Monumento al Inmigrante Árabe

Parque y monumento al Inmigrante Árabe
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Obra Arquitectónica  |  (Parque y conjunto escultórico)
Parque arabe.jpg
Pequeño parque y conjunto escultórico en el “Barrio Árabe” de La Habana.
Descripción
Tipo:Parque y conjunto escultórico
Localización:La Habana Vieja, CubaBandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Parque


El Monumento al Inmigrante Árabe, es un conjunto escultórico situado en un pequeño parque triangular en la confluencia de las famosas calles habaneras Monte, Águila y Maloja, dedicado a rendir homenaje a la inmigración árabe que se asentó en Cuba y especialmente en la zona donde está enclavado el parque, lugar que era identificado como el “Barrio Árabe” de La Habana.

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El parque visto desde la esquina

El complejo escultórico

Este monumento situado entre los barrios de Jesús María y Los Sitios, perpetúa la indestructible amistad entre los pueblos árabes y Cuba, sintiendo a los inmigrantes árabes que se unieron a los cubanos, y cuya huella permanece viva en nuestra nacionalidad cubana.

El parque

El monumento es un canto a la hermandad de árabes y cubanos.

El espacio donde se desarrolló el parque es el triángulo comprendido entre las calles Aguila, Maloja y la Avenida Máximo Gómez (Monte), aprovechando un espacio libre resultante de la demolición de una edificación. Se desarrolla aproximadamente medio metro por encima del nivel de la calle, aumentando el desnivel al bajar por la calle Monte por la pendiente natural que presenta esta concurrida arteria vial.

Su posición le brinda unas visuales privilegiadas desde casi cualquier punto del entorno, fundamentalmente para quién se mueve por la referida calle Monte desde la Fuente de la India y el Parque de la Fraternidad avanzando hacia el Mercado de Cuatro Caminos, un recorrido que significó por muchos años la entrada al barrio árabe en La Habana y sobre todo a un conglomerado de negocios donde se conseguían productos de la más alta calidad a precios muy razonables, distribuidos fundamentalmente a lo largo del eje vial de la calle Monte. Este espacio triangular está delimitado por una reja baja perimetral, muy sencilla, con sus respectivas puertas en cada pasillo. En el parque han quedado integrados algunos árboles que allí crecían y se ha sembrado vegetación ornamental, tal es el caso de algunas palmas y otras plantas decorativas de menor tamaño. Por la calle Maloja la acera se amplía considerablemente para dar cabida a un elemento de transición entre la calle y el monumento, que ayuda a crear cercanía entre el transeúnte y los valores representados en el conjunto, conformando un espacio de transición entre la calle y el parque cerrado al público

El monumento

El conjunto escultórico visto desde la esqina de Monte y Aguila.

La composición del monumento es simple y austera, simbolizando valores que caracterizaron la vida de los inmigrantes árabes en Cuba. Está concebido con una plataforma ligeramente levantada sobre el nivel del terreno, resuelta a partir de dos círculos concéntricos y situada al fondo del espacio disponible en el parque. Desde la misma parten caminos de un metro de ancho aproximadamente, dispuestos desde ese centro y hasta las aceras. El espacio entre ambos círculos, rodeando el área central, al igual que en los caminos o pasillos, se cubrió con losas de barro rectangulares (rasillas)

Sobre esta plataforma central está colocado la escultura, una composición de dos cuerpos humanos estilizados: una pareja en la que se identifican elementos típicos de las vestiduras árabes, en posición de avanzar juntos tomados de la mano, desafiando los avatares de la vida, apreciándose resolución y dinamismo siempre con la mesura y la sabiduría que caracterizaron a este conglomerado de pueblos. A ambos lados del camino o pasillo de acceso que sale desde el vórtice de Aguila y Monte se aprecian unas tarjas apoyadas sobre basamentos muy simples y en las que se leen textos alegóricos a la presencia árabe en Cuba y a la concepción del monumento.

Los árabes en Cuba

En Cuba es posible reconocer la huella y presencia de una importante cantidad de inmigrantes árabes que en la formación de la nacionalidad cubana han dejado la marca de sus influencias y aportes.

Primeros arribos

Los primeros arribos de inmigrantes árabes se produjeron en los siglos XVI y [[Siglo XVII. Se dice que tras el arribo del Almirante Cristóbal Colon a nuestro continente, se incorporaron en sucesivos viajes posteriores muchos árabes que huían de la Santa Inquisición y de la intolerancia religiosa y racial en la península luego de haber perdido su dominio en la metrópoli. Aunque no solo llegaron a nuestras costas de esa manera, pues numerosos esclavos africanos, de los que fueron traídos a la región desde los inicios de la conquista española, procedían de las costas norafricanas, entre ellos moriscos y berberíes, los últimos pertenecientes a un grupo no árabe autóctono de esa zona y practicantes del islamismo; así que ellos también eran portadores de los elementos árabes, esa es la razón por la que a veces notamos con asombro que determinadas palabras árabes aparecen en las letras de sus cantos y se empleen en sus ritos religiosos. Además de las influencias directas de aquellos inmigrantes llegaron a nuestra isla elementos de la cultura árabe con los pobladores de algunas regiones ibéricas con una fuerte presencia árabe y eso es bien visible en la arquitectura mozárabe que tanto se aprecia en algunas edificaciones y patios de estilo andaluz en el casco histórico de la capital y en otras zonas de la Isla.

Siglos XIX y XX

A finales del Siglo XIX y primera mitad del XX llegaron a nuestro país las mayores cantidades de emigrantes árabes, provenientes del Líbano, Palestina, Siria, Libia, Egipto e Iraq. Según datos bastante precisos se calcula que no menos de 40 mil de ellos se agruparon formando varias asociaciones en La Habana, y lo mismo hacían otros grupos en las provincias. Las asociaciones eran de tipo benéfica y recreativa, algunas tenían una finalidad político-religiosa, destacándose la Sociedad Palestina, por ser esta una de las más antiguas, fundada en 1919 en La Habana para agrupar a la colectividad de origen palestino. Esta se caracterizó por ser una de las sociedades árabes de más pujanza en Cuba.

El “Barrio Árabe”

En una específica zona de los barrios de Jesús María y Los Sitios, en el centro de La Habana, fue surgiendo espontáneamente una comunidad cuyas huellas son todavía visibles. Todos ellos poseían diferentes credos religiosos; los había maronitas, cristianos ortodoxos, católicos y musulmanes, chiítas y sunitas. La comunidad árabe se sumó a todas las actividades de la vida nacional, eran muy buenos comerciantes y se destacaban por su cocina también. Ocurrió en ellos a la vez un proceso de transculturación. En fecha tan temprana como el 19 de marzo de 1883, las Actas Capitulares del Ayuntamiento habanero dan fe de la venta ambulatoria de mercancías por inmigrantes de origen árabe. En los libros bautismales de la Parroquia de San Nicolás (hoy San Judas Tadeo y San Nicolás) se constata la residencia en su zona pastoral de las familias Pichara, Botev, Selemon, Gabriel, Jaula, Yaponch..., provenientes en su mayoría del Líbano y algunas pocas de Palestina. No se ha calculado con exactitud el número de cubanos descendientes de árabes, aunque constituyen un índice de su existencia los aproximadamente 600 apellidos presentes en la población cubana, herencia y vigencia de ese importante proceso migratorio.

Inmigrantes árabes que se han destacado

Monumento al Dr. Tomás Tuma (Tomasito), descendiente de libaneses y que vivió en San Miguel del Padrón

Los inmigrantes árabes y sus descendientes pelearon en las contiendas bélicas por la independencia de Cuba desde 1868, y muchos de ellos ofrendaron sus vidas por esta causa. Ejemplos hay muchos, uno de ellos es el caso del comandante Elías Tuma, libanés. Los vecinos del municipio habanero de San Miguel del Padrón, levantaron un monumento a la memoria del doctor Tomás Tuma Iza (Tomasito), un médico consagrado a su labor atendiendo a todo enfermo que lo necesitara, en la época en que la salud pública era precaria y totalmente abandonada por los gobiernos de turno durante la Pseudo república. También en las últimas luchas revolucionarias los árabes empuñaron los fusiles para alcanzar la libertad definitiva e iniciar el camino por las sendas del socialismo, ejemplo notable es el del capitán palestino Antonio Daud. Otras destacadas figuras de la comunidad árabe cubana son el poeta Fayad Jamís, hijo de palestinos; Alfredo Yabur, ex ministro de Justicia, y el filósofo y maestro Gaspar García Galló. Relevante es también la labor del científico, parasitólogo, Pedro Kourí Esmeja, fundador del Instituto de Medicina Tropical, el cual lleva su nombre.

Fuentes