Michel Fokine

(Redirigido desde «Mijail Fokine»)
Mijaíl Mijáilovich Fokin
Información sobre la plantilla
Fokine.jpg
Bailarín y coreógrafo ruso
Nacimiento11 de abril (según el calendario gregoriano)
o 23 de abril (según el calendario juliano) de 1880
San Petersburgo,
Imperio ruso Bandera de Rusia
Fallecimiento22 de agosto de 1942 (62 años) 
ciudad de Nueva York,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
Nacionalidadrusa
Otros nombresMichel Fokine
Ocupaciónbailarín, coreógrafo y docente

Mijaíl Mijáilovich Fokin (Михаи́л Миха́йлович Фо́кин), más conocido por el nombre afrancesado de Michel Fokine (San Petersburgo, 23 de abril [según el calendario juliano] u 11 de abril [según el calendario gregoriano] de 1880 - Nueva York, 22 de agosto de 1942) fue un bailarín, docente y coreógrafo ruso, que revolucionó el ballet clásico. Fue el principal protagonista del éxito en Occidente del ballet ruso.

Síntesis biográfica

Ingresó en 1889 en la Escuela de Ballet del Teatro imperial Marinsky, en la que se graduó en 1898 y, casi inmediatamente, pasó a formar parte de la compañía.

Pronto destacó por su magnífica técnica y expresividad, lo cual le permitió ascender a bailarín solista en 1904 y a profesor de la escuela al año siguiente. Casi de modo simultáneo, Fokin comenzó su carrera como maestro y coreógrafo, con los ballets Sueño de una noche de verano (Mendelssohn, 1902), Acis y Galatea (Kadletz, 1905) y La Viña (Rubinstein, 1906), puestos en escena por sus propios alumnos.

Trayectoria

Entre sus primeros trabajos estaban Chopiniana (1903), La muerte del cisne (Saint-Saëns, 1905),[1] y Le pavillon d'Armide (1907). Fue el principal protagonista del éxito en Occidente del ballet ruso, posiblemente muy influido por la «antitécnica» de Isadora Duncan, aunque su revolucionario estilo no causó mella alguna en el conservador público ruso.

Según él, la única razón de ser de la técnica era servir a la expresión, y la música debe confiarse a compositores verdaderos y no a simples profesionales de la composición; sólo así el ballet alcanzaría una completa unidad de expresión de todos sus elementos. De esta forma, cuando en 1909 Serguéi Diáguilev le invitó a unirse a los Ballets Russes como coreógrafo principal, Fokin aceptó de buen grado, pues por fin podría poner en práctica sus ideas, que rechazaban la mímica convencional y abogaban por la integración de la danza, música, argumento, escenografía y vestuario en una sola unidad.

Para esta compañía creó un importante repertorio con numerosas coreografías. Aunque continuó realizando trabajos esporádicos para el Teatro Marinsky, Fokin no regresó a San Petersburgo hasta 1914, cuando rompió sus relaciones con Diáguilev por haber sido relegado a un segundo plano en beneficio de Vaslav Nijinski, que comenzaba su carrera coreográfica. Permaneció en Rusia hasta 1918, produciendo nuevos ballets: Eros (Chaikovski, 1915), Francesca da Rímini (Chaikovsky, 1915), El aprendiz de brujo (Paul Dukas, 1916), Jota aragonesa (Glinka, 1916) y Ruslan y Ludmila (Glinka, 1917), entre otros.

Se puede citar entre los bailarines a los rusos Anna Pavlova, Vaslav Nijinski y Tamara Karsavina; y entre los diseñadores, a los rusos Leon Bakst y Alexandre Benois. El compositor de origen ruso Ígor Stravinski escribió para Fokin la música de los ballets El pájaro de fuego (1910) y Petrushka (1911); la partitura de Dafnis y Cloe (1912) era del compositor francés Maurice Ravel. Otros ballets creados por él para los Ballets Rusos fueron Sheherazade (1910), El espectro de la rosa (1911) y El gallo de oro (1914). Rompió con Diáguilev en 1914 y regresó a Rusia, donde permaneció hasta 1918.

En 1923, al comienzo de la revolución rusa, se instaló en Nueva York, desde donde viajó a Europa en numerosas ocasiones para remontar algunos de los ballets creados para la compañía de Diáguilev, así como para poner en marcha nuevas coreografías. Poco antes de su muerte, comenzó a montar en Nueva York el ballet cómico Helena de Troya, que terminó de coreografiar David Lichine y fue estrenado en México el 10 de septiembre de 1942. Estuvo casado con Vera Fokina (bailarina del Teatro Marinsky), y el hijo de ambos, Vitale Fokine, fue durante mucho tiempo maestro de ballet en Nueva York. Su concepción del ballet como un todo unitario de danza, música y pintura ha ejercido una gran influencia.

Murió el 22 de agosto de 1942 en Nueva York.

Los principios de Fokine

  • Es preciso crear nuevas formas de movimiento que correspondan al carácter y a las sugestiones de la música, en lugar de adaptarles mecánicamente combinaciones de pasos de la técnica académica.
  • La danza y el gesto carecen de sentido en un ballet, si no se ajustan estrictamente a la expresión de la acción dramática.
  • Los gestos procedentes de la danza clásica tienen razón de ser dentro del ballet moderno cuando así lo requiere el estilo. Las posiciones de las manos no deben sustituir la expresividad que corresponde a todo el cuerpo en su integridad. El cuerpo del bailarín puede tener expresividad desde la cabeza hasta los pies y no debe haber ningún punto muerto o inexpresivo en él.
  • Los grupos o cuerpo de ballet no tienen solamente un papel ornamental. El ballet debe progresar desde la expresión del rostro a la del cuerpo; desde el cuerpo del bailarín individual al del grupo, y de éste a la totalidad de las personas en movimiento en cada escena.
  • La danza debe estar en una situación de igualdad con los demás factores del ballet: música, decorados y vestuario. Estos otros factores no deben imponerse a la danza, ni aquella debe independizarse de ellas, si se quiere hacer un ballet moderno. En él ya no existe más “música de ballet” sino música; no hay tutes ni zapatillas color rosa convencionales, y estrechamente ligados a determinado estilo. En el nuevo ballet hay que inventarlo todo en cada instante, aun cuando las bases de la invención sean establecidas por una tradición centenaria.

Fuentes

  • «Mijaíl Fokine», artículo publicado en el sitio web Nuria Casiopea. Consultado el 10 de diciembre de 2011.
  • «Michel Fokine», artículo publicado en el sitio web Biografías y Vidas. Consultado el 10 de diciembre de 2011.
  • En 1905, la bailarina Anna Pavlova le encargó un ballet para un concierto en el Salón de los Nobles de San Petersburgo. Fokin creó para ella La muerte del cisne (Saint-Saëns, 1905), un solo de dos minutos que se convirtió en el símbolo de la nueva reforma del ballet ruso, tendente a abandonar las fórmulas clásicas de Marius Petipa.