Monasterio de María de Meira

Monasterio de María de Meira
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Obra Arquitectónica
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Monasterio de María de Meira
Descripción
Estilo:Borgoñón
Localización:Galicia,Bandera de España España
Uso actual:Iglesia
Datos de su construcción
Inicio:Siglo XII

El Monasterio de Santa María de Meira. No es de los más conocidos de Galicia a pesar de su valor. Fue un cenobio fundado por los condes de Sarria en la quinta década del siglo XII en un territorio virgen, como era preceptivo, cerca de las fuentes del Miño.

Historia

Del año 995 se tienen las primeras noticias de ermitaños instalados en estas tierras de Meira. En esta época se levantó la iglesia de San Salvador de Meira que fue sustituida por el Monasterio de Santa María, cuando se instauró la comunidad cisterciense.

A partir del siglo XII, el Monasterio obtuvo mayor poder, concentrando la vida de la comarca, gracias a las donaciones y privilegios del que fue objeto por parte de la Realeza Gallega.

Su máximo esplendor llegaría en siglo XVII, al unirse a la Congregación de Castilla, con la creación de la Escuela Superior de Filosofía, una de las cinco que en esos momentos exitían en España para la formación de los estudiantes que ingresaban en la Orden del Císter.

Con la invasión napoleónica en siglo XIX, el Monasterio desaparece para convertirse en hospital de sangre. En 1823, los monjes intentan ponerlo en marcha pero, finalmente, se cierra en 1835 por la ley de desmortización de Mendizábal.

Localización

El Monasterio de Santa María de Meira se localiza en el centro de la pequeña villa de Meira, en la provincia de Lugo, justo al lado de donde nace el río Miño. Esta villa está situada al Oeste de la Serra de Meira, que es el elemento vertebrador de este municipio.

El paisaje tranquilo de esta zona, en el reborde de la Terra Chá y de las Sierras Orientales, invitó al asentamiento de comunidades religiosas que hoy están representadas por la iglesia y los restos del monasterio.

El Monasterio

Del antiguo Monasterio de Santa María de Meira, declarado Monumento histórico-artístico en 1931, sólo se conserva el tramo sobre la puerta que da a la nave sur del Claustro de las Procesiones, parte del Claustro renacentista y su iglesia en buen estado.

El Claustro de estilo renacentista (siglo XVI) tiene dos alas restauradas. Destaca el cuerpo central de la fachada, coronada con un frontón recto con el escudo de la Orden, y la gran puerta con arco de medio punto que permite el acceso a un soportal con capiteles de decoración vegetal.

El Monasterio de Santa María de Meira es de gran interés no sólo por su belleza sino también por el servicio que presta al municipio. Parte de las oficinas del Ayuntamiento se encuentran en un ala construida en granito adosada a la iglesia y varias edificaciones del municipio fueron construidas con piedras procedentes del monasterio, donde aún se pueden ver piezas labradas de montantes y dinteles.

La Iglesia

La fundación de la iglesia de Meira, se establece en el Siglo XII, alrededor del año 1143; el rey Alfonso VII dona estas tierras a los Condes de Sarria: Don Álvaro Rodríguez y Doña Sancha Fernández. Estos a su vez, ven la floreciente y rápida expansión de la orden religiosa del Císter por España y Europa, por lo que entregan a esta congregación las tierras donadas por el rey.

El enclave es muy adecuado para los objetivos de estos monjes; un lugar apartado de los núcleos de población, y con buenas condiciones para los trabajos agrícolas e industriales.

Esta orden procede de “Claraval” (Francia), de la cual su promotor y fundador es San Bernardo. De la gran abadía de Claraval, salían filiales con el objetivo de construir conventos y establecer vida religiosa de acuerdo con la orden. La principal premisa es “Ora et labora”, por lo que todas las construcciones son funcionales y sin ornamentación para así evitar la distracción visual y centrarse en el rezo, en la meditación y en el trabajo diario.

En cada joven filial, se enviaban 12 monjes y un abad, que portaban la estructura y características que el convento debía cumplir. La de Meira fue la 43ª filial.

Esta orden destaca por su simplicidad, austeridad y falta de decoración. Seguían la regla de San Benito que rechazaba las pinturas, los adornos, las esculturas, las dimensiones desproporcionadas como en Cluny, y las riquezas y diezmos argumentando que deben abandonar los encantos de este mundo para entregarse a Cristo. La pobreza absoluta ayudaba a enriquecer el espíritu y dedicarse a Dios.

La Iglesia del Monasterio de Santa María de Meira, en un buen estado de conservación, está considerada como uno de los monumentos románicos de la escuela borgoña más interesantes de la zona. Fue construida entre 1185 y 1225, a lo largo de diferentes etapas: la cabecera en 1185; el crucero entre el año 1200 y 1205; y las naves con la fachada central entre los años 1205 y 1225.

La iglesia abacial de Meira es el clásico templo románico cisterciense de gran sobriedad a la par que gran monumentalidad. Posee la traza habitual de la arquitectura cisterciense, aunque en este caso se aprecia un apego mayor a las formas románicas que otras iglesias más evolucionadas. Tal extremo se observa en los abovedamientos de la nave central mediante medio cañón apuntado y las laterales con bóveda de arista.

Exteriormente, su aspecto es de gran horizontalidad, algo que suele ser común en las iglesias cistercienses, debido a la gran longitud del cuerpo de la iglesia y en ocasiones a que los muros suelen estar algo clavados o rehundidos respecto al suelo circundante. Pero al entrar en el templo, esta sensación desaparece, puesto que, aunque en absoluto estos templos tienen la verticalidad de las iglesias románicas de peregrinación, como Compostela o las catedrales góticas, su altura es considerable y su fraccionamiento en tres naves la hace más esbeltas.

Estas naves se separan mediante arcos formeros apuntados que apoyan sobre gruesos pilares prismáticos con tres semicolumnas (que soportan los formeros y los fajones de las naves laterales). Los fajones de la nave central apoyan en columnas de fustes truncados que no llegan hasta el suelo. Alfonso VII de Castilla y León

Caracterización

Caracterizada por la austeridad propia de su estilo, la sobria fachada consta de una portada de arco de medio punto abocinado por cuatro arquivoltas con tres pares de columnas acodilladas que sostienen unos arcos de rica decoración vegetal, y está flanqueada por dos ventanas estrechas y alargadas. En ella se conserva uno de los pocos herrajes románicos existentes en la actualidad.

Encima de la puerta se encuentra un gran rosetón decorado con tres círculos concéntricos en la parte alta. Llama la atención la torre que se encuentra un paso por delante de la iglesia.

Sobre planta de cruz latina se levanta la iglesia con tres largas naves separadas por pilares compuestos. La nave central, de mayor anchura y altura, es de bóveda de cañón y se divide en nueve tramos mediante arcos fajones apoyados en columnas adosadas a los pilares. Por su parte, las naves laterales son de bóveda de arista, soportadas por arcos.

La nave del crucero se cubre con bóveda cuatripartita, apuntada y de nervios. Consta de tres cuerpos en cada brazo separados por un arco, dando lugar a tres capillas; la central sobresale en planta con un tramo recto y otro semicircular, y las laterales de planta rectangular y testero común.

Fuente