Migración


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Concepto:Es el desplazamiento de población (humana o animal) que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las especies animales migratorias.

Migración . Es el desplazamiento de población (humana o animal) que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las especies animales migratorias. De acuerdo con lo anterior existirán dos tipos de migraciones: migraciones humanas y animales. Las migraciones de seres humanos se estudian tanto por la Demografía como por la Geografía de la Población, y las de especies de animales se estudian en el campo de la Zoología, de la Biogeografía y en el de la Ecología.

Reseña histórica

La historia de la humanidad ha sido la historia de grandes migraciones, cada movimiento migratorio ha provocado que el ser humano se haya desplazado desde sus lugares de origen. Este proceso de migración constante era la condición natural de vida de las sociedades tribales originarias. La migración desde África hacia Asia y luego el resto del mundo se inició hace unos 70 000 años y bien podemos decir que aún está en marcha.

Al hablar de migración es por ello conveniente recordar los periodos históricos que precedieron al actual. Sólo desde el contexto histórico y considerando las variables económicas y sociales, podremos comprender los motivos por los que emigran, personas procedentes de todos los continentes y que llegan a los países de destino con la expectativa de permanecer por un tiempo o, tal vez, de construir una vida en ellos.

La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa de la población, tanto espontáneos como forzados.

  • En la prehistoria se inició la expansión de la humanidad, alcanzando casi todas las regiones habitables.
  • En la antigüedad, Grecia, Cartago y Roma organizaban flujos emigratorios como método para establecer las colonias necesarias para expandir el comercio de la metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia.
  • La Edad Media duró un milenio en Europa y fue testigo de tres procesos migratorios masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la formación del Imperio bizantino, el cual vino a ser sustituido, ya en la Edad Moderna, por el Imperio turco (u otomano).
  • A partir del descubrimiento de América, millones de personas emigraron a los nuevos territorios. Estados Unidos es el mejor ejemplo de un territorio poblado por sucesivas olas de inmigración.
  • En el siglo XIX, con la Revolución Industrial, ya iniciada en el siglo anterior en Europa, se inició una época de extraordinario crecimiento del colonialismo con el fin de obtener, por parte de los países europeos en proceso de industrialización, las materias primas que necesitaban para esa industrialización.
  • En el siglo XX (continuado en el presente siglo), un extraordinario desarrollo de los medios de comunicación y transporte (automóviles, ferrocarriles, aviones, barcos, etc.) han hecho posible las migraciones masivas de personas en una escala global nunca antes vista. Se trata de migraciones de tipo socio-económico, estimuladas por un proceso de desigualdad creciente entre los países desarrollados y subdesarrollados y acentuados, en especial en este último caso, por malos y hasta pésimos gobiernos.

Hechos relevantes

  • La revolución neolítica de hace unos 9 000 años, y que consistió básicamente en el desarrollo de la agricultura intensiva bajo riesgo, trajo consigo un desplazamiento enorme de la población en los continentes africano, asiático primero, europeo y americano después, en el que millones de personas abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios. El proceso de esta primera revolución ocurrida en la historia de la humanidad está bien explicado en varias obras de V. Gordon Childe (especialmente en Los orígenes de la civilización).
  • La formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental (Mesopotamia, Egipto, [[Persia], Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar, tanto libremente como por la fuerza, nuevas tierras. El poblamiento y expansión de los cartagineses y romanos en el Mediterráneo occidental estuvo acompañado por una etapa de guerras (Las guerras púnicas) que cambiaron por completo el mapa político de esta zona del sur de Europa y norte de África. El caso de los colonos romanos que se establecieron en la antigua Dacia (actual Rumanía) puede servir también de ejemplo de estos desplazamientos.
  • El periodo de las grandes migraciones sirvió para que muchos pueblos indoeuropeos se establecieran a ambos lados de los antiguos limes (límites) del Imperio romano.
  • El feudalismo tuvo un efecto dual en cuanto se refiere a las migraciones de población: por una parte fijó a los campesinos al suelo, es decir, a la tierra y aldeas de los distintos feudos. Por la otra, aunque redujo el comercio, aumentó enormemente las guerras de conquista entre los feudos existentes, lo cual dio origen a verdaderas invasiones y desplazamientos masivos de la población, que fueron creciendo con el aumento y transformación de algunos feudos en los estados nacionales a fines de la Edad Media lo que, a su vez, determinó la decadencia definitiva del sistema feudal.
  • En la Baja Edad Media se desarrollaron las redes de las ciudades estado, como la Liga Hanseática en el noroeste europeo y las ciudades surgidas a ambos lados de los pasos a través de los Alpes y en las ciudades del norte de Italia, con el predominio de Venecia, que llegó a ser la mayor ciudad del mundo gracias al desarrollo del comercio. Estas ciudades crecieron enormemente por el desarrollo del comercio y dieron lugar a grandes desplazamientos o migraciones entre el mundo rural y dichas ciudades, así como el surgimiento de otras aldeas transformadas en burgos dedicados a la manufactura artesanal que alimentaba ese comercio.
  • Los comienzos de la Edad Moderna marcan el inicio de los viajes de descubrimiento, la formación de Imperios de ultramar, la colonización de otros continentes y países por parte, principalmente, de los países europeos. El desarrollo de la navegación dio lugar a unos desplazamientos masivos de millones de personas que, al mismo tiempo que dieron origen a una verdadera despoblación en muchos países europeos, sirvieron para fundar y poblar muchos países nuevos, sobre todo en América, a través de un proceso que puede considerarse, al mismo tiempo, como una invasión y hasta genocidio (especialmente en los primeros tiempos) pero también como la fundación y desarrollo de un nuevo mundo con una mayor calidad de vida: Muchos de los desarrollos técnicos iniciados en Europa pasaron rápidamente al continente americano (uso del caballo, puentes, acueductos, caminos, molinos, plantas de cultivo, fraguas y forjas catalanas (como la que se construyó en la Misión de San Juan Capistrano), etc. La ocupación progresiva de la América del Norte por parte de los españoles, franceses e ingleses (en este orden) se hizo más intensa con el descubrimiento de oro y plata en el Oeste del territorio en 1848, pero esta ocupación, sobre todo en el siglo XIX, tuvo caracteres muy distintos a la expansión colonial en Hispanoamérica durante la época colonial.
  • El desarrollo de la Revolución Industrial dio origen al mayor proceso migratorio de toda la historia que no ha terminado aún, sino que está tomando nuevas formas: el llamado éxodo rural, que involucró a miles de millones de campesinos en todo el mundo que fueron dando origen, a su vez, al crecimiento descontrolado y excesivo de ciudades enormes.
  • La Gran Emigración europea (1800-1950). Relacionado con el éxodo rural desde comienzos del siglo XIX y durante casi un siglo y medio, millones de europeos pobres emigraron principalmente hacia los continentes de América y Australia.
  • A partir de 1950 en adelante se ha venido desarrollando un proceso emigratorio de dimensiones incalculables en los países del Tercer Mundo, especialmente en los más poblados. También relacionado con el éxodo rural, que en el Tercer Mundo comenzó después que en Europa, millones de personas de los países no desarrollados iniciaron un proceso de migraciones hacia Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia, principalmente. La dimensión interna de esta gran emigración siempre ha sido mucho mayor que la internacional, lo que está avalado por el hecho notorio de que las grandes ciudades más pobladas del mundo actual han surgido, precisamente, en países del Tercer Mundo (Shanghái, Bombai, México).

Teorías migratorias

Tipos de teorías

Las migraciones han sido analizadas desde el punto de vista de distintas disciplinas académicas, existiendo hoy un conjunto de teorías altamente especializadas sobre las mismas. Lamentablemente, esta especialización no siempre ha ido en provecho del diálogo interdisciplinario y una visión más holística del proceso migratorio. En particular, los enfoques económicos, con su aplicación de modelos fuertemente sofisticados y formalizados matemáticamente, han tendido a crear un campo de estudios prácticamente separado del resto de las otras disciplinas.

A pesar de esta diversificación y especialización se pueden establecer ciertos parámetros para agrupar los distintos enfoques en uso. Una forma simple de clasificar estos enfoques es atendiendo al énfasis que se pone en distintos aspectos de los fenómenos migratorios. Así, por ejemplo, hay enfoques que acentúan los así llamados “factores de expulsión” (push factors en la terminología académica) que empujan a los migrantes a dejar sus respectivas regiones o países (guerras, dificultades económicas, persecuciones religiosas, desastres medioambientales, etc.). Por otra parte, están los enfoques que acentúan los “factores de atracción” (pull factors) que llaman a los migrantes hacia determinadas regiones o países (mejores salarios, democracia, paz, acceso a la tierra y condiciones favorables de vida en general).

Otra forma de agrupar los diversos enfoques, que aquí se seguirá, es prestando atención al nivel del análisis ofrecido. Así por ejemplo, tenemos análisis que enfocan prioritariamente los aspectos agregados o estructurales (niveles comparativos de desarrollo, estándares de vida, condiciones demográficas, grandes cambios socioculturales, las tecnologías de la comunicación y el transporte, etc.) y que por ello pueden ser llamadas explicaciones o enfoque “macro”. Estas fueron las primeras teorías sobre el fenómeno migratorio y su fuerza explicativa es notable a un nivel general. Sin embargo, la decisión de migrar ni involucra a todos los que se ven afectados por los mismos factores macro ni se puede deducir de manera axiomática de ciertas disparidades estructurales. Por ello que otros enfoques han tratado de entender la decisión misma de migrar a un nivel individual o del entorno humano que directamente la influencia. Estamos por ello frente a enfoques que pueden ser llamados “micro” u orientados a entender el por qué de la decisión particular de migrar. Sin embargo, durante las últimas décadas se ha venido poniendo mayor interés en el nivel intermedio, o mediador entre las condiciones estructurales y las decisiones individuales, que por ello podemos llamar perspectiva “meso”. Se trata de entender fundamentalmente las redes sociales y las organizaciones e instituciones concretas que posibilitan la migración. Las redes o cadenas migratorias han sido, en especial, un foco de gran interés dentro de esta perspectiva meso. También las organizaciones de carácter criminal han sido estudiadas a este nivel.

A continuación se darán ejemplos de estos tres tipos de enfoques, macro, micro y medio, tratando de esta manera de entender los aportes que cada uno de ellos hace, a su manera, a la comprensión de las migraciones.

Enfoques migratorios a nivel macro

Enfoque demográfico

El enfoque demográfico es característico de este nivel de análisis, poniendo el acento sobre las disparidades en cuanto al desarrollo poblacional entre diversas regiones y países. Esta es, sin duda, la base de todo análisis serio de los fenómenos migratorios que alcanza una importancia cuantitativa ya que nos da una visión general sobre la existencia de un potencial o de una demanda migratoria. Esto se relaciona, en general, con la fase en que diversas zonas del mundo se encuentran en la así llamada “transición demográfica”, es decir, en los cambios en la relación entre la tasa de natalidad y de mortalidad que explican la gran expansión demográfica de los últimos dos siglos. En este sentido, las sociedades europeas han entrado en una fase pos transición demográfica, en que esta tiende incluso a revertirse en el sentido de que la tasa de mortalidad supera a la de natalidad, generando por ello un decrecimiento poblacional. El contraste más palpable con esta situación la encontramos en el continente africano, donde el diferencial entre natalidad y mortalidad es, a pesar de las altas tasas de mortalidad, muy grande, dando origen a un extraordinario incremento poblacional. Así por ejemplo, entre 2010 y 2050 la Comisión de Naciones Unidas para la Población pronostica una caída en la población en edad activa (15 a 64 años) europea de un 20 % (de 500 a 398 millones) mientras que la africana más que se duplicaría (de 581 a 1310 millones). Estas diferencias tan evidentes le dan de por sí una posición mucho más competitiva en su mercado de trabajo a la población en edad activa que se encuentra en Europa respecto de aquella que se encuentra en África. Esto debe, por supuesto, combinarse con la disposición de recursos naturales y el nivel de desarrollo alcanzado para poder calibrar con mayor exactitud el significado de las disparidades demográficas existentes.

Enfoque sociológico

Un enfoque sociológico a nivel macro es aquel que acostumbra llamarse “paradigma de la modernización”, que asocia las migraciones con procesos de cambio socioculturales que predisponen a aumentar la movilidad humana. Se pasaría así de una situación de mayor sedentariedad y fuerte adscripción al entorno local, propio de una “sociedad tradicional”, a una situación propia de una “sociedad moderna”. Estos cambios potenciarían primero las migraciones internas y, en particular, el proceso de urbanización, para luego pasar a una fase de migraciones de más largo alcance incluyendo las internacionales.

Enfoque económico

A nivel económico, la economía ortodoxa o “economía neoclásica” ha acentuado las diversas dotaciones de factores productivos (recursos naturales, trabajo, capital, etc.) en diversas áreas y países, lo que da una retribución económica diferente al uso de esos factores. Los primeros análisis neoclásicos aplicados a las migraciones fueron realizados por Ernest-George Ravenstein a fines del siglo XIX, que han dado origen a las así llamadas “leyes de Ravenstein”. Ravenstein publicó las "Leyes de Migración" (The Laws of Migration), en las cuales el factor económico juega un papel importante porque el deseo de los seres humanos consiste en mejorar las condiciones materiales de vida; por tal motivo, existe una tendencia de migrar hacia áreas más d desarrolladas, tomando en consideración la ubicación geográfica de los migrantes. Economistas como Michael Todaro y George Borjas han desarrollado posteriormente este enfoque de manera amplia. En el caso de las migraciones la abundancia de fuerza de trabajo en relación a otros factores productivos potenciaría la emigración debido a los bajos salarios de un trabajo superabundante. Por su parte, regiones con, por ejemplo, mucho capital o tierra en relación a la población activa disponible tenderían a generar unos ingresos más altos al trabajo y ser, por ello, atractivos como lugares de inmigración. Este sería el caso típico de Estados Unidos en el siglo XIX, con mucha tierra accesible y poca población, respecto de una Europa con poca tierra en relación a su población. Lo mismo ocurriría hoy entre las regiones más desarrolladas con mucho capital y relativamente pocos trabajadores respecto de muchas áreas menos desarrolladas que muestran la situación inversa. En buenas cuentas, los flujos migratorios, así como otros flujos económicos, tenderían a crear una situación de mayor equilibrio en la dotación y remuneración de los factores productivos a nivel global. Este equilibrio implicaría un mejor uso de los mismos, generando grandes ventajas globales y abriendo oportunidades sustanciales de mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los migrantes en relación a su situación en el país de origen, si bien las mismas pueden parecer desventajosas en comparación con las condiciones imperantes entre los trabajadores y las población de los países de acogida. Esta perspectiva macroeconómica enfatiza también las trabas a la inmigración provenientes de las organizaciones de los trabajadores de los países más desarrollados que verían debilitado su poder de negociación y por ende sus ascensos salariales al aumentar la cantidad de mano de obra ofertada en su mercado de trabajo. Este es un típico ejemplo de lo que se conoce como conflicto entre los “insiders” (grupos que están ya adentro) y los “outsiders” (nuevos grupos que presionan por entrar en un mercado de trabajo más favorable).

Desde un punto de vista dinámico la economía ortodoxa ha elaborado una serie de teorías acerca de las relaciones entre migración, pobreza y desarrollo. Se parte de una relación inversa entre pobreza y migraciones de mediano y, en especial, migraciones internacionales de largo alcance. Este tipo de migraciones son, habitualmente, muy costosas en relación a los recursos disponibles por los sectores más pobres de la población mundial. Esto es lo que se conoce como “trampa de la pobreza” que dificulta o impide que aquellos que más tendrían que ganar migrando no puedan afrontar la inversión que ello supone. Los que normalmente migran no son, según esta perspectiva, los más pobres sino sectores medios o relativamente privilegiados de sociedad en desarrollo. Es por ello que se habla de una “autoselección” social y educacionalmente positiva de los emigrantes respecto del total de la población del país de origen. Esto mismo explica el hecho de que la emigración tienda a crecer, contrariamente a lo que habitualmente se cree, cuando se inicia un proceso exitoso de desarrollo ya que el mismo abre posibilidades para que más y más personas puedan invertir en la migración hacia países donde su “capital humano” sería aún más rentable. Esta emigración viene a su vez a potenciar, por medio de las remesas, el desarrollo del país de origen, generándose así un “círculo virtuoso” entre desarrollo, emigración y más desarrollo. Cuando el nivel de desarrollo del país de emigración lo acerca al del país de inmigración el flujo tiende a ralentizarse para luego detenerse y, finalmente, invertirse, formando aquello que se ha llamado la “U invertida”. Un ejemplo palpable de este proceso es la emigración española hacia el norte de Europa, que fue fuertemente potenciada por el desarrollo económico español de los años 1960 para luego, en los 70, detenerse e invertirse cuando España alcanzó niveles de bienestar que si bien aún eran inferiores a los del norte europeo no compensaban ya los costes de todo tipo que impone la emigración.

El enfoque económico antagónico al recién expuesto lo proponen diversas escuelas de pensamiento neomarxistas, que acentúan la polarización internacional que vendría a empobrecer crecientemente las así llamadas “periferias” del sistema capitalista mundial, forzando a sus poblaciones a emigrar para subsistir creando de esta manera una especie de “Tercer” o “Cuarto Mundo” migrante que se ofrece por bajos salarios y aceptando condiciones de “sobreexplotación” en los mercados de trabajo del mundo desarrollado. Estas perspectivas tienen su origen en la Escuela o Teoría de la Dependencia, popularizada por autores como André Gunder Frank ya en los años 1960, y en la así llamada teoría del sistema-mundo asociada al nombre de Immanuel Wallerstein. De acuerdo a este enfoque estaríamos frente a un círculo vicioso de explotación, empobrecimiento, emigración y mayor empobrecimiento. Esta perspectiva general ha sido complementada por las teorías del “mercado dual” o “segmentado” de trabajo, asociadas a los nombres de Michael Piore, Stephen Castles y Godula Kosak. Para estos autores existen dos tipos de mercados laborales y, de hecho, dos tipos de clases trabajadoras en los países desarrollados: una compuesta fundamentalmente por los autóctonos, que comparten condiciones regulares y aceptables de trabajo, y otra formada por los inmigrantes, en particular aquellos en diversas situaciones de irregularidad, que carecen de condiciones seguras y dignas de trabajo.

Enfoques migratorios a nivel micro

Los enfoques micro surgen de la necesidad de explicar las decisiones reales de los sujetos de las migraciones, es decir, de los migrantes mismos. El punto de partida de estas reflexiones es que realmente existe una decisión migratoria y que no se trata de un hecho meramente forzoso, como sería el tráfico de esclavos o las deportaciones masivas de población. Estas situaciones extremas excluyen por cierto toda decisión del individuo migrante que, de hecho, no es sujeto de la acción de migrar sino víctima u objeto de la decisión de otros. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos existe un momento de voluntariedad y decisión que debe ser explicado, aún bajo condiciones muy penosas. De hecho no todos, ni siquiera la mayoría de una población sometida a persecuciones políticas intensas o a condiciones económicas desventajosas dejan sus países de origen. Lo hacen algunos y no otros que optan, por más dura que sea esa opción, por quedarse y resistir a las condiciones adversas. Esto hace relevante la pregunta por la decisión de migrar en circunstancias muy variadas.

La teoría económica ortodoxa enfoca este tema como si el emigrante fuese un inversor cualquiera, que hace una evaluación de costos y beneficios y elige, de acuerdo a ese cálculo y buscando maximizar sus beneficios, si emigrar o no. Se trata de un cálculo difícil de evaluar en términos exactos ya que implica una serie de incertidumbres y de costos que escasamente se dejan sopesar (dejar a la familia, a los conocidos y a lo conocido, etc.). La decisión “racional” puede, además, ser perfectamente “irracional” en el sentido de que el cálculo puede basarse en informaciones erradas. Todo esto no obsta para considerar al migrante como un “homo oeconomicus” de texto ya que estos fallos de información se pueden dar en el caso de cualquier consumidor o inversor. Según esta aproximación, uno de los factores decisivos de la decisión de emigrar es la rentabilidad potencial del capital humano del migrante en un nuevo mercado de trabajo, a lo que se le contraponen, como costos, su ingreso actual y otras “pérdidas” de la emigración. Esto es lo que vendría a explicar la observación incontrovertible de que, a falta de impedimentos mayores y teniendo los recursos para migrar, los flujos migratorios tiendan a ir de países de menores salarios a aquellos de mayores salarios.

Contrapuesto a este punto de vista explícitamente individualista ha surgido el así llamado paradigma de la nueva economía de la migración. En esta perspectiva se desplaza el foco de atención de la decisión individual a la del grupo humano que forma el entorno original del migrante (su familia nuclear o extendida, sus vecinos, su pueblo, etc.). Al mismo tiempo se pone el acento no sobre la maximización del beneficio sino sobre la minimización de los riesgos, que se logra al desplazar miembros (habitualmente jóvenes) de un grupo a diversos nichos económicos. Se trata, en resumen, de una decisión de migrar que atañe a un individuo pero que ha sido tomada y financiada colectivamente como parte de una estrategia de supervivencia de todo un grupo humano, lo que implica que el migrante lleva consigo y debe responder a una serie de compromisos y lealtades con su grupo de origen. Su conducta debe por ello ser grupal y no individualista, especialmente en cuanto al uso de los beneficios económicos de migración (obligación de enviar remesas) y a los compromisos de largo plazo, como por ejemplo la elección de esposa o esposo o el compromiso de ayudar a nuevos migrantes del mismo grupo de origen. Se forman así tanto cadenas migratorias como fuertes solidaridades transnacionales que condicionan vitalmente la vida del inmigrante.

A pesar de sus evidentes diferencias cabe destacar una similitud básica entre el enfoque micro de la economía ortodoxa y el de la nueva economía de la migración: ambos parten de la existencia de un cálculo racional como fundamento del hecho migratorio. En un caso realizado por un individuo que busca su máximo provecho y en el otro por un grupo que también lo busca.

Frente a estos enfoques “racionalistas” existe el “misterio de los pioneros”, aquellos individuos o pequeños grupos que abren un nuevo horizonte migratorio y a los que luego seguirán muchos otros por motivos muy distintos y, habitualmente, más explicables que los de los pioneros. Estos “aventureros migratorios” son difíciles de encuadrar en una teoría más general, siendo muchas veces los diferentes e incluso los disidentes de una comunidad o sociedad determinada, que la dejan impulsados por una búsqueda incierta de una vida diferente o, a veces, por el simple rechazo social ante sus conductas inconformistas o “socialmente desviadas”. De esta manera partieron, por ejemplo, los primeros disidentes religiosos de Europa hacia Norteamérica. Otras causas igualmente difíciles de encasillar en teorías generales son las del amor, que llevan a una persona a seguir a otra iniciando una migración que tal vez otros sigan por razones muy distintas explicando así, al menor en parte, la extraña geografía de muchos flujos migratorios cuya concentración en ciertos lugares de origen o de llegada parecen ser puramente aleatorios.

Enfoques migratorios a nivel medio

Las perspectivas macro y micro fueron severamente criticadas durante los últimos decenios del siglo pasado ya que olvidaban que entre los factores generales y los más particulares existen una serie de estructuras que hacen posible la migración, abaratando sus costos y, de hecho, canalizándola hacia ciertas zonas, nichos laborales y localidades concretas. Surgió así el análisis de las redes migratorias que parte de la creación de un “capital social migratorio” que se va acrecentando en la medida en que se fortalece la migración. Este capital social incluye desde recursos materiales para posibilitar la partida y la inserción en la nueva sociedad hasta contactos e información de decisiva importancia para el éxito del proyecto migratorio. Se trata de una perspectiva en que el esfuerzo y los elevados costos de los pioneros van formando un capital que hace más accesible la migración para otros, habitualmente con menos recursos o circunstancias menos favorables o afortunadas que las de los pioneros exitosos. Al mismo tiempo, los pioneros se tienden a convertir en líderes del nuevo grupo inmigrante, teniendo en sus manos las claves de la inserción en la sociedad de acogida y buscando sacar ventajas de las mismas. Se forman así cadenas de migrantes que, en sus expresiones más notables, llevan a la formación de los así llamados “enclaves étnicos” de gran vitalidad económica pero que muchas veces generan fuertes relaciones de explotación dentro del grupo respectivo. Clásicos ejemplos de ello se dieron, y se dan todavía, en Estados Unidos, explicando desde la vitalidad empresarial de parte significativa de la comunidad judía establecida allí durante el siglo XIX hasta los “chinatowns” o el pujante enclave cubano de Miami. Estos enclaves han mostrado que, a pesar de sus rasgos de abuso intraétnico, en el largo plazo han sido trampolines del progreso de prácticamente toda la comunidad étnica involucrada, tal como lo muestran los notables progresos económicos de los descendientes de los inmigrantes judíos y chinos que hoy cuentan con niveles de ingreso y educación muy superiores a la media de la población estadounidense de origen anglosajón.

El estudio de las redes migratorias incluye también aquellas que decididamente actúan fuera y en contra de la ley, habitualmente calificadas como mafias donde el así llamado “traffiking” con fines de explotación sexual es una fuente de ingentes ganancias para algunos y de gran sufrimiento para muchos.

También se debe incluir en este enfoque meso el estudio de lo que podríamos llamar la “industria de la migración”, que va desde las empresas de viajes de “bajo costo” especializadas en el transporte de migrantes a empresas que dan créditos para posibilitar la migración o aquellas que posibilitan las comunicaciones o el envío de remesas. Todos estos son elementos esenciales de proyectos migratorios que sin ellos serían extremadamente difíciles y costosos.

Agenda internacional

Se debe enfatizar en la importancia de la intervención temprana de las instituciones nacionales e internacionales, y proponer un enfoque que responda a los problemas y necesidades de salud, educación, seguridad y cohesión social, para enfrentarlas de manera articulada, entre países de origen y destino, las consecuencias derivadas de la migración.

Algunos países han reconocido la necesidad de crear mecanismos especiales que permitan proteger los derechos de grupos de migrantes que, se encuentran en riesgo y en vulnerabilidad, pues suelen pasar desapercibidas por las autoridades o en muchos casos ser re-victimizadas a través de deportaciones o detenciones y otras prácticas utilizadas para los extranjeros adultos pueden no ser apropiadas para menores.

“Las políticas públicas en la materia migratoria y en sus relaciones con la cultura son un parámetro directo de evolución social y, por consiguiente, el debate público sobre esta problemática debiera enfocar buena parte de su esfuerzo a impulsar prácticas estatales cada vez más cercanas a los principios de una sociedad humana con alcance global.”

Por la dinámica del tema, la migración es un tema que es revisado por los diversos organismos internacionales. Entre ellos, se destaca el trabajo de la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Además, se han abierto diversos procesos de diálogo para atender el tema, como el Diálogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo y el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo.

Organización Internacional para las Migraciones

La Organización Internacional para las Migraciones es una organización intergubernamental, fundada en 1951, que se ocupa de la problemática de las migraciones. Con sede en Ginebra, cuenta con oficinas locales en más de 100 países. Se trata de una organización creada por tratado por los Estados soberanos, sin embargo, no depende de las Naciones Unidas. En la actualidad, los Estados miembros son 127 y 18 son observadores, con la adición de 76 organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. La OIM cuenta con una estructura flexible y tiene más de 440 oficinas en más de 100 países.

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, en inglés UNHCR, United Nations High Commissioner for Refugees) es el organismo de las Naciones Unidas encargado de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, y promover soluciones duraderas a su situación, mediante el reasentamiento voluntario en su país de origen o en el de acogida. Tiene su sede en Ginebra, Suiza, y más de 250 oficinas repartidas por todo el mundo.

Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo

El Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo es una iniciativa de los Estados para discutir los aspectos multidimensionales de la migración y el desarrollo. El Foro Mundial surgió en el marco del Diálogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo celebrado en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2006. A la fecha, el Foro Mundial ha tenido cinco reuniones: Bruselas 2007, Manila 2008, Atenas 2009, Puerto Vallarta 2010, Ginebra 2011, Port Louis, Mauricio en 2012. La séptima reunión tuvo lugar en Estocolmo, Suecia en mayo de 2014.

Protección de los NNA en el Derecho Internacional de los Refugiados (DIR)

Principios aplicables a NNA de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967: No hay diferencias entre los niños y los adultos en lo referente al bienestar social y al goce de derechos. Los NNA que buscan asilo, refugiados, desplazados internos, retornados y/o apátridas merecen especial protección por parte de los Estados.

El ACNUR aboga por la adecuada aplicación de la protección complementaria para NNA no acompañados o separados que no cumplan con los criterios de refugiado, pero cuya vida, libertad o integridad corra peligro si es retornado: NNA en riesgo de ser víctimas de la violencia intrafamiliar, sexual y de género, explotación, trabajo forzado, trata de personas, reclutamiento por parte de organizaciones criminales, menores de origen extra continental entre otros.

Bibliografías

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Fuentes