Klemens von Metternich

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Klemens von Metternich
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Político y diplomático austríaco
1.º primer ministro del Imperio austríaco
25 de mayo de 1821 - 13 de marzo de 1848
Datos Personales
NombreMetternich, Klemens Wenzel Lothar von;
Metternich, Clemente Wenceslao Lotario de
Nacimiento15 de mayo de 1773
ciudad de Coblenza,
región de Renania,
en la actual Alemania Bandera de Alemania
Fallecimiento11 de junio de 1859 (86 años)
ciudad de Viena,
Austria Bandera de Austria
Educaciónuniversitaria
Ocupaciónpolítico y diplomático
CónyugeEleanor Kaunitz

Klemens von Metternich (Coblenza, 15 de mayo de 1773 - Viena, 11 de junio de 1859) fue un político y diplomático austríaco.

Sirvió durante veintisiete años como ministro de Asuntos Exteriores del Imperio austríaco, además de ejercer en simultáneo como canciller desde 1821, momento en que se creó el cargo, hasta la venida de las Revoluciones de 1848. Fue archienemigo de Napoleón I.

En alemán, su nombre era Klemens Wenzel Lothar von Metternich, 1.º conde y (más tarde) príncipe de Metternich-Winneburg.

Síntesis biográfica

Nació en una familia aristocrática. Cursó estudios en las universidades de Estrasburgo y Maguncia. Su familia escapó a Viena huyendo de los ejércitos revolucionarios franceses en 1794.

En Viena contrajo matrimonio con la condesa Eleanor Kaunitz.

Su cosmopolitismo aristocrático y su mentalidad reaccionaria le llevaron a ponerse al servicio de los Habsburgo cuando la expansión de la Francia revolucionaria amenazó directamente los intereses materiales de su familia en Alemania occidental. Estuvo al servicio de la Casa de Habsburgo como delegado de Austria en el Congreso de Rastadt (1797) y posteriormente fue embajador en Sajonia (1801), Prusia (1803) y París a petición de Napoleón (1806).

Acciones diplomáticas

Desde 1794 desempeñó misiones diplomáticas en las que demostró una gran astucia y habilidad (en Gran Bretaña, Sajonia, Prusia y Francia). Las sucesivas derrotas de Austria frente a la Francia napoleónica le llevaron hasta el poder como ministro de Asuntos Exteriores en 1809.

En 1809 fue ministro de Asuntos Exteriores y canciller tras las derrotas infligidas a Austria por el ejército francés. Tras la campaña napoleónica en Rusia, en 1812, realizó gestiones para formar una nueva coalición europea, que dos años después derrotaría al emperador francés. En el Congreso de Viena (1814-1815), se fijaron las nuevas fronteras de Europa tras la caída de Napoleón, Metternich evitó los planes de Rusia, que quiso anexionarse Polonia, y a los de Prusia que deseaba incorporar Sajonia a su territorio.

Desde entonces puso en marcha su concepción conservadora del equilibrio europeo, destinada a impedir la aparición de una potencia hegemónica mediante el reparto del continente en esferas de influencia entre las grandes potencias del momento. No aspiraba, por tanto, al aplastamiento de Francia en represalia por sus pretensiones hegemónicas, sino a contenerla en las fronteras de 1792 y contrapesarla con el reforzamiento de las restantes monarquías europeas. Sin embargo, dado el poderío militar demostrado por Francia, aceptó llegar a un entendimiento con ella, simbolizado por el matrimonio entre Napoleón y la hija del emperador austríaco Francisco I, María Luisa (1810); e incluso aprobó la colaboración de Austria con Francia en la campaña contra Rusia (1812).

Por entonces negociaba también en secreto con el zar, buscando mediante un manejo sutil de la diplomacia el momento oportuno para afirmar al Imperio austríaco frente a la triple amenaza que representaban para sus intereses las ambiciones de Francia, de Prusia y de Rusia; de hecho, hizo que Austria permaneciera al margen de la coalición antifrancesa de 1813, pretendiendo actuar como mediador entre los dos bandos y ofreciendo un compromiso que dejara a la emperatriz María Luisa como regente de Francia.

Fue la intransigencia de Napoleón ―que desconfiaba con razón de las intenciones de Metternich― la que le decidió a comprometer a Austria en la gran alianza final que derrotó a Francia en 1814 y que restauró en el Trono a los Borbones. Fue en ese momento (1813) cuando el emperador le hizo príncipe (hasta entonces era sólo conde de Metternich).

Congreso de Viena

Desbaratadas las aspiraciones de hegemonía continental de Francia, Metternich se consagró a la obra diplomática de su vida, presidir el Congreso de Viena (1815), que reordenó el mapa de Europa sobre los principios de legitimidad dinástica y equilibrio internacional. Para lo primero contó sobre todo con el apoyo del tradicionalismo de Prusia y Rusia; para contener las veleidades de ambas y lograr un verdadero equilibrio, se apoyó en Gran Bretaña (representada por Castlereagh), interesada en anular a todas las potencias continentales mediante la mutua contraposición de sus fuerzas. Ese sentido tuvo la situación en las fronteras de Francia de una cadena de Estados-tapón reforzados, como el nuevo Reino de los Países Bajos, el de Piamonte-Cerdeña y una Prusia ampliada territorialmente hacia el oeste.

Metternich se negó a la reconstrucción del Sacro Imperio Romano Germánico, sustituyéndolo en Europa Central por una débil Confederación Germánica controlada por Austria. A Italia la convirtió de hecho en un protectorado de Austria, la cual se anexionó la Lombardía y el Véneto y ejerció una influencia decisiva sobre la política del resto de la península.

Creó una confederación de estados alemanes, la denominada Confederación Germánica, presidida por Austria, aunque no pudo establecer un acuerdo similar en Italia. Bajo su mandato como canciller austríaco (1809-1848) mantuvo la situación política y territorial en Alemania e Italia, y fue el político más importante de Europa hasta que quedó apartado del poder tras la revolución de 1848.

Decadencia de sus ideas

En los años siguientes, ese orden se vería amenazado por estallidos revolucionarios de inspiración liberal o nacionalista, que sacudieron a Europa en 1820, 1830 y 1848. Metternich se esforzó por reprimir ambos tipos de movimientos, ajenos a su mentalidad de Antiguo Régimen, razón por la que empezó a ser visto como guardián del viejo orden absolutista, incapaz de asimilar los cambios que traía el mundo moderno. Empleó con habilidad la Santa Alianza ideada por el zar Alejandro I, que le sirvió para actuar contra las revoluciones de Nápoles, España y Piamonte. Pero su sistema empezó a debilitarse con la independencia de Grecia (1827) y de Bélgica (1830), así como el destronamiento de los Borbones en Francia (1830). Nunca consiguió que el emperador ―ni Francisco I, ni su sucesor desde 1835, Fernando I― le concediera una influencia decisiva en los asuntos políticos internos, por lo que no encontraron eco sus aspiraciones de dotar a Austria de una constitución federal con estructuras propias de un Estado moderno.

Fin de la teoría del equilibrio

El estallido de la Revolución de 1848 en Italia, en Alemania y dentro del propio Imperio austríaco, puso en entredicho todo el orden inspirado por Metternich. Él mismo cayó del poder y hubo de exiliarse, al tiempo que Fernando I se veía obligado a abdicar. Regresó a Austria en 1851, pero el nuevo emperador, Francisco José I, no le llamó a participar en el gobierno, mientras la ascensión del poder de Prusia en Alemania y del Segundo Imperio en Francia anunciaban el fin definitivo del equilibrio diseñado en 1815.

Cargo

Fue el 1.º primer ministro del Imperio austríaco entre el 25 de mayo de 1821 y el 13 de marzo de 1848.

Fallecimiento

Falleció el 11 de junio de 1859 en Viena (Austria).

Fuentes

  • «Clemente de Metternich», artículo publicado en el sitio web Busca Biografías.
  • Berglar, Peter (1979): Metternich, conductor de Europa Madrid: Ediciones Rialp, 1979. ISBN 84-321-1984-9.