Monumento a Jacinto Benavente

Monumento a Jacinto Benavente
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Monumento a Jacinto Benavente. Monumento construido por Victorio Macho en 1962, el cual rinde homenaje a Jacinto Benavente, dramaturgo madrileño que recibió el Nobel de Literatura en 1922.Se encuentra situado en el Parque del Retiro Madrid España.

Ubicación

Descripción

Situado en el Parterre específicamente frente a la fuente y el desnivel que permite la subida a un paseo que conduce al Gran Estanque. Se trata de un monumento en bronce que se alza con una columna que sostiene una figura femenina que sujeta con sus manos una careta, de las que utilizaban los actores griegos para dar énfasis a sus caracterizaciones dramáticas.

En el frontal de la columna se encuentra el perfil del dramaturgo y a los lados, las siluetas de “Crispin” y “Raimunda”, personajes de su obra “Los intereses Creados”. Su situación, en el centro del Parterre, es privilegiada, desplazó de este lugar el busto de su padre, que ahora se encuentra a su derecha, adosado a la pared. Anteriormente ocupaba el lugar donde se encuentra este monumento, el grupo escultórico de Daoiz y Velarde, hoy en la Plaza del dos de mayo.

Su creador

Historia

Jacinto Benavente, fue hijo del notable médico pediatra Mariano Benavente, circunstancia que suele relacionarse con el interés que mostró por la infancia en sus obras de teatro para niños. Inició los estudios de derecho en la Universidad Central de Madrid, pero a la muerte de su padre los abandonó para dedicarse a la literatura. Ingresó en la Real Academia de Lengua en 1912, ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados en 1918 y en 1947 asumió, a título honorífico, la presidencia de la Sociedad de Autores de España, en 1924 recibió el título de hijo predilecto de Madrid, concedido por su Ayuntamiento.

En su producción literaria destaca su conocimiento del idioma, introduciendo hábiles críticas sobre el mal uso que de él se hace en los ambientes cotidianos de políticos, periodistas y juristas, con alteraciones de la de la sintaxis y del léxico. En su obra más conocida “Los intereses creados” una simple coma en una sentencia judicial, la transforma de acusatoria a exculpatoria, por su simple transposición. Esta característica en la semántica de sus escritos otorga a este autor uno de los primeros puestos entre los mejores, en la utilización del lenguaje castellano.

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Fuente