Medicina interna

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La medicina interna. es una especialidad médica que se dedica a la atención integral del adulto enfermo, sobre todo a los problemas clínicos de la mayoría de los pacientes que se encuentran ingresados en un hospital. El médico que ejerce la especialidad se llama médico internista.

Origen de la Medicina Interna
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Fecha:1880
País(es) involucrado(s)
Alemania


Origen de la Medicina Interna

Se puede afirmar que la medicina individual moderna comienza en el siglo XX. Sin embargo, durante muchos años sólo se concebía la práctica clínica total: la medicina general. El médico debía saber de todo. Además, la mayoría de las veces solamente acompañaba de manera humanitaria a sus pacientes lo que siempre ha sido muy valorado por los enfermos y sus familiares, pues las terapéuticas realmente eficaces eran muy escasas. Es decir, no se reconocían las que actualmente se denominan como especialidades médicas, que fueron surgiendo por doquier a posteriori, necesaria o casualmente, basadas en diferentes criterios: por órganos, aparatos y sistemas, edades, sexos, enfermedades o tecnologías.

Con el desarrollo de la medicina hospitalaria, muy ligada a las clínicas universitarias, comenzó a perfilarse, en las postrimerías del siglo XIX, una nueva orientación en la medicina general, más ligada a las ciencias básicas biomédicas y a la experimentación, la cual recibió el nombre de medicina interna. El internista ha sido considerado, desde entonces, el clínico por excelencia , el ejemplo vivo del médico en cualquier época histórica. Dentro de este campo quedaron excluidas las enfermedades quirúrgicas, las obstétricas y las pediátricas, que, asimismo, constituyeron otras especialidades. Estas, junto a la medicina interna han sido consideradas, desde esa época, como especialidades básicas.

La denominación de medicina interna parece que tuvo su origen en Alemania, en 1880. En ese año, Strumpell escribió el primer tratado de enfermedades internas y 2 años más tarde, en Weisbaden, se celebró el I Congreso de Medicina Interna. Se quería indicar un campo de la práctica médica en el cual los conceptos se basaban en el nuevo conocimiento que emergía en fisiología, bacteriología y patología, así como la exclusión de los métodos quirúrgicos en la terapéutica empleada.

Este nuevo campo, también llevaba la connotación de una formación académica y un entrenamiento, así como estos médicos podían hacer de consultantes de otros especialistas. A finales del siglo XIX se inició, de manera rápida, el desgajamiento de la clínica, con la aparición de nuevas especialidades médicas, tanto en Europa como en Norteamérica. En ese tumulto quizás atrasada en el tiempo en relación con las primeras, pues inicialmente no se concebía que pudiera constituir una especialidad, al ser su campo tan vasto ¡nace la Medicina Interna! .

La medicina interna en Cuba. El pasado presente

La medicina interna denominación reconocida en nuestro medio desde 1956 tuvo también como progenitora, en Cuba, a la medicina clínica general y ha alcanzado su plenitud después del período revolucionario. Se oficializa y se crean las vías para obtener el grado de especialista, se le incorporan crecientes recursos humanos, se estimula la superación científica de sus miembros, se favorece el desarrollo de las investigaciones, se caloriza la participación activa de los representantes de la especialidad en decisiones de interés para la misma y, en fin, se permite al internista cumplir con la naturaleza humanista de la profesión.

Después de 1959, se reorganizó la enseñanza de la clínica y de la medicina interna en el país, con la introducción, en el pregrado, de las asignaturas de Propedéutica Clínica y Medicina Interna y de una rotación básica en el internado.

Una de las primeras residencias que se organizó fue la de Medicina Interna. Los internistas han desempeñado una importantísima función en el desarrollo ulterior de nuestro Sistema Nacional de Salud. La historia de los servicios médicos en el país ha marcado la ruta del desarrollo de la medicina interna, que ha sido depositaria del método clínico como arma fundamental que se hereda del pasado y se ha apoyado en los instrumentos más tradicionales, pues los nuevos medios auxiliares de producción la tecnología han pasado, de manera general, a manos de las especialidades.

La medicina interna en Cuba. Etapa actual

En los países, como Cuba, donde los internistas y el internismo se han mantenido contra viento y marea, la medicina interna no ha abandonado la primera línea del combate asistencial docente cotidiano y los que la práctican han estado sometidos, durante las 4 décadas pasadas, al peso de una excesiva presión y responsabilidad, donde sobresale el trabajo abnegado de los colegas en los cuerpos de guardia y en las salas de los hospitales, la asistencia a un altísimo porcentaje de pacientes ingresados en las unidades de cuidados progresivos (intensivos e intermedios) y la labor de atención ambulatoria en diferentes niveles y modelos. Si ello da una idea de la magnitud de su tarea asistencial, es importante comprender también su trascendencia cualitativa. Metodológicamente, los internistas también han encabezado la atención integral del adulto.

Pero la medicina interna ha tenido y tiene, además, como ninguna otra especialidad, una extraordinaria responsabilidad de futuro con sus acciones fundamentales en la formación de nuevas generaciones de médicos. No sólo con los problemas relacionados con la educación científico-técnica, sino en la formación laboral, moral, patriótica, es decir, integral, de los futuros profesionales de la salud.

Por tanto, se puede afirmar que la labor docente desarrollada por los internistas durante 40 años en Cuba, ha sido la piedra angular de la formación de más de 60 000 médicos y miles de especialistas en este período.

Se estima que dada la amplia base formativa que la medicina interna posibilita, y que en nuestro país se enriqueció con una vinculación activa a la comunidad a través de la Atención Primaria de Salud y al mismo tiempo del desarrollo de los cuidados intensivos desde los años 70, los internistas cubanos han profesado una ciencia sociobiológica, cuyo objeto es el hombre adulto, individual y colectivamente, sano y enfermo.

Más de 3 000 profesionales constituyen hoy el ejército de especialistas de medicina interna en Cuba, distribuidos en todos los niveles de atención. Actualmente se desempeñan en el país varios tipos de internistas. Cada uno ha desarrollado características peculiares, en los diferentes aspectos asistenciales, docentes, de investigación y administrativos, a partir de la base ancha de la medicina interna. Entre ellos se puede identificar: los que se dedican a la atención primaria, a los cuidados intensivos, a la geriatría, a la infectología, a la dirección de los servicios de salud, a subespecialidades clínicas, así como los internistas generales, donde se incluyen un puñado de los clásicos e incluso, los académicos.

No se puede olvidar que el marco actual de la práctica clínica está influido por nuevos factores importantes, que se iniciaron en los países más desarrollados, pero que hoy también afectan a Cuba. Entre ellos, se encuentran:

  • El notable desarrollo tecnológico alcanzado, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.
  • El proceso de globalización, que ha incluido la salud.
  • La sanidad como mercancía y mercado.
  • Las relaciones entre los servicios de salud y la sociedad del bienestar.
  • Los efectos sanitarios de factores extrasanitarios.
  • Los cambios en la prevalencia y el curso clínico de viejas y de nuevas enfermedades.

Se debe derribar las barreras que se han opuesto y se oponen aún en estos días a un proceso claro de conceptualización de la clínica y de la medicina interna, como ciencia y como práctica, que satisfaga las expectativas de una comunidad cada vez más conocedora y más crítica. Entre ellas, esta:

  • Poco conocimiento y difusión entre los médicos y en la sociedad, de la historia, en el mundo y en cada país, de la clínica y de la medicina, de sus debates y de sus dilemas.
  • Multitud de profesores en las universidades médicas, pero pocos maestros.
  • Formación cultural insuficiente de educadores y educandos.
  • Pobre prestigio y recompensa social de la actividad teórica.
  • Alejamiento progresivo de las facultades de medicina del resto de las facultades universitarias, en especial de las humanidades.
  • Predominio del paradigma biomédico en la práctica.
  • Excesiva confianza en la tecnología avanzada de los últimos decenios.
  • Exagerada preocupación por la práctica cotidiana, compleja e impredecible, pero poco reflexiva y, con frecuencia, dirigida por normas y orientaciones superiores.
  • Proliferación acelerada del especialismo y de las especialidades médica con mayor énfasis en el pensamiento analítico, y no desarrollo paralelo del generalismo con insuficiente profundización y reconocimiento de la síntesis.

Razones para preservar la medicina interna en el futuro

  • La medicina interna ha servido de alguna manera como la conciencia de la profesión médica.
  • Los internistas son capaces de cubrir un amplio espectro asistencial, desde la atención primaria hasta la terciaria.
  • El internista se puede convertir en el árbitro y el negociador entre el paciente y los restantes especialistas.
  • De todas las especialidades, la medicina interna es la que ha estado más sometida a mayores cambios durante su historia y es la que se ha adaptado mejor.

La Medicina Interna del siglo XXI

Se estima que entre las claves de la necesaria revolución de la clínica que la medicina interna y los internistas, desde adentro, deben sostener están las siguientes:

  • Una clínica con raíces en las personas y para las personas.
  • Una clínica en y desde el cambio.
  • Una clínica para la solución de los problemas de los pacientes desde los potenciales de la salud.
  • Una clínica compartida como quehacer, integradora e integrándose a todas las posibilidades de los saberes.
  • Una clínica que sirva al objetivo práctico de controlar los daños y riesgos y, además, de potenciar los factores protectores individuales y comunitarios.
  • Una clínica que permita mediar entre las complejidades de los diferentes niveles macro (sociales, institucionales, grupales) y micro (hasta molecular, genético).
  • Una clínica que evite la tentación del reduccionismo cuantitativo sin desconocer y evaluar con rigor las evidencias, tendiendo hacia enfoques holísticos que incorporen lo cualitativo en el análisis de los problemas.
  • Una clínica que tenga en cuenta las preocupaciones actuales de la ciencia: globalidad, caos, indeterminación, imprevisibilidad, cambio, sistemas dinámicos.
  • Una clínica que trate de disminuir la incertidumbre del médico frente a un problema de salud individual dado y refutar, hasta donde sea posible, la hipótesis planteada como diagnóstico presuntivo.
  • Una clínica que tenga en cuenta que es más importante saber quién es la persona que tiene determinada enfermedad, que cuál enfermedad tiene determinada persona.

Por tanto, se considera que la medicina interna está llamada, hoy en día, a desarrollar teórica y prácticamente la clínica y a hacer que se mantenga viva por siempre, como su más extraordinaria contribución a la medicina del futuro. Para ello, hace falta que los internistas del presente y del mañana se adapten dinámicamente a los cambios, definiendo lo que debe perdurar para que lo demás pueda cambiar, sin perder los principios básicos de la clínica. Diferenciar claramente entre lo que es ciencia y lo que es técnica. </div

Véase también

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