Monasterio de San Salvador de Leyre
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Monasterio de San Salvador de Leyre o simplemente Monasterio de Leyre, es uno de los conjuntos monásticos más importantes de España por su relevancia histórica y arquitectónica. Entre los diferentes edificios que componen el conjunto, existen ejemplares del románico muy destacados por pertenecer a un periodo muy temprano del mismo y por su excelente estado de conservación. El monasterio se ubica en el nordeste de la Comunidad Foral de Navarra, cerca del límite con Aragón.
El monasterio tuvo una gran relevancia en la historia de reino de Pamplona-Nájera y posteriormente en el de Navarra, así como en la Reconquista. En él está ubicado el panteón en el que yacen los primeros monarcas del reino de Pamplona.
Leyre fue fundado como un monasterio benedictino, aunque posteriormente pasó a estar en manos de monjes cistercienses. En la actualidad, el conjunto monástico pertenece a la Comunidad Foral de Navarra, que lo ha cedido a sus primitivos moradores, la orden benedictina, para su cuidado y funcionamiento.
Orígenes
A pesar de que hay versiones que dicen que el monasterio de Leyre ya existía antes de la invasión sarracena, el primer documento que hace referencia a él es una donación a su favor y que lleva la fecha de 842. El monasterio fue beneficiario de numerosas donaciones de los monarcas en el transcurso de los años, lo que demuestra su importancia, más aún si tenemos en cuenta que algunos de ellos se hicieron enterrar aquí. En este sentido, el monasterio fue durante un tiempo corte real, cuando la monarquía navarra se refugió aquí debido a la situación bélica con el Islam.
Esplendor
A mediados de del siglo IX Leyre obtuvo de los reyes navarros las reliquias de las santas Nunilo y Alodia, que conservó hasta la desamortización. García Sánchez III el de Nájera impulsó la construcción de una nueva iglesia, que fue consagrada el 1057, cuando su promotor ya había fallecido. Posteriormente, la iglesia sería consagrada de nuevo el 1098. De aquel edificio únicamente queda la cabecera, ya que las naves serían reconstruidas más adelante.
En el siglo XII, hasta un total de 72 monasterios dependían de Leyre.
El monasterio de Leyre estaba bajo la tutela de la sede de Pamplona dado que la figura de abad de Leyre y de obispo de Pamplona coincidían en las mismas personas. En el momento que eso dejó de ser así comenzaron los problemas. El 1100, el papa Pascual II decretó en una bula que Leyre quedaba bajo la jurisdicción del obispo de Pamplona, perdiendo así su valiosa independencia, dictamen que se repetiría en diversas bulas emitidas posteriormente, confirmando siempre esta dependencia.
Decadencia
La nueva situación no fue aceptada de buen grado por la comunidad de Leyre y los pleitos serían continuos y agotadores. Para defender sus intereses, los monjes de Leyre no dudaron en confeccionar documentación falsa, pero finalmente se demostró este hecho y tuvieron que admitir la nueva situación.
El monasterio quedó debilitado y la situación se agravó aún más con la incorporación al Císter. Desde el 1269 el monasterio pasó a depender de la Oliva. Otra vez comenzaron los procesos y enfrentamientos de todo tipo entre cistercienses y benedictinos, las diferencias no acabaron hasta mucho más tarde, el 1307, con el monasterio extremamente debilitado. La iglesia se rehizo en esta época. En adelante la vida del monasterio siguió adelante pero, pese a las obras que se hicieron de un nuevo monasterio entre el 1562 y 1640, nunca recuperó a la antigua vitalidad.
Desamortización
Como los otros centros monásticos del territorio, el monasterio se vio afectado por la guerra de la independencia (1809), los monjes abandonaron el lugar en aquel momento y otra vez el 1820. La desamortización hizo que en 1836 los monjes se viesen otra vez fuera del monasterio y las fincas se pusieran a la venta. Esta expulsión se alargaría más de un siglo, hasta que una nueva comunidad procedente de Silos volvió en ocupar el monasterio a partir de 1954.
La iglesia
El edificio más interesante del conjunto monástico es su iglesia de la que destaca la cabecera románica, lisa. La cripta es una construcción muy característica, con diversas naves separadas por poderosas columnas. La nave de la iglesia es gótica, cisterciense. La portada, conocida como Porta Speciosa, es una obra del siglo XII, con bellas esculturas.
