con su Guzmán de Alfarache, el género picaresco alcanza su formulación definitiva.

Sus padres fueron Hernando Alemán, de origen converso que desde 1557 ocupaba el cargo de médico-cirujano de la Cárcel Real de Sevilla, y su segunda esposa, Juana de Enero, hija de un comerciante de ascendencia florentina. Parece ser que empezó a estudiar humanidades en el estudio de Juan de Mal Lara. Lo que sí es seguro es que se graduó de bachiller en Artes y Teología en 1564 en la universidad llamada Maese Rodrigo.

Emprendió después los estudios de medicina en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, pero la muerte de su padre, acaecida en 1567, pudo obligarle a abandonarlos sin llegar a conseguir el grado de licenciado. En otoño de 1568, vuelto ya a Sevilla, él y su madre recibieron un préstamo del capitán Alonso Hernández de Ayala a condición de que Mateo se casase con doña Catalina de Espinosa si no devolvía el dinero en el plazo establecido. Alemán intentó aplazar el compromiso, pero antes las amenazas de encarcelamiento tuvo que casarse con doña Catalina, matrimonio que acabó años más tarde en separación.

Desempeñó varios oficios: fue recaudador del subsidio de Sevilla y su arzobispado; en Madrid, fue nombrado contador de resultas en la Contaduría Mayor de Cuentas. Desde 1573 residió en Sevilla, donde tenía negocios de diversa índole, según se desprende de varios documentos: en uno, vende una esclava morisca; en otro, negocia la compra de una capilla para la cofradía de los Nazarenos. Fue encarcelado por deudas en 1580, y pasó en la cárcel de Sevilla dos años y medio. Practicó la información requerida para viajar a las Indias, pero el proyectado viaje nunca tuvo lugar.

En 1586 se hallaba en Madrid, desempeñando varios oficios. En 1593 viajó a Almadén como juez visitador para inspeccionar las famosas minas de mercurio que la Corona había arrendado a los Fúcares. En estos años de estancia en la Corte empezó a desarrollar su labor literaria: hizo traducciones de varias odas de Horacio, redactó el prólogo para los Proverbios morales de Alonso de Barros, impresos en Madrid en 1598, y escribió la primera parte del Guzmán de Alfarache, terminada a fines de 1597, pero cuya primera edición vio la luz en 1599, obra que conoció un éxito inmediato.

En 1601 volvió a Sevilla, donde vivió lleno de deudas, por las que de nuevo fue encarcelado en 1602. De esta prisión lo sacó su pariente Juan Bautista del Rosso. Este mismo año de 1602 se publicó en Valencia una segunda parte apócrifa del Guzmán de Alfarache, escrita por Mateo Luján de Sayavedra, pseudónimo del abogado valenciano Juan Martí. A la salida de la cárcel reanudó su actividad literaria y en 1604 publicó en Sevilla la primera edición de su Vida de san Antonio de Padua, y ese mismo año, en Lisboa, su segunda parte del Guzmán de Alfarache.

En 1608 consiguió permiso para viajar a México, donde entró al servicio del arzobispo fray García Guerra. En 1609 publicó su Ortografía castellana. En 1613 escribió un libro de gran interés para su biografía, Sucesos de don fray García Guerra, arzobispo de Méjico, a cuyo cargo estuvo el gobierno de Nueva España, en el cual figura una "Oración fúnebre" en memoria del prelado. A partir de aquí carecemos de noticias acerca de su vida, aunque suponemos que debió morir poco después de publicado este último libro.

Su obra

La crítica ha destacado como principal característica de la visión del mundo alemaniana el pesimismo. Este rasgo ha sido considerado por algunos como consecuencia de su condición de converso, y por otros como resultado de su azarosa vida; sin embargo, podría considerarse también como la actitud propia de un moralista cristiano, a la que habría que asimilar algunas de las principales ideas vertidas en sus obras: igualdad de todos los hombres, valoración de la virtud propia y de la dignidad por encima de grupos o castas. El pesimismo se basa en su visión de un mundo hostil, movido por la violencia.

La obra maestra por la que se le conoce es el Guzmán de Alfarache, novela que publicó en dos partes: la primera en Madrid en 1599 y, debido a su enorme éxito, una segunda en Lisboa en 1604, con el subtítulo de Atalaya de la vida humana. Como es propio de este género, la narración es autobiográfica, aunque sorprende la doble dimensión del personaje: pícaro y pecador arrepentido.

Dentro del relato principal, cuajado de digresiones y ejemplos que extrae de autores antiguos y modernos, sacros o profanos, se insertan novelas cortas: el Ozmín y Daraja (que es una de las contadas muestras de la novela morisca), Dorido y Clorinia o la historia de Bonifacio y Dorotea; estos relatos breves suponen un descanso respecto de la acción primaria. El Guzmán es la novela picaresca que contribuyó a la fijación del género en España e incrementó la fama del pícaro como personaje por toda Europa. Alemán prometió una tercera parte que nunca publicó.

Fuentes