Mitología incaica

Mitología incaica
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La religión incaica era politeísta, dado que el Imperio inca estaba conformado por muchas naciones o etnias donde existía una gran cantidad de dioses andinos.
En la imagen:Representaciones artísticas de esa religión.
Tipo:politeísmo
País(es) con mayor cantidad de fieles:Imperio incaico
Clero:Sacerdotes, sacerdotisas

La mitología incaica fue un sistema de creencias y ritos que iban relacionados a un modo de vida evolucionado desde las épocas preincaicas hasta el Imperio incaico, tenía al Sol como el dios y el alma del imperio.

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Como los antiguos peruanos y bolivianos carecían de escritura, para conocer los mitos y las creencias de los antiguos pobladores solo se dispone de relatos transmitidos por tradición oral, de padres a hijos.

La religión de los incas trataba de estar en armonía con la naturaleza, divinizaban cada aspecto de su medio ambiente.

La mitología incaica fue en un principio sencilla, solo adoraban a Inti (el dios Sol), Pachamama (la diosa Tierra), etc., a los cuales rendían ritos y sacrificios. Algunos dioses eran llamados igual en distintas provincias del Imperio incaico, aunque posteriormente todos estos dioses se unificaron para formar el verdadero panteón incaico de divinidades.

Los incas eran el pueblo étnico sudamericano que a la llegada de los españoles habitaban en la parte oeste de América del Sur, desde el actual Ecuador, Perú, Chile y el norte de Argentina. Estaban sometidos a una monarquía cuya capital era la ciudad de Cuzco.

Relatos y primeros libros

En aquellos pueblos, que constituyeron el Imperio inca, existían unos sabios llamados quipucamayos, que tenían a su cargo los quipus, unos conjuntos de cordeles de distintos colores con diversos nudos. Según el número, la posición y el color de los nudos, los quipus guardaban toda la información sobre las cosechas, la artesanía o las circunstancias de sus pueblos (recordemos que estas culturas no conocieron la escritura). Pero, además, con ellos se podían evocar las simi, ‘palabras de la tradición’. Después de la conquista española, algunos indígenas supervivientes y varios frailes escribieron sobre el pasado de los pueblos incas y sus creencias y leyendas.

Características

La religión de los incas se caracterizó por ser:

  • politeísta (del griego antiguo polys: ‘mucho’, y zeós: ‘dios’): creían en varios dioses.
  • panteísta (del griego pan: ‘todo’, y zeós: ‘dios’): creían que las entidades del mundo natural ―los ríos, las lagunas, la lluvia, el sol, etc.― eran dioses. Había una creencia de que todo es divino. No existe entonces un Dios personal sino que Dios y el universo son la misma cosa. No habría entonces, en esencia, distinción entre Dios y el mundo.
  • heliólatra (del griego helios: ‘Sol’, y latreia: ‘adoración’): en el marco del panteísmo, adoraban principalmente al Sol.

La religión incaica era politeísta, dado que el Tahuantinsuyo (el Imperio incaico) estaba conformado por muchas naciones o etnias donde existía una gran cantidad de dioses andinos. La mayoría de las religiones de los pueblos que constituían el Imperio incaico tenían rasgos comunes, como adoración a la Pachamama (la Tierra) y al dios Viracocha (el creador del mundo) que eran los dioses más populares del imperio, junto al dios Inti (el Sol).

Varios mundos

Los incas creían que en el mundo (pacha) existían tres mundos:

  • Hanan Pacha: el mundo de arriba;
  • Kay Pacha: el mundo de aquí; y
  • Uku Pacha, Urin Pacha o Hurin Pacha: el mundo del subsuelo o mundo de abajo.

También existían otros dos mundos que se desconocía dónde se encontraban:

  • Ñaupa Pacha: mundo antiguo o de los antepasados.
  • Sanka Pacha: mundo del castigo o los condenados.

Principales dioses

Inti (el dios Sol)

De acuerdo con la mitología inca, Inti es el dios Sol. Fue el dios patrón del Imperio incaico. Se desconoce el origen exacto de este mito. La leyenda más común dice que él es hijo de Viracocha (Wirakocha), dios de las varas, y dios creador de la civilización.

El Sol era tan importante en esta religión que Manco Capac, fundador del Imperio incaico, comenzó la edificación de su reino haciéndose llamar el hijo y el instrumento del Sol, y echando en el Cuzco los cimientos del templo destinado al culto de su padre, cuyas riquezas le dieron el nombre de Coricancha (en quechua: Quri Kancha (‘templo dorado’), o Inti Kancha (‘templo del Sol’), conocida como la «casa de oro».

En cada provincia o territorio que era anexado al imperio se edificaba un templo o santuario para rendir culto al Sol. Para el cuidado y la administración de estos templos había un verdadero ejército de sacerdotes.

El templo del Cuzco tenia cuatro mil sacerdotes, presididos por el villac-humu (sumo sacerdote), que era hermano o tío del inca (nombre dado al jefe de la provincia), y cuyas funciones salían vitalicias. De la misma familia salían los jefes del culto y de todos los templos del imperio. Los sacerdotes inferiores y la servidumbre pertenecían a la nobleza subalterna o al pueblo.

Pachamama (diosa Tierra)

La Mama Pacha o Pachamama (‘madre Tierra’, en idioma quechua) es una diosa reverenciada por los indígenas de los Andes. Es una diosa de la fertilidad que preside la siembra y la cosecha.

Ella y el Inti (dios Sol) son las deidades más benevolentes y adoradas en el Imperio incaico.

Viracocha (el dios creador)

Viracocha (cuyo nombre completo era Apu Kon Titi Wiracocha) es el gran dios creador incaico ―y posiblemente también de algunas culturas preincaicas―. Era considerado como el esplendor original, el señor, maestro del mundo, y el primer dios de la cultura de Tiahuanaco.

El origen de los hombres

Con el apoyo de los relatos que reunieron tales autores (como el célebre Garcilaso de la Vega, el Inca) se puede averiguar qué pensaban los antiguos peruanos acerca de la aparición de los primeros seres humanos. Fue el supremo dios Viracocha, identificado a veces con Inti (el Sol), quien, después de haber destruido el mundo con un diluvio, salvó y mantuvo consigo a tres seres humanos (según otros relatos, a cuatro hombres y cuatro mujeres). Entre ellos estaban Manco Capac, que llegó a ser el primer mítico soberano incaico, y Mama Ocllo. Se decía que salieron de una caverna en las cercanías del lago Titicaca, en el Altiplano andino. Aparecieron en un sitio llamado Pacari Tampu, ‘La posada de la aurora’, una especie de abertura creada entre unas cavernas, al igual que en un amanecer se manifestaron los antepasados de los incas. De la principal abertura surgieron Manco Capac y Mama Ocllo; y con ellos vinieron tres hermanos y tres hermanas. Luego, de otras cuevas, asomaron las demás personas que formarían los primeros ayllus, los clanes incas.

El dios Viracocha ordenó a Manco Capac marchar en busca del lugar donde debería establecerse. Para encontrar el sitio elegido, dio a Manco Capac una vara de oro. Con ella debía golpear el suelo; allí donde la vara se hundiera encontraría lo que buscaba. Marchó, así, Manco Capac, y después de un largo recorrido halló al fin el sitio donde la vara de oro se hundió. Ese sitio fue Cuzco. Allí se fundaría la ciudad capital del imperio incaico. Hoy, en Cuzco, se conservan vestigios de la antigua grandeza prehispánica.

Acerca de Viracocha, mucho es lo que puede decirse. Fue, como Quetzalcóatl en el México antiguo, dios supremo y a la vez héroe cultural. Y al igual que ocurrió en México con Hernán Cortés, en Perú, la aparición de Francisco Pizarro se confundió con la llegada de Viracocha. Deidad también muy importante era Pachacamac, muchas veces identificado con Viracocha. Este era concebido, asimismo, como un ser dual, masculino y femenino al mismo tiempo.

Se cuenta también que, en el año 1600, el cronista Francisco de Ávila se encontró con el indígena Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salamaghua cerca de Cuzco. Este le proporcionó poco después un manuscrito con un dibujo en el que se representaba al mundo y, en él, a muchos de los dioses que allí actúan. Viracocha tiene, según el manuscrito, cinco signos, que significan otros tantos atributos: ser maestro, ser riqueza en el universo, actuar sobre el mundo gracias a su siervo o ayudante Tunupa, ser dual y ser círculo creador. Tunupa es quien lleva a cabo la creación. Hay, además, seres malignos que tratan de impedir su actuación y que acuden incluso a Illapa, dios del rayo. Sin embargo, Tunapa logra triunfar sobre el mal, y es así como pacha (el mundo) existe. Dos diosas tenían también estrecha relación con el mundo. Una era Pachamama, la señora del mundo, y la otra, Mamacocha, la señora del mar o de las aguas. Ellas, como aspecto femenino de la divinidad, actúan al lado de Viracocha y Tunapa. El mundo se presenta así como el gran escenario donde están presentes de muchas formas los dioses que crean e influyen en la vida de los seres humanos. Viracocha, con Tunapa, ha creado el mundo y la vida, pero el mal y la muerte no han desaparecido. En el pensamiento de los antiguos peruanos, la conquista española pareció traer consigo el triunfo del mal y la muerte. Las antiguas creencias y los mitos dejaron de ser dados a conocer por los quipucamayos, y de ellos solo se conservan fragmentos en las crónicas de algunos frailes cristianos y de algunos indígenas.

Dioses secundarios

Pachacamac (dios creador)

Pachacamac o Pacha Kamaq (en quechua, ‘creador del mundo’ o ‘rey del mundo’) era el dios adorado en la ciudad de Pachacamac (Perú), y en la costa central del Imperio incaico. Era considerado el dios creador en las culturas Chancay, Lima, Wari.

La diosa Quilla (Luna)

La diosa Quilla o Mama Killa era la diosa Luna, hija del dios Viracocha, y hermana ―y también esposa― del dios Inti (Sol). Mama Quilla engendró a Manco Cápac y Mama Ocllo, los míticos fundadores de todos los seres humanos. Mamakilla era la diosa del matrimonio y del ciclo menstrual, y era considerada una protectora de las mujeres.

Mama Cocha (diosa del agua)

La Mama Kocha o Mama Cocha era la diosa de las aguas, del mar y de las lagunas, protectora de los marineros y los pescadores. Con su esposo Viracocha es madre de Inti (Sol) y Mama Quilla (Luna).

Coyllur (diosa de las estrellas)

La diosa Coyllur es la compañera incansable en el cielo junto a Mama Killa (la Luna). Se tenía la creencia de que las estrellas representaban a los animales y aves de la Tierra que tenían un símil (parecido) en el cielo.

Illapa (dios de los relámpagos)

Illapa era el dios del rayo y del fuego. También recibía el nombre de Libiac. Su colérica figura se identificaba con un guerrero celeste, que al sacudir su onda producía un estallido que ocasionaba fuego, luz y ruido.

Mama Sara (diosa del maíz)

Mama Sara o Saramama era la diosa del maíz (el más importante de los alimentos) era la diosa del maíz y de los alimentos. Las flores son pequeñas réplicas de esta diosa.

Pariacaca (dios de la lluvia y la fertilidad)

Pariacaca era el dios de las lluvias y de la fertilidad, de los pastizales, de las frutas y de los animales salvajes. En la actual provincia de Huarochirí fue el principal dios prehispánico.

Supay (dios de la muerte)

Zupay o Supay es el demonio principal de la mitología incaica. Era a la vez el dios de la muerte y el señor del inframundo. Era la personificación de toda la maldad. Del mismo modo, luego de la conquista de América, la figura de Satanás ―que ocasionaba todos los males de las almas pecadoras― fue identificada con Supay. En consecuencia, en idioma quechua, la palabra Supay en los textos cristianos significa ‘diablo’.

Mitos

Mito incaico de la creación

Cuenta la leyenda, que el dios Viracocha, creó un mundo sin luz y dio vida a unos gigantes que no lo respetaron ni lo obedecieron. Disconforme con el resultado de su creación, Viracocha envió un diluvio que sumergió a la tierra transformándola completamente. Una vez que los gigantes desaparecieron, Viracocha decidió crear hombres pero de un tamaño semejante al suyo.

Para que los hombres pudieran apreciar su obra resolvió iluminar la tierra por medio del sol, la luna y las estrellas. Creo también plantas árboles y animales.

Viracocha hizo aparecer a un enviado suyo, Viracochan, un hombre que imponía respeto, para que instruyera a los hombres sobre la manera de conducirse para vivir en paz y armonía. El les enseñaba como cultivar y cuando cosechar. Las hierbas que podían utilizar como medicina, y los vestidos que debían usar. Les enseñaba con bondad y mucha paciencia.

A pesar de todos los beneficios que las enseñanzas de Virocochan les producía, muchos hombres lo injuriaron y se reían de él porque vestía una túnica andrajosa. Ellos fueron convertidos en piedras. Hubo quienes trataron de escapar de su furia, pero fueron alcanzados por fuego volcánico. Solo allí se dieron cuenta que estaban ante un ser poderoso al que le debían obediencia y respeto.

Viracochan hizo un largo recorrido. Al llegar a un hermoso valle creó a una persona a la que llamó Alcaviza y a ese lugar le dio por nombre Cuzco. Luego exclamó: Después de Alcaviza, llegarán los incas orejones. Mi deseo es que sean respetados.

Este era un anticipo de la llegada a Cuzco de Ayar Manco y Mama Ocllo, fundadores del Imperio incaico

Viracochan tenía muchos nombres: Tumupa, Tarapacá, Viracochan, Pachayachicachan, Bichaycamayoc, Cunacuycamayoc, Pachacan. Todos esos nombres significan: El enviado de Viracocha, su fuente, el predicador, el encargado del presente o el conocedor del tiempo.

Cuando Viracochan llegó cerca del Ecuador, les anticipó a los hombres muchas cosas que habrían de suceder y luego se introdujo en el mar caminando sobre el agua.

Algunas leyendas

La primera creación: Caminaba por las inmensas y desiertas pampas de la meseta Viracocha Pachayachachi (el hacedor de las cosas), después de haber creado el mundo en un primer ensayo como si se tratara de un bosquejo, sin luz, sin sol y sin estrellas. Pero cuando vio que los gigantes eran muchos más grandes que él, dijo: «No es conveniente crear seres de tales dimensiones, ¡me parece mejor que tengan mi propia estatura!». Así creó Viracocha los hombres según sus propias medidas, tal como son hoy en día, pero aquellos vivían en oscuridad.
La maldición: Viracocha ordenó a los hombres vivir en paz y orden, y honrarle. Pero aquellos se entregaron a la mala vida, los excesos y fue así como el dios creador los maldijo, convirtiéndolos en piedras o animales, algunos quedaron sembrados en la tierra, otros fueron absorbidos por las aguas, finalmente arrojó sobre ellos un diluvio en el cual todos perecieron.
La segunda creación: solo tres hombres quedaron con vida, y con el recado de ayudarlo en su nueva creación, luego de pasado el diluvio, el maestro del mundo decidió dotar a la tierra con luz, y fue así como junto con sus tres súbditos ordenó que brillase el sol, la luna y las estrellas y ocuparan su lugar en el vasto firmamento.

Ritos

Las ceremonias y rituales incas eran numerosas y frecuentemente complejos estaban básicamente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en particular con el cultivo y la recolección de la cosecha y con la curación de diversas enfermedades. En las ceremonias más importantes se sacrificaban animales vivos y raramente se exigía la realización de sacrificios humanos como ofrenda a los dioses.

Inti Raymi

El Inti-Raymi es la ‘fiesta del Sol’, y se celebra en el solsticio de invierno.

Los adoradores viajaban hacia el este para encontrarse en su camino con los funcionarios o sacrificadores incas. En las principales cimas entre Cuzco y Huillcanuta, en la ruta hacia la roca de Titicaca, se ofrecian llamas, coca y maíz en la fiesta de bienvenida al joven Sol, procedente de su antiguo lugar de nacimiento.

Citoc Raymi

El Citoc-Raymi es la más pintoresca de las fiestas del Sol, era la de Citoc Raymi incremento gradual del Sol, que se celebraba en junio, dedicándole nueve días al ceremonial.

En los tres días previos al evento se celebraba un riguroso fasto durante los cuales no se podía encender ningún fuego. El cuarto día, el Inca, acompañado por la masa del pueblo, se dirigía desde la gran plaza de Cuzco a aclamar al Sol naciente, al que esperaban en silencio. Cuando aparecía el Sol le saludaban con un alegre tumulto, y en procesión se dirigían al Templo dorado del sol, donde sacrificaban llamas y se encendía un nuevo fuego.

Fuente